domingo, 29 de noviembre de 2020

30/11/1913: Se publica el poema del Olmo Seco.

El 4 de mayo de 1912, un abatido Antonio Machado que probablemente ya había asumido la inminente muerte de su esposa, firmó uno de sus poemas más famosos, el titulado: “A un olmo seco”. En él, Machado mostraba a las claras su corazón roto, dejando un mínimo resquicio a la esperanza en forma de “milagro de la primavera”.

Aquel poema quedó un tiempo guardado en alguna carpeta y, aunque al menos una copa envió a Miguel de Unamuno en un papel con membrete del Casino de la Amistad, no se dio a conocer al público en general hasta su publicación el 30 de noviembre de 1913, en la página 3 del número 1 de la revista ilustrada “Duero”, una publicación periódica que apenas se editó durante cuatro meses y casi desconocida, pues pocos son los que guardan alguna copia, si acaso una reproducción por fotocopia de mala calidad pasada de mano en mano en la que aparece el poema con la fotografía de Fernando Estrada, de un árbol junto al río Duero, en el paseo de San Saturio.

Sabiendo con seguridad, ya lo hemos comentado en alguna ocasión, que el actual “Olmo seco” del atrio del Espino no fue el que inspiró el poema ¿pudo ser alguno situado junto al río Duero? El poema parece situarlo en “la colina que lame el Duero”, pero también se refiere a él como el “olmo del Duero” que puede ser “arrastrado por el río hasta el mar”.

Todos sabemos del interés de Antonio Machado por el paseo a la ermita de San Saturio, lo que unido al hecho de que el fotógrafo inmortalizara aquel árbol en concreto, nos lleva a suponer que es probable que sí fuera alguno de los que abundaban en aquel paseo, hasta que la grafiosis los eliminó, o que, como dice el poema, fuera cortado por el leñador o arrastrado por la corriente. Miguel Moreno en sus particulares visitas guiadas lo aseguraba sin duda, basándose además en la tradición popular que él conoció durante su juventud.


Fotocopia de referida publicación cedida por Miguel Moreno en 2003.


sábado, 28 de noviembre de 2020

29/11/1291: Acuerdos de paz firmados en Soria.

Siempre que podemos, aprovechamos para recordar la gran importancia política, estratégica y militar que ha tenido la provincia de Soria durante la Edad Media debido a su situación fronteriza. 

Primero con referencia a la parte peninsular reconquistada al Islam, y después como frontera con Aragón y Navarra, lo que convirtió a Soria y a las principales villas sorianas, especialmente las de la mitad oriental, en objetivos militares de gran interés estratégico que había que proteger, pero también en poblaciones donde se celebraron encuentros diplomáticos, tratados comerciales, negociaciones y pactos de estado.

En este contexto, y a finales de noviembre de este año, tuvo lugar en Monteagudo de las Vicarías la entrevista entre los reyes Sancho IV de Castilla y Jaime II de Aragón que ponía fin a la guerra que mantenían ambos reinos desde hacía algunos años. Fue el 29 de noviembre y en el castillo de Monteagudo de las Vicarías y, más que en el de la propia villa, en aquel cuyas ruinas persisten en la misma divisoria entre Castilla y Aragón, el castillo de la Raya o de Martín González.

Aquella entrevista fue más bien un encuentro afable entre dos “colegas” de trabajo con la misma sintonía por lo que más que una tregua aquello fue una provechosa reunión familiar que desembocó en el acuerdo de paz entre ambos conocido como la Paz de Monteagudo y suscrito en esta misma jornada, un acuerdo que determinaba que ambos monarcas se comprometían a estrechar sus lazos de amistad declarando aquello de que los enemigos de uno pasaban a ser de los del otro, tanto que antes de declarar la guerra a un tercero se obligaban a consultarlo con el otro, no fuera a ser que de alguna forma le perjudicase, y para ratificar ese acuerdo, además de las firmas de pergaminos, se comprometieron pactando la boda entre el rey aragonés, de treinta años de edad, con la hija del castellano, la infanta doña Isabel, de nueve años, hija de María de Molina, un matrimonio que evidentemente no se consumó, que no eran tan bárbaros, pero el idilio y buen rollo entre los dos monarcas se alargó durante algún tiempo.

Pocos días después se celebró la boda real en Soria, pero lo veremos más adelante.

Castillo de la Raya desde el lado aragonés.
Imagen de Ángel Lorenzo Celorrio en septiembre de 2020.


viernes, 27 de noviembre de 2020

28/11/1521: Privilegios de los arrieros yangüeses.

Desde 1347 y por algunos servicios que los carreteros yangüeses prestaron al rey castellano Alfonso XI, así como para compensarles por ciertos sufrimientos que tampoco conocemos, el monarca les concedió la exención de portazgo y el almojarifazgo a los carreteros de la Comunidad de Yanguas.

Salvo en Toledo, Sevilla y Murcia, lo que viene a significar que salvo en esos lugares el transporte de sus mercancías no estaba sujeto a ese tipo de impuesto local convirtiendo la carretería de Yanguas en una rentable actividad que motivó un gran impulso económico de la villa pues, como los arrieros yangüeses se ahorraban aquel impuesto, muchos de sus vecinos se dedicaron a esta actividad que se convirtió en fundamental para la base de la economía de Yanguas, tanto es así que llegó a existir un camino desde la Mancha a Andalucía llamado “Camino de los Yangüeses” y que sería aquel en el que don Quijote tuvo el desagradable encuentro con los yangüeses que narra Cervantes en el Capítulo XV de su más famosa obra.

Peso pese a las ventajas fiscales no todo fue fácil pues la reivindicación de este derecho fue causa de no pocos problemas puesto que el impuesto del portazgo de las mercancías suponía unos importantes ingresos para los concejos castellanos a los que no querían renunciar por lo que en numerosos casos los concejos -a sabiendas de que no tendrían amparo legal- los exigían, motivo que llevaba a los de Yanguas a acudir en repetidas ocasiones a los tribunales de justicia que siempre sentenciaron a su favor.

Un ejemplo de ello se produjo cuando el comendador de la Orden de Alcántara en la villa de Zalamea pretendió cobrarles el portazo. Los arrieros, y en su nombre y representación la Villa y Tierra de Yanguas, acudieron a los Tribunales que, con fecha 28 de noviembre de 1521, dictó sentencia a favor de los yangüeses.

Este ejemplo y otros que ya hemos visto en otras ocasiones nos hace comprobar cómo las ventajas fiscales en zonas pobres y deprimidas lograron asentar la población y favorecer su desarrollo, y nos resulta imposible dejar de comparar esas situaciones con la que acontece en la actualidad en la provincia de Soria lo que nos lleva a reflexionar si hoy serían posibles esas medidas. ¿Vosotros qué pensáis?

