miércoles, 31 de agosto de 2016

01/09/1900 ~ Las lavanderas sorianas se unen.

En esta jornada de hoy queremos recordar y homenajear a un sector laboral afortunadamente desaparecido, al de las lavanderas sorianas, y lo decimos como algo positivo por que la necesidad de lavar ropa a mano en el río tuvo que ser una labor muy dura, pero aún sería peor cuando a diario se lavaba la de otras personas como único recurso económico.

Aunque la actividad de lavar la ropa para otros ha debido ser inherente a la de la propia Historia de la humanidad, en Soria no fue hasta finales del siglo XIX cuando este importante colectivo de carácter casi exclusivamente femenino decidió asociarse bajo la forma de cofradía gremial con el fin de poder disponer de algún tipo de asistencia social en caso de enfermedad o muerte. Fue el 1 de septiembre de 1900 cuando un grupo de lavanderas tomó el acuerdo de agruparse bajo el amparo de la Iglesia Católica con el fin de asistirse mutuamente en caso de necesidad material o espiritual para lo cual las asociadas disponían de una pequeña cantidad de dinero obtenido por su cuotas de una peseta al ingreso y un real mensual. En caso de enfermedad acreditada por informe medico, la lavandera enferma podría obtener una cantidad de dinero mientras durase su incapacidad, pero también tenía derecho a ser acompañada y velada por dos lavanderas del colectivo que por rigurosos turno se comprometían a asistirla. En caso de muerte inminente, todas las asociadas se comprometían a acompañar a la enferma durante la administración de los últimos sacramentos, así como al entierro, misas en su memoria y el gasto derivado por el entierro, siendo sancionadas con una multa económica las que no acudiesen a estos actos. Además de esa asistencia social, las lavanderas organizaban otros actos propios como el de celebrar una misa en San Saturio cada 8 de mayo, jornada en la que obligatoriamente todas debían confesar y comulgar.

Este tipo de asistencia económica, social y religiosa hoy puede resultarnos extraña pero prácticamente ha sido el único sistema de atención social de las clases populares desde que este sistema gremial nació en Soria en el siglo XIII con la cofradía de San Miguel o de los Recueros, hasta este ejemplo de finales del XIX.

Aquella sociedad de lavanderas agrupó a muchas mujeres, en muchos casos nuestras madres y abuelas, y existió hasta 1963 cuando ya fueron imponiéndose nuevos sistemas de asistencia sanitaria y social, pero sobre todo dejó de tener sentido cuando aquellas mujeres fueron sustituidas por las lavadoras, ese electrodoméstico al que tan poco caso le hacemos pero cuya implantación popular originó en su día una auténtica revolución femenina, pues es de justicia reconocer que aunque queda mucho por avanzar, entonces eran ellas y sólo ellas las que se ocupaban de esta ingrata labor domestica. Pero ya muy lejos quedan aquellas estampas de mujeres que desfilaban por la calle Real cargadas con pesados cestos de ropa que debían romper el hielo del Duero en invierno para restregar las manchas entre sabañones y jabón de sosa.
 
Lavandera soriana entre San Juan de Duero y el puente. Autor: Aurelio Rioja de Pablo. Publicada en la revista Mundo Gráfico en septiembre de 1913.

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