martes, 31 de mayo de 2016

Escudo de los Doce Linajes de Soria

31/05/1632: El 31 de mayo de 1632, la correspondiente Junta de la Diputación de los Linajes acordó varios temas relacionados con la construcción de su nueva sede. Entre ellos, el proyecto original para colocar sus escudos de armas en la fachada de su palacio hoy sede del Ayuntamiento de Soria.

En esa jornada acordaron un nuevo “logotipo” formado por los escudos de armas de las doce casas troncales y dispusieron un diseño en forma circular para evitar que nadie ocupe el primer o el último lugar y cuyo orden en la rueda fue sorteado para hacer hincapié en la igualdad de todas las casas. Diseño que, por otro lado, inevitablemente lleva a evocar el mito de los Caballeros de la Tabla Redonda.
En el círculo central dispusieron la colocación de un caballero con yelmo y armadura montado a caballo que puede representarles a todos ellos o bien representar al rey Alfonso VIII, el de las Navas. Tan vinculado a la ciudad que se le considera un soriano más.

No sabemos si antes ya disponían de un escudo de armas, y si lo hubo si pudo ser el escudo con el rey a caballo saliendo del Castillo que hay en la campana de San Gil (hacia 1530). Parece que la ciudad ya usaba la forma tradicional con el Castillo bajo la cabeza del rey, que se usa al menos desde mediados del siglo XVI.


Escudo de armas de los Doce Linajes en la fachada de la que fue su sede (Ayuntamiento de Soria), esculpido por el cantero Martín de Solano en 1632.

lunes, 30 de mayo de 2016

Titularidad de la ermita de San Saturio

30/05/1863: Uno de los temas recurrentes en la historia de la ciudad de Soria ha sido el de la propiedad y responsabilidad de la ermita del patrón San Saturio. Y es que, si la propiedad física de un templo está legalmente en manos de un cabildo u obispado, no es menos cierto que la propiedad moral está en todo un pueblo –representado en este caso por el Ayuntamiento de Soria como su representante civil– que siente ese templo como algo propio y cuya financiación ha sido obtenida en buena parte por su dinero y por el de sus antepasados. Esta doble dependencia ha causado desde siempre muchos problemas e inconvenientes que por desgracia siguen repitiéndose en el siglo XXI.

Uno de estos problemas surgió en 1861 al detectarse falta de mantenimiento en la escalera de acceso exterior al templo además de una gotera en la capilla que afectaba a las pinturas de la cúpula. En este caso fue el gobernador civil quien se dirigió al Ayuntamiento para que lo solucionase. El concejo de la ciudad estaba en esos años enfrentado con el gobernador civil por un problema de titularidad del Castillo de la ciudad y por las intromisiones de ese organismo en la organización de las fiestas de San Juan. Pero, además, tenía otros problemas como las frecuentes epidemias de cólera, el teatro de la ciudad que les daba muchos quebraderos de cabeza, demandas pendientes de los Linajes, la falta de sede propia… No es de extrañar que ignorase ese asunto menor que no consideraba de su incumbencia o no le hiciese mucho caso.

El gobernador, cuya relación institucional con el ayuntamiento no era precisamente buena, volvió a remitir otro escrito que fue tratado en la correspondiente sesión del ayuntamiento de fecha 30 de mayo de 1863. En el escrito urgía al arreglo de esos desperfectos a cargo de las arcas municipales pues consideraba que no era competencia de su dueño, el Cabildo, ya que éste no tenía recursos suficientes.

El Ayuntamiento se dirigió al Cabildo que argumentó lo ya sabido: no podía hacer frente a la obra. Con lo que al ayuntamiento no le quedó más remedio que hacer frente al gasto y aunque se acordó también nombrar una comisión para averiguar las competencias de ambas instituciones en el patronato, más de ciento cincuenta años después el problema sigue sin resolverse con lo que la integridad del templo, el lugar de mayor devoción y atracción turística de la ciudad, sigue estando en precario.


Restos del último derrumbe de la capilla de San Saturio, Soria, en marzo de 2014.

domingo, 29 de mayo de 2016

De Fuentelpuerco a Fuente-Tóvar

29/05/1953: Fuente-Tóvar es un pueblo de la provincia de Soria, ubicado cerca de Berlanga de Duero. Pero si no se dispone de un mapa moderno es posible que no se localice pues ese es el nombre actual del pueblo y su nombre original fue el de Fuentelpuerco. Un curioso y mal sonante topónimo que a mediados del siglo XX fue sustituido por la forma actual.
Según una tradición tenía su origen en el hecho de que un rey que pasaba por allí se acercó a beber agua a la fuente, vio un cerdo y como le hizo gracia la estampa decidió llamar así al pueblo. Hay otra variante de la historia que explica que el monarca se enojó al encontrar al verraco bebiendo agua de la fuente que había de saciar la regia sed y castigó al lugar llamándolo así.

Con esas tradiciones populares y a instancias de los vecinos que consideraban el nombre de su pueblo deprimente y malsonante, el maestro nacional Daniel Arribas Ruiz. El maestro se encargó de elaborar un informe en el que proponía cambiar el topónimo a las formas Fuentelrrey o Fuente Real y lo trasladaron al gobernador civil de la provincia Sr. Posada Cacho. El gobernador dio trámite a la petición y remitió la propuesta de los vecinos a la Real Academia de Historia. Ésta reconoció la legitimidad de su petición, pero no compartían el nombre propuesto pues ni “Fuenterreal” ni “Fuentelrrey” aparecían escritos en documentación alguna por lo que ambas formas fueron consideradas de tradición oral. Lo que viene a decir que no tiene fundamento. La Academia, sin embargo, proponía una nueva forma; Fuente Tóvar. Antiguamente el pueblo había pertenecido al señorío de los Fernández de Velasco y Tovar, duques de Frías y condestables de Castilla.