Imagen del capítulo XV del Quijote, donde se cuenta la desagraciada aventura que se topó don Quijote en topar con unos desalmados yangüeses.


jueves, 26 de noviembre de 2020

27/11/1589: La evolución de los nombres del callejero.

Si un soriano del pasado nos refiriese una dirección, posiblemente más que el nombre de su calle nos indicaría la cuadrilla a la que pertenece y emplease topónimos que nos harían dudar de si hablamos de la misma ciudad.

Algo que nos pasa frecuentemente a los que nos da por examinar papeles antiguos, y si las únicas referencias geográficas indican “el rastro”, “la calle de la ollería” o “el callejón del Espíritu Santo”, no nos queda más que invocarnos a este último para que nos aclare a qué calle actual se refiere, o mejor aún, a las documentadas investigaciones de José Ignacio Esteban Jáuregui que ha recogido en varios y recomendables artículos.

Hoy veremos un ejemplo de un lugar que ha cambiado varias veces de nombre, una de forma oficial y otras de forma oficiosas por la actividad mercantil que allí se ha celebrado.

En uno de esos artículos sobre la evolución urbana de la ciudad, Jáuregui nos recuerda que, tal día como hoy de 1589, el corregidor de Soria decidió que para mejorar el precio de la carne, además del mercado de los sábados, éste debía celebrarse también los martes, indicando que esas ventas debían realizarse en los soportales del rastro.

Sería un tanto complicado sintetizar ese artículo pero resumiéndolo a lo fundamental, el lugar conocido como el rastro de Soria, también llamado el rastro y el registro, e incluso de los silleros o cabestreros, era el emplazamiento que entonces serían extrarradios, donde se sacrificaban los animales destinados al consumo de carne, una especie de matadero al aire libre, correspondiendo el lugar de ese nombre al espacio entonces dotado de soportales que había en la actual plaza de Mariano Granados y calle Ferial.

Esa denominación y uso como topónimo es frecuente en la documentación oficial hasta el siglo XVIII y, aunque el matadero al aire libre se trasladó al emplazamiento donde ahora está el edificio del Espolón 10, aún aparece de cuando en cuando en la prensa del XIX como referencia toponímica residual del pasado, momento en el que la plaza se llamaba del Campo y el popular nombre del rastro sustituido por el de “acera de Monge”, nombre con el que se referían nuestros padres y abuelos a lo que hoy nosotros llamamos la “acera del Queru”, y eso que también fue la “Plusul”, la del Barrón, del Antojos, del BB…

Acera de Mariano Granados hacia 1900 donde estuvo el rastro de Soria.
JCYL AHPSo 5415, colección Luis Martínez de Toro Olalla.


miércoles, 25 de noviembre de 2020

26/11/1583: El manuscrito Marrón.

Una de esas obras de referencia para la historia de Soria de las que muchos hablan pero pocos conocen es el manuscrito que se guarda en la concatedral de San Pedro titulado “Cosas curiosas y antiguas de la Colegial y Ciudad de Soria”.

Un libro con pretensiones de crónica histórica que fue escrito por el canónigo racionero Diego Marrón, un sacerdote de origen hidalgo miembro del linaje de San Llorente que tal día como hoy de 1583 recibió de sus compañero del Cabildo el encargo de escribir una historia de la iglesia colegial de San Pedro y de la propia ciudad pues las de ambas están indefectiblemente unidas.

Diego redactó un texto de casi doscientas páginas que trata sobre los orígenes de la iglesia de San Pedro y demás iglesias sorianas, pero también ofrece información sobre los Linajes y la propia ciudad, pero son noticias que hay que tomar con todas las reservas pues el autor comete numerosos errores y a veces parece un relato novelado sin fundamento. Hay faltas de ortografía, faltan tildes, algunos nombres que aparecen varias veces están escritos cada vez de una forma,… Leyéndolo y conociendo las aspiraciones de grandeza en los canónigos en esa época, da la sensación de que más que una crónica histórica está escrita como prueba para avalar las propiedades y derechos económicos del Cabildo.

Sin embargo y pese a sus limitaciones, la obra también tiene un valor histórico incuestionable y es una de las referencias bibliográficas más antiguas que se conserva sobre la Historia de la ciudad por lo que no estaría de más que, como ya hacen otras instituciones, el Ayuntamiento de Soria decidiese colgar en la web municipal éste documento que ya está escaneado, así como tantos otros que duermen en archivos y bibliotecas públicas y privadas con escasas posibilidades de ser consultados por el público general.

Escudo de armas del linaje de los Barnuevo en el Manuscrito Marrón (1584) f128.
Archivo de la concatedral de San Pedro, fotografía gentileza de Jesús Muñoz.


martes, 24 de noviembre de 2020

25/11/1940: Fallece el músico Keppler Lais.

Nuestro personaje de hoy falleció en Madrid tal día como hoy de 1940 y, aunque hoy su nombre le suene a muy poca gente, como compositor fue uno de los grandes de la década de 1920, y quizá lo menos conocido es que fue paisano nuestro, pues Patricio Muñoz Aceña, que era su nombre real, había nacido en Almazán, el 17 de marzo de 1883.

Su hermano fue el pintor Teodoro Muñoz Aceña, y ambos fueron hijos del sacristán, organista de la parroquia de Santa María de Calatañazor, director de la banda local y pianista del Casino, algo que sin duda marcó a Patricio que durante algún breve espacio de tiempo fue músico militar además pianista de cafés. Sin embargo como músico su faceta más conocida es la de ser compositor de bastante éxito y reconocimiento en la música popular de la época que demandaba foxtrot o pasodobles, pero sobre todo tangos, algunos interpretados por Carlos Gardel a quien conoció y para quien compuso algunos tan conocidos como “La Cieguita o Pobre viejita”, piezas clásicas del folclore argentino pero que también tienen mucho que ver con nuestra tierra.


Para más información, remitimos al lector al artículo de Virginia Pérez Arlegui: “Patricio Muñoz Aceña” en Revista de Soria n.º 88 primavera 2015 páginas 87 y ss, y grabaciones suyas de época. 


Cartel anunciador del disco “La viejita” (1926) de Carlos Gardel.


lunes, 23 de noviembre de 2020

24/11/1947: Inauguración del Mandarria.

