El capitán
Francisco de Barrionuevo, capitán soriano y explorador en las Indias, hizo una
pequeña fortuna que en cumplimiento de sus deseos testamentarios fue destinada
para que en Soria se fundase un monasterio de monjas bajo la advocación de la
Inmaculada Concepción y bajo una serie de condiciones: debía estar formado por
diez monjas con o sin dote de las que al menos ocho debían ser de su linaje, el Barrionuevo, y dos de ellas del linaje de su
esposa, doña Elvira de Manzorro; que debía haber tres capellanes que cobrarían
el salario acostumbrado en la ciudad y que dirían misas por su alma, las de sus
familiares e indios a su cargo. Pero además de la función religiosa este
monasterio tenía como objeto el de ser asilo de hasta diez pobres hidalgos
teniendo preferencia los de su linaje pero pudiendo ser ocupado por alguno de
los otros once si había alguna plaza libre.
Para administrar
el monasterio y sus funciones Francisco de Barrionuevo dispuso la fundación de
un patronato formado por familiares suyos así como los corregidores de Soria.
Dicho patronato fue autorizado por un auto del Consejo Real de tal día como hoy
de 1571 en el que se disponía su constitución y miembros entre los que se
incluía a don Juan de Barnuevo, cuñado del fundador, el corregidor de Soria don
Juan de Salazar, los regidores Jorge de Beteta y Antonio Beltrán, y el guardián
de los franciscanos fray Francisco de Morales, que quedaron encargados de
redactar unos estatutos sobre el funcionamiento puntual del centro que todavía
tardó años en ser totalmente construido.
El convento fue
habitado por monjas concepcionistas pero lo abandonaron poco tiempo después, en
1614, al parecer debido a la escasa renta que percibían lo que se agravó con
uno o varios incendios que sufrió lo que provocó varios desencuentros entre las
monjas y los descendientes del fundador que tuvieron que dirimir los tribunales.
Al final de la Guerra de la Independencia fue uno de los edificios destruidos
por Durán para evitar que si los franceses regresaban a Soria se hicieran
fuertes pero la destrucción debió ser parcial pues consta la presencia de
monjas en 1841. Finalmente el monasterio fue abandonado tras los procesos de
desamortización y comprado por un particular que le dio varios usos. Sus ruinas
y el solar fueron lugar donde se instaló la parada de sementales del ejército,
mercado, almacén, feria y cuartel de bomberos.
Actualmente el
solar está ocupado por el colegio de las madres Escolapias y la fachada
oriental de su iglesia, en la que estaba la portada hoy en el cuartel de la
policía local, corresponde más o menos al medianil entre el colegio y el
edificio del Espolón 10.
Vista aérea del paseo del Espolón hacia 1975 tomada del periódico Soria Semanal de fecha desconocida en la que se ve el solar hoy ocupado por el Espolón 10 y la fachada del antiguo monasterio. |
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