La propuesta final, Fuente-Tóvar que resulta mucho más fina y elegante que la forma anterior, fue aceptada por los vecinos del pueblo. Se le dio trámite y aprobó en el Consejo de Ministros de 29 de mayo de 1953.

Vista aérea de Fuente-Tóvar.
Fuente foto: Google Maps.

sábado, 28 de mayo de 2016

Topónimo: Yanguas

28/05/1042: El 28 de mayo, el rey de Pamplona don García IV cedió a su esposa el “Val de Arneto”. Tierra que hoy conocemos como Yanguas.
Yanguas, topónimo de origen desconocido del que se especula que pueda derivar de la palabra latina “Iambas” (puertas). Y tiene sentido que esta población se considerase como las puertas o entradas de la tierra de Arnedo. Hipótesis que puede justificar también el escudo de la villa que lleva dos puertas de arco de medio punto acompañadas de la leyenda puertas del Valle de Arnedo.

Escudo de armas de la villa de Yanguas (Soria).

viernes, 27 de mayo de 2016

Biblioteca pública de Soria

27/05/1933: La Biblioteca pública de Soria en la década de 1930, más que lo que entendemos hoy como tal, era un almacén de libros dispuestos en una instalación fría y lúgubre. Formado sobre todo por textos litúrgicos, religiosos o legislativos de escaso interés para el público general; quien apenas acudía a esta instalación ubicada en unos locales del actual Instituto Machado.

Una de las consecuencias de la proclamación de las IIª República española fue el deseo de elevar el nivel de cultura de todos los españoles. Lo que creó un ambiente muy favorable para todas aquellas iniciativas que trataran de sacar la cultura a la calle y acercarla a todos los ciudadanos. En este ambiente proclive, los intelectuales Blas Taracena y José Tudela plantearon al Ayuntamiento la conveniencia de trasladar la Biblioteca Pública desde aquellas instalaciones desfavorables a otras más modernas y adecuadas.

El pleno del Ayuntamiento de Soria de 27 de mayo de 1933 trató sobre esa solicitud y se aceptó el reto planteándose opciones como las de instalarse en un local del cuartel de Santa Clara. Si bien, al final, se optó por dedicar a ese fin la antigua Casa del Común de la plaza Mayor. Esta última, de menores dimensiones pero con la ventaja de ser propiedad municipal por lo que dos años después se inauguró la nueva Biblioteca Pública de Soria, aunque tenia que ver tan poco con su antecesora que en justicia deberíamos hablar de la primera que hubo en Soria donde toda una generación de sorianos que ya casi ha desaparecido soñó con ser un mosquetero, Sandokán o Robinson Crusoe.


Sala general de lectura de la biblioteca en la casa del Común (Soria) en 1962. 

Fuente: Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas.


jueves, 26 de mayo de 2016

Orden de derribo de rollos y picotas

26/05/1813: En varias ocasiones hemos hablado de la cantidad de patrimonio histórico artístico y cultural que ha desaparecido. Unas veces por desinterés, otras por interés (económico), otras por robo… Pero la razón que comentamos hoy es nueva ya que no habíamos tratado de la necesidad de algunas personas de eliminar el patrimonio histórico por su significado en unos tiempos con unas nuevas interpretaciones.

En pleno conflicto de la Guerra de la Independencia, los diputados de los españoles quedaron convocados en Cádiz para continuar organizando un país invadido y con un rey huido. Adoptaron muchos acuerdos y disposiciones de gran transcendencia para el país pero también tuvieron tiempo para acordar otras disposiciones menores aunque de gran simbolismo. Trataban, por una parte, de demostrar claramente su ruptura con el Antiguo Régimen y, por otra, apostar por la Constitución y los ideales de la Revolución francesa: igualdad, libertad y fraternidad.

De esta forma, el 26 de mayo de 1813 se fecha un decreto que ordena derribar todos los rollos y picotas del país pues eran monumentos que representaban el vasallaje y el sometimiento al que muchas personas habían estado sometidas por sus señores. En la nueva España no cabían esos símbolos “puesto que los pueblos de la Nación Española no reconocen ni reconocerán jamás otro señorío que el de la Nación misma, y que su noble orgullo sufriría tener a la vista un recuerdo continuo de humillación".

Multitud de rollos y picotas fueron derribados y desaparecieron para siempre, pero afortunadamente las órdenes no fueron seguidas al pie de la letra pues en Soria todavía disponemos de una buena colección legalmente protegidos y reconocidos como monumentos artísticos en Barca, Berlanga, Calatañazor, Caracena, Moñux, Morón de Almazán, Osma, La Puebla de Eca, Rello,  Rioseco y Vinuesa. Sin saberse la razón existen otros no protegidos como los de Carrascosa de la Sierra y Fuentearmegil o los tres elaborados en madera en Muriel de la Fuente, Santiuste y Velilla de San Esteban.