El 24 de noviembre de 1947, el matrimonio formado por Demetrio Valero y Felisa Romera abrió en el nº 24 de la calle Real de Soria un establecimiento dedicado a la venta de vinos, taberna y alimentos en conserva: la taberna Mandarria. El negocio, situado en el bajo de su vivienda familiar, era atendido por los dos, pero fundamentalmente por Felisa pues él, además ser agricultor y dedicarse a las labores del campo, falleció prematuramente.

A aquel establecimiento acudían los vecinos del barrio como el “Tirillas”, el “Miñarro” o el “Chúpeles”, también los matarifes del cercano matadero, los niños del barrio a cumplir algún recado o comprarse alguna golosina, y tampoco faltaban visitantes y turistas que discurrían por la calle Real, entre ellos Julián Marías o la infanta Margarita de Borbón de quien Miguel Moreno -que sin conocerse el porqué llamaba a este lugar “la Casa de la Cultura”- decía fue fiel visitante hasta su cierre. Allí era posible encontrar productos hoy prácticamente desconocidos como el vino rancio, el ajerezado, un peculiar tinto dulce distinto al del resto de bodegas sorianas, o una limonada de Semana Santa como nadie más la ha vuelto a hacer, pero también se podían comprar latas de mejillones, una tajada de atún en escabeche y hasta tomates de bote por unidades que Felisa vendía a granel desde una lata de cinco kilos. También era posible rellenar los mecheros de gasolina con una máquina a monedas, pero sobre todo era posible llevar una conversación tranquila pues la taberna no tenía radio, música, ni televisión, y sólo en sus últimos años llegó a contar con máquina tragaperras.

No era un local fino, apenas una sobria barra de obra con mostrador de mármol, balanza delante de unas estanterías de madera pintada de gris con un reloj en forma de barril, una austera decoración completada con veladores de mármol y banquetas apenas iluminadas por dos fluorescentes y una ventana. Todo ello le confería una familiaridad que invitaba al cliente habitual a disfrutar de sus productos y de la amistad que siempre ofrecía la señora Felisa, una mujer dura y trabajadora pero que siempre tenía una sonrisa amable.

Allí no había grifo de caña y la cerveza se bebía en botellín. Pero lo que más se tomaba era, sin duda, vino tinto, clarete o blanco, en vaso o incluso en un pequeño porrón. También se tomaban licores, anís y coñac sobre todo, y se fumaba, se fumaba mucho, tanto que el extractor redondo de la pared apenas daba abasto para sacar la nube de humo.

Aquella tranquilidad del día a día se rompía cada Nochebuena, cuando los hombres y niños del barrio (salvo la de Felisa o su hija, la presencia de mujeres no fue usual hasta pocos años antes de cerrar) se juntaban por la tarde de ese día para celebrarla cantando villancicos al son de las cañas y panderetas mientras se tomaba moscatel o perolo.

Finalmente, en 1987, a Felisa le llegó la edad de jubilación, sus hijos tenían otras profesiones y la taberna Mandarria cerró sus puertas para siempre, clausurando mucho más que un negocio familiar pues para entonces había trascendido a la sociedad soriana y, sin dejar de ser suyo, aquella diminuta y añorada taberna ya era también un poco de todos los que la frecuentamos alguna vez.


Mostrador de la taberna en 1958. Imagen tomada del libro de Juan Antonio "Historia Epidemiológica de Soria. Soria 1900-2010 el mañana del ayer" Ed. Fundación Científica Caja Rural de Soria, 2011.


23/11/2016: Sara García, guía paleontológica.

Aunque no ha pasado muchos años desde su fallecimiento, somos muchos los que cada vez que acudimos a Bretún a enseñar con orgullo los yacimientos icnitas.

Seguimos añorando y echando de menos a la señora Sara, aquella mujercilla vivaracha que con una desenvoltura inédita y unos conocimientos paleontológico aprendidos de forma autodidacta, leyendo y escuchando, era capaz de describir con atino y gracia lo que significaban aquellas marcas en la roca y a qué ser pertenecieron, resolviendo dudas y pudiendo desarrollar sin problema una conversación científica de nivel medio.

Esos conocimientos en un paleontólogo serían básicos, sin duda, pero ofrecidos por una señora de pueblo, mayor, sin más estudios que los elementales, y que vestía como lo hacían nuestras propias madres o abuelas, era lo que le daba ese especial interés a la visita. Los carteles informativos están muy bien y los guías turísticos ofrecen una información imprescindible, pero el desparpajo, locuacidad y sorprendentes conocimientos de la señora Sara la convirtieron en un aliciente más de la ruta de las icnitas y llegaron a otorgarle cierta popularidad pues llegó a salir en algunos programas de televisión que todavía pueden verse en la red.

Ella siempre estuvo dispuesta a mostrar lo que sabía y aunque cogía si le daban, nunca pidió nada por compartir sus conocimientos con las visitas. Su muerte dejó un gran hueco en su familia, sin duda, pero también lo dejó entre los que la conocimos y pensamos que sin ella ver las incitas de Bretún ya no es lo mismo.

Sara Garcia, imagen en tardajosdigital

domingo, 22 de noviembre de 2020

22/11/1629: El autor de la rueda de los Linajes.

Hace poco, un fiel seguidor de esta sección nos comentaba que no es fácil, pero que alguna vez nos había pillado algún error con alguna fecha, algo que claro que sí, puede ser posible y que tampoco nos obsesiona demasiado pues el auténtico fin de esta serie es la de ofrecer cada día un motivo de reflexión que nos afiance ese sentido orgulloso de sorianidad. Y es que escribir sobre Historia no es fácil pues a veces incluso teniendo el documento que da fe, podemos equivocarnos pues lo que allí pone es un error.

Hoy vamos a comentar uno de esos errores casi tradicionales, y es que los historiadores clásicos de Soria siempre han dicho que la fachada del palacio de los Doce Linajes, actual Ayuntamiento de Soria, fue realizada por Lucas de la Vega que fue el cantero que consiguió el remate para la construcción de la obra por la cantidad de 6.500 reales, lo que se reflejó en el correspondiente contrato firmado en esta misma jornada, de 1629, y que recogía otros pormenores como los representantes de los Linajes (Fernando de Miranda y Diego de Medrano y Albiz), el autor de la traza o diseño de la portada (Francisco Cambero), o el del maestro fiador que avalaba al cantero, otro profesional del ramo llamado Martín de Solano, autor también de muchas obras en la provincia.

