sábado, 31 de octubre de 2020

31/10/1980: El reemisor de Santa Ana.

En los años ochenta sólo había en España dos canales de televisión pero el único que se veía en Soria era la de TVE, sin más complementos que no hacían falta al no haber más y que todo el mundo veía casi con devoción, aunque eso era quien podía pues no se veía bien en toda la provincia ni en el ámbito de toda la capital pues en algunas zonas como en el barrio de San Pedro la señal llegaba de forma regular, o prácticamente nada en el de San Lorenzo. Sabíamos que existía la segunda cadena o UHF que emitía sólo por la tarde-noche y que se especializaba en programas de estudio, cultura y sesudos debates como el mítico “La Clave” los viernes por la noche, en el que contertulios (casi siempre eran hombres con corbata que fumaban mucho) veían una película sobre un tema y debatían después sin enfadarse, y aunque el canal en general fuera bastante soporífero, los sorianos queríamos tener la oportunidad de comprobarlo.

En la segunda mitad de octubre de 1980, RTVE (Radio Televisión Española) trasladó a las autoridades provinciales su predisposición y posibilidad técnica para que en Soria se pudiera ver la primera y la segunda cadena además de recibir la señal de Radio Nacional de España en Frecuencia Modulada, pero para eso precisaban construir una gran torre y los correspondientes edificios anexos en un punto elevado y preferentemente en el centro geográfico de la provincia. El lugar elegido -probablemente ni se planteó otro desde el principio- fue el cerro de Santa Ana, una montaña al sudeste de la capital con cumbre a 1.268 metros de altitud desde donde se contempla buena parte de la provincia.

Si dar mucha información al público en general, fue el 31 de octubre de 1980 cuando el proyecto de instalación fue aprobado por la Comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Soria, incluyendo la construcción de una carretera de acceso desde la zona de Cadosa hasta la cumbre.

Las obras comenzaron de inmediato y estuvieron listas dos años después, pocas semanas antes de la inauguración del Mundial de Fútbol España 1982 que para los que saben de ese campo como el que fue técnico de radio Román Lafuente Caloto, supuso un punto de inflexión en el mundo tecnológico de la televisión. Aquellas instalaciones del “repetidor de Santa Ana” nos permitieron ver los dos canales, escuchar radio en FM y abrió la puerta a muchos canales y emisoras de radio, y aunque hoy aquel avance nos parezca una pizca de lo que hoy tenemos a nuestro alcance, para los sorianos más que un paso supuso un salto.

Cerros del Mirón y de Santa Ana hacia 1955.
Imagen en el artículo de Pedro A. Latorre Macarrón: Cámping en el Alto Duero III (Un libro inédito de Antonio Latorre Calvo sobre el río Duero por los años 50). En Revista de Soria nº 93, verano 2016.



viernes, 30 de octubre de 2020

30/10/1850: Primeros paso para el acceso al agua corriente en Soria.

A mediados del siglo XIX el abastecimiento de agua de los vecinos de la ciudad se realizaba prácticamente igual que en la Edad Media: tomándola de algunos manantiales, de pozos que solían tener algunas casas particulares, del propio río o de algunas fuentes que llevaban agua canalizada a través de tuberías subterráneas, alguna desde la Verguilla. El suministro no era suficiente en cantidad ni en calidad y, si escaseaba, era obligatorio caminar más para buscarlo. Ni de lejos gastaría una familia numerosa en una semana los 132 litros de agua que se estima que de media empleó a diario cada español, en 2019.

La hidráulica básica que permitiría abrir un grifo se conocía desde tiempos de Arquímedes pero no existía la tecnología adecuada o era muy cara. Sin embargo las sociedades modernas cada vez eran más consciente de que disponer fácilmente de agua era más que una comodidad, era un factor de desarrollo fundamental, por lo que en este siglo prácticamente todas las poblaciones importantes comenzaron a idear planes y proyectos que permitieran ver ese sueño hecho realidad.

 Soria fue en este año cuando se fecha el primer proyecto conocido para un abastecimiento general de agua a la ciudad. El 20 de octubre el ingeniero Joaquín Núñez de Prado presentó en el Ayuntamiento un informe sobre el abastecimiento de aguas en el que recogía que la mejor solución era la de captar las aguas en el Duero, elevarlas hasta el cerro del Castillo y desde allí repartirlas por la ciudad mediante canalizaciones a varias fuentes repartidas por calles y plazas. De momento el agua corriente a domicilio no lo soñaban ni los más optimistas.

El Ayuntamiento asumió la idea con mucho interés, pero como tantas veces ha ocurrido, el enorme coste económico del proyecto lo hizo inasumible y decidió dedicar sus escasos recursos a parchear lo que había y hacer unas chapuzas que, a la larga, quizá costaron lo que el proyecto inicial. Finalmente y tras cincuenta años de dormir en un cajón, se comenzó a hacer posible a comienzos del siglo XX iniciándose el complicado proceso que ha hecho posible abrir el grifo y beber un vaso de agua. 

¿De verdad crees que el agua es cara?

Elevadora de aguas junto al Soto Playa. 
Dibujo de Aurelio Rioja de Pablo en Recuerdo de Sora IIª época nº 8 (1906).


jueves, 29 de octubre de 2020

29/10/1812: Consecuencias de la Guerra de la Independencia.

Uno de los temas más seguidos y comentados por nuestros seguidores en esta sección es todo lo relacionado con la Guerra de la Independencia, y es que parece que todavía debemos tener una especie de sentimiento atávico marcado en nuestro inconsciente que nos ha marcado durante generaciones sobre este asunto, lo que hace que sigamos mostrando interés hacia ello.

Por activa y por pasiva, hemos referido las consecuencias de la francesada en muchos edificios, en el Castillo y en las murallas de la ciudad. Pero hemos de reconocer que poco, muy poco hemos referido el desarrollo de la Guerra y de sus consecuencias en otras poblaciones importantes, como Almazán, y salvo algún estudio de José Ángel Márquez conocíamos pocas investigaciones específicas. Hoy venimos a corregir es vacío gracias al estudio de uno de los seguidores de esta sección, el catedrático José Luis Gómez Urdáñez, quien junto con José María Espinosa de los Monteros escribieron el trabajo: “Almazán durante la guerra de la Independencia”, y lo pusieron a disposición de todos los usuarios en internet.

En ese trabajo, página 32, los autores recuerdan que la primera medida adoptada por el Ayuntamiento constitucional de Almazán fue la de elaborar un informe sobre los desastres causados durante la Guerra de la Independencia y que este, terminado el 29 de octubre de este 1812, recogía que Almazán había sufrido tres saqueos generales y otros particulares, cuatro incendios y toda clase de vejaciones a los vecinos; se habían “hecho cenizas” 177 casas, no había ganado, pues había sido sacrificado, mientras en numerosas ocasiones el pueblo había sido abandonado en masa. El pueblo, que había llegado a tener 600 vecinos, “de ellos parte opulentos, algunos más de bastantes conveniencias y muy poco en indigencia”, estaba en el momento en la desolación, “la mayor parte en estado de mendicidad”.

Ante esta dramática situación, unos meses después el general Durán, en ejercicio de su cargo de jefe político de la provincia de Soria, avaló las peticiones de los adnamantinos e informó favorablemente a sus superiores sobre la petición de exención de contribuciones y amortización de deudas, y además proponía que en la plaza de la villa “se erija un sencillo monumento que transmita a la posteridad la constancia, fidelidad y patriotismo de dicho pueblo”, y que se le concediera el título de Ciudad.