Postal del rollo de Vinuesa hacia 1965.

miércoles, 25 de mayo de 2016

La promoción turística en Soria a mediados del siglo XX

25/05/1954: Tras la guerra civil y la dura postguerra, la economía del país comenzaba a desarrollarse muy despacio. Uno de los sectores que comenzaba a asomarse tímidamente era el turismo. Entendido no como el tránsito de ciudadanos ociosos sino como un motor de desarrollo económico.

Poco a poco van surgiendo iniciativas privadas como la construcción de hoteles de categoría superior a las fondas o pensiones, la edición de guías de viaje y postales turísticas. También iniciativas públicas como la continuidad de los patronatos de turismo, la creación de albergues, paradores y la construcción de oficinas para atender a los turistas.

Estos cambios de gran transcendencia económica y social fueron especialmente visibles en la periferia peninsular, sobre todo en Levante cuyas playas fueron descubiertas por los europeos. Pero también en recónditos lugares del interior como Soria donde lo único que podíamos ofrecer al visitante se resumía en el eslogan “Soria Románica remanso de paz”. En 1951 se inauguró el Hotel Florida donde ahora está la comisaría, que junto con Las Heras y Comercio eran los establecimientos más solicitados por los viajeros. Asimismo, el ayuntamiento tomó acuerdos como el que queremos recordar hoy.

El 25 de mayo de 1954, el ayuntamiento de la capital acordó entregar un pequeño solar de la plaza de la Leña o de Ramón y Cajal al Ministerio de Información y Turismo para que aquí se construyera una oficina de información. El Estado aceptó la donación y de inmediato construyó una pequeña caseta que fue inaugurada al año siguiente.


Oficina de Turismo de Soria en 1955. Fotografía atribuida a Tiburcio Crespo, JCyL AHPSo nº 2608, archivo Carrascosa.

martes, 24 de mayo de 2016

Iglesia Ntra. Sra. de la Asunción de Castillejo de Robledo. Monumento Nacional.

24/05/1974: El 24 de mayo de 1974 se fecha el Decreto 1887/1974  por el que se declara monumento histórico-artístico de carácter nacional la iglesia de Castillejo de Robledo.

Castillejo de Robledo es uno de los pueblos de la periferia de la provincia de Soria localizado a poco más de cien kilómetros en dirección Aranda de Duero (Burgos). En un alto al sur del pueblo dispone de un castillo atribuido a los templarios y muy cerca se encuentra la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción que hay quien también atribuye a los monjes guerreros.

La iglesia es un edificio de estilo románico del sigo XII constituido conforme al esquema clásico de un templo. Construida con mampostería y sillería, dispone de una única nave. Cubierta con bóveda apuntada que culmina en arco triunfal con ligera forma de herradura abierto a la capilla mayor. Esta está formada por un tramo presbiterial de planta rectangular y cubierta con bóveda apuntada. Un ábside en horno de tres paños divididos por medias columnas dotadas con bellos capiteles decorados con palmetas y abierto por tres ventanales. Como es habitual, portada al sur de arco ligeramente apuntado formado por arquivoltas con baquetones y cuadrifolias que conserva parte de la policromía original que la decoraba y que tan extraño nos resulta hoy imaginar. Posteriormente, en el siglo XIII, se le adosó a está entrada una galería porticada hoy prácticamente desaparecida y recientemente rehabilitada por una obra moderna.

El interior de la capilla mayor se cubre con pinturas medievales de ajedrezados pintados en blanco y negro y dos dragones o serpientes igualmente pintados a lo largo del arco del triunfo. Decoración que también continúa por el ábside. Otras escenas en las que aparece un guerrero policromado que bien pudiera tratarse de Rodrigo Díaz de Vivar. Una más, muy deteriorada, parece representar la escena de la afrenta de Corpes que se narra en el poema de Mío Cid y que se desarrolló muy cerca de aquí.


Iglesia parroquial de Castillejo de Robledo (Soria). 


lunes, 23 de mayo de 2016

Cofradía de los Recueros

23/05/1300: El 23 de mayo, el rey confirma los privilegios de la Cofradía de los Recueros.

Hoy al igual que ayer, lo primero será ofrecer la definición pues no es palabra de uso común en nuestro tiempo. Recuero es lo mismo que arriero, es decir, el que lleva la recua o conjunto de animales de carga que sirve para transportar mercancías a lomos, no en carros, y las recuas de Soria debieron ser muy importantes para el desarrollo de la actividad mercantil del reino de Castilla pues sabemos que como “Cofradía de San Hipólito o de los Recueros” existe al menos desde 1219 siendo la primera cofradía gremial de España de la que se tiene conocimiento, aunque probablemente existiese anteriormente, y quizá guarde relación con algún privilegio otorgado pero no conocido por el rey Alfonso VIII pues la advocación elegida, San Hipólito, era la preferida por este monarca al ser el del día de su onomástica. Posteriormente, esta cofradía se fusionó con la de San Miguel o de los tenderos.

De su existencia segura se sabe por un privilegio del rey Fernando III en el que autoriza a los recueros sorianos a poder traer de fuera y comerciar en Soria vino sin que se lo pudiera prohibir el concejo, si bien se determina que la cofradía debería nombrar a cuatro o seis hombres buenos para que con un caballero nombrado por el concejo o por el rey se encargasen de reconocer las medidas con las que vendían ese vino. Con el tiempo además se les facultaron otros privilegios como los de llevar ciertos derechos en las medidas de pan, vino, aceite y pesas para la venta de productos al peso.