Con este documento a la vista muchos investigadores se dieron por satisfechos y afirmaron que la portada del hoy Ayuntamiento era de Lucas de la Vega y que a él se debía la escultura de la rueda de Linajes que luce la fachada, algo que otros posteriormente nos limitamos a recoger y darlo a conocer con error y todos pues lo que no sabíamos era que en 1631, con la obra parcialmente comenzada y por razones desconocidas, el cantero Lucas de la Vega se retiró dejando empantanada la obra y obligando al fiador, Martín de Solano a cumplir su compromiso, culminando la fachada y en ella el famoso símbolo de la rueda de los Doce Linajes, reconociendo como no podía ser de otra forma el mérito de quien lo ha hecho, de la misma forma que hay que reconocer que esta información ha salido a la luz gracias a la infatigable tarea investigadora de José Ignacio Esteban Jáuregui que en el artículo Leyendas de la Plaza Mayor de Soria y en otros parecidos, ha sacado a la luz información inédita que en algunos casos ha puesto patas arriba la historia de Soria. No dejen de conocerlo.

Rueda de los Linaje en la fachada del Ayuntamiento, del boletín Plaza Mayor nº 71.


sábado, 21 de noviembre de 2020

21/11/1946: Nueva etapa para el parque de la Dehesa.

La de hoy es una efeméride menor, de esas que no figurarán en los libros de Historia. Sin embargo, pese a su escasa relevancia, es importante pues ha determinado el aspecto de la Soria del presente y es que, tal día como hoy de 1946, los operarios municipales comenzaron a desmontar la antigua puerta del parque de la Dehesa para construir la actual.

Haciendo una pequeña síntesis recordaremos que el actual parque fue en origen una dehesa boyal donde pastaba el ganado. Con el paso del tiempo los sorianos dedicaron parte de aquella dehesa a zona de paseo de forma que la parte inferior de la dehesa se convirtió en parque, por lo que se plantaron especies ornamentales, macizos de flores, se colocaron bancos y se construyeron estanques. Para delimitar la zona de asueto y diferenciarlo del resto del espacio urbano se cercó con unos muretes de piedra y una sencilla portada con una puerta principal entre dos más estrechas a cada lado. Aquella portada dio servicio durante muchos años pero, en el siglo XX, la plaza de Mariano Granados y sus aledaños comenzaron a desarrollarse urbanística y arquitectónicamente de una forma moderna y que poco tenía que ver con aquella Soria decimonónica, por lo que aquella portada comenzó a entenderse como algo demasiado simple e impropio de una capital de provincias.

Unos meses antes del inicio de las obras había llegado a la alcaldía de Soria Mariano Íñiguez García, un ingeniero de Obras Públicas con formación e ideas propias, que consiguió reformar la plaza de Mariano Granados y del parque en su conjunto, iniciando con el derribo de la antigua portada la construcción de una nueva, la actual, mucho más noble y acorde con su momento, a la par que inició un proyecto progresivo para cercar el parque de la Dehesa con los muros y rejas que sigue llevando, transformando así la Dehesa en el parque más bonito de España. ¿O es que alguien lo duda?

Puerta principal de la Dehesa en 1902,
colección Rafael Romera Ibáñez, recogida en el libro de 
José Damián Ferrero Monje y Jesús Martínez Carnicero en Cofradías de Semana Santa en la provincia de Soria (1999).



 

viernes, 20 de noviembre de 2020

20/11/1465: Los privilegios de los sorianos y su mercado.

Buena parte de la grandeza que tuvo Soria en el pasado se debe a los privilegios y mercedes que los monarcas castellanos concedían a determinadas poblaciones para agradecerles sus servicios prestados o compensarles por algunas situaciones de marginación y así asegurar su existencia. De una de esas exenciones hablaremos hoy.

Desde tiempos muy antiguos, la ciudad de Soria celebraba un mercado los jueves, algo que ya aparece en el Título XVIII del “Fuero de Soria” al incluir como día feriado los jueves, por razón del mercado, sin embargo, aunque el hecho de tener mercado fuese algo importante que no todas las poblaciones tenían, estaba como casi todos, sujeto al pago de impuestos.

En 1465, el francés conde de Fox, alegando los derechos sucesorios de la familia de su esposa, formó un ejército formado por ocho mil soldados franceses y navarros con el que se dispuso a tomar las plazas que consideraba suyas y estaban entonces bajo el control de Castilla. Llegó hasta Alfaro para encontrarse que los vecinos se habían encerrado dentro sus murallas, por lo que franceses y navarros sitiaron la ciudad en espera de su claudicación, pero antes pudieron salir a pedir ayuda al rey de Castilla que envió las fuerzas que tenía más próximas, las del Señor de los Cameros que acudió con riojanos, y el capitán soriano Rodrigo de Morales que allí se plantó con gentes de Soria. No está claro si al final hubo combate (los de Alfaro dicen que sí y, claro, que ellos fueron los más valientes), pero lo cierto es que el francés decidió retirarse y aunque por el camino hizo algún intento de retomar sus planes fue en balde.

El rey de Castilla, Enrique IV, quiso compensar las molestias y mostrar su agradecimiento a los implicados por lo que concedió varios privilegios. Cuentan que, el 20 de noviembre de 1465, cuando tuvo delante al soriano, le permitió pedirle lo que quisiera. El capitán Morales, en vez de pedir mercedes y gracias para su persona, le pidió que se dignase conceder algo para todos los sorianos, un mercado franco a la ciudad para que además de los privilegios que establecía el Fuero (que nadie podía ser pendrado, emplazado o llamado a juicio) se permitiese que todas sus compras y ventas estuvieran libres del pago de alcabalas, un impuesto que podría determinarse más o menos en torno al diez por ciento, y que haría mucho más interesante comprar en Soria.

Esta noticia documentada por diversas fuentes, se contradice con la información que ofrece la placa epigráfica (mandada colocar en 1621) que existe en los soportales de la Audiencia y que dice que la concesión del mercado franco correspondió a los Reyes Católicos y en 1475, por lo que en algún sitio ha debido cometerse un error, o más bien que, más que una concesión, se tratase de una confirmación de privilegios como era costumbre entre los reyes el primer año de su mandato.

Mercado de los jueves en Bernardo Robles (2003). Foto Alberto Arribas.


jueves, 19 de noviembre de 2020

19/11/1982: El busto de Machado en la plaza del Vergel.

Pablo Serrano Aguilar (1908-1985) fue un escultor reconocido como uno de los más destacados artistas españoles del siglo XX y cuyas obras se encuentran repartidas en los museos más importantes del mundo así como en algunas plazas y calles, como la del Vergel en Soria, donde se dispuso la colocación de una de sus obras más conocidas, el busto de Antonio Machado.

Para entender el origen de esta escultura en Soria debemos echar la vista unos años atrás, concretamente en 1966, cuando Pablo Serrano recibió el encargo de realizar un busto de bronce de la cabeza de Machado para ser colocado en Baeza con motivo de un homenaje para honrar al poeta. Pero ese acto acabó siendo prohibido y aquel busto, y otros más de hasta tres tamaños que el autor había realizado, se quedaron sin poner y Serrano los llevó a exposiciones artísticas de todo el mundo.