Vista de Almazán hacia 1916 por Juan Cabré.


miércoles, 28 de octubre de 2020

28/10/1435: La organización política de Soria, cuestión de todos los sorianos.

La organización política de las ciudades castellanas durante la Edad Media resulta muy compleja para tratar de explicarla brevemente, y sin una base previa ni hablar de los muchos matices y diferencias a lo largo del tiempo, cuesta mucho entenderla para una persona con la mentalidad del siglo XXI, pero resumiendo mucho y grosso modo, podríamos decir sin desviarnos mucho que el ejercicio de la política estaba reservada para los poderosos y que, en el caso de Soria, esa oligarquía se agrupaba en los Doce Linajes que eran quienes se repartían el poder y organizaban la sociedad para ellos, pero también para la de los vecinos de Soria y su Tierra que no pertenecían a ella. Si ahora en democracia, la corrupción política es un fenómeno que no nos resulta ajeno, en aquella época y bajo esas circunstancias, lo raro es que no hubiera más.

En la ciudad (a los vecinos de la Tierra nos referiremos otro día) la mayoría de la vecindad estaba formada por todos los que no eran nobles, ni caballeros, ni pertenecían a los Linajes, y estaban obligados a pagar impuestos, por lo que no compartían esa y otras discriminaciones a los que les sometían los nobles, y desde algún momento no determinado se organizaron en una agrupación alternativa a los Linajes llamada el Común de los Pecheros de Hombres Buenos, y que finalmente consiguió introducir un representante en las sesiones del concejo.

Desconocemos el detalle de cuando ocurrió ese cambio pero Máximo Diago Hernando (Estructuras de poder en Soria a fines de la Edad Media, colección Estudios de Historia, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, 1993, página 253) cree posible que en este año se hubiera reconocido al Común el derecho a que su procurador asistiese a las sesiones del Concejo de Soria. Pero quizá no conseguían ejercerlo y recoge una anotación de los representantes del Común, de 28 de octubre, en la que se quejaban de la decisión de los caballeros de no respetar esa orden del rey. Al parecer el Común quería intervenir y participar en la gestión de los bienes del concejo y asegurarse la financiación de su institución pechera.

El palacio de la Audiencia a finales del siglo XX, sede histórica del concejo de Soria.
JCYL AHPSo 1148.


martes, 27 de octubre de 2020

27/10/2008: Repercusiones de las Edades del Hombre en Soria capital.

Cuando se anunció que la capital acogería la siguiente edición de la exposición: Las Edades del Hombre, los sorianos pensamos poco menos que nos había tocado la lotería y que, como pasó con El Burgo, aquel acontecimiento marcaría un antes y un después en la historia de la ciudad, sobre todo en torno al barrio de San Pedro que tan necesitado estaba de tantos servicios. 

Todos nos acordábamos de que aquella exposición en El Burgo once años antes provocó algo más que un lavado de cara de la villa y los ilusos sorianos de la capital pensamos que aquí pasaría lo mismo. Pero, salvo una mano de pintura en las bóvedas de la concatedral, el adecentamiento de los jardines que hay enfrente y la pintura colorista de los cocherones de Gonzalo Ruiz, poco más de bueno pudimos obtener. Eso sí, a cambio obtuvimos un horroroso cerramiento de aluminio rojo y cristal ya sin funcionalidad que oculta la entrada a los claustros y, sobre todo, la pérdida del único museo de arte sacro que desde 1997 había en la capital y que dejó solo a nuestro Numantino.

El domingo 26 de octubre fue el último día que se celebraron misas con normalidad en San Pedro pues desde entonces el culto se trasladó a la capilla de la Milagrosa en el colegio Sagrado Corazón, y al día siguiente, lunes 27 de octubre, un equipo de trabajo de la Fundación de Las Edades del Hombre comenzó a trabajar muy temprano para retirar todo el mobiliario de las naves y capillas o para solucionar algún problema de electricidad, limpieza o pintura, y así comenzar a organizar la exposición que comenzaría unos meses después.

Una de las consecuencias de aquel cierre temporal fue el cierre del Museo de Arte Sacro que había en las dependencias del claustro y que exhibía interesantísimas obras de arte: textiles, pictóricas o escultóricas que, procedentes sobre todo de parroquias del arciprestazgo de Soria, mostraban con orgullo buena parte de los elementos litúrgicos y artísticos que confeccionaron y emplearon nuestros antepasados.

Al parecer, la Junta se comprometió a que cuando se clausurase la exposición acondicionaría aquellas mismas salas para museo y archivo parroquial de Soria pero prácticamente, a la par que terminó la exposición, vino la crisis económica que redujo las inversiones culturales a la mínima expresión y las piezas de aquel museo languidecieron durante años en una húmeda capilla del templo hasta que, afectadas por las malas condiciones de conservación, en su mayor parte se llevaron a los almacenes que tiene el obispado en El Burgo de Osma donde deben continuar esperando que alguien, alguna vez, se acuerde de devolver la vida a aquel proyecto.

¿Volveremos a ver alguna vez el Museo de Arte Sacro de Soria? ¿Alguien retirará el cerramiento de la puerta del claustro? ¿Habrá vida en Marte?

Salida al exterior del templo durante la celebración de la exposición, un espacio inutilizado que oculta la bella portada de acceso. Col. particular.


lunes, 26 de octubre de 2020

26/10/1908: La portada de San Nicolás se monta en San Juan de Rabanera.

A comienzos del siglo XX la iglesia de San Nicolás, en la calle Real de Soria, llevaba unos cuantos años arruinada y eran muchos los que pensaban que aquella birria entorpecía el desarrollo urbano de la ciudad y que habría que quitarla del medio.

Los más optimistas, una vez que reconocieron que su rehabilitación era imposible, comenzaron a dar la lata y pedir que al menos la puerta románica del templo, que era muy valiosa, se desmontara y se trasladara a otro emplazamiento, y eso que algunos, como el gobernador civil Sr. Zapata, pensaban que la portada en cuestión no valía nada, pero permitió el desmonte para volverla a montar en San Pedro, aunque después se pensó que mejor estaría en la fachada de la Mayor, y como no se ponían de acuerdo, surgió la oportunidad de ubicarla a los pies de la iglesia de San Juan de Rabanera donde hasta entonces había un muro liso de sillería. Y allí fue a parar finalmente.

Esta obra, con otros trabajos en el interior del templo, fue posible gracias al mecenazgo del arquitecto Teodoro Ramírez Rojas que dirigió y abonó unos trabajos que se alargaron durante el segundo semestre del año.

Aunque de todas las jornadas de ese periodo podríamos haber elegido cualquiera para comentar este asunto, hemos elegido la fecha de hoy pues recientemente el profesor Juan Antonio Gómez Barrera descubrió en los fondos del archivo del Museo Numantino, una fotografía del fotógrafo José Alfonsetti que tomada tal día como hoy a las 11,40 horas, documenta perfectamente aquellas obras.

¿Queréis más detalles? Consultad el artículo de Juan Antonio Gómez Barrera: "Una foto-postal con mucha Historia" en Heraldo-Diario de Soria 07/09/2018, y si hoy vemos muchos comentarios y “me gusta”, quizá pongamos una fotografía de la iglesia de San Juan de Rabanera antes de llevar esa portada.

