Una de las
necesidades de la ciudad de Soria en los años veinte estaba motivada por la
escasez de plazas escolares públicas o privadas que además compartían el estar
ubicadas en edificios antiguos mal acondicionados para uso escolar. Conscientes
de este problema las autoridades locales llevaban años ofreciendo al Ministerio
de Instrucción Pública un solar en la cuesta de la Dehesa Serena para que
construyera un colegio pero tuvieron que esperar a que éste aceptara el
ofrecimiento en 1927 y autorizaran la construcción del primer colegio diseñado
desde el principio para ser un centro educativo, lo que fue una ventaja para el
arquitecto del proyecto Sr. Muro Antón quien ideó un edificio funcional, cómodo y moderno que disponía de innovaciones técnicas de la
época (por otra parte ya empleadas desde tiempos de los romanos) como aseos con
abundante agua corriente, calefacción, grandes ventanales que le daban una gran
luminosidad y ventilación, zona de juegos y un gran parque anexo. El proyecto
inicial incluía además un anexo de Ramón Martiarena que pretendía construir en las
inmediaciones un bloque de viviendas para los maestros pero que no se llegó a
construir.
La construcción del colegio, ya bautizado
oficialmente con el nombre del pedagogo soriano “Manuel Blasco” fue subastado
públicamente tal día como hoy de 1929 y se encomendó por algo más de 230.000
pesetas (unos 1.400 euros) al contratista Patricio Martínez Angulo que inició
las obras en marzo de 1930 y las concluyó cuatro años después.
En el último número de nuestra revista
Arevacon dedicado a la arquitectura moderna del siglo XX en Soria se incluye un
interesante análisis arquitectónico de este edificio escrito por Miguel de
Lozar y Monserrat Carrasco, un ejemplar que no puede faltar en la biblioteca de
cualquier soriano que tenga interés por este tema y al que remitimos para quien
quiera saber más.
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