Los cristianos y musulmanes hispanos llevaban algún
tiempo bajo un tratado de paz por lo que el responsable militar de las tropas
cordobesas, el militar Galib, decidió abandonar la península para marchar a
guerrear al norte de África donde los enemigos del califa trataban de
hostigarles.
Cuando el conde de Castilla Garcí Fernández tuvo
conocimiento de esa situación entendió que era la ocasión propicia para atacar
al enemigo pero para guardar las formas y que sus planes no se supieran, al
mismo tiempo mandó a Córdoba a unos diplomáticos con la misión de volver a
negociar las condiciones de la paz que seguían disfrutando en esos momentos y
que de antemano sabía que se rompería.
Fue el 2 de septiembre de este año cuando un
ejército de castellanos, navarros y aragoneses rompió la tregua atacando y
tomando algunas plazas de lo que es ahora el sur de la provincia como Deza, que
fue conquistada. La coalición cristiana intentó tomar Almenar pero fueron
repelidos, pasaron de largo por Medinaceli al considerarla inexpugnable y se
dirigieron a intentar tomar Gormaz pero tampoco lo consiguieron.
Una semana después la noticia de estos ataques
llegó hasta Córdoba donde seguían negociándose las condiciones de una tregua
que ya se había roto. El califa ordenó la expulsión de los diplomáticos que
como se negaron a abandonar su reino fueron encarcelados. También mandó mensaje
a Galib para que regresara de inmediato lo que hizo en tan sólo diez días dando
comienzo un campaña para recuperar lo perdido y asegurar las plazas lo que
originó algunas de las épicas batallas de todo el periodo de la Reconquista como
la de Fash Albaracat, la que dio origen al romance de los
Siete Infantes de Lara, el sitio de Gormaz o la leyenda de Vidas Pascual.
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