Obras de recolocación de la portada de San Nicolás en San Juan de Rabanera el 26/10/1908.
Autor José Alfonsetti, Archivo del Museo Numantino.




domingo, 25 de octubre de 2020

25/10/1999: La iglesia-fortaleza de Valtajeros incoada como BIC.

El BOCYL, de 25 de octubre de 1999, publicó la incoación del expediente para la declaración de Bien de Interés Cultural de la Iglesia parroquial de Nuestra Señora del Collado en Valtajeros, que finalmente fue declarada como tal ocho años después.

La iglesia de Valtajeros es una muestra más del excepcional patrimonio histórico-artístico que tenemos los sorianos, pero éste no es un monumento más. Se trata de un templo dedicado al culto pero integrado también en la categoría de fortaleza pues su aspecto externo con almenas de merlones, con saeteras, gruesos muros, un sencillo adarve y el matacán sobre la puerta de acceso, recuerda más a un castillo que a una iglesia, una excepcionalidad prácticamente única ya que apenas hay construcciones con esa doble finalidad.

Sin embargo algún experto como Ángel Lorenzo Celorrio (“Compendio de los Castillos medievales de la provincia de Soria” Ed. Diputación Provincial de Soria, Colección Temas Sorianos nº 44, Soria, 2.004, página 219) no cree que se trate de una auténtica iglesia fortificada puesto que, a su juicio, los elementos constructivos no son sino una burda imitación de un castillo, posiblemente realizado en época moderna, y ofrece algunas pistas que avalan su postura.

La iglesia consta de una sola nave dividida en cuatro tramos, cubierta por una elevada bóveda apuntada, y ábside semicircular. En el lado de la Epístola se alza una pequeña capilla de menor altura que la nave y se cubre con bóveda gótica de crucería sencilla cuyos nervios reposan sobre ménsulas. Su única puerta, en el muro sur, se enmarca en dos arquivoltas de medio punto.

Gaya Nuño aventura la construcción del templo fortaleza a finales del XII, época en que Valtajeros constituía un importante punto estratégico en las hostilidades de Sancho el Fuerte de Navarra y Alfonso VIII.

Iglesia de Valtajeros hacia 1920.
 JCYL AHPSo 1481, archivo Carrascosa, atribuible a Tiburcio Crespo Palomar.


viernes, 23 de octubre de 2020

24/10/1936: Fuerzas militares sorianas de la Guerra Civil.

En octubre de 1936 las fuerzas militares sublevadas se organizaron en dos ejércitos llamados someramente Norte y Sur, estando cada uno de ellos formado por varias divisiones. En la del norte se creó una “División Soria” formada por tres brigadas y varias unidades independientes, como el Batallón Mixto Falange de Soria y el Tercio Numantino, y tenía su sede en nuestra ciudad donde albergó a una parte de sus integrantes. 

Esta unidad militar estuvo dirigida por el recién nombrado general de brigada José Moscardó e Ituarte, “el héroe nacional del Alcázar”, que se hizo cargo de ella pocos días después del asedio que le hizo famoso. Moscardó, entonces un símbolo para los sublevados, pasó un año en la capital, recibiendo, en marzo de 1937, la visita del Generalísimo Franco para analizar con él y su Estado Mayor las nuevas estrategias militares, en un encuentro que tuvo lugar en una casa particular, el llamado chalet de los Carnicero, hoy edificio de la Caja de Ahorros de Mariano Granados.

Una de sus primeras misiones fue la conquista de Sigüenza, y más tarde participó en la batalla de Guadalajara, guardando el flanco derecho a los voluntarios del ejército italiano, pero bajo esa denominación poco recorrido más tuvo pues tal día como hoy de 1937 la División Soria fue trasladada y desmantelada en otras unidades militares.

No fue la única unidad militar relacionada con la Guerra Civil. Algunos sorianos refugiados en Madrid y liderados por Benito Artigas Arpón constituyeron el Batallón Numancia, una unidad de voluntarios que acabó integrada en la 35 Brigada Mixta y en la que participó Juan Antonio Gaya Nuño que acabó siendo teniente. Esta fuerza militar tomó posesión oficial de la Casa de Soria en Madrid, y recaudó dinero entre los paisanos que allí residían, entre ellos Epifanio Ridruejo Botija (soriano de nacimiento residente en Madrid y republicano moderado, era entonces director del Banco Español de Crédito y dono 2.000 pesetas, 12 euros), e incautaron bienes en la residencia madrileña del Vizconde de Eza por valor de 100.000 pesetas, 600 euros.

El diputado Benito Artigas Arpón, en el centro, departiendo con miembros del Batallón Numancia.
Colección particular.



23/10/2008: Medinaceli se afianza como BIC en la categoría de Conjunto Histórico.

Medinaceli goza de la declaración de Monumento Conjunto Histórico-Artístico desde 1963 pero, el 23 de octubre de 2008 y mediante el Acuerdo 112/2008, la Junta de Castilla y León aumentó la protección del Bien de Interés Cultural “Villa de Medinaceli” dentro de la categoría de Conjunto Histórico, extendiendo la delimitación del espacio comprendido en esta clasificación, contribuyendo así a engrandecer y garantizar la protección integral de los valores del conjunto y la relación con el medio físico en el que se enclava.

Medinaceli es uno de los pueblos más bonitos de la provincia y de los más visitados por su privilegiada situación junto a las vías de comunicación terrestres más importantes de la península, algo que no es nuevo y que marcó su devenir desde hace miles de años, pues ha sido ocupada por varios pueblos que nos han dejado testimonios de su cultura. Cuesta mucho referir una lista de monumentos y es que el auténtico valor de Medinaceli no es el Arco, el Castillo o la colegiata, es su conjunto de calles empedradas y estrechas que desembocan en plazas que pertenecen a otra época. Allí es posible sentirse a la vez celtíbero y romano; árabe, judío o cristiano; sirviente, duque o monja; turista y morador.

Seguro que todos los seguidores de esta sección conocen Medinaceli pero por si hay alguien que aún no lo conozca, le rogamos que confíe en nuestro criterio y se acerque a visitar la villa del cielo.

 

Vista aérea de Medinaceli en torno a 1999, colección particular.

jueves, 22 de octubre de 2020

22/10/1786: Un burgense obispo de Osma.

El 15 de octubre de 1786 falleció en el palacio episcopal de El Burgo de Osma el obispo Bernardo Antonio Calderón, y una semana después, el día 22, el rey propuso para el obispado oxomense a su confesor, Joaquín de Eleta, un fraile franciscano a quien casi podríamos considerar alguien de la casa pues era hijo Martín Eleta, un navarro afincado en El Burgo como cirujano del Cabildo de la catedral, oficio que ocupaba cuando nació Joaquín (1707) cuya madre, María de la Piedra, era natural de Berlanga de Duero.

Tras sus primeros estudios en la villa, continuó estudiando Latín y Filosofía en la Universidad de Santa Catalina de donde, a los 17 años, pasó a un convento franciscano de Alcalá de Henares. Allí tomó el hábito y continuó sus estudios que completó en Madrid y Toledo, y que le prepararon como predicador y profesor de Teología. Su fama llegó al rey Carlos III que en 1761 le nombró su confesor, un cargo honorífico de gran confianza que le convertía en un consejero muy cercano con quien sin duda departió sobre la expulsión de los Jesuitas y con quien tendría una estrecha relación que el burgense aprovechó para “barrer para casa” y conseguir financiación para proyectos de envergadura en su pueblo natal. El rey, muy agradecido con él, le honró participando en sus proyectos y proponiéndole para cargos honoríficos, que disfrutó el burgense, como el de arzobispo de Tebas.

