martes, 30 de junio de 2020

30/06/1739: El relicario de San Saturio.


Desde los primeros siglos de nuestra era y especialmente desde el Concilio de Trento, la Iglesia Católica ha tenido una especial fijación por conservar y adorar reliquias, entendiéndose como tales a aquellos objetos que pertenecieron en vida a algún santo o santa, incluyendo sus restos humanos, algo respetable pero que no deja de ser controvertido entre muchos creyentes que prácticamente identifican con la idolatría algunos ritos asociados a una determinada imagen mariana o al férmur de un santo. Sin embargo en la antigüedad nadie dudaba de las bondades de disponer de esos restos, y era tal la pasión por coleccionarlos que la importancia de un templo se medía por la cantidad de reliquias que poseyera.

      En Soria capital, aunque hay un Lignum Crucis, la principal reliquia ha sido y será la calavera de San Saturio que, aparecida en la cueva a finales del XVII, fue llevada a la colegiata de San Pedro para adoración y devoción de los devotos.
      No sabemos cómo se conservaría aquella reliquia pues no consta la existencia de que se guardase en un relicario hasta la fecha de hoy, de 1739, cuando Alonso del Cano en representación de su tío, el sacerdote y arcediano de Écija Tomas Ortiz de la Torre, donó una custodia o relicario de plata para albergar la santa reliquia del santo. El relicario es una estuche realizado en plata con el interior forrado de terciopelo que tiene la forma de una calavera humana y que se abre en la parte posterior para mostrar la parte occipital a la adoración de los devotos que pueden tocarla o besarla, ventana que se cierra con una tapa de metal que lleva los escudos de armas de la ciudad y la colegiata de San Pedro, donde se da a adorar cada día, después de la novena del santo, y que se lleva en la carroza que recorre las calles cada 2 de octubre.
Relicario con el cráneo de San Saturio guardado en al concatedral de San Pedro,
por Alberto Arribas.


lunes, 29 de junio de 2020

29/06/1953: La fiestas según el punto de vista de López Pando.


Tal día como hoy de hace 67 años era Lunes de Bailas, último día de una fiestas de San Juan que poco de normales tuvieron.

      Aquella situación comenzó en marzo del año anterior cuando llegó a Soria como gobernador civil un militar, el coronel de Infantería Luis López Pando, un personaje que acostumbrado a dirigir cuarteles a su capricho, pretendió hacer lo mismo con toda la provincia, algo que incluso en una dictadura no tuvo fácil.
      Una de sus primeras actuaciones fue tratar de meter en vereda a los sorianos en fiestas de San Juan y es que, antes de conocerlas y sólo con lo que le contaron, el coronel llegó a la conclusión de que más que fiestas eran un desmadre de libertinaje y desenfreno por lo que trató de liar a varios sectores de la sociedad soriana para que le ayudasen a controlar la situación y convertir las fiestas en una especie de romería con batallas de flores, concursos de poesía y deporte. Lo cierto es que en las fiestas de ese 1952 ya logró introducir algunas de sus innovaciones como carreras de cintas y gimkanas el Jueves la Saca en Valonsadero, o un partido de fútbol el Sábado Agés entre el Numancia y el equipo alemán Freiburger.
      A los sorianos, en general, aquellas intromisiones en el desarrollo de las fiestas les disgustaron pero ¡qué remedio!, las acataron a la fuerza. Sin embargo, para celebrar las de 1953 el coronel ya había tenido más tiempo de inmiscuirse en su desarrollo y había dispuestos algunos elementos que pretendían acabar poco a poco con la particular idiosincrasia de estos festejos y, para que nadie dudase de sus intenciones, en las vísperas de aquellas fiestas de 1953 comenzó a demostrar su firmeza imponiendo multas y sanciones a los disconformes que llegaron incluso hasta a algún diputado provincial.
      Ya en la Compra se celebraron desfiles de carrozas y batallas de flores y, tras la Saca, los caballistas fueron detenidos por querer desfilar por el Collado y conducidos a una prisión que ya estaba tan atestada de sanjuaneros que hubo que habilitar alguna pensión como calabozo. Los días siguientes hubo una calma tensa y surgieron manifestaciones silenciosas espontáneas, pero el mayor incidente se produjo el día 29 de junio, Lunes de Bailas, cuando los sorianos decidieron rebelarse y demostrar la firmeza con que los Usos y Costumbres ordenan celebrar la fiesta, por encima de resoluciones gubernamentales. Detrás del desfile de la subida de las Bailas iba un grupo de sorianos de todas las clases y edades que ya no desfilaban sino que se manifestaban rezando el rosario y murmurando. Llegaron hasta el gobierno civil donde, con brevedad, la manifestación no autorizada fue disuelta sin contemplaciones a base de porra, patadas y bofetadas, causando un gran número de detenidos y heridos, algunos con lesiones crónicas más o menos graves, como las de alguno que nos ha contado de estos detalles, que luce con orgullo en la espalda, y asegura que son las marcas de lo que él dice fueron los porrazos de López Pando.
      Lo cierto es que pocos van quedando ya de aquella época, pero aún queda alguno que haría bien en escribir sus recuerdos para que conste pues, no busque el lector referencia alguna en la prensa de la época que no encontrará incidente alguno.
El gobernador civil Luis López Pando en un desfile del Domingo de Calderas hacia 1955.
Foto de Salvador Vives Soriano, JCYL AHPSo 30518.


domingo, 28 de junio de 2020

28/06/1935:Muere "El Chinche".


En esta triste jornada de lo que debería ser un día de fiesta, qué mejor ocasión para recordar al malogrado novillero soriano, Vicente Ruiz Sainz, “el Chinche”, que tal día como hoy de 1935, Viernes de Toros, sufrió un varetazo del novillo de San Miguel que le costó la vida a los 23 años de edad.