En 1982, el soriano Leopoldo Ridruejo propuso a su amigo Pablo Serrano que ofreciese una de aquellas esculturas al Ayuntamiento de Soria, concretamente la que acababa ser expuesta en el MOMA de Nueva York entre dos esculturas de Quintanilla Isasi y de Picasso. Serrano aceptó la idea y la ofreció por tres millones de pesetas (18.000 euros) una cantidad simbólica pues en esos días una escultura suya había sido vendida por diecisiete millones de pesetas. El alcalde de Soria, José Luis Liso Marín, aceptó el trato y en agosto convocó un acto informativo con el escultor para dar a conocer el proyecto pero, sorprendentemente, el mismo día del acto el escultor decidió que no vendería la escultura por ese precio, que mejor la regalaría a la ciudad.

Finalmente la escultura fue colocada el 19 de noviembre de 1982, un sencillo acto protocolario con policías locales de gala, algún concejal, la duquesa de Soria y su esposo pero al que no acudió público, por lo que el acto quedaba un poco desangelado, algo que don Andrés Pérez Palomar, jefe de estudios del Instituto, solucionó en un momento disponiendo que un grupo de alumnos de primero de BUP bajaran a la calle a aplaudir.

Busto de Antonio Machado por Pablo Serrano en la plaza del Vergel.
Foto Alberto Arribas.


miércoles, 18 de noviembre de 2020

18/11/1255: Prerrogativas del clero soriano.

Para el rey Alfonso X de Castilla, este año de 1255 había resultado complicado sobre todo debido a las traiciones de algunos de sus hombres de confianza por lo que decidió tomarse un retiro en el monasterio de Santo Domingo de Silos. 

Como buen gobernante sabía que la lealtad de muchos miembros de la nobleza no valía ni treinta monedas y que debía actuar contundentemente, pero al mismo tiempo con flexibilidad, disponiendo premios y honores de la misma forma que ahorcamientos y decapitaciones. Más fácil lo tenía con la Iglesia, pues sabía que mientras corriesen los caudales tendría asegurada su fidelidad.

Uno de los primeros que acudió a visitarle en Silos, probablemente sin haber sido llamado, fue el obispo de Osma, don Gil, que tal día como hoy de 1255 se presentó ante el rey Alfonso para presentarle sus respetos y, ya de paso, a que le firmase alguna prerrogativa para sus clérigos de forma que, a cambio de que los clérigos encomendasen sus oraciones por el rey y pidiesen por las almas de sus antepasados, el rey Alfonso les libraba de pagarle impuestos y pechos. Y no fue el único beneficio que don Gil consiguió en aquel provechoso viaje, logró también que el monarca le confirmarse el derecho a que cuando un obispo moría, la Justicia no tuviera conocimiento de sus bienes, reservándose esa acción únicamente al Cabildo que se convertía en receptor único de los bienes de obispos y canónigos fallecidos.


Alfonso X el Sabio rey de Castilla. Escultura en la escalinata de entrada de la Biblioteca Nacional de España.
Foto de Luis García, CC BY-SA 2.0, fuente: wikimedia.org

lunes, 16 de noviembre de 2020

17/11/1941: Carrera Cejudo es nombrado alcalde de Soria.

Después de tres años de ejercicio y debido a razones personales, el 17 de noviembre de 1941 dimitió el alcalde de Soria don Gregorio Ramos Matute, siendo sustituido en esa misma jornada por el entonces presidente de la Diputación provincial, don José Carrera Cejudo, quien también tuvo que dimitir de ese cargo y que ejerció el nuevo empleo unos pocos meses pues fue nombrado gobernador civil de Lérida en septiembre de 1942.

En esos pocos meses no tuvo tiempo de desarrollar sus propios proyectos, más bien le tocó gestionar los de sus predecesores y su mandato pasó sin pena ni gloria para los sorianos. Prácticamente sus únicas aportaciones a la historia local sea la construcción de la carretera que va desde el Espino hasta el Castillo (para la de las curvas aún habrá que esperara bastante) y el impulso que dio a las obras de construcción del nuevo Gobierno Civil de la provincia entre las calles Alfonso VIII, Medinaceli y Nicolás Rabal, cuyas obras habían comenzado en 1934 y que se habían quedado paralizadas antes de que comenzase la Guerra.

Gobierno Civil de Soria, actual Subdelegación del Gobierno.
Imagen de autor desconocido en la publicación "Veinte años de paz en el Movimiento Nacional bajo el mando de Franco”, Soria (1959).


16/11/1870: Ruiz Zorrilla corona a Amadeo I de España.

Tras el triunfo de la revolución de 1868, la reina Isabel II huyó a París donde abdicó en favor de su hijo Alfonsito. Los españoles manifestaron su deseo por tener una monarquía parlamentaria constitucional, pero sin Borbones, por lo que Prim, como el que busca un botón en un cajón, revolvió Roma con Santiago buscando un candidato idóneo, algo que consiguió pocos días antes de morir asesinado.

El elegido resultó ser Amadeo de Saboya, un príncipe italiano hijo del rey de Italia y emparentado -como todas las familias reales europeas entre sí- con la monarquía española lo que aseguraba cierto grado de legitimidad al ocupar algún lugar en el orden sucesorio. Amadeo además era un chico formal, progresista pero católico y hasta masón, siendo uno de los pocos que, dicen, tenía permiso del papa para serlo, algo que otros no creen posible pues las relaciones de su familia y las suyas propias con la curia, en general, dejaban mucho que desear.

Lo cierto es que fue el 16 de noviembre de 1870 cuando las Cortes españolas, presididas por el presidente del Congreso, el burgense Manuel Ruiz Zorrilla, le votaron y en esa fecha le proclamaron rey de España, el primer rey elegido por el Parlamento, algo que no gustó a los monárquicos de siempre que seguían esperando el regreso de Isabel y Alfonso; ni a los carlistas que seguían con sus propias líneas sucesorias; ni a la mayor parte de los republicanos que no sabían qué pintaba allí ese tipo; ni a los españoles en general que veían el monarca a un tipo muy poco parecido a ellos y que apenas balbuceaba un español con fuerte acento italiano.