Contaba Eleta con 80 años de edad cuando el rey premió sus servicios proponiéndole para obispo de Osma, su diócesis natal, pero no le eximió del cargo de confesor real por lo que el obispo apenas pudo residir en su obispado, lo cual no fue motivo para que lo entendiera como un cargo formal, más bien al contrario pues, desde la corte o allí donde le llevaban sus obligaciones como confesor real, Eleta siguió promoviendo en su villa natal varias obras y proyectos. En su etapa como confesor y como obispo inició la construcción del actual Seminario diocesano, amplió el hospital de San Agustín, y convenció al rey para que apoyase económicamente la construcción de la sacristía Mayor y de capilla de Palafox de la catedral de El Burgo de Osma que adquirió el grado de Capilla Real, convirtiéndose también en un gran impulsor de la beatificación de Palafox. En Soria capital también adquirió varios compromisos como el de construir un centro de asistencia para pobres, pero la muerte le sorprendió el 4 de diciembre de 1788 y no pudo desarrollarlo.

Durante muchos años fue el último obispo de Osma nacido en su ámbito, algo que cambió 218 años después cuando en 2004 Vicente Jiménez Zamora fue nombrado obispo de Osma-Soria.

Retrato de fray Joaquín Eleta, óleo sobre lienzo pintado por Antón Rafael Mengs
en los fondos del Museo del Prado.


miércoles, 21 de octubre de 2020

21/10/1985: Inauguración de la Estación de Autobuses.

El sentido de pertenencia e integración de los sorianos a la Comunidad autónoma de Castilla y León en los primeros años era mucho más fuerte que ahora. Pocos eran los que tenían claro qué era eso de la Junta de Castilla y León y menos todavía los que sabían qué eran las autonomías, pero para muchos era un organismo nuevo que resultaba simpático pues organizaba actividades culturales, campamentos juveniles, competiciones deportivas y construía o inauguraba infraestructuras necesarias para la ciudad que por otra parte se habrían realizado igual sin la autonomía pues eran proyectos muy antiguos. Además el presidente de la autonomía, Demetrio Madrid López, era un tipo simpático y rocero que sonreía mucho y se dejaba querer pues prometía muchas cosas y de momento las estaba cumpliendo.

El 21 de octubre de 1985 Demetrio Madrid inició su segundo viaje oficial a Soria que a diferencia de los actuales duró tres días en los que recorrió muchos pueblos de la provincia, y en alguno seguro que estrechó la mano de todos sus vecinos y entró en todos los bares, claro que en Soria eso no es decir mucho.

Esa primera jornada la dedicó a la capital e inauguró la Estación de Autobuses de Soria, una instalación proyectada originalmente desde cincuenta años antes y que nos sabíamos que era indispensable hasta que comprobamos sus ventajas pues hasta entonces cada línea o empresas de autobuses tenía sus propias instalaciones repartidas en la ciudad. La estación de autobuses, construida donde los antiguos cocherones de Obras Públicas, resultó ser una magnífica instalación moderna y funcional con taquillas, cafetería, tiendas, aseos, sala de espera,… pero desde entonces pocas intervenciones ha experimentado y treinta y cinco años después ya va necesitando algo más que un lavado de cara.

Respecto a Demetrio Madrid, que vive y tiene 84 años, un feo asunto de índole privado que acabó en los juzgados motivó su dimisión y, aunque finalmente fue absuelto y desarrolló su carrera política en otros puestos, no volvió a ocupar aquel puesto de responsabilidad que él estrenó. Con independencia de la tendencia política de cada uno, todavía muchos sorianos se acuerdan de él y siguen añorando el carisma y la honradez del que fue el primer presidente de la Junta de Castilla y León, y probablemente sea más querido que otros presidentes que nacieron en esta tierra.

Estación de autobuses en 1985, imagen del boletín municipal Plaza Mayor 1985.


martes, 20 de octubre de 2020

20/10/1418: Boda real con consecuencias para Soria.

Tal día como hoy y en Medina de Campo, se casaron la infanta María de Aragón con su primo el rey de Castilla, Juan II, y como ya era costumbre desde el siglo anterior, ella recibió en arras el título de Señora de Soria, un cargo honorífico que no debía tocarse pero que ella empleó como recurso para conseguir sus objetivos personales.

María no fue precisamente el prototipo de abnegada esposa y reina consorte que se limitaba a saludar y sonreír, fue una mujer de carácter fuerte, decidida a participar en decisiones políticas, alentando las aspiraciones de sus hermanos, los infantes de Aragón, enfrentados con su cuñado y a la vez primo el rey Juan II de Castilla a quien llegaron a secuestrar cuando éste tenía 14 años. Lo raro es que, con esa tensa relación que mantenían, a alguien se le ocurriese casarlo, aunque esa es otra historia, y aunque la relación no fuese buena aquel matrimonio logró concebir cuatro hijos, entre ellos el futuro Enrique IV.

Un de esas libertades que se tomó la reina doña María y que causó gran malestar entre los sorianos fue la de premiar a uno de sus protegidos, tomando y segregando aldeas de la jurisdicción de la Tierra de Soria para entregárselas como pago a sus servicios. Este caso fue, en 1440, cuando la reina eximió de la jurisdicción de la Tierra de Soria el lugar de Hinojosa de la Sierra para recompensar al aposentador real don Rodrigo de Vera, un soriano del linaje de los Chancilleres, con motivo «de los muchos y leales servicios que nos avedes fecho y facedes de cada día a el Rey mi Señor y a mi».

Los sorianos y sus representantes se opusieron frontalmente a esta donación pues suponía romper la Tierra de Soria y crear un peligroso precedente. Protestaron al rey, que montó en cólera al enterarse de la decisión de su esposa, y aunque decidió deshacer el entuerto alguien le hizo ver que la nobleza castellana no vería con buenos ojos esa rectificación y que su apoyo era fundamental para los intereses del monarca, por lo que acabó dando larga a los sorianos, a ver si se les pasaba el enfado, y al final ratificando la donación al Vera.

Por esa razón protestaron ante la reina y señora de Soria que comprendió las razones de los sorianos y el 15 de febrero de 1444 deshizo esta segregación mediante carta real dada en Tordesillas. Cuando el rey tuvo conocimiento de esta decisión de la reina montó en cólera pero esperó y, a los pocos meses de la muerte de la reina, el 24 de abril de 1445, la desautorizó y volvió a ratificar la donación a don Rodrigo en esos momentos difíciles pues la siempre revoltosa nobleza castellana estaba entonces especialmente alterada y el rey no quería manifestar debilidad ni darles una excusa por lo que volvió a conceder Hinojosa a Vera.

Los sorianos se sintieron traicionados por su rey -no sería la primera ni la última vez-, y formalmente por escrito o derribando la horca jurisdiccional mandada construir por Rodrigo de Vera, llegaron a enfrentarse a las tropas reales, pero Hinojosa siguió siendo un señorío.

Retrato de María de Aragón.
Fuente foto: lab.rtve.es


lunes, 19 de octubre de 2020

19/10/1912: La torre de doña Urraca.