      Las crónicas de la prensa de la época recuerdan que aquel día en la plaza de toros de San Benito no cabía ya ni un alma, «De asientos sólo quedan los del tejado» dice El Noticiero de Soria del 1 de julio y, que como siempre, hacía mucho calor que exacerbaba los ánimos de los presentes. El concejal Aurelio de Marco presidía el espectáculo en él se lidiaron seis novillos de Orive de Villavieja de Yeltes (Salamanca) a cargo de José Vizcaíno, Antonio Garriches y el novillero local Vicente Ruiz que, en principio, no estaba incluido en la terna pero que ante la insistencia del jurado de la cuadrilla de San Miguel, Samuel Jiménez, la Comisión de Festejos decidió incluirle para la celebración de los espectáculos de mañana y de tarde.
      Tras desarrollarse el espectáculo sin incidentes dignos de mención, Vicente toreaba el segundo de su lote correspondiente a la cuadrilla de San Miguel y tras haberlo brindado, al poco de coger los trastos de matar, el animal le dio un golpe y lo dejó en el suelo inconsciente. Todos los presentes se asustaron pensando en lo peor, una cornada, pero no había herida y fue sólo un golpe, un varetazo dado con el asta pero suficientemente intenso para que el doctor Íñiguez lo condujera a la enfermería de la plaza. Tras la exploración le prohibió regresar al albero y le mandó a descansar en su domicilio familiar en la cercana calle Ferial.
      Por la tarde la fiesta continuó sin Vicente, que fue sustituido por sus dos compañeros de la mañana, y aunque había noticias alarmantes como que había tenido vómitos de sangre en su casa, nadie se alarmó. Según la prensa local, aquella noche y mientras la ciudad bullía en fiestas, Vicente fue operado en más de una ocasión por doctores amigos suyos y fue sometido a dos transfusiones con sangre de su hermano.
      El sábado por la mañana las noticias hablaban de su gravedad pero eran optimistas por lo que sorprendió mucho que, ya por la noche y en plena celebración de la verbena del Sábado Agés, se extendiese como la pólvora la noticia de que Vicente había muerto.
      La fiesta, con poco ánimo imaginamos, siguió celebrándose al día siguiente con desfile, prueba de la autoridad, reparto de la caldera de los pobres y lidia, cuyo matadores llevaron lazos de luto. Ellos y los amigos del finado fueron los encargados de sacar su ataúd el Domingo a las siete de la tarde y llevarlo a enterrar al cementerio del Espino en medio de una muchedumbre que el periódico Labor del día siguiente estimó en unas cuatro mil personas.
      Francisco García Muñoz le dedicó dos pasodobles, uno de ellos puede escucharse gracias a Nuestras Fiestas de San Juan que lo colgó en su canal de youtube.
Vicente Ruiz el Chinche toreando con Paco Cester y Ángel Rey Conde en la novillada del Domingo de Calderas de Soria de 1932. Imagen de la colección de Tomás Pérez Frías, cedida por la familia Espinosa del Val, y recogida en su obra “Gabinete fotográfico Casado. Soria (1887-1936). 50 años de fotografía y vida de Soria”. Ed. Diputación Provincial de Soria, 2019.


sábado, 27 de junio de 2020

27/06/1943: El sorteo de los palcos.


Una de las desaparecidas costumbres relacionadas con el desarrollo de las fiestas de San Juan, y que ahora nos causan cierto estupor, era la costumbre de sortear los palcos de la plaza de toros para los festejos de las vaquillas de la tarde del Jueves la Saca y de los festejos del Viernes de Toros. No se sabe con seguridad desde cuando existe esta costumbre pero es razonable pensar que pudo tener su origen en la construcción de la plaza a mediados del siglo XIX con dinero de los vecinos-accionistas que cuando se inició su construcción abonaron voluntariamente cierta cantidad de capital privado para la construcción de una obra pública a cambio de disfrutar de ciertos derechos y ventajas en el desarrollo de los festejos taurinos.

      La costumbre se mantuvo hasta mediados del siglo XX y, a modo de ejemplo, según un bando municipal emitido a mediados del mes de junio a ese efecto, se convocó a los interesados el día 27 de junio a las doce horas en el salón del Ayuntamiento de Soria, y ante la presencia de los doce jurados. Los que quisieran disfrutar de este privilegio debían acreditar ser accionistas de la plaza (casi un siglo después de su construcción) presentando el correspondiente título y, mediante la previa inscripción, participar en el sorteo pues todos querían los palcos de andanada principal y los balconcillos de tendido. Los afortunados no disfrutaban de ellos gratis pues en ese año abonaron cuarenta y dos pesetas (0,25 euros) o dieciocho pesetas (0,16 euros) respectivamente, una cantidad hoy irrisoria pero importante en aquella época. Pocos años después, los accionistas perdieron el privilegio y el sorteo se hizo abierto a todos los sorianos en general que entrando en fiestas quisieran participar en él y lo hubieran solicitado a través de su propio jurado.
Plaza de toros hacia 1903, cedida a JCYL AHPSo por Rafael Romera Ibáñez.


viernes, 26 de junio de 2020

26/06/1369: Soria, el precio de su libertad.


No tenemos la constancia documental pero, casi seguro que, aquel año tampoco hubo fiestas de San Juan en la ciudad, pues el Común de Vecinos no tendría gana de celebrar las fiestas de San Juan, de la Madre de Dios o de la Boda de Santa María, como más parece que se las conocía entonces.