En época medieval, la separación entre el mundo seglar y el religioso era impensable y no se concebía la realización de una empresa, actividad o incluso batalla sin la protección de un santo lo que hizo que las agrupaciones gremiales de trabajadores de un mismo sector se realizara organizándose en una cofradía bajo a la advocación de un santo y con sede en una iglesia, y aunque sus miembros o cofrades organizasen misas y participasen en procesiones, más que un órgano devoto o penitencial eran agrupaciones de trabajadores de un mismo sector que se unían para defender sus intereses.

Como trabajadores manuales que eran no pertenecían a la nobleza, más bien al Común de Pecheros de Hombres Buenos y es probable que sus integrantes formaran parte de los órganos de representación e esta institución pues durante mucho tiempo el Común celebraba sus asambleas en la sala de San Hipólito de la iglesia parroquia de San Miguel de Montenegro


La postal de Aurelio Rioja no nos permite confirmar si el personaje de la fotografía llevaba una recua o un único animal pero estamos convencidos de que la fotografía podría reflejar perfectamente tanto a un recuero de los inicios del siglo XX, cuando se tomó, que a su antecesor del siglo XIII, y es que el transporte de mercancías ha cambiado más en cincuenta años que en los ochocientos anteriores.

domingo, 22 de mayo de 2016

Tributo Real a Los Doce Linajes

22/05/1761: En esta jornada, el rey Carlos III abonó a los Doce Linajes la cantidad acostumbrada en concepto de “arneses”. Dinero que fue empleado para sanear su casa y su sala de armas. Pero ¿qué es eso de los arneses? Vamos a verlo.

El Diccionario de la Real Academia nos ofrece varios significados y, entre otros, el que nos interesa es el que dice que arnés es el conjunto de armas que se acomodaban al cuerpo, asegurándolas con correas y hebillas, acepción que se extiende también a las guarniciones propias y de las caballerías.
Es la definición que nos interesa puesto que eso es lo que guardaban los linajes. Un conjunto de antiguas protecciones para que los sorianos se equiparan en la guerra defendiendo al rey.

Este privilegio, atribuido supuestamente al rey Alfonso VIII pero con toda seguridad a Sancho IV en 1293. Consistía en que cada nuevo monarca castellano debía entregar durante su primer año de reinado cien equipos completos de guerra tanto para montura como caballero. Constituye un extraño privilegio que –dicen– no tiene igual en la Castilla medieval y cuya custodia pudo ser uno de los motivos que hicieron surgir la institución de los Doce Linajes. Los monarcas castellanos cumplieron con esta obligación hasta que los Reyes Católicos decidieron alterar el contenido del privilegio que fue sustituido por uno  más práctico: dinero. Concretamente trescientos cincuenta mil maravedíes. Eso sí, a cambio de que los sorianos tuvieran siempre listos para el combate a cien caballeros.
                      
Los arneses se mantuvieron durante siglos en mejor o peor estado, de lo que hay abundantes noticias en las actas de la Diputación de los Linajes. El decadente final de la institución hizo que aquellos equipos de guerra que un día fueron la envidia de Castilla, terminaran estropeándose hasta que sólo los quiso por cuatro perras un chamarilero que no fue consciente de los kilos de Historia que portaba.


Foto: Postal con la rueda de los Doce Linajes.

sábado, 21 de mayo de 2016

Edificio del Instituto en Soria

21/05/1769: Tras la expulsión de los Jesuitas, ocurrida dos años antes, su colegio a medio reformar pero situado en el centro de Soria era propiedad de la corona y resultaba muy apetecible para desarrollar cualquier proyecto. Entre ellos, el primero y el que estuvo a punto de hacerse realidad fue la petición de los canónigos de Cabildo de San Pedro quienes a través del conde de Aranda pidieron al Real Consejo de su Majestad Carlos III que se les concediese el antiguo colegio de jesuitas para construir una nueva colegiata aduciendo que la existente estaba muy lejos y en lugar frío. El rey no tuvo a bien conceder ese traslado y, el 21 de mayo de 1769, decidió convertirlo en casa de Reales Estudios de primeras letras, gramática y retórica, con viviendas para profesores y un sector dedicado a pensión, razón por la que el antiguo escudo de jesuitas fue sustituido por las armas reales del rey Carlos III.
 
Pero el poderoso Cabildo soriano siguió insistiendo en su proyecto comprometiéndose a transformar la ya existente colegiata en un hospital o un hospicio. Parece que pese a haberse aprobado el proyecto de dedicarlo a centro de estudios el traslado de la colegiata estuvo a punto de hacerse realidad, pero por una vez se impuso el sentido común y con el informe negativo del propio obispo de Osma se desechó definitivamente el proyecto.
 
El inmueble en su totalidad pasó a manos del Concejo de Soria que rehabilitó la zona que hoy es Escuela de Idiomas para acoger las Escuelas Elementales de Primeras Letras, las Cátedras de Latinidad y las viviendas para maestros. El resto del inmueble se dedicó a hospicio, cuartel, unos años después a escuela de hiladuras y, desde hace ciento setenta y cinco años, a Instituto.
 
Portada del actual Instituto “Antonio Machado” (Soria) con el escudo de armas de Carlos III.

viernes, 20 de mayo de 2016

Manuel Lafuente Caloto

20/05/2009: La efeméride de hoy es de fecha muy reciente. Pero creemos que ya nos toca honrar la memoria de un hombre bueno, pues esa única palabra es la que mejor define a Manuel Lafuente Caloto que murió un veinte de mayo de hace siete años.