El interesado tampoco debía saber qué narices pintaba él en un país de bárbaros, pero aun así, como el sueldo era bueno y la residencia con dieta estaba todo incluido, tuvo paciencia de aguantar un reinado de algo más de dos años de gran inestabilidad política en el que Ruiz Zorrilla se convirtió, al mismo tiempo, en su principal valedor y quien más complicaciones le procuraba, si bien todo tiene un límite, y Amadeo acabo largándose dejándonos una carta de dimisión que se podría volver a firmar hoy sin mucho desatino, en la que acababa diciendo que el mayor enemigo de los españoles eran los propios españoles.

Amadeo I de Saboya (izquierda) y Manuel Ruiz Zorrilla (derecha), hacia 1870.


domingo, 15 de noviembre de 2020

15/11/1960: El Colegio Filosófico de Soria que no pasó del papel.

En 1948 los frailes carmelitas de Soria, que acaban de comprar al Ayuntamiento de Soria la que ahora es su sede, habían decidido trasladarse a un nuevo convento e iglesia que pretendían construir a las afueras de la ciudad en unos terrenos de la avenida de Valladolid un poco más allá de los Cocherones de Obras Públicas, hoy Estación de Autobuses. 

No es que hubiera un crecimiento exagerado de vocaciones religiosas, aunque algo de eso hubo, es que en esos años surgió el proyecto de instalar en Soria un Colegio Filosófico Carmelitano que precisaba más espacio del que tenían disponible, lo que les obligó a adquirir una parcela de 13.300 metros cuadrados por 388.773,65 pesetas (poco más de dos mil trescientos euros).

En poco tiempo el proyecto de construcción del Colegio que llevaba una iglesia con unas dimensiones de 30 x18 metros estuvo listo y hasta llegó a colocarse la primera piedra del complejo, pero, según surgió, aquella idea fue desinflándose poco a poco sin que llegase a ofrecerse una explicación coherente ya que la única que se ofreció era que el ruido ocasionado por la entrada y salida de la maquinaria de Obras Públicas les hizo desistir del proyecto. Finalmente, tal día como hoy de 1960, los frailes carmelitas vendieron aquellos terrenos a la Caja de Ahorros por 663.490 pesetas, casi cuatro mil euros, y que destinó la parcela a la construcción de los tres bloques de la plaza de la Paz.

En el medio el obispo Saturnino Rubio Montiel 1949 07 22 colocación primera piedra Colegio Filosófico Carmelitano más o menos zona plaza de la Paz 1. Del libro de Fr. Pedro Ortega "El Carmen de Soria. 75 años de la Restauración de los Carmelitas Descalzos" Soria 2012.



sábado, 14 de noviembre de 2020

14/11/1975: La voladura descontrolada del castillo de San Esteban de Gormaz.

El castillo de San Esteban de Gormaz lleva siglos arruinado y causando desprendimientos de piedras que rodaban hacia el pueblo produciendo graves problemas. En 1889 hubo uno especialmente grave que destrozó viviendas y bodegas y que a punto estuvo de causar la pérdida de vidas humanas, pero desde entonces poco se estaba haciendo, apenas algunas voladuras menores y obras de consolidación que no evitaban que de vez en cuando siguieran produciéndose desprendimientos.

En 1975, alguien decidió que aquel peligro había que erradicarlo definitivamente y se pensó que lo mejor sería una voladura controlada que fragmentase un inestable lienzo que amenazaba con caer sobre las casas. Se buscaron empresas especializadas que idearon un complicado plan que obligó a desalojar el pueblo, cortar el tráfico por carretera y ferrocarril, además del agua y la luz. Desde el principio se contaba con que la voladura ocasionaría unos pequeños e inevitables daños en los tejados adyacentes, pero nada, alguna teja y poco más.

El 14 de noviembre de 1975 se eligió como la fecha de la voladura en la que todo estaba controlado al milímetro, bueno casi todo, sólo hubo un error pero en lo fundamental: la cantidad de explosivo. Y es que, al parecer, algún ingeniero se equivocó en sus cálculos y puso más cantidad de lo necesario, provocando una gran explosión descontrolada que lanzó piedras de gran tamaño a una distancia mucho mayor de lo que se había calculado.

Afortunadamente no hubo daños personales pero los materiales y los disgustos fueron mucho más de lo esperado. Mejor que en la foto de abajo, el resultado de aquella explosión puede verse en youtube.com


Imagen en periódico ABC de 16/11/1975.




jueves, 12 de noviembre de 2020

13/11/1610: Comienza a celebrarse en Medinaceli la fiesta de los Cuerpos Santos.

Si este año fuera normal, en estos días se celebrarían las fiestas de los Cuerpos Santos de Medinaceli con el Toro Jubilo -único toro de fuego en Castilla y León- como el elemento más característico de las fiestas, y aunque la celebración de este ritual pueda tener un origen mucho más antiguo y haya quien lo suponga celtíbero como poco, su relación con los Cuerpos Santos, que es la festividad que hoy se celebra, es mucho más moderna.

Con seguridad sabemos que en el siglo XVI el Toro Jubilo era algo ocasional, que se convocaba para celebrar grandes acontecimientos o para homenajear a ilustres visitantes de la villa, sin embargo el origen de los santos Arcadio, Pascasio, Probo y Eutiquiano, nada tiene que ver. Estos santos mártires de origen salmantino, que vivieron en el siglo IV, aparecieron -lo hablamos en su día- de una forma más o menos milagrosa en Medinaceli en 1581. Veintinueve años más tarde, dice el historiador Minguella que los medinenses les nombraron santos patrones de la villa y celebraron fiestas en su honor con actos religiosos y profanos entre los que ya ese año hubo un Toro Jubilo.

Procesión de los Cuerpos Santos.
Imagen del vídeo de Soria TV 20/11/2019 en youtube.com



miércoles, 11 de noviembre de 2020

12/11/1554: Aprobación de un primitivo Plan de ordenación urbano en Soria.

Más o menos coincidiendo con el principio del siglo XVI, la ciudad de Soria fue abandonando el casco urbano medieval y comenzó a extenderse urbanísticamente fuera de las murallas.

Por el lado oeste cruzando ya la zona de la Puerta del Postigo hacia la dehesa de San Andrés y los campos de Santa Bárbara. Un desarrollo urbano que surgió por un aumento demográfico motivado por cierto auge económico, gracias al desarrollo de la ganadería trashumante, y por el asentamiento en la ciudad de los judíos conversos que ya no vivían en la aljama del Castillo, y a los que probablemente se unieran otros nuevos vecinos que se trasladaran de la Tierra de Soria a la ciudad buscando romper del todo con su pasado religioso.

En este primer cuarto de siglo surgirían nuevas cuadrillas, como la de Santa Bárbara, para abarcar la población ubicada en la parte más septentrional del arrabal del poniente, en la zona que antes había sido de las cuadrillas del Rabal Somero y de la de Santo Tomé y se estima que la ciudad estaría poblada por unos tres mil habitantes.