      El rey legítimo, Pedro I, había sido asesinado tres meses antes por el bastardo Enrique II, gracias a la colaboración del mercenario Bertrand Du Guesclin, o Duguesclain (aquel del “Ni quito ni pongo rey…”), que en pago a sus servicios mercenarios había recibido algunas villas, lugares y fortalezas, entre ellas la plaza de Soria y su castillo en calidad de señorío. Sería hacia mayo o junio cuando sus tropas, una cuadrilla de bribones sin escrúpulos y saqueadores despatriados, pero curtidos en mil batallas, llegaron a la ciudad para tomar su Castillo y, ante la negativa de los sorianos a rendir la plaza, los mercenarios tuvieron que tomarla por la fuerza quemando el arrabal de la ciudad como castigo.
      Por la fuerza bruta se apoderó de la ciudad, aunque no de los corazones de los sorianos a lo que se trató de ganar concediendo, tal día como hoy, una carta privilegio dirigida al Cabildo de la colegiata de San Pedro de Soria en la que confirmaba todos los privilegios que le habían concedido previamente los monarcas castellanos, un documento que, por cierto y concretamente, ofrece la forma «Cibdat» en vez de la de villa como el rey Pedro había hecho antes en alguna ocasión.
      La confirmación de aquel privilegio no sirvió ni mucho menos para congraciarse con los sorianos que se rebelaron contra el francés y contra su propio monarca, el rey bastardo Enrique, y prefirieron sublevarse y luchar antes que ceder. Al final, y viendo la obstinación de aquellos testarudos sorianos que preferían inmolarse antes que ser súbditos de un mercenario francés, el rey tuvo que deshacer lo pactado, devolver la ciudad de Soria y el resto de lugares concedidos a la dependencia real e indemnizar generosamente a du Guesclain por las molestias con 300.000 doblas de oro, una cantidad que algunos estiman en unos 1.300 kilos de oro, una cantidad importante que fue el precio de la libertad de los castellanos, y entre ellos el pueblo soriano, que no se postraron ante ningún señor.
Bertrand Du Guesclain, héroe francés.
Imagen tomada de 
elhistoricon.blogspot.com


jueves, 25 de junio de 2020

25/06/1528: El retablo mayor de San Miguel (Ágreda).


El 25 de junio se paga el finiquito de la construcción del retablo mayor de la iglesia de San Miguel de Ágreda, una de las más destacadas obras de arte de la provincia, considerada como uno de los mejores exponentes de la pintura española del primer Renacimiento, y la más personal de su autor, el maestro Pedro de Aponte, un pintor aragonés que trabajó al servicio de Fernando el Católico y que aceptó también un trabajo encargado por el agredeño García Hernández Carrascón, según contrato suscrito en 1523. En justicia hay que reconocer que últimamente algunos investigadores están poniendo en tela de juicio esta autoría, y apuntan la colaboración o la autoría total de otros artistas como: Gabriel de Baños, Francisco de Iranzo o, incluso el agredeño, Diego García.

      Consta cuerpo con calle central y dos laterales de dos pisos y ático. En esta estructura hay trece tablas de pintura, el sagrario y una imagen de San Miguel, colocado todo sobre un basamento de madera, en donde figuran dos escudos con la heráldica del donante, un árbol que se puede identificar con una carrasca, como símbolo de su apellido. Las escenas representan momentos de la Pasión de Cristo (inspiradas en gradados de Alberto Durero), de la vida de San Miguel y otras escenas bíblicas. Cierra el retablo un gran friso con veneras que, además de las armas del donante, lleva en el centro una imagen del Padre Eterno entre flameros. Los capiteles y ménsulas de la capilla están enlazados por un friso en el que se anuncia la fundación y el nombre del donante en caracteres góticos.
      Los trabajos de talla, y en especial la de San Miguel, debieron ser realizados por Antonio de Baños o a su hermano Gabriel, ya que consta documentalmente que fueron sus herederos los que cobraron por este trabajo, sin embargo algunos estudiosos creen que pudieron ser realizados por el agredeño Diego García, formado en la escuela del zaragozano Damián Forment.
Retablo mayor de la iglesia de San Miguel durante una visita guiada organizada por la Asociación de Amigos del Museo Numantino en 2015.

miércoles, 24 de junio de 2020

24/06/1520: Bartolomé García, ¿líder comunero o líder popular?


Hoy, onomástica de San Juan Bautista, es sin duda una de las referencias importantes del calendario soriano, y hace quinientos años era la jornada en la que se renovaban algunos oficios cuadrilleros y del Común de Pecheros de la ciudad de Soria, una especie de federación de cuadrillas a cuyo frente se encontraba uno de los jurados llamado Procurador del Común, máximo representante de la mayor parte de los vecinos ciudad, pese a lo cual apenas podía participar en las decisiones importantes del concejo cuyos representantes eran, en su mayor parte, nobles de los Linajes o representantes reales.