Nuestro personaje de hoy nació un 6 de abril de 1930 en la plaza del Olivo. Trabajó en una hojalatería de la plaza Mayor, después fue encuadernador, funcionario de Telégrafos y desde 1971 de la Diputación en cuyo departamento de Cultura comenzó a trabajar en 1979 hasta su jubilación como coordinador del mismo.

Aficionado a la fotografía, su primer contacto lo tuvo en un grupo juvenil del Frente de Juventudes ampliando su formación mediante cursos a distancia que perfeccionó con su cámara Fowel. Pasó luego a la Diputación donde desarrolló varias actividades destacando en la de organizador de sus actividades culturales.

Su pasión por la fotografía le hizo fundar en 1966 la Sociedad Fotográfica Alto Duero con el objetivo de compartir su afición pero también por puro sentido práctico pues así evitaba emplear el cuarto de baño de su casa como laboratorio y hacer enfadar a Miren, su esposa. En aquel piso del Collado Caloto enseñó a toda una generación de fotógrafos los secretos del arte, de la composición, del revelado y, sobre todo lo más importante, a saber mirar. Transmitiendo, además de su saber, su pasión por reflejar para siempre los rincones de aquella Soria de los sesenta y setenta.

También fue socio de la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, socio de honor de la Federación Fotográfica de Castilla y León y de las sociedades de Guipúzcoa, Valencia y Zaragoza. En 1994 recibió un homenaje nacional por la Confederación Española de Fotografía, en 2005 el Premio Nacional de Fotografía otorgado por la Confederación Española de Fotografía y por la Federación Andorrana. Organizó muchas exposiciones particulares e innumerables colectivas. Autor de cinco libros de fotografía publicó su trabajo en multitud de libros y revistas, pero particularmente en la ‘Revista de Soria’ de la Diputación Provincial.

Poco antes de morir Caloto nos hizo un regalo impagable. Donó todo su fondo fotográfico compuesto por más de cincuenta mil fotografías, la mayor parte de temática soriana, al Archivo Histórico Provincial de Soria donde sigue siendo inventariado y dado a conocer para deleite y disfrute de todos los sorianos.

Caloto y Miren no tuvieron hijos pero en cierto modo, muchos de los sorianos que cuelgan cada día sus fotos en el Facebook deben considerarse hijos suyos. Nunca lo hemos hecho pero hoy sí. Nos gustaría pedir a todos aquellos que se consideran fotógrafos o que adoran las fotografías antiguas, que compartan o mencionen en sus muros la memoria de este hombre bueno.
 

Manuel Lafuente Caloto en la portada de la ‘Revista de Soria’ nº 68, (2010) dedicada a su memoria.

jueves, 19 de mayo de 2016

19/05/1861: En esta jornada Gustavo Adolfo Bécquer y Casta Esteban Navarro se casarón en la parroquia madrileña de San Sebastián.

Hacia 1860 Gustavo Adolfo y su hermano Valeriano residieron en Soria durante algún tiempo en la casa de su Francisco “Curro” Domínguez Bécquer. Pero no fue aquí donde conoció a Casta sino en Madrid donde ella residía con su padre, un médico oriundo de Noviercas (Soria) que atendía a Gustavo de ciertas dolencias.
Suponemos que Casta quedaría prendada de ese varón prototipo del Romanticismo pero ahí acababan las coincidencias. Él, poeta bohemio y errante; ella una señorita de vida acomodada. El matrimonio tuvo dos hijos pero su relación, apasionada y tormentosa a partes iguales, fue deteriorándose lentamente.

Gustavo Adolfo vivía conforme a su estilo. Escribía artículos, poemas y relatos que publicaba en la prensa nacional, viajaba mucho junto con su hermano Valeriano y todavía le daba tiempo para otras tareas que nunca le agradeceremos suficiente como la de buscar financiación y concienciación para que el monasterio de San Juan de Duero no se arruinase del todo. Pero ese tiempo se lo quitó a su familia y mientras él viajaba y escribía, Casta quedaba sola con sus dos hijos, convenciéndose de que ese estilo de vida errante tan propio del Romanticismo no iba con ella, por lo que el deterioro matrimonial fue ya definitivo.

Casi a la par que se les rompía el amor estalló la revolución de 1868 y la familia se trasladó a Noviercas a salvo de los incidentes de la capital. Sin embargo, Gustavo Adolfo regresó a Madrid dejando sola a su esposa que aburrida y desencantada cayó en manos de un antiguo novio de Noviercas conocido como “el Rubio”. Enterado el poeta de esa relación decidió separarse de ella llevándose a sus dos hijos.

Dicen sus cronistas que la familia pasó penurias y dificultades. Mientras él viajaba con su hermano y sus hijos, ella dio luz a un tercer varón cuya paternidad fue puesta en duda por Gustavo Adolfo, quien murió el 22 de diciembre de 1870, al poco tiempo de haberse reconciliado con ella y sin ser consciente del éxito que tuvo su obra pues se le reconoció póstumamente. Ella murió el 30 de marzo de 1885 debido a una encefalitis crónica. Le sobrevivió catorce años, pero llevó una desafortunada vida que le llevó a perder a su familia y a arruinarse.