Lo que hoy conocemos como Torre de doña Urraca es prácticamente el único vestigio que queda de un conjunto palaciego de origen medieval y que, más que eso, fue una auténtica ciudadela fortificada en el centro de la ciudad, y que, en función de los usos o propietarios que ha tenido, ha sido conocida como la Posada de la Gitana, la Torre de los Suero Vega o de los Beteta. La torre enmarcaba una noble portada mucho más ostentosa que la actual que, hipotéticamente, pudo llevar en su lado sur otra de similar factura que enmarcaba la puerta dando simetría al conjunto, y que se continuaba por una tapia coronada por merlones de la forma que tiene el lienzo que parcialmente permanece en la calle Betetas.

A comienzos del siglo XX pertenecía a los Ruiz Pedroviejo, una familia dedicada al transporte de correo postal y de viajeros en diligencias de caballos que, asentados en Soria capital, decidieron convertir aquellas viejas instalaciones de la torre en vivienda, y el resto para cuadras y cocheras de sus caballos, diligencias y de los primeros ómnibus que llegaron a Soria.

El problema fue que la torre amenazaba ruina y hubo que derribar y retirar la última planta, obra que se continuó con el derribo de la portada original del palacio que fue sustituida por el actual arco rebajado de mampostería y sillares reaprovechados que aparece hoy, una reforma que según afirma el investigador Tomás Pérez Frías en “Aurelio Rioja de Pablo: artista-fotógrafo (1888-1949) (Ediciones de la Excma. Diputación Provincial de Soria, 2.010, página 78)” comenzó tal día como hoy, ofreciendo además la única fotografía que se conserva de la torre en su integridad tomada casualmente por Aurelio Rioja unos días antes.

En el 2020 nos habríamos echado las manos a la cabeza ante ese derribo pero seamos sinceros, a nuestros abuelos o a nosotros mismos si hubiésemos estado ahí, no nos habría escandalizado lo más mínimo pues carecíamos de la conciencia patrimonial que hoy tenemos, siendo para ellos casi la única preocupación la de sobrevivir cada día.

Pero hoy, que sí tenemos esa conciencia patrimonial y ante el anuncio de que el conjunto va a ser transformado, quizá sería buena idea que aprovechando esa fotografía y algunos otros dibujos que demuestran sin lugar a dudas el aspecto de lo que fue la entrada íntegra del palacio, se reconstruyese en su forma original o con criterios anastilósicos inspirados en las copias.

Imagen tomada por Aurelio Rioja de Pablo el 3 de octubre de 1912 en el mercado de la plaza Mayor de Soria donde se observa la Torre de doña Urraca poco antes de ser derribada, con sus tres plantas y tejado a cuatro aguas. Imagen de los fondos fotográficos del Museo Sorolla.


domingo, 18 de octubre de 2020

18/10/1922: La capilla de la Milagrosa en el Sagrado Corazón.

Las Hijas de la Caridad están presentes en Soria desde 1853, según documentos de archivos locales, o en 1857 según su propia documentación, aunque en lo que hay acuerdo es en que acudieron a la llamada de la Diputación provincial que les propuso hacerse cargo de tareas asistenciales en hospicios y hospitales de la provincia. Al año siguiente el obispo de Osma, Vicente Horcos, logró que, en contra de lo que ocurría en la mayor parte del país, esas dependencias asistenciales no fueran a parar al Estado y siguieran en manos de las monjas, reforzando su presencia además con el asentamiento de otras monjas de la misma orden pero dedicadas esta vez a la formación de niños y niñas.

De esta forma y en unas salas de la primera planta del antiguo convento de San Francisco, hoy en plena reforma para convertirse en centro hotelero, se fundó en Soria el primer Colegio Sagrado Corazón de Jesús a cargo de sor Carmen Levaill. No estuvieron allí demasiado tiempo pues un brote infeccioso las obligó a trasladarse a otras dependencias en el barrio del Calaverón “en la antigua casa de Camanna”, un lugar no identificado de donde pasaron a un viejo palacete de la calle Aduana Vieja, y definitivamente en 1901 a unas casas de la plaza de la Fuente Cabrejas que les donaron unas hermanas que profesaron como monjas en la misma orden. Allí instalaron su convento, colegio de pago y para pobres, comedor escolar, y una sencilla capilla dedicada a la Virgen de la Milagrosa, que fue inaugurada y bendecida tal día como hoy de 1922.

Posteriormente las instalaciones se convirtieron en hospital de guerra para los heridos en el frente y, unos años después del final de la contienda, las monjas se hicieron con varias propiedades anexas, entre ellas el palacio de los Miranda, derribando todos los edificios adyacentes para construir el actual colegio del Sagrado Corazón, pero esa historia la dejamos para otro día que hoy ya se alarga mucho.

Capilla del colegio Sagrado Corazón hacia 1930. Imagen de José Casado López en el libro de Tomás Pérez Frías: Gabinete fotográfico Casado. Soria (1887-1936). 50 años de fotografía y vida de Soria”. Ed. Diputación provincial de Soria, 2019.


sábado, 17 de octubre de 2020

17/10/1646: Nacimiento de primer Marqués del Vadillo.

En esta jornada y en algún lugar de la provincia de Soria nació Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre Arbizu y Álava, primer marqués de Vadillo, aunque no tenemos la seguridad de en qué localidad pues su cuna se la disputan la capital, San Andrés de Soria y Bliecos. Fue hijo de Antonio Ildefonso de Salcedo y Arbizu y de su primera esposa doña Teresa de Aguirre y Álava, lo que le emparentaba con destacados nobles locales y nacionales. Debió pasar sus primeros años en Soria o en San Andrés, y sabemos que se casó en la soriana iglesia parroquial de San Nicolás, en 1674, con su prima Isabel Manuela de Tordoya y Salcedo, y que en Soria nacieron dos de sus hijos.

El resto de sus hijos nació en Extremadura y Andalucía donde ejerció varios cargos políticos como corregidor, y hasta militares pues, en 1705, tomó a su costa el Regimiento de Infantería de Lucena por cuyos servicios a favor de los Borbones en la Guerra de Sucesión fue compensado, en 1712, con el título de Marqués del Vadillo.

Pasó después a desarrollar otros importantes destinos públicos como el de superintendente de las rentas reales del reino de Sevilla, con plaza en el Consejo de Indias, la general de Hacienda y, el 8 de octubre de 1715, fue nombrado corregidor de Madrid, cargo que desarrolló hasta 1729, año en el que murió.

Muy estimado por el rey Felipe V, bajo su dirección se construyeron en la Corte el cuartel de Reales Guardias del Corps, la casa hospicio, el puente de Toledo, la ermita de Nuestra Señora del Puerto (patrona de Plasencia a la que le tenía una gran devoción) y la fuente de la red de San Luis.

El título nobiliario del Marquesado del Vadillo se debe a El Vadillo, nombre de una pequeña aldea hoy despoblada y prácticamente desaparecida que se encuentra cerca de La Póveda, por lo que el nombre correcto de la soriana plaza del Marqués del Vadillo debe ser así con el artículo contraído y no “Marqués de Vadillo”, sin artículo. Por cierto, la plaza no está dedicada a este personaje que hoy hemos tratado sino a su descendiente el VIIIº marqués, don Francisco Javier González de Castejón y Elio, que fue ministro en los primeros años del siglo XX.

Retrato de don Francisco Antonio Salcedo y Aguirre, primer Marqués del Vadillo. 
Lienzo de Miguel Jacinto Meléndez en el Museo Municipal de Madrid.


viernes, 16 de octubre de 2020

16/10/1881: Importante jornada para la conservación del Patrimonio soriano.