      En 1520, y desde hacía varios años, era Procurador del Común el jurado de la cuadrilla de San Esteban, Bartolomé García, un tipo carismático y eficiente como probablemente no haya habido otro, que no temía alzar la voz frente a los desmanes de una oligarquía que en Soria trataba de hacer y deshacer a su antojo buscando su propio beneficio sin procurar el interés general.
      Aunque no conocemos todos los detalles de lo que aconteció aquel año, y parte de los que sabemos lo es por la parte parcial y subjetiva del propio hermano de Bartolomé, no creemos errar mucho si suponemos que, ante la presión de algunos nobles linajudos o por los odios que despertaba entre de algunos miembros de su propia clase pechera, bajo el argumento de que aquel año el procurador Bartolomé estaba ausente para jurar la renovación de su cargo, según era costumbre, y pese a que estaría justificado, pues estaba ejerciendo sus labores profesionales como funcionario, y sociales como representante del pueblo, hace justamente hoy quinientos años Bartolomé no estaba en Soria y no pudo jurar la renovación del cargo, por lo que el resto de jurados decidió revocarle y sustituirle por un herrero llamado Diego Martínez de Tardesillas.
      Como ya hemos dicho, aún sin conocer todo los detalles ni entrar a detallar hoy otros que nos liarían en exceso, no parece descabellado pensar que aquella maniobra parece corresponder más bien a la intención de quitarse del medio a la única persona que podría liderar un movimiento ciudadano contra los que ostentaban el poder en Soria. Pero resulta inevitable relacionarlo con la revuelta de las Comunidades que acababa de iniciarse por muchas ciudades castellanas contra el rey Carlos I, un rey extranjero que ni siquiera hablaba la lengua del país y que rechazaba la opinión de sus súbditos.
      Bueno, en realidad la revuelta comunera fue algo mucho más profundo y complejo pero, en lo que se refiere a nuestro ámbito local, Bartolomé García regresó a Soria y acató la decisión de los Pecheros aunque, con su carisma y capacidad de liderazgo, prácticamente al mismo tiempo encabezó un movimiento popular que más que tintes comuneros parece una reivindicación social de su clase frente a los poderosos linajes.
      Algún tiempo después, especialmente desde que las tropas reales atacaran Segovia o Medina del Campo, el concejo de Soria mostró su profundo disgusto y se adhirió al movimiento comunero, y aunque no tenemos la plena seguridad, es muy probable que Bartolomé participara en aquel levantamiento popular que, en Soria, apenas duró un suspiro y que culpable o no, fue declarado a Bartolomé cabeza de turco y junto con algún compañero más fue ejecutado. Pero, nuestra duda es si Bartolomé fue un ¿líder comunero o un líder del pueblo?
Ejecución de los comuneros. Óleo sobre lienzo, 1860,
por Antonio 
Gisbert Pérez, Palacio de las Cortes, Madrid. 


martes, 23 de junio de 2020

23/06/1630: Nacimiento del primer conde de Gómara.


Tal día como hoy, en La Póveda, nació Luis de Salcedo y Arbizu, un noble hijo de Iñigo López de Salcedo y de su segunda esposa Juana Magdalena de Arbizu, que desarrollará una exitosa carrera al servicio de la corte de Felipe IV y Carlos II. Fue alcalde del crimen y oidor de la Real Chancillería de Valladolid, corregidor de Bilbao, miembro del consejo de órdenes del Real de Castilla, superintendente general de las rentas reales de la Cámara de Castilla y asistente de Sevilla entre 1683 y 1685.

      Ostentó los siguientes títulos nobiliarios: señor de las villas de Valtierra, Almenar y Arguedas, así como VIº señor de la de Gómara. En 1692 y con 62 años de edad, el rey Carlos II compensó sus servicios y reconvirtió ese señorío en condado, concediéndole el título de Conde de Gómara, un honor que apenas pudo disfrutar ya que murió al año siguiente.
      De esa forma la residencia familiar en Soria, que había sido construido por su antepasado Francisco López de Río a finales del siglo XVI, pasó a llamarse de los Condes de Gómara, nombre que en nuestros tiempos se ha quedado como oficial alternándose con el de los Río, los Río y Salcedo, y hasta de Allende.
Palacio de los Condes de Gómara, en 2016, por Irene Arribas.


lunes, 22 de junio de 2020

22/06/1454: Pedro de Montoya nombrado obispo de Osma.


Dice Loperráez que en 1545 el papa Nicolás V nombró obispo de Osma a Pedro de Montoya, un conquense también conocido como Pedro García de Montoya o Pedro de Huete, que tomo posesión del obispado de Osma tal día como hoy y que ha sido uno de los prelados oxomenses más destacados, por su labor episcopal y por sus donaciones, pero quizá más por sus vínculos con el poder y con las armas. Y es que, viendo a los obispos de hoy en día, cualquiera lo diría. Pero los obispos de antaño solían ser personajes de su época, hidalgos o nobles de alta cuna, a menudo padres de familia con menos vocación religiosa que política, lo que hacía que fueran bravos señores feudales que lo mismo repartían hostias consagradas, en la catedral, que mandobles para defender sus posesiones.

      Un claro ejemplo de ellos lo tenemos en el personaje de hoy, un clérigo de origen noble que había sido capellán mayor del rey Juan II y uno de sus hombres de confianza, que participó en todas las intrigas palaciegas que consideró oportuno, apoyando a unos o a otros en función de su fidelidad al rey y de sus propios intereses, lo que hizo que tomara partido en contra del conde Juan de Luna a quien el rey Juan le había hecho merced de algunas posesiones que habían sido propiedad del obispado de Osma.
      El obispo Montoya no acató esta decisión real pues consideraba que esos terrenos pertenecían al obispado y que se los habían usurpado, aunque fuese por una orden real, por lo que acompañado de sus gentes de armas se presentó en Osma para tomar posesión de su castillo, sin importarle oponerse ni al rey ni al poderoso Juan de Luna que no se atrevió a desenvainar sus armas contra un obispo.
      En El Burgo Pedro Montoya promovió importantes obras como en la culminación de la catedral gótica, en el castillo de Osma, en las murallas de la villa, hizo importantes donaciones a la catedral, promovió instituciones benéficas y ordenó escribir el “Breviario de Osma” que incluye un leccionario de Pedro de Bourges, el texto más antiguo conocido sobre la vida y milagros de San Pedro de Osma, construyó el predecesor del actual hospital de San Agustín y promulgó unos nuevos estatutos para el cabildo oxomense.
Escudo de armas del obispo Pedro Montoya en una fachada de El Burgo de Osma.
Fuente imagen: fuenterrebollo.com  



domingo, 21 de junio de 2020

21/06/1822: Fiestas de San Juan, sí o no, pero sin interferencias.


Este año tenemos más claro que nunca que las fiestas de San Juan o se celebran bien o no se celebran, pues para andar a medias o no pudiendo cumplir lo que los usos y costumbres mandan, pues mejor nos quedamos en casa y no celebramos fiestas. Pues consolémonos que eso mismo pensaban nuestros antepasados de hace doscientos años y que estuvieron a punto de suspender las de 1822.