Retrato dibujado por Valeriano Bécquer de su familia jugando a la baraja en Veruela, el 12 de junio de 1862. A la izquierdo Gustavo Adolfo y a su lado Casta.
Fuente foto: “Rimas”. Edición de Francisco Torrecilla del Olmo. Ediciones AKAL, Madrid 2002.

miércoles, 18 de mayo de 2016

18/05/1365: Uno de los asuntos más controvertidos de la Historia de Soria es el del cambio de categoría de villa a ciudad. Las noticias que hay resultan contradictorias, no tienen mucha veracidad o no tienen suficiente aval documental. Una de las posibilidades es que fuese a partir de la fecha de hoy de 1365. Vamos a analizarlo.

Sobre el propio concepto de ciudad, el rey Alfonso X el Sabio escribió (hacia 1260) sus famosas Siete Partidas. En la Partida VII, título 33, ley VI especifica qué es una ciudad: «Otrosí decimos que donde quiera que sea hallado este nombre: ciudad, que se entienda todo aquel que es cercado por los muros, con los arrabales y los edificios que se tiene con ellos».
Lo que en Soria -creemos- ya medio se cumplía entonces a falta de tener la certeza de que la muralla estuviera parcialmente incompleta.

Quizá debida a esta definición legal nos encontramos que en 1266 ya se iniciaron los trámites ante el papa Clemente IV para que elevase San Pedro de colegiata a concatedral junto con la de Osma y el correspondiente título de ciudad. Según algunos historiadores llegó a firmarse pero que no se ha podido demostrar pues no existe ese documento.
La prolija documentación medieval seguía refiriéndose a Soria como villa hasta el 18 de mayo de 1365. Fecha en la que el rey Pedro I firma un documento de carácter económico para los clérigos y que en encuentra en el Archivo de la parroquia de la Virgen del Espino, en el que ya se refiere a Soria con la categoría de “çibdat” (ciudad).

Es probable que este cambio de categoría tenga relación con los deseos del belicoso monarca por ganarse la amistad de una importante población fronteriza en unos momentos en los que combatía con su hermanastro.
En este caso, podemos asegurar que sí se sigue el criterio de la citada partida puesto que el historiador Martel nos dice que en este año el rey don Pedro mandó construir dos grandes lienzos de muralla, lo que ya le permitiría terminar la cerca y disfrutar de ese rango.

A falta de encontrar el documento que acredite la concesión del cambio de categoría, esa nominación en el texto citado puede ser la primera referencia a Soria como ciudad. Este dato adelantaría el ascenso unos años ya que hasta ahora se consideraba que había sido a partir de las Cortes de Soria de 1380, cuando se suponía que Soria adquirió esa condición como un reconocimiento personal de rey Juan I a una población a la que guardaba cariño y gratitud.

Vista general del Soria hacia 1890 atribuida a Teodoro Ramírez Rojas.

martes, 17 de mayo de 2016

17/05/1866: La ciudad de Soria se encontraba en pleno proceso de expansión: ampliándose, creciendo en población y modernizándose. Al tiempo que los sorianos no entendían qué pintaba algo tan obsoleto como las puertas y las murallas arruinadas que, por otra parte, los informes sanitarios de la época calificaban como algo sucio e insalubre.
Las puertas, además, se habían ideado para una función defensiva y eran poco prácticas puesto que no dejaban pasar a dos carros a la vez. Por este motivo, las autoridades dispusieron el derribo de las puertas que quedaban en pie, eliminado también todo aquel tambor o lienzo de muralla que impidiese el correcto desarrollo urbano. La medida fue llevada a cabo de inmediato procediendo al derribamiento de la puerta del Postigo y de sus dos tambores. La demolición dejó al descubierto alguna vivienda particular por lo que, en tal día como hoy de 1866, el maestro de obras Zacarías Benito Rodríguez presentó el proyecto para tapar las viviendas que habían quedado al descubierto por este derrumbe.

De aquello hace ciento cincuenta años y aunque la sensibilidad hacia la muralla de la ciudad es diferente, este cambio ha sido muy reciente y poco generalizado pues, en general, los sorianos no tenemos mucha idea ni siquiera de por donde discurría nuestra muralla.
Muy diferente es el caso de Almazán que además de de mantener varias puertas en buen estado va despejando poco a poco sus lienzos convirtiéndola en un motivo más de visita, de admiración y, por qué no, hasta de envidia.


Hipotética reconstrucción de la puerta del Postigo de Soria, entre las calles Collado y Marqués de Vadillo con Puertas de Pro a la izquierda y Claustrilla a la derecha.
Dibujo realizado por Felipe Barnuevo tras analizar profundamente la documentación existente.

lunes, 16 de mayo de 2016

16/05/1454: Los obispos de la antigüedad solían ser personajes de su época. Hidalgos o nobles de alta cuna. A menudo padres de familia con menos vocación religiosa que política lo que hacía que fueran bravos señores feudales que lo mismo repartían hostias… consagradas en la catedral que mandobles para defender sus posesiones.

Un claro ejemplo lo tenemos en Pedro de Montoya. Hombre de origen noble, había sido capellán mayor del rey Juan II y uno de sus hombres de confianza que participó en todas las intrigas palaciegas que consideró oportuno apoyando a unos o a otros en función de su fidelidad al rey y de sus propios intereses. Lo que hizo que tomara partido en contra del conde Juan de Luna a quien le rey Juan le había hecho merced de algunas posesiones que habían sido propiedad del obispado de Osma.