El 16 de octubre de 1881 la Comisión Provincial de Monumentos elevó a la Dirección General de Instrucción por primera vez una propuesta de declaración de Monumento Nacional para tres monumentos de la provincia: el antiguo monasterio de San Juan de Duero, las ruinas de Numancia y el monasterio de Santa María de Huerta.

Esta solicitud fue ratificada por la Real Academia de la Historia y por la de Bellas Artes de San Fernando, y en un plazo de tiempo sorprendentemente rápido (la declaración de San Saturio sólo lleva pendiente de resolución treinta años), el 25 de agosto de 1882 fue aprobada esa triple propuesta mediante la correspondiente Real Orden.

Del primero ya hemos hablado ampliamente hace poco por lo que no nos detendremos más. Numancia llevaba veinte años descubierta y puesta en el mapa por Eduardo Saavedra quien en esos años trataba de que la Administración Central indemnizara a los labradores del Cerro de la Muela y dejaran de labrarlo pues a cada pasada de arado destrozaban un poco más el conjunto. Pero probablemente sería el monasterio de Huerta el que estuviera más necesitado de ese grado de conservación pues, desde la desamortización de 1835, había sido robado, saqueado y asaltado, y como ahora, sufría de cuando en cuando el efecto de las crecidas del Jalón.

Desde entonces y hasta hoy, el catálogo de Bienes protegidos de la Junta de Castilla y León en la provincia de Soria ofrece un total de 338 lugares o edificios calificados como Bien de Interés Cultural, una lista que nos gustaría se siquiera ampliando pues sobran elementos que merecen estar ahí, y que, a cambio de garantizar el acceso del púbico de cuando en cuando, ofrece unas ventajas fiscales y una protección que obliga a sus propietarios a conservarlos. Eso, al menos en teoría.

Portada principal de la iglesia monacal de Santa María de Huerta por Juan Cabré hacia 1916.


jueves, 15 de octubre de 2020

15/10/1898: Soria precisa una nueva cárcel.

A finales del siglo XIX, la prisión de Soria ubicada en el palacio de la Audiencia era poco menos que un sótano lóbrego, con calabozos fríos y húmedos, sin ventilación, algo más propio de la cárcel de un castillo medieval. Si a eso le añadimos que en este edificio se encontraban: la Audiencia, la casa consistorial, la sala de vistas y las oficinas judiciales, podemos hacernos una idea de la necesidad vital de espacio que se precisaba, y de lo cargado que estaría el ambiente por lo que, como ya hemos comentado en alguna otra ocasión, en esos años cada uno de esos departamentos trató de emanciparse y lograr otro emplazamiento como sede.

El Ayuntamiento de la ciudad, que al final fue el primero que lo consiguió unos años después, antes intentó trasladar la prisión a otro lugar, y en esa fecha trasladó a la Dirección de Penales, la disponibilidad de un edificio en la capital que pudiera destinarse a Establecimiento Penal, lo que a juicio del alcalde de la ciudad, “la población vería con gusto que se instalase allí una dependencia de esta clase”.

La propuesta de destinar a cárcel un edificio que intuimos pero que no hemos podido identificar, fue aceptada y de inmediato se inició el correspondiente expediente para solicitar información sobre el inmueble, sus detalles, condiciones y, algo vital, si el ofrecimiento municipal incluía la cesión del edificio o si debía ser comprado.

La noticia aparece documentada en la Revista de Prisiones y de Policía del 24/11/1898, y su redactor opinaba que si el edificio fuese cedido y las obras necesarias las hiciesen los presos, el traslado propuesto por el Ayuntamiento de Soria tendría posibilidades.

Sin embargo, unos días más tarde, el número siguiente de ese mismo boletín viene a decir que aquel traslado fue desestimado pues el edificio propuesto sólo tenía un pozo y además de aguas no potables, pero lo que era más importante, en contra de lo argumentando por el alcalde de la ciudad don Mariano Vicén, parece que la población en general no estaba a favor de este establecimiento penitenciario y era hostil al proyecto.

Allí, en el palacio de la Audiencia, permaneció la prisión hasta la inauguración del actual centro penitenciario, en 1961, y que cerrará sus puertas ¿algún día?

Cárcel de Soria hacia 1920.
JCYL AHPSo nº 2443, archivo Carrascosa, atribuible a Tiburcio Crespo palomar.


miércoles, 14 de octubre de 2020

14/10/1907: El valor del solar numantino.

El 14 de octubre de 1907 se fecha la Real Orden del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes por la cual se recogía la donación del vizconde de Eza al Estado de varias fincas de su propiedad en el cerro de la Muela, lugar donde estuvo Numancia, “á fin de que la Nación sea dueña de aquel glorioso lugar… La generosidad del Sr. Vizconde de Eza y el acendrado patriotismo que demuestra su desprendimiento merece ciertamente la gratitud de todo buen español amante de las épicas tradiciones de nuestra historia”.

Aquella donación resultó muy loable sobre todo por lo que significó en una época en la que se valoraba tan poco la trascendencia de Numancia. Esta superficie era empleada como terreno agrícola y su acción facilitó mucho los trámites expropiatorios ya iniciados en febrero por la Subsecretaría de Bellas Artes del Ministerio de Instrucción Pública y por la Real Academia de Historia, expropiación forzosa por lo que le habrían pagado poco, tarde y mal.

Más de un siglo después resulta complicado afirmarlo con toda seguridad pero, aunque el VIIº vizconde don Luis de Marichalar y Monreal conociera de primera mano los procedimientos administrativos expropiatorios, a través de la prensa provincial podemos hacernos la idea de que era un filántropo, un tipo usualmente generoso dispuesto a la caridad, y a buen seguro que si sus tierras en el cerro de la Muela se valoraron en unas cuantas pesetas, su honor no tenía precio, y donándolas obtuvo algo mucho más valioso que dinero, ganó dignidad para él y sus descendientes. Si es que ya lo dijo Quevedo primero y Machado después, «Sólo el necio confunde valor con precio».


Visita de la familia del Conde de la Puebla de Valverde a Numancia. Garray, en torno a 1910.
AHPSo, Archivo Fernando Villar.


martes, 13 de octubre de 2020

13/10/1812: Homenaje de los sorianos a los héroes de la Guerra de la Independencia.

Una de las primeras medidas adoptadas por las autoridades sorianas tras ser liberadas por los franceses fue el acuerdo municipal de 13 de octubre de 1812 por el que se decidió construir lo que entonces llamaron “el Pirámide”: un monumento de piedra arenisca en forma de monolito para homenajear a los patriotas sorianos y burgaleses asesinados por los franceses, “catorce o más” dice el acta de la sesión municipal.

Desde 1808 a 1812, los invasores llevaron a cabo sus ajusticiamientos fusilando en las tapias del cementerio de San Benito (hoy plaza de toros) o ahorcando en un patíbulo que colocaron en las eras de Santa Bárbara, por lo que se eligió este último lugar para emplazar este monumento honorífico, pero no en su emplazamiento actual sino un poco más arriba, más o menos en lo más alto de la cuesta donde empiezan los bloques de los Patios de don Vela, y de donde, por conveniencia urbanística, fue desplazado en 1963.