      En esos años la situación política, económica y social del país estaba un tanto delicada, y a las autoridades del reino no se les ocurrió otras cosas que para no hacer derroches, prohibir los refrescos, obsequios y agasajos que con fondos del Común, las Cofradías o Ayuntamientos acostumbraban a dar a sus cofrades o vecinos en las fiestas y solemnidades religiosas.
      El jefe político de la provincia, Bernardo de los Ríos, trasladó de inmediato el Decreto al Ayuntamiento de Soria y convocó en una reunión a los alcaldes de la ciudad (aquel año había dos) y a los de barrio, proponiendo reducir las fiestas de San Juan con sus correspondientes excesos, a una corrida de novillos y la caldera para los pobres el Domingo de Calderas. Los alcaldes de barrio, que ya estaban un poco hartos por los problemas que estaban teniendo esos años para correr los toros, se abstuvieron de opinar y le dijeron que le darían una contestación la cual  llegó el día 21 de junio cuando le trasladaron que no aceptaban esa reforma y que preferían no celebrar fiestas.
      Oficialmente nada más sabemos pero sería interesantísimo conocer los detalles de lo que en realidad pasó esos días, pues lo que ocurrió es que al final el Sr. de los Ríos cedió y las fiestas se celebraron sin incidentes.
Portada de la revista ilustrada Fiestas en Soria,
nº 4 junio de 1900, dibujo de José Alfonsetti, col. particular.
 





sábado, 20 de junio de 2020

20/06/1991: El palacio de Altamira de Almazán declarado BIC.


El BOCYL, de 20/06/1991, recogía el Decreto de 13 de junio por el que se declaraba Bien de Interés Cultural, con categoría de Monumento, el palacio de Altamira de Almazán.

       El palacio, sin duda el mejor ejemplo de arquitectura civil de la villa, se encuentra en la plaza Mayor de Almazán a la que se abre la fachada principal y fue construido en varias fases. La parte más antigua, quizá sobre elementos anteriores, es la parte norte que da al río Duero edificada en paralelo sobre la propia muralla, y su construcción se iniciaría a finales del siglo XV, época en la que el palacio fue alojamiento y sede temporal de la corte de los Reyes Católicos, desarrollando dos plantas con galerías abiertas al río. Posteriormente, quizá debido a algún incendio o a la necesidad de engrandecerlo como la escala social de sus propietarios, el palacio tuvo que ser reformado y ampliado, lo que acontecería hacia 1565 cuando Francisco Hurtado de Mendoza encargó al maestro Bartolomé Carlone, autor del castillo de San Leonardo de Yagüe, la construcción de la monumental fachada renacentista que se abre a la plaza con su monumental portada con balcón central que lleva el escudo familiar timbrado con la corona de marqués, lo que permite fecharlo como mucho a partir de 1575 que fue cuando aquel promotor fue nombrado marqués.
      La fachada desarrolla tres pisos de altura abierto con balcones y ventanas, y al interior se desarrolla en torno a un gran patio porticado por una galería de arcos de medio punto en ladrillo que sostienen una galería corrida superior con sencilla barandilla y columnillas de hierro, en torno al cual se distribuyen las estancias domésticas formadas por salas enormes de gran altura, corredores inmensos, muebles antiguos y una decoración que parece que no ha cambiado en quinientos años.
Fachada principal del palacio de Altamira.
Imagen del Catálogo de Bienes Protegidos del Junta de Castilla y León.


viernes, 19 de junio de 2020

19/06/1659: Palafox firma su testamento.


A lo largo de la primavera de este año el obispo de Osma Juan de Palafox y Mendoza, antes arzobispo y virrey en Méjico, sufrió una intensa crisis de las fiebres tercianas que padecía desde sus expediciones americanas, pero de un cariz tan grave que presintió la inminencia de su muerte y mandó elaborar su lápida funeraria en la que sólo quedó en blanco la fecha de su muerte, y el testamento con sus últimas voluntades que firmó tal día como hoy de 1659.

      Como apenas tenía bienes materiales, tan sólo deudas y lo básico para malvivir, más que legar bienes lo que hizo fue disponer una serie de instrucciones de lo que debía hacerse con sus restos al morir y que se reducían a ser enterrado en la parte más pobre de la catedral burgense, allí donde se enterraba a los mendigos y donde todos pisaran su lápida, disponiendo también que antes de ser enterrado le sacasen del pecho el corazón y lo pusieran en una placa de plata con los nombres grabados de Jesús, José y María.
      No erraba mucho sus estimaciones pues tres meses después murió, y el clero y en general todo el pueblo burgense le consideró ya un santo decidiendo desobedecer los deseos del obispo en cuanto a su enterramiento y le sepultaron en la capilla mayor de la catedral de donde pasó a su ubicación actual en la capilla construida exclusivamente en su honor.
      Pronto se inició su proceso de canonización que desde el principio causó una gran controversia. Por una parte, sus defensores alabaron sus virtudes recogidas en sus libros y en los actos de caridad que realizó como obispo de Puebla de los Ángeles, donde destacó como defensor de los derechos humanos de los indígenas y donde fundó la primera biblioteca de América. Sus enemigos, sobre todo los jesuitas, le acusaron de hereje, alumbrado e iluso, falso devoto e hipócrita” en los tribunales inquisidores de Roma, Madrid y Méjico, y consiguieron que algunos de sus libros estuvieran prohibidos durante algún tiempo.
      En 2011, el proceso de canonización dio un gran paso adelante al declararle beato, pero aún no el definitivo para subirlo a los altares.
Litografía de Juan Palafox y Mendoza en la obra Autores Españoles.


jueves, 18 de junio de 2020

18/06/1989: La última sanjuanera de don Paco y don Jesús


Cuatro años antes don Paco y don Jesús, que entonces tenían 76 y 78 de edad respectivamente, habían estrenado la sanjuanera “Sin clases ni edades” y sin haberlo decidido expresamente, ambos pensaban que el cancionero festivo soriano ya estaba completo por lo que dieron por cerrado el catálogo de canciones sanjuaneras.