El obispo Montoya no acató esta decisión real pues consideraba que esos terrenos pertenecían al obispado y que se los habían usurpado aunque fuese por una orden real. Por lo que acompañado de sus gentes de armas se presentó en Osma para tomar posesión de su castillo llegando a nombrar en el día de hoy a un alcaide de su confianza, Ruy González de Izana.

Juan de Luna protestó pero se quedó sin el apoyo del rey Juan, ya que este murió en junio. Y como no estaba bien visto levantar su espada contra un obispo se la tuvo que enfundar y se retiró a sus posesiones en San Esteban de Gormaz; dedicándose, eso sí, a hostigar y luchar con los vasallos del obispo y volviendo a tomar Osma cuando el obispo se marchaba.

Al final, tuvo que intervenir en rey Enrique IV que decidió que el castillo de Osma quedase en manos del obispo y la ciudad de Osma en la Casa de Luna.

En cualquier caso Pedro Montoya no omitió sus obligaciones episcopales donde permaneció hasta su muerte en 1475. Promovió importantes obras y donaciones en la catedral y ordenó escribir el “Breviario de Osma” que incluye un leccionario de Pedro de Bourges, el texto más antiguo conocido sobre la vida y milagros de San Pedro de Osma.

Castillo de Osma.
Dibujo de Isidro Gil en la “Soria” de Nicolás Rabal (1888).

domingo, 15 de mayo de 2016

15/05/1793: La efeméride de hoy resulta un tanto controvertida ya que el final tiene dos variantes. La que dice que culminó en tierras sorianas y la que no. Pero como en el peor de los casos afecta a Soria de refilón vamos a detenernos a hablar de ella.

El 15 de mayo de 1973 tuvo lugar el primer vuelo documentado de una persona a través de un mecanismo autopropulsado.
El hecho tiene dos versiones que ahora pasamos a relatar.

En esta fecha, Diego Marín Aguilera, un pastor burgalés de Coruña del Conde −entonces obispado de Osma− comenzó un viaje aéreo con un artilugio que había construido y que le permitió volar 32 km, desde su pueblo natal hasta El Burgo de Osma. Y aunque tenía previsto llegar hasta Soria no consta que así lo hiciera. Hay quien afirma que sí llegó hasta El Burgo de Osma y que regresó sano y salvo de nuevo a su pueblo.

Cuentan las crónicas que observando el movimiento de las aspas de los molinos y el vuelo de las aves Diego ideó y construyó una máquina voladora descrita como una especie de pájaro mecánico fabricado con armazón de madera y dotado de dos alas de 2,08 metros formadas por finas varillas de hierro entrecruzadas de alambre y recubiertas por plumas de águila con la misma disposición que en la anatomía de estas aves. La cola estaba construida igual que las alas, lógicamente también a escala y proporción de pesos, y la autopropulsión estaba dotada de mecanismos y manivelas para mover tanto las alas como la cola para poder gobernar la aeronave.

El día de su despegue y ayudado por sus amigos y confidentes lo subió al monte, donde todavía está el castillo de su pueblo, y desde allí con total seguridad en su proyecto, se lanzo al aire con la determinación de llegar hasta Soria haciendo escala en una colina de El Burgo de Osma y después regresar al pueblo, aprovechando las térmicas como hacen las aves. A partir de este momento, hay dos variantes de la historia. La que dice que fue hasta El Burgo de Osma y regresó y la que dice que voló unos cientos de metros hasta que cayó al suelo y sus vecinos destruyeron el aparato al entender que era un artilugio del demonio.

La otra versión de la historia dice que como Ícaro, quiso volar más alto y más rápido con lo que construyó otro artefacto más grande que “sólo” voló cuatrocientos metros antes de estrellarse. Fue entonces cuando sus supersticiosos vecinos entendieron el invento como una obra maligna e hicieron lo que consideraron más adecuado, quemar esa máquina del infierno.

Diego murió en 1799 y se le debe considerar un avanzado pues además de este proyecto construyó otros artilugios entre los que se recuerda una sierra que mejoraba la extracción de mármol en las canteras de Espejón.

Monumento conmemorativo formado por un avión moderno colocado en honor de Diego Marín en Coruña del Conde (Burgos).
Fuente foto: Wikimedia Commons. Autor: Juan Carlos Gómez.

sábado, 14 de mayo de 2016

21/05/1769: Tras la expulsión de los Jesuitas, ocurrida dos años antes, su colegio a medio reformar pero situado en el centro de Soria era propiedad de la corona y resultaba muy apetecible para desarrollar cualquier proyecto. Entre ellos, el primero y el que estuvo a punto de hacerse realidad fue la petición de los canónigos de Cabildo de San Pedro quienes a través del conde de Aranda pidieron al Real Consejo de su Majestad Carlos III que se les concediese el antiguo colegio de jesuitas para construir una nueva colegiata aduciendo que la existente estaba muy lejos y en lugar frío. El rey no tuvo a bien conceder ese traslado y, el 21 de mayo de 1769, decidió convertirlo en casa de Reales Estudios de primeras letras, gramática y retórica, con viviendas para profesores y un sector dedicado a pensión, razón por la que el antiguo escudo de jesuitas fue sustituido por las armas reales del rey Carlos III.
 
Pero el poderoso Cabildo soriano siguió insistiendo en su proyecto comprometiéndose a transformar la ya existente colegiata en un hospital o un hospicio. Parece que pese a haberse aprobado el proyecto de dedicarlo a centro de estudios el traslado de la colegiata estuvo a punto de hacerse realidad, pero por una vez se impuso el sentido común y con el informe negativo del propio obispo de Osma se desechó definitivamente el proyecto.
 