Muy deteriorado por el tiempo, los agentes atmosféricos y los vándalos, originalmente en cada una de sus cuatro caras llevaba una inscripción ya ilegible de la que sólo se distingue el año, 1812, un escudo de la ciudad, unas palmas martiriales y la calavera con las tibias cruzadas. Llevó una placa, perdida hace mucho tiempo, que decía: "Los héroes beneméritos de la patria don Pedro Gorso, cura de Santibáñez; don Eulogio José Muro y don José Ortiz Covarrubias; intendente de la provincia de Burgos y vocales todos de la Junta Superior y don José Navas secretario de aquella intendencia, fieles a Dios, al rey y a la nación fueron aquí alevosamente asesinados por los bárbaros satélites del vil Napoleón el 11 de abril de MCCCXII, así como también el teniente coronel de los reales ejércitos don Gregorio Saldaña, vecino y regidor perpetuo de esta ciudad fusilado por los mismos bárbaros el IX de diciembre de MCCCX y otros defensores de la patria. A su eterna memoria erigió este glorioso monumento la M. N. y M. L. ciudad de Soria".

Un error muy extendido y que conviene aclarar es el de referirse a este monumento como: rollo, picota u horca, algo que no ha sido y que conviene insistir para que no se repita.

Ofrenda floral de los miembros del Ateneo de Burgos a las víctimas de la guerra de la Independencia en 1929. Imagen de Erik Espiga en revista Mundo Gráfico, recogida en el libro de Tomás Pérez Frías “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


lunes, 12 de octubre de 2020

12/10/1814: Inauguración de la nueva ermita de la Blanca, en Cabrejas del Pinar.

El 12 de octubre de 1814 se bendijo la ermita de Nuestra Señora de la Blanca de Cabrejas del Pinar, un templo de nueva construcción que fue pagado por unas familias emigradas a México unos años antes, y que sustituyó a otro anterior que parece fue una ermita románica del siglo XIII de la que se conservan algunos elementos arquitectónicos y la imagen titular de la Blanca, una Virgen con el Niño policromada del siglo XIII o XIV que se guarda a buen recaudo en el pueblo.

El templo consta de una sola nave de planta de cruz latina dividida en cuatro tramos por arcos fajones de medio punto que descansan sobre pilastras. Cada sección aparece cubierta por bóveda de lunetos. El crucero, cubierto con bóveda sobre pechinas, se abre a la capilla mayor, enmarcada por un arco de medio punto y cubierta con bóveda ochavada de tres paños.

A los pies de la nave se encuentra el coro y, en el exterior, la torre en sillar con dos cuerpos y seis vanos. La portada tiene arco de medio punto de rosca cajeada, entablamento decorado con triglifos y metopas con rocalla, frontón semicircular con flameros y cruz que alberga el escudo de la familia Badillo, hijos del pueblo emigrados a Méjico y que mandaron construir este templo en los últimos años del siglo XVIII, en sustitución de una muy antigua ermita.

Ermita de Nuestra Señora de la Blanca en 2018. Foto Irene Arribas Hernández.



domingo, 11 de octubre de 2020

11/10/1962: Patrimonio histórico artístico en venta.

Que en Soria tengamos arte Románico para dar y prestar es una realidad en toda regla, pero cuidado que es una forma retórica de decir que tenemos mucho, y que esta frase no debe tomarse en su sentido literal, un aviso necesario pues hace algunos años hubo quien pensó que, qué más daba una ermita más o menos en la provincia o un San Baudelio aquí o allá, y no es un decir pues varios templos románicos de la provincia se vendieron a particulares que los desarmaron por piezas y se los llevaron lejos de la tierra en la que fueron construidos. Otros corrieron peor suerte, y así el complejo religioso de San Francisco, en Almazán, fue derribado para ser sustituido por nada.

Uno de esos ejemplos de románico en venta es la ermita de San Miguel de Parapescuez, un sencillo templo románico que fue la parroquia del despoblado Parapescuez y que se encontraba cerca de la Aldehuela de Calatañazor, en su límite con La Cuenca.

Cierto es que era un edificio más del típico Románico soriano, es decir, una sencilla pero excepcional obra arquitectónica construida en piedra de mampostería y sillería en sus elementos nobles, que desarrollaba una nave única cubierta con madera, arco triunfal de capiteles historiados bellamente esculpidos, y capilla mayor de ábside cuadrangular iluminado a través de dos toscas saeteras. La portada, abierta al lado sur, estaba formada por cinco arquivoltas de medio punto, tres lisas, otra con tallos ondulantes que recuerdan a la decoración de iglesias coetáneas del contorno, y la interior con cabezas femeninas y de varón dispuestas a lo largo y no radialmente, se apoyaban sobre capiteles decorados con temas vegetales, toscas cabezas y otras figuras no identificadas por su mal estado.

El templo, fechado por Gaya Nuño en el primer cuarto del siglo XII, perdió su uso religioso y, hacia la mitad del siglo XX, se empleaba como cuadra para el ganado, por lo que ante ese inadecuado uso y la escasa conciencia patrimonial que, en general, teníamos entones, en 1963, alguien decidió que aquella joya estaría mejor valorada en otro emplazamiento -lo que no deja de tener su razón- y por iniciativa del interesado o del propietario, algo que no hemos podido averiguar, el obispo de Osma don Saturnino Rubio Montiel autorizó la venta del edificio, con el visto bueno de casi todas las autoridades culturales provinciales y nacionales.

El expolio, que pese a su legalidad no puede calificarse de otra forma, fue “vendido” por la prensa de la época como lo mejor que le podía haber pasado al templo para evitar su desaparición, y se llevó a cabo en febrero de 1964 a instancias de su comprador, Vicente Elosúa Miquelarena, que, despreciando la humilde mampostería, trasladó la sillería, portada y todas las piedras talladas a una finca de Ciervana (Vizcaya) con la idea de reconstruirla en algún cerrete frente al mar, proyecto que no se llegó a desarrollar por lo que las piedras deben seguir allí amontonadas, seguro que en peor estado que si se hubieran dejado en su lugar.

Hoy, en su ubicación original, se mantienen en pie unos muros de la nave y visitarlo causa una mezcla de sentimientos que ineludiblemente nos hace pensar en todo el patrimonio que hemos perdido y que hoy esa barbaridad no se habría podido producir pues la sociedad se movilizaría. Pero aunque es muy fácil echarle toda la culpa al obispo Rubio Montiel, que no dudó en derribar otros templos como el de San Clemente de la capital, muchas ermitas e iglesias románicas de la provincia como las de La Revilla de Calatañazor, La Barbolla, Villabuena,... se arruinan sin que nadie haga nada por evitarlo.

¿Las vendemos para arreglar las goteras del claustro de San Pedro?

Portada de la iglesia de San Miguel de Parapescuez en 1933, por Blas Taracena Aguirre.
Fondos fotográficos del Museo Numantino, tomada del artículo de un artículo de Juan Antonio Gómez Barrera en Heraldo Diario de Soria 31/05/2020.



sábado, 10 de octubre de 2020

10/10/1538: El traslado de San Pedro a la Mayor.

Hace mucho tiempo que no comentamos el asunto que marcó la vida social y urbana de los sorianos durante el siglo XVI por más que en el fondo no dejara de ser un culebrón que sólo quitara el sueño a un puñado de poderosos, siendo para el resto poco menos que un entretenido espectáculo, pero como fue un asunto de cierto interés, aprovecharemos esta fecha para recordarlo.