      Sin embargo, en 1989, la Asociación de Jurados de Cuadrilla quiso rendirles un homenaje y encargaron al escultor Agustín Ruiz que idease un monumento conmemorativo con sus bustos en bronce, que se colocaría en la Dehesa, y que sería abonado mediante suscripción popular. En una entrevista en Radio Nacional –entonces Radio Cadena Española- los músicos reconocieron sentirse turbados de la emoción y quisieron mostrar su agradecimiento a los sorianos componiendo otra sanjuanera más. De esta forma y tras unos arreglos compositivos hechos a golpe de correo postal y teléfono pues Francisco vivía en Badajoz y Jesús no leía música, el 18 de junio, y en una plataforma instalada junto al Árbol de la Música, los dos compositores presentaron la que sería la trigésimo segunda y última sanjuanera titulada: "Que son cinco días", una canción que en realidad más que una nueva composición fue una readaptación de una prueba que habían escrito hacía unos años y que entonces había quedado descartada ¿No las recuerdas? Nuestras Fiestas de San Juan nos ayuda a recordarlo.
      La canción fue un éxito y pronto fue incluida por muchos sorianos entre las preferidas de su cancionero individual. Sin embargo, y aunque aquella fue su última composición, quizá no sea del todo cierto pues algún tiempo después de la muerte de Francisco, su hija Paquita encontró entre sus papeles el borrador bastante avanzado de una sanjuanera inédita titulada “Tran-la-rán” que ambos comenzaron a escribir hacia 1943 pero que dejaron abandonada. Paquita, también música como su padre, hizo los últimos arreglos, fue presentada en junio de 2011 y también puedes escucharla por gentileza de Enrique García Garcés en youtube. Ya hablaremos de ella otro día.
Monumento promovido por la Asociación de Jurados de Cuadrilla en 1989. Foto Alberto Arribas.

miércoles, 17 de junio de 2020

17/06/994: Almanzor toma Osma y San Esteban de Gormaz.


El cine y la literatura, a menudo, nos han mostrado un mundo medieval basado en esos ideales del honor y de la Caballería, tan propios del rey Arturo, un mundo con dragones de color rosa en el que caballeros de armadura brillante defendían damiselas en apuros y morían dando vivas al rey. Sin embargo la realidad no era ni parecida, especialmente a finales del siglo X en los conflictos entre moros y cristianos, cuando cualquier trampa valía para quitarle al enemigo un palmo de territorio o simplemente para humillarle.

      En aquel entonces Castilla ni siquiera se había emancipado y el nombre de Soria ni se intuía, pero la parte suroeste de la provincia era una de las zonas más conflictivas de la península, un territorio quemado de tanto batallar que pasaba continuamente de unas manos a otras. Eran entonces los principales protagonistas o responsables del conflicto el caudillo cordobés Almanzor y su archienemigo el conde de Castilla, Garcí Fernández, dos fieros guerreros sin escrúpulos ni principios que sólo pretendían ganar cada batalla a toda costa.
      Cierto es que el primero en usar trucos torticeros fue el castellano cuando unos años antes, en el 989, Garcí convenció a Abdallah, el hijo de Almanzor, para que se uniese a él traicionando a su padre, y que cuando el cordobés se enteró vino a tierras sorianas, que era entonces donde se cortaba el bacalo, y le apretó las tuercas al castellano. Garcí no se rindió porque no se lo pidieron, pero no dudo en entregarle a Abdallah que perdió la cabeza, literalmente, por orden de su padre.
      Aquello debió dolerle a Almanzor más de la cuenta, pues hasta en la guerra hay cosas como la familia que no se tocan, pero rotas las reglas se sintió liberado y quiso darle al castellano taza y media de la misma medicina. Cinco años después, en 994, Almanzor sedujo a doña Abda, esposa de Garcí Fernández, una mujer con fama de lujuriosa y ambiciosa a quien convenció de que por qué conformarse con ser condesa si a su lado podía ser reina, y como los cuernos no debían ser suficiente afrenta, ya puestos a humillarle del todo, Almanzor ofreció su apoyo militar a Sancho, el hijo de Garcí, para que se enfrentara a su padre.
      Según Pelayo Artigas y Corominas (Por tierras de gesta. San Esteban de Gormaz. Imp. Hauser y Menet, Madrid 1.931, página 9), fue el 17 de junio del año 994 cuando Almanzor aprovechó ese ardid que había hecho bajar la guardia a su enemigo, y sin demasiado esfuerzo penetró en el corazón de las tierras sorianas destruyendo Osma y San Esteban de Gormaz. No contento con la ofensa, al año siguiente le dio lo mismo pero en dosis mayor. Esto mejor lo dejamos para otro día, que aquella batalla aún dio mucho más de sí.
Castillo de Osma durante las obras de restauración en 2018.


martes, 16 de junio de 2020

16/06/1999: Protección de los entornos BIC de Soria.


Aunque fue en 1931 cuando la iglesia de Santo Domingo fue declarada Monumento Artístico y dieciocho años el palacio de los Condes de Gómara, aquellas protecciones patrimoniales afectaban únicamente al inmueble concreto y no incluían el entorno que los rodeaba por lo que, en principio, sería posible construir un edificio de ladrillo cara vista rojo de diez plantas justo enfrente de ellos, algo que a poca sensibilidad artística que se tenga se entendería como una barbaridad, sí, pero técnicamente posible.

