Mostrando entradas con la etiqueta Blas Taracena Aguirre. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Blas Taracena Aguirre. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de julio de 2020

06/07/1916: Las primeras piezas llegan al Museo Numantino.


Después de tres años de obras, el edificio del Museo Numantino de Soria ya era una realidad física por lo que, a finales de junio, don Ramón Benito Aceña escribió un oficio al ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes comunicándole la buena nueva y rogándole autorizase el traslado e instalación en el nuevo edificio de las piezas que hasta este momento se encontraban, más almacenadas que expuestas, en una sala habilitada en el palacio de la Diputación.

        Finalmente fue, tal día como hoy de 1916, cuando el ministro autorizó el traslado de las colecciones arqueológicas bajo la dirección de José Ramón Mélida Alinari en calidad de sus cargos de presidente de la Comisión de Excavaciones de Numancia e inspector del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y diez días después el traslado estaba tan avanzado en su emplazamiento definitivo que don Ramón Benito Aceña –anciano, enfermo y presintiendo una muerte que llegaría pocos meses después- hizo entrega de las llaves, con carácter provisional, del edificio del Museo y de su mobiliario, siendo Blas Taracena Aguirre el encargado de recibirlas.
        A finales de agosto la instalación ya estaba terminada y lista para ser inaugurada y abierta al público, pero la burocracia enlenteció tanto el proceso de apertura del museo que el mecenas don Ramón no pudo ver su capricho ni inaugurado ni abierto al público.

Fotografías realizadas por Ballenilla y publicadas en 1917 en la revista gráfica La Esfera, correspondiente a una de las salas de exposición del Museo Numantino antes de su inauguración.


jueves, 24 de noviembre de 2016

24/11/1993 ~ La Casa de la Mora de Vildé es declarada BIC.

El BOCYL de 24 de noviembre de 1993 publicó la orden de 18 de noviembre por la que se declaraba Bien de Interés Cultural la Casa de la Mora en Vildé.

En aquella localidad soriana existe desde siempre un edificio arruinado llamado Casa de la Mora sin más fundamento que la tradición que debido a la gran antigüedad que se le suponía siempre se ha pensado que era un edificio de la época musulmana, supuesta época de máxima antigüedad a juicio de la cultura popular, aunque hay quien afirma que se llama así porque allí crecían grandes zarzamoras. Sin embargo aquel montón de ruinas fue examinado por el arqueólogo Blas Taracena quien fue el primero en reconocer el valor histórico y cultural de tan anodino montón de piedras.

Tras varios trabajos arqueológicos hoy sabemos que la Casa de la Mora es en realidad lo que queda de una monumental tumba romana de forma turreiforme (con forma de torre) único en la mitad norte de la península, que fue empleada como panteón funerario de una noble familia que habitó el lugar entre los siglos I y II.

Originalmente estuvo formada por dos cámaras abovedadas superpuestas en dos plantas comunicadas por una escalera hoy desaparecida. Está construido en hormigón y mampostería, cubría sus paredes con decoración mural al fresco, tiene una planta rectangular de cinco metros y treinta centímetros por seis metros, y con una altura actual de unos cinco metros.

Sin embargo y aunque oficialmente sea un panteón funerario, también hay otras posibilidades como las desarrolladas por como Ángel Almazán de Gracia quien en un artículo* ha desarrollado la hipótesis de que más que un mausoleo funerario aislado en realidad fue un templo romano dedicado a Cibeles que formaría parte del conjunto de edificios que integraba una villa junto a la que se localiza, correspondiendo al panteón familiar de sus propietarios.

Nota: Artículo completo en el enlace del pie de foto.


Restos de la Casa de la Mora de Vildé (Soria).
Fuente foto: soriaymas..com

miércoles, 11 de mayo de 2016

12/05/1918: Durante los meses de marzo a mayo de 1918, en el Casino de Numancia se ofrecieron una serie de interesantes conferencias a cargo de ponentes de la talla de Blas Taracena Aguirre, Santiago Gómez Santacruz, Mariano Íñiguez o José Tudela.

La iniciativa gustó tanto a los socios que surgió la posibilidad de resucitar el antiguo Ateneo que allí mismo había existido y que no había terminado de calar. Como tampoco lo hizo el Centro de Cultura Popular que presidió Benito Artigas Arpón y que languideció hasta desaparecer. Pero esta vez era diferente, los promotores contaban con el apoyo del Casino y del Ayuntamiento de Soria. Algunos miembros de la junta directiva del primero eran a la vez concejales. El proyecto, cosa rara en Soria, se desarrolló rápidamente y el 12 de mayo de este año con gran presencia de público quedó refundado el Ateneo de Soria con su acta fundacional, objetivos y socios fundadores.

El Ateneo surgió con una gran fuerza. Ofrecía veladas literarias, conferencias formativas, sociales, culturales, conciertos musicales como los ofrecidos por Gerardo Diego; e incluso llegó a tener competencia pues surgieron otros. Sin embargo, y como algo ya no tan raro en Soria, el proyecto duró lo que el ímpetu de sus promotores pues el cansancio y la falta de relevo ha sido y es el final de muchas instituciones culturales y movimientos asociativos que hay y ha habido en esta nuestra ciudad.

El último intento de resucitarlo fue hace apenas diez años, y aunque nació con fuerza y patrocinadores, apenas dio sus primeros pasos. Quizá en una sociedad como la actual en la que para saber algo sólo hay que acudir a internet ya no tienen cabida esas instituciones. Pero lo cierto es que en Soria hay muchas asociaciones y colectivos como los Amigos del Museo Numantino que, en conjunto, seguimos ofreciendo prácticamente cada día una oferta cultural amplia, variada y abierta a toda la sociedad.
 Logotipo del Ateneo de Soria.