El inmueble en su totalidad pasó a manos del Concejo de Soria que rehabilitó la zona que hoy es Escuela de Idiomas para acoger las Escuelas Elementales de Primeras Letras, las Cátedras de Latinidad y las viviendas para maestros. El resto del inmueble se dedicó a hospicio, cuartel, unos años después a escuela de hiladuras y, desde hace ciento setenta y cinco años, a Instituto.
 

Portada del actual Instituto “Antonio Machado” (Soria) con el escudo de armas de Carlos III.

14/05/1445: En opinión del historiador Gonzalo Martínez Díez, la villa de Magaña fue sede de una Comunidad de Villa y Tierra. La más pequeña en extensión de la cuarenta y dos comunidades de toda la Extremadura Castellana, formada por las aldeas de Cerbón, Fuentes de Magaña, Las Fuesas, Torretarranclo, Valtajeros, así como los despoblados de La Mora, Los Casales y Castellares.
Otros historiadores como Máximo Diago Hernando no comparten esa opinión y creen que Magaña perteneció a la Tierra de Soria por una compra en metálico desde 1320 hasta que el rey Juan II como premio a sus servicios se la concedió el 14 de mayo de 1445 a su guarda mayor don Álvaro de Luna, junto con de las aldeas de Suellacabras (Desuellacabras), Carrascosa, Pobar y Villarraso, así como sus anejos, pertenencias, tierras, castillo y fortaleza.
Martínez Díez sí comparte con Diago su opinión sobre esta donación pero añade además las aldeas de Carrascosa de la Sierra, El Espino, La Losilla y Valdelagua del Cerro.

El pago con señoríos ha sido una forma habitual de los monarcas para compensar los servicios y favores prestados por una persona, y no era una nimiedad ya que en esta época se calcula que Magaña producía unos derechos que se establecieron en diez mil maravedíes al año.


Castillo de Magaña (Soria).

jueves, 12 de mayo de 2016

13/05/1523: Una de las reliquias más importantes guardadas en Soria es el Lignum Crucis de la concatedral de San Pedro. Un trozo de la verdadera cruz en la que Jesucristo fue crucificado.
Posiblemente sea una de las más veneradas, pero lo que es seguro es que ha sido de las más demandadas pues su historia está llena de avatares dignos de una novela de intriga histórica.
                                                                                                                
Todo comenzó en los inicios del siglo XVI cuando un miembro de la familia Borgia saqueó el tesoro Vaticano. Una de esas piezas saqueadas era este Lignum Crucis que sin saberse como acabó en la Colegiata de San Pedro de Soria.  Veinte años después del saqueo el papa Adriano VI tuvo conocimiento del paradero de esta reliquia y, tal día como hoy de 1523, pidió al Cabildo de San Pedro su devolución. Correspondiendo el trámite al deán Francisco Morales que la llevó hasta Roma.
Si el proceso hasta ahora está lleno de sorpresas no lo es menos el que al poco tiempo de tenerla el papa cambió de opinión y decidió devolverla otra vez a la Colegiata de San Pedro y autorizar que pueda sacarse en procesión y poseerla “sin escrúpulo de conciencia”, lo que parece hacer referencia a la irregularidad de su origen.

Lígnum Crucis de San Pedro (Soria).
Fuente foto: santoentierrosoria.es 

miércoles, 11 de mayo de 2016

12/05/1918: Durante los meses de marzo a mayo de 1918, en el Casino de Numancia se ofrecieron una serie de interesantes conferencias a cargo de ponentes de la talla de Blas Taracena Aguirre, Santiago Gómez Santacruz, Mariano Íñiguez o José Tudela.

La iniciativa gustó tanto a los socios que surgió la posibilidad de resucitar el antiguo Ateneo que allí mismo había existido y que no había terminado de calar. Como tampoco lo hizo el Centro de Cultura Popular que presidió Benito Artigas Arpón y que languideció hasta desaparecer. Pero esta vez era diferente, los promotores contaban con el apoyo del Casino y del Ayuntamiento de Soria. Algunos miembros de la junta directiva del primero eran a la vez concejales. El proyecto, cosa rara en Soria, se desarrolló rápidamente y el 12 de mayo de este año con gran presencia de público quedó refundado el Ateneo de Soria con su acta fundacional, objetivos y socios fundadores.

El Ateneo surgió con una gran fuerza. Ofrecía veladas literarias, conferencias formativas, sociales, culturales, conciertos musicales como los ofrecidos por Gerardo Diego; e incluso llegó a tener competencia pues surgieron otros. Sin embargo, y como algo ya no tan raro en Soria, el proyecto duró lo que el ímpetu de sus promotores pues el cansancio y la falta de relevo ha sido y es el final de muchas instituciones culturales y movimientos asociativos que hay y ha habido en esta nuestra ciudad.

El último intento de resucitarlo fue hace apenas diez años, y aunque nació con fuerza y patrocinadores, apenas dio sus primeros pasos. Quizá en una sociedad como la actual en la que para saber algo sólo hay que acudir a internet ya no tienen cabida esas instituciones. Pero lo cierto es que en Soria hay muchas asociaciones y colectivos como los Amigos del Museo Numantino que, en conjunto, seguimos ofreciendo prácticamente cada día una oferta cultural amplia, variada y abierta a toda la sociedad.
 Logotipo del Ateneo de Soria.