      Por ello y para evitar barbaridades urbanísticas que podrían desvirtuar la percepción visual de los monumentos y de sus alrededores, las autoridades culturales de la Junta se vieron obligadas a extender esa protección y delimitar ya no el propio edificio en cuestión, sino el entorno que los rodea, y para ello tal día como hoy de 1999 se publicaron en el BOCYL sendas resoluciones que extendían esa protección a los edificios y calles adyacentes.
      En algunos casos el daño ya estaba hecho y tardará muchos años en corregirse, pero siempre servirá para evitar otros que podrían aprovechar las magníficas vistas a Santo Domingo, por ejemplo, para construir un par de alturas extra y sacar cuatro apartamentos más.
Imagen de José Casado anterior a 1928. Col. particular.


lunes, 15 de junio de 2020

15/06/1841: Nacimiento del primer periódico soriano: “El Numantino”.


El 15 de junio de 1841 la Sociedad Económica Numantina de Amigos del País publicó el número uno del periódico literario y artístico titulado “El Numantino”, y que pasa por ser el primer periódico particular editado en Soria e impreso en la imprenta de Martín Díez, la misma que desde hacía ocho años ya imprimía el Boletín Oficial de la provincia de Soria, una publicación periódica pero de carácter oficial.
      La publicación, de carácter quincenal, estaba formada por dos pliegos a dos columnas y su suscripción costaba 15 reales el trimestre. Incluía informaciones generales, además de artículos sobre la historia de la propia Sociedad promotora y de sus actividades y reuniones, poemas, artículos literarios o históricos, pero tuvo una efímera vida pues desapareció en septiembre del año siguiente.
Portada y primera página del número 1 de "El Numantino".


domingo, 14 de junio de 2020

14/06/1834: Basilio de la Orden Oñate (1834-1904).


Tal día como hoy de 1834, festividad de San Basilio (con celebración en Candilichera y Coscurita), nacía en Gómara un niño al que llamaron Basilio de la Orden Oñate, hijo de una acomodada familia de comerciantes gomarenses que acabó alternando sus tareas mercantiles con la política, eligiendo la opción radical republicana que defendía su amigo y mentor político, el burgense Manuel Ruiz Zorrilla.
      Basilio Orden fue nombrado vicepresidente de la Diputación provincial, siendo el responsable de que la institución se dotase de una imprenta propia, sobre todo para editar el Boletín Oficial de la provincia, pero también para dar servicios tipográficos a particulares y emplear allí a los hospicianos tutelados por la institución provincial.
      En 1872, y habiendo sido elegido diputado en Cortes, presentó en esa cámara una proposición de Ley sobre la concesión de la línea férrea de Torralba a Soria, siendo su mayor logro el compromiso de que el Estado concediese cinco millones y medio de pesetas (33.000 euros), un tercio de lo presupuestado, y para que la construcción de la línea Soria-Torralba resultase menos gravosa y más interesante a los promotores. También fue senador, y uno de los responsables de la proclamación de la primera república española (1873-74).
      De sus logros políticos, Mariano Granados Campos en su obras Semblanzas a plumilla (1890) destacó de él: «Si hubiera de referir todo lo que D. Basilio pidió para su país, habría de emplear mucho papel y mucha tinta, yo creo que por pedir hubiera pedido que todos los Españoles se alimentasen con mantequilla de Soria y que hicieran á Gómara capital de distrito universitario… Baste pues con decir que D. Basilio ha hecho cuanto ha podido por Soria y que es un patriota de corazón entusiasta y de voluntad inmejorable».
Retrato de Basilio Orden, colección particular.


sábado, 13 de junio de 2020

13/06/1995: La voladura de la fábrica de Villar.


Hace 25 años sucedió en Soria uno de esos acontecimientos que, si bien no tienen carácter histórico ni fue algo para recordar, levantó tantas expectativas, y alguna incertidumbre, que seguro que muchos lectores recuerdan datos. Nos referimos a la voladura de la fábrica de Embutidos Villar en la calle Clemente Sáenz.

      La empresa Embutidos Villar fue fundada en Soria en 1963, instalando su fábrica entre las calles Clemente Sáenz, José Joaquín Durán y Maestro García Muñoz, donde tenían las oficinas y los secadores de jamones. El desarrollo urbano de la ciudad y de la propia empresa motivó el traslado a una nueva fábrica ubicada en Los Rábanos, con lo que aquella vieja fábrica dejó de tener sentido y su solar destinado a viviendas. Aunque la novedad fue que en vez de someterla a un derrumbe tradicional, como al que estamos acostumbrados, la empresa encargada procedió a la voladura de la estructura con treinta y cinco kilos del explosivo Goma 2.
      Aquel suceso paralizó parte de la ciudad y causó una gran conmoción, pero ningún incidente. ¿Nos ayudáis a recordarlo? ¿Tenéis fotografías de la voladura?
Fábrica de Embutidos Villar en 1994. Autor Alberto Arribas.


viernes, 12 de junio de 2020

12/06/1922: Pedro Poveda Castroverde, santo y mártir.


Hace 98 años el sacerdote jiennense Pedro Poveda Castroverde tomó posesión por poderes del cargo de canónigo arcipreste de la catedral de Osma, un cargo oficial que no tuvo mucho tiempo de desarrollar en la diócesis soriana pues sus múltiples obligaciones le obligaban a permanecer en Madrid donde desarrollaba tareas pastorales y educativas entre los niños pobres y marginados, aplicando unos métodos pedagógicos que en su época fueron considerados innovadores, y poniendo en marcha iniciativas como una Academia Femenina que formó también a mujeres en el campo del Magisterio, o la Hermandad del Refugio donde atendía a pobres y huérfanos.