Recordemos que en Soria, el final de la Edad Media coincidió prácticamente con un cambio urbano fundamental, el del emplazamiento de la plaza Mayor entendida, más que como un espacio físico puntual, como el centro poblacional, administrativo y neurálgico de la población que abandonó el entorno de San Pedro donde se constituyó desde el origen de la ciudad. Probablemente ya desde la segunda mitad del siglo XIV todo el eje actual, que va de la Plaza Mayor al Collado e incluso fuera de la muralla hasta la Dehesa, comenzara a ser entendido por los sorianos como la zona privilegiada de la ciudad, y poco a poco hasta allí fueron trasladándose los vecinos con sus negocios y sus instituciones, de forma que a finales del siglo XV o comienzos del XVI, lo único que allí abajo quedaba era la iglesia colegial de San Pedro, el templo más importante de la ciudad por su categoría, dimensiones, capillas, capellanías, enterramientos...

Ante esa situación, algunos canónigos argumentaron que como el templo ya era viejo, estaba en mal estado y sobre todo que como ahora, estaba muy alejado del centro, comenzaron a iniciar los complicados trámites administrativos para trasladar la sede del Cabildo desde la colegiata de San Pedro hasta la iglesia de San Gil, en la plaza Mayor, y así se convertiría en la Mayor iglesia de Soria. Llegaron a conseguir la autorización del papa y de Carlos I que, con el visto bueno del concejo de la ciudad, llegó a prometer financiación para la nueva obra. Pero cuando el proyecto se iba a iniciar surgió el problema principal ya que muchas poderosas familias tenían sus enterramientos en San Pedro y se negaban a perder los derechos de sepultura de sus ancestros, por lo que bloquearon el traslado.

Desde aquella primera tentativa hasta que se abandonó definitivamente la idea, a finales de siglo, hubo al menos ocho intentos. Algunos se llegaron a realizar, y otros están poco y mal documentados, pero todos estuvieron salpicados de otros problemas que surgieron y que ocasionaron no pocos quebraderos de cabeza a los canónigos y prácticamente a toda la ciudad.

Uno de aquellos intentos se fechó tal día como hoy de 1538 cuando los caballeros del concejo otorgaron poder a su regidor, el Señor de Almenar don Antón del Río, para acudir en nombre de la ciudad al rey y que el monarca apremiase al deán y Cabildo de San Pedro con el fin de que pasasen a residir en la iglesia de San Gil. El concejo argumentaba también que la de San Gil estaba en el centro de la Ciudad y en plaza Mayor, y que así el culto sería más frecuentado, aunque en este caso se añadió el matiz de que el estado de conservación de San Pedro fuese ya algo imperfecto.

Finalmente el traslado se llegó a consumar. San Gil se convirtió en la Mayor y hasta llegó a encargarse una sillería de canónigos, que persiste, pero todo se tuvo que deshacer. El templo de San Pedro no se movió de su sitio, se reformó y se quedó donde siempre, en el que posiblemente sea el barrio más deprimido de la ciudad con la media de edad más alta, con menos servicios y dependencias administrativas, aunque el más bonito de todos.

Vista de la ciudad desde el monte de las Ánimas en 2003 con el barrio de San Pedro en primer término.
Autor Alberto Arribas.



viernes, 9 de octubre de 2020

09/10/1899: Homenaje a don Ramón Benito Aceña.

Los Amigos del Museo Numantino tenemos motivos de sobra para recordar la figura del mecenas que promovió la fundación de nuestro querido museo, pero varios años antes de promover este proyecto, don Ramón ya había sido nombrado Hijo Predilecto de Soria en 1892 por sus gestiones para la construcción del ferrocarril Torralba-Soria.

Lo del nombramiento de Hijo Predilecto no debió parecerle a nuestras autoridades suficiente homenaje pues el pleno municipal del Ayuntamiento de Soria de 9 de octubre de 1899 decidió dedicarle su nombre a una de las plazas más típicas de la ciudad, la plaza de Herradores, algo que oficialmente y con el correspondiente acto formal del descubrimiento de las placas que en parte subsisten hoy y que fueron costeadas por amigos de don Ramón, se llevó a cabo unos meses después.

Lo cierto es que pasado siglo y pico de aquel homenaje hemos de reconocer que como tantos y tantos ejemplos que ya hemos repasado en esta sección, no hay nada más absurdo que cambiar el nombre tradicional de las plazas, calles o parques de una ciudad para ponerle el de otras personas, y no porque no se lo merezcan, que a veces ni de lejos, sino porque estos cambios no suelen prender en la población ¿Alguien llama de Ramón Benito Aceña a la plaza de Herradores, o de las Mujeres a la de San Esteban? Entonces ¿por qué cambiarlos? Y ya puestos a sugerir cambios sin fundamento para esta plaza ¿No sería más lógico llamarla de las Garrapinchas?


Acto oficial del cambio de denominación de la plaza en 1989.
La imagen es el resultado de la fusión digital por A. Pérez Plaza de dos imágenes del Archivo de la Concatedral de San Pedro, descubiertas por Juan Antonio Gómez Barrera que las empleó para ilustrar un artículo sobre este asunto titulado “El día en que a la Plaza Herradores le cambiaron el nombre” (Heraldo – Diario de Soria 16/12/2019)



jueves, 8 de octubre de 2020

08/10/1841: El monasterio benedictino en Soria de Nuestra Señora de la Blanca.

En el emplazamiento de la actual plaza de toros existió un monasterio de los monjes de San Benito llamado de Nuestra Señora de la Blanca, también conocido del Mercado, en el siglo XVI, y que, según algunos historiadores sorianos que asumen como ciertas algunas crónicas de dudosa fiabilidad, fue fundado en la época en la que vivió San Saturio y, aunque nada nos haría más felices que poder probarlo, hay que reconocer que esa fundación parece un pelín exagerada.

En cualquier caso aquel convento adquirió un gran interés para los sorianos pues tuvo una estrecha relación con las fiestas del Común llamadas de la Boda de Santa María o de la madre de Dios, de tal forma que es posible que una procesión o romería celebrada a esta iglesia fuese el germen de las fiestas de San Juan. Éstos monjes organizarían una romería anual el domingo siguiente a San Juan, día en el que las cuadrillas del Común, cada una con su santo titular e identificadas por el mozo del arguijuelo con las rosquillas azafranadas para las ofrendas, honraban a la Virgen con su presencia. Después de acabar la procesión y la misa, todos acudían a la dehesa de San Andrés a compartir un banquete que se ofrecía a todo el que acudiera. Para esta comida cada cuadrilla sacrificaba un toro que previamente había traído desde Valonsadero, corrido por las calles, matado, deshecho, repartido y subastado. Al día siguiente, lunes, los mozos y los que habían colaborado en organizar la fiesta, iban por la mañana a San Juan de Duero a almorzar.

Finalizada la guerra de la Independencia, en 1812 y siguiendo órdenes de las Cortes de Cádiz, el general Durán dispuso la destrucción del castillo y murallas de la ciudad así como de buena parte de algunos edificios que pudieran servir de fuerte a los franceses y, aunque al final no regresaron, el monasterio de la Blanca fue asolado, abandonado y, al cabo de los años, desamortizado.

El Boletín Oficial de la provincia de Soria de 8 de octubre de 1841 publicó la tasación y subasta de los restos de las paredes de la iglesia, capilla, sacristía, piedra de sillería del edificio, casa y atrio del convento que en su conjunto fue valorado en 16.347 reales y 25 maravedíes. La publicación de este anuncio de subasta coincidió con la decisión municipal de construir una plaza de toros por lo que el Ayuntamiento de la ciudad decidió adquirir el solar y la ruinas para construir la plaza de toros, y que antes de “la Chata” fue y sigue siendo el coso de San Benito.

Plaza de Toros de Soria hacia 1975. Ediciones París, colección particular.