Por mucho que la
mujer se vaya integrando lentamente en todos los puestos de la sociedad que
hasta hace poco le estaban vetados, el mundo del toreo parece que se va
resistiendo a esta igualdad ya sea en corridas, novilladas, capeas o encierros
donde se puede afirmar que la ausencia de la mujer es prácticamente total.
Pero al menos el derecho a ser toreras lo
tienen ganado desde antes de poder ser militares o guardias civiles por
ejemplo, algo que estuvo prohibido algún tiempo hasta la modificación de la
normativa taurina en 1974 y que permitió a las mujeres torear en España siendo
la plaza de Soria la primera española de esta época en ver torear a una mujer.
La protagonista fue la colombiana Blanca Inés
Macías Monsalve conocida como “Rosarito de Colombia” (Medellín, Colombia, 1949-)
que comenzó a torear en su ciudad natal a los 14 años llegando a torear veinte
novilladas en plazas de América por lo que su estreno en Soria venía avalado de
una gran experiencia.
Aquella tarde de
septiembre se celebró en Soria un festejo con cinco reses, una para rejones y
cuatro para lidia ordinaria sin picadores, todas reses de Fuentelespino
(Salamanca). Al primero le cortó las dos orejas y dio la vuelta al ruedo en el
segundo, realizando un papel más destacado que sus compañeros el rejoneador Manolo
de Córdoba que fue muy aplaudido pero que fracasó con el rejón de muerte, o del
otro novillero de la tarde Enrique Marcel.
Toreó en plazas
importantes como las de Bilbao, Salamanca, Pamplona y Madrid, pero no mucho más
pues buena parte de la afición entendía lo de las “toreras” como algo
folclórico y anecdótico casi equiparable al espectáculo del bombero torero, por
lo que cuando demostró que era capaz de torear y encima hacerlo bien comenzó a
sufrir el rechazo machista de buena parte de la fiesta que hasta llegó a
niveles de acoso pues incluso recibió amenazas telefónicas anónimas. Al final
desencantada por el machismo de la fiesta abandonó el toreo.
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