Ante esta necesidad de espacio, el concejo de la ciudad reunido el 12 de noviembre de 1554 decidió nombrar unos comisarios para que estudiasen las posibilidades de urbanizar unos solares existentes junto a la fuente del Campo, una zona que puede corresponderse con el espacio que ocupan hoy la amplia zona comprendida entre Marqués del Vadillo, Herradores, y Mariano Granados, y para que se trazase una calle principal. Es más que posible que esta zona no estuviera vacía ni deshabitada pues habría alguna casucha, construcciones agropecuarias, talleres o alguna vivienda surgida en torno a las iglesias del Salvador o San Francisco pero, como zona residencial o de servicios, parece probable que la de hoy sea su fecha de nacimiento.

Zona de la expansión urbana de la ciudad en 1554.
Imagen aérea de 1910 tomada por Tomás Ortiz Echagüe desde un globo cautivo. Fondos del Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire
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11/11/1618: Los ageses de noviembre por San Martín.

Aunque hablar de la fiesta y subasta del Agés a un paso del comienzo del invierno nos suene extraño, algunas investigaciones recientes, como las que lleva a cabo Máximo Diago Hernando, parecen apuntar que el hecho de subastar piezas de carne y despojos con la intención de divertirse, al mismo tiempo que se financiaba una cuadrilla, institución o cofradía, fueron en el pasado algo muy habitual en Soria y que guarda cierta relación con las subastas de roscos o corderos tan habituales todavía por algunas cofradías como la de Santa Bárbara o la Virgen del Mirón en la capital.

El Cabildo de Los Heros fue una especie de cofradía gremial de labradores sorianos que, pese a estar bajo la protección especial de San Saturio, desde muy antiguo celebraban también en esta jornada de San Martín de Tours actos religiosos y asambleas internas, pero también para financiarse y probablemente, añadiendo un sentido lúdico, subastando carne en un acto que llamaban: “ajeses”, “ageses”, “axegues”...

Por el acta correspondiente sabemos que el 11 de noviembre de 1618, tras la comida de hermandad a la que asistieron 52 cofrades, se procedió a la subasta de varios despojos y piezas de carnero (asaduras) y de vaca (pechos) mediante el procedimiento de “echar los axegues” y que, además de la relación fonética con los agés de las fiestas de San Juan, al igual que en aquellas, en estas subastas se permitía a los que habían rematado las subastas un amplio margen de tiempo para abonarlas.

Como en las cuadrillas del Sábado Agés, en estas subastas (esta de San Martín consiguió ese año recaudar 6.135 maravedíes) cabe suponer un afán recaudatorio destacado pues las cantidades obtenidas eran importantes pero, además del fin económico, es casi seguro que lo hicieran como una diversión. Y no fueron los únicos. Diago ha demostrado también que otras cofradías, como la de San Pelegrín, subastó al menos en 1581, o la de Santa Bárbara en el siglo XVII.

No hemos podido averiguar si estos ageses, axegues, ageges, aguegues o bajo formas parecidas, han sido un elemento festivo y/o financiador exclusivo de Soria provincia, pues fuera de la capital sólo en Almazán, y durante las desaparecidas fiestas de la Visitación, hemos podido documentar la existencia de la subasta de la piel y despojos de los novillos de las fiestas.

Unos agés de antaño, no muy diferentes de las subastas que comentamos hoy.
Imagen de la colección de Miguel Verde.


martes, 10 de noviembre de 2020

10/11/1905: Soria despide a Schulten.

Unos meses antes el arqueólogo alemán Adolf Schulten había venido hasta Soria para excavar en Numancia donde fue recibido con los brazos abiertos, al menos oficialmente, pues extraoficialmente parece que la presencia de un extranjero que investigase un yacimiento que era el orgullo nacional de los españoles, a alguno le causó sarpullidos en su conciencia patriótica. 

Es cierto que poco ayudó el hecho de que Schulten afirmase haber descubierto la Numancia celtibérica, algo que estrictamente es cierto pues demostró lo que Eduardo Saavedra había sospechado, y empeoró radicalmente cuando el abad Santiago Gómez Santacruz -una autoridad religiosa y cultural en la Soria de la época- fue testigo de cómo algunos cajones con piezas arqueológicas desenterradas de Numancia por el alemán habían partido hacia Alemania sin darles la oportunidad de observarlas e inventariarlas a los arqueólogos españoles.

Al final de la campaña arqueológica los apoyos locales del alemán se habían reducido a un puñado de
personas que quisieron homenajear a Schulten y a su ayudante Konen con una cena banquete en dependencias de la Diputación provincial, pero servida por la fonda de El Comercio, y que consistió en sopa, fritos variados, merluza con guisantes, pollo asado, ensalada, entremeses, postres café y licores. Entre los asistentes se encontraban Felipe Las Heras, director de facto de El Avisador Numantino, Mariano Íñiguez, Blas Taracena, Mariano Granados…, que tras la cena acompañaron a los homenajeados hasta la estación del ferrocarril pues esa misma noche partieron hacia su país con la intención de regresar al año siguiente para continuar sus investigaciones, algo que realmente sucedió pero no exactamente como ellos deseaban. Lo veremos en otro momento.


Schulten, sentado en el centro, durante las excavaciones en Numancia.
Foto del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid en 
elmundo.es 


domingo, 8 de noviembre de 2020

09/11/1909: El Caballero Encantado.

Tal día como hoy de 1909 comenzó a publicarse por entregas en el periódico madrileño El Liberal una novela de Benito Pérez Galdós titulada “El Caballero Encantado”, y cuyo desarrollo tiene lugar casi íntegramente en varios emplazamientos de la provincia de Soria que el autor conocería personalmente, aunque da muestras de que también se basó en descripciones que parecen surgir de obras generales como el Diccionario de Pascual Madoz.

En esa novela Galdós describe muy negativamente una Soria retrasada, gris y tan miserable, que poco tiene que ver con la Soria real de 1909, y que otros autores coetáneos, como Antonio Machado, describieron de una forma mucho más amable. 

No es la mejor obra de su autor ni mucho menos la más recomendable para conocer la Soria de principios del siglo XX, pero su lectura debe ser obligatoria a todo soriano que sienta curiosidad por saber, más que la realidad, cómo nos vería el resto de España hace poco más de cien años.


Portada de El Caballero Encantado.


sábado, 7 de noviembre de 2020

08/11/1839: Fundación de la Escuela de Párvulos de Soria.