      En 1924 decidió fundar la Institución Teresiana para lograr sus objetivos, ya tan reconocidos que pocos meses después fueron avalados por el Vaticano que aprobó esa fundación a perpetuidad, y como canónigo de Osma, aún sacó hueco en 1926 para representar al Cabildo Oxomense en la Asamblea Nacional del Clero y ejercer como Capellán Real, cargo que ejercía el 28 de julio de 1936 cuando fue detenido y fusilado por su condición sacerdotal.
      En 1955 se abrió la causa de su beatificación, que fue enviada a Roma tres años después, siendo beatificado en 1993 y canonizado por Juan Pablo II en 2003.
Fuente foto: catholikblog.blogspot.com


jueves, 11 de junio de 2020

11/06/1899: Nacimiento de Epifanio Ridruejo Botija.


En la jornada de hoy de 1899, nació en Soria quien acabará siendo uno de los personajes más importantes y menos conocidos de la Soria del siglo XX, y de la vida económica española de la época. Nacido en una familia acomodada, fue hijo de Epifanio Ridruejo Barrero y de Paulina Botija de la Cuerda. Su familia paterna era originaria de la zona de San Pedro Manrique y de Oncala, y a través de la agricultura y de la ganadería obtuvieron recursos con los que crearon una red comercial y un capital que en 1884 les permitió fundar la “Sociedad Comercial y Bancaria Ridruejo y Compañía”, o la “Banca Ridruejo”, como siempre la hemos conocido, el primer y único banco netamente soriano hasta la fundación de la Caja de Ahorros en 1912.

      Epifanio hijo, que también fue primo del escritor Dionisio Ridruejo de quien hablamos hace unos días, cursó sus estudios en el Instituto Técnico de Burgos y en la Real Universidad de María Cristina de El Escorial, licenciándose en Derecho, de donde pasó a dirigir durante algunos años el principal negocio familiar, la Banca Ridruejo.
      Aquella experiencia financiera le abrió las puertas para desarrollar otros importantes cargos de gestión como Director del Banco Exterior de España, Director General del Centro Oficial de Contratación de Moneda, Vicepresidente del Consejo Superior Bancario, Director General del Banco Exterior de Crédito, Vicepresidente de Campsa, de Telefónica. En 1952, fue nombrado Subgobernador del Banco de España y, en 1958, Administrador Delegado del Banco Exterior de Crédito. Además de Presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, procurador en las Cortes franquistas, académico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,…
      En lo personal, estuvo casado con Vicenta Brieva Bartolomé y tuvieron tres hijos: Esperanza (Pitita), Epifanio y Juan Antonio, que contribuyeron a seguir desarrollando los negocios familiares a través de importantes actuaciones económicas. Aunque con residencia oficial en Madrid, la familia nunca se desvinculó de la provincia de Soria.
      Epifanio recibió varios premios y condecoraciones entre los que se destacan: la Medalla de Oro del Mérito del Trabajo, la Gran Cruz del Mérito Civil, la Gran Cruz de Isabel la Católica y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio; pero también fue nombrado, en 1950, Hijo Predilecto de Soria con Medalla de Oro gracias a que por su intervención fue posible que se concediese al Ayuntamiento de la ciudad un crédito bancario con el que se pudieron llevar a cabo obras para el abastecimiento de aguas de la capital.
      Ese título de Hijo Predilecto de Soria motivó que, tras su fallecimiento en Madrid en 1986, la corporación municipal acudiese oficialmente al sepelio con asistencia formal "bajo mazas".
Retrato de Epifanio Ridruejo Botija hacia 1968,
imagen de autor desconocido en Revista de Soria nº 4.


miércoles, 10 de junio de 2020

10/06/1319: Soria capital tierra vinícola.


Que en Soria hubo vino de producción local nos parece hoy algo poco menos que imposible y saber que las viñas se encontraban en la zona de la ladera del Castillo que da al río por San Saturio suele ser una sorpresa. Sabemos fehacientemente que las hubo y que con aquellas uvas se elaboraba vino, un producto fundamental en la dieta del medievo casi tan básico en una alimentación “sana” como ahora lo es la leche. También sabemos que el producto era tan malo que, salvo sus productores, nadie quería tomarlo, pero como la industria vinícola local daba empleo a muchos trabajadores, desde el siglo XIII diversos monarcas castellanos concedieron privilegios a este sector ordenando que no se pudiera importar vino foráneo en tanto no se hubiera agotado el de la cosecha local, lo que fue causa de frecuentes enfrentamientos entre los miembros del Común (interesados en vender el vino ya que eran ellos quienes cultivaban las vides y lo elaboraban) y los hidalgos de los Linajes que con mayor poder adquisitivo no entendían que tuviesen que beber aquello, cuando podían permitirse pagar por beber vinos aragoneses o navarros de mayor calidad.

      La primera noticia de esta obligación sucedió tal día como hoy de 1319 cuando el rey Alfonso XI, que era todavía un niño de ocho años por lo que en realidad sería una decisión de su abuela y regente doña María de Molina, dispuso esa prohibición, pero además el documento resulta muy útil pues se aplicaba a los sorianos que vivían dentro de las murallas y a los que vivían fuera de ellas citando explícitamente los arrabales o burguillos que entonces eran los de San Andrés, San Juan (de Duero), San Polo, San Lázaro, el Rabal y Santa María del Mercado, una dato indirecto que nos ofrece información de las zonas exteriores a la muralla de la ciudad en las que había asentada población.
      Con el correr de los tiempos aquel privilegio del vino soriano causó serios trastornos entre los sorianos y fue quizá el motivo del primer enfrentamiento entre los Linajes y el Común, al menos hasta que por diversas circunstancias dejó de cultivarse la vid en Soria, en el siglo XVI.
Zona sudoeste de la ciudad donde se encontraban los cultivos vinícolas sorianos en torno a la ermita de Nuestra Señora de las Viñas.