Según una Real Orden, de 8 de noviembre, correspondía a las corporaciones locales la disposición o creación de las escuelas de párvulos para la formación de los niños, una competencia municipal más que se unía a las levas y financiación de gastos militares en plena guerra contras los carlistas.

Para fundar la escuela en la capital el Ayuntamiento destinó los mil trescientos treinta y un reales que constituían el fondo de multas, una cantidad todavía insuficiente, por lo que al alcalde Pablo Ramos no le quedó más remedio que recurrir a la buena voluntad de las clases acomodadas de la ciudad para que suscribieran unas acciones de veinte reales anuales. Aquellos vecinos respondieron y con esas personas se constituyó una Junta con varios socios que se encargaran de la financiación y de la creación de un Reglamento.

Finalmente, y gracias a la contribución desinteresada de personas de clase acomodada de cualquier tendencia política, a primeros de abril del año siguientes se logró constituir una junta ciudadana que logró inaugurar una escuela de párvulos para niños y niñas de entre tres y cinco años en la que los pobres acudieran gratuitamente y en la que, conforme al reglamento aprobado, se desarrollase la inteligencia, arraigasen unos principios religiosos y morales, y ejercitasen las fuerzas físicas.

A la derecha, primera escuela de párvulos de Soria hacia 1920.
JCYL AHPSo 427, archivo Carrascosa, atribuible a Tiburcio Crespo Palomar.


07/11/1917: Pedro Chico y Rello llega a Soria.

Hace unos días comentamos que una de las consecuencias de la conversión de la Escuela Normal de maestro y maestras en estudios superiores, fue la llegada a Soria de profesionales para hacerse cargo de la formación académica del centro, y uno de ellos fue el profesor Pedro Chico y Rello, un madrileño de 34 años de edad hijo de docentes y pedagogos que, tal día como hoy de hace ciento tres años, vino a nuestra ciudad a ocuparse de la cátedra de Geografía de la Normal, y que durante esos trece años que permaneció entre nosotros acabó siendo un personaje querido por sus alumnos y respetado por todos los demás, alguien fundamental en la Soria de la década de 1920.

De entre todas las fondas y pensiones de la ciudad, Pedro Chico eligió la de Isabel Cuevas que le ofreció la habitación en la que antes se había alojado su yerno, el poeta Antonio Machado, que se había marchado de la ciudad cinco años antes al poco tiempo de enviudar y, aunque habían pasado varios años y casi con seguridad varios huéspedes, Chico y Rello confesó mucho tiempo después que en varios cajones de un mueble encontró muchas hojas escritas por el poeta, borradores sin valor literario pero de gran valor histórico que al final se perdieron para siempre.

En Soria Pedro Chico fue un profesor querido y reconocido por sus alumnos pero pronto se integró activamente en la sociedad de su época como colaborador de prensa, concejal del Ayuntamiento, conferenciante o miembro del Casino y del Ateneo de Soria, actividades que alternaban con la de investigador y escritor de libros de pedagogía y geografía.

Pedro Chico y Rello con su hermana Mercedes en 1980 durante un acto de homenaje
a su hijo fallecido el ingeniero Juan José Chico Gárate.



viernes, 6 de noviembre de 2020

06/11/1196: Primera referencia documental de algunos pueblos del sur provincial.

El 6 de noviembre de 1196 el historiador y arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada firmó un curioso documento que nos habla de unos problemas surgidos entre el clero de Medinaceli pero que, más allá de la curiosidad que no es poco, resulta importante pues es la primera referencia documental de la existencia de algunos pueblos y despoblados del sur provincial.

Al parecer los clérigos de la villa habían sido excomulgados por el obispo en base a “ciertos excesos que cometieron”, pero al poco algunos se arrepintieron y se pusieron a disposición del obispo. El resto de clérigos que no acató esa decisión se irritaron e incitaron a los seglares de la villa a atacar a los arrepentidos cuyas casas fueron saqueadas. Jiménez de Rada solicitó la intervención del cardenal legado Gregorio que llamó a los seglares a testificar.

Éstos no acudieron y el legado los excomulgó, lo que nos lleva a pensar que entre ellos no había moros ni judíos, y puso en entredicho las iglesias de Medinaceli y su aldeas, decisión que los clérigos rebeldes no acataron pues siguieron otorgando los sacramentos con normalidad llegando a imponer multas a los cristianos no excomulgados que se negaban a enterrar a sus difuntos por los sacerdotes excomulgados, a los que habitasen en casas propiedad del obispado o trabajasen sus tierras.

Al final los ánimos se relajaron y todos los excomulgados arrepentidos se pusieron al servicio del obispo Rodrigo que impuso a los seglares la pena de presentarse en el atrio de la iglesia para ser absueltos de la excomunión, y purificaron el cementerio para exhumar los restos de cadáveres indebidamente sepultados para ser vueltos a enterrar bajo los cánones de la Iglesia -de lo que el propio don Rodrigo dio ejemplo haciéndolo con sus propias manos-. El clero de las aldeas acabó acatando también las órdenes superiores y pagaron los dos mencales “en concepto del derecho que llamaban catedralicio”, algo que, aunque no lo diga, parece que era en el fondo la causa del problema.

Pero como decíamos, además del interés para conocer la situación del clero, el documento aparece firmado por los clérigos rebeldes en el que se indica el lugar de su servicio, lo que nos ofrece información para datar una primera referencia de muchos poblados, y ya despoblados, de la actual provincia de Soria: Mazraduel (¿Mazalacete?), Alpansec (Alpanseque), Barafona (Barahona), Pinilla (probablemente un despoblado de ese nombre cerca de Alpanseque), Romanielos (Romanillos de Medinaceli), Jelo (Yelo), Boriefodes (despoblado de Conquezuela), Ambrona, Miño, Bertejal (Beltejar), Boclona, Agua viva (Aguaviva de la Vega), Utriela (Utrilla), Almaluez, Orta (poblado en torno a Santa María de Huerta), Montuenga, Valdeserrano (despoblado ilocalizado, posiblemente cerca de Velilla de Medinaceli), Avenales, Salziedes (¿Sagides?), Judes, Hyrocha (Iruecha), Ovetago (Obétago), Ures, Ruviales (despoblado de Fuencaliente de Medinaceli), Faxcamillas (Azcamellas), Steras (Esteras de Medinaceli), Villaseca (despoblado de Benamira), Montagudo (Monteagudo de las Vicarías), Garvayosella (Garbajosilla, despoblado de Esteras de Medinaceli).

Momia del don Rodrigo Jiménez de Rada (h. 1170.1247) en Santa María de Huerta durante una exhumación en 1968. Fondos y catálogos del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes.