jueves, 30 de abril de 2020

30/04/1907: Llegada de Antonio Machado a Soria.


Con 32 años de edad Antonio Machado acababa de ser nombrado formalmente catedrático de francés en el Instituto de Soria, y en esta jornada primaveral de finales de abril inició un largo viaje para tomar posesión pero, sin saberlo, aquel viaje también marcó su vida para siempre. Algunos autores han apuntado que la llegada se produjo el 1 de mayo, pero más bien suponemos que sería el 30 de abril pues el periódico Heraldo de Soria del miércoles 1 de mayo de 1907, en su página 4, recoge este somero comentario "Ha sido nombrado, por oposición, Catedrático de Francés del Instituto General y Técnico de Soria D. Antonio Machado Ruiz", y teniendo en cuenta que la prensa solia imprimirse el día previo o el mismo día de madrugada, creemos que sería el día 30, aunque en el fondo ¡qué más da! La fecha es la excusa para hablar del tema y si no fuera hoy será mañana cuando habláramos de ello.

        Tras un largo viaje en un "pequeño tren Smet y Ropero, de fabricación hispanosuiza", según Ian Gibson en su obra biográfica “Ligero de equipaje” (Ed. de Bolsillo 2016), Antonio llegó a la vieja estación de San Francisco de Soria. No lo podemos saberlo con seguridad pero podemos imaginarlo agotado del traqueteo, sentado en un banco de madera de su vagón de tercera, con sombrero y abrigo de paño, o en la cantina de la estación de Soria haciendo tiempo entre cafés y cigarrillos, hojeando en silencio un ejemplar de El Avisador Numantino, o pensando en la próxima publicación de su libro en el que tendría que incluir algún poema de esta tierra. Apenas un rato antes, entre Almazán y Quintana y a través de vaho de los cristales, el poeta había podido vislumbrar el amanecer de un nuevo día con el sol saliendo entre los pinos.
        Tomaría posesión de su cátedra en el Instituto y allí le informarían que dará clase de francés a siete alumnos de primer grado y otros nueve de segundo, con edades entre los 12 y 14 años. Suponemos que Antonio preguntaría por una pensión cercana y que alguien le recomendaría la del Collado 54, a dos minutos del Instituto, propiedad de Regina Cuevas Acebes y del practicante Isidoro Martínez Ruiz donde, casi seguro, nadie conocería a un poeta que comenzaba a ser famoso en círculos literarios, autor de Soledades (1903), y ampliaría con Soledades, Galerías y otros poemas (1907), y colaborador habitual de algunas revistas literarias.
        No pasó mucho tiempo en Soria. El periódico Tierra Soriana de 6 de mayo dice que marchó a Madrid el día anterior, y, como el curso académico acababa el 22 de mayo, obtuvo licencia, regresó a Madrid y no volverá a Soria hasta octubre. Ian Gibson sospecha que en aquel verano pasó en Soria algún tiempo para ir familiarizándose con la ciudad, pero con seguridad fue en octubre, con el comienzo del curso, cuando Machado llegó a Soria y se alojó otra vez en la pensión de Regina Cuevas, pero esta cerró sus puertas en diciembre de ese año y con otros huéspedes, como el medico Mariano Íñiguez, se trasladaron a la pensión de Isabel Cuevas, hermana de aquella, en la calle Estudios donde vivía con su esposo Ceferino Izquierdo y sus hijos, Leonor de 13 años, Sinforiano de 10 y Antonia que tenía unos meses. Aquel golpe del destino marcó para siempre sus vidas, pero eso él todavía no lo sabía.

Escultura y busto de Antonio Machado en la plaza del Vergel, 2016, autor Alberto Arribas


miércoles, 29 de abril de 2020

29/04/1884: Entrar en fiestas deja de ser obligatorio.


Dentro de una semana más o menos, todos los domicilios sorianos recibirán la visita de los cuatro de su cuadrilla y preguntarán si queremos o no entrar en fiestas, algo que, lejos de ser una obligación, es un orgullo, pero no siempre fue así, y el origen de esas visitas lo justificaremos en esta jornada.

        Hasta entonces, y con algún intento de eliminarlo como vimos ayer, todas las familias sorianas estaban obligadas a entrar en fiestas con el visto bueno de las autoridades, pero para disgusto de algunos vecinos que entendían que, les gustasen o no las fiestas, no podía ser obligatorio participar en ellas, pagarlas y mucho menos ser mayordomo o jurado cuadrillero, que eso no se pagaba ni con dinero. El problema ya era serio pues, si algún vecino se negaba, el Ayuntamiento le embargaba. Ante esta situación, un grupo de unos veinte vecinos se unieron y elevaron un recurso de alzada ante el Gobernador Civil de la provincia por los bienes que les había embargado el Ayuntamiento, en concepto de descubiertos de 'Cuadrilla', para forzar el pago de la tajada correspondiente al año 1883. En dicho recurso se argumentaba la ilegalidad de que ese pago fuera obligatorio, aunque se hubiera rechazado la entrega de la citada tajada, ya que dicha obligatoriedad lo convertía en un impuesto para el que la Corporación municipal no tenía competencias, y las Ordenanzas municipales, que eran las que imponían dicha obligatoriedad, no podían estar por encima de las leyes constitucionales.
        Con la ley en la mano al gobernador civil no le quedó más remedio que darles la razón y remitió al Ayuntamiento un escrito en el que exigía la devolución inmediata de lo incautado a los recurrentes, instando también a los ediles a que de forma adecuada convocasen a los vecinos sorianos para que expresasen voluntariamente su consentimiento "…a la celebración de las fiestas de San Juan o Madre de Dios, que este Gobierno por ningún concepto trata de impedir, teniendo por no inscrito en Cuadrilla, ni por lo tanto obligado al desempeño del cargo de Jurado a todo aquel que excuse su concurrencia personalmente o por escrito...".
        El Ayuntamiento de Soria presentó recurso ante el Ministro de la Gobernación que, en tal día como hoy, vino a decir que la entrada en fiestas y el desempeño del cargo de jurado no podían ser obligatorios y volvió a recurrir. Pero, en tanto se resolvía dispuso, los jurados debían recorrer todos los domicilios de la ciudad para que cada vecino diera su parecer sobre si querían fiestas de San Juan, si las querían como siempre o renovadas con esas novedades, y, aunque de los dieciséis jurados once rehusaron el cargo, al final todo se arregló mejor que peor, y hubo, y sigue habiendo, fiestas de San Juan.

Fotografía de la celebración del Catapán de la cuadrilla de la Blanca en la plaza de toros en torno a 1920, atribuible a Tiburcio Crespo Palomar, JCYL AHPSo 224, archivo Carrascosa.


martes, 28 de abril de 2020

28/04/1536: Las fiestas de San Juan chocan contra el obispo: "Con la Iglesia hemos topado”.


En los tres años que llevaba dirigiendo la diócesis de Osma, en 1535 el obispo Pedro González Manso (1532-1539) se había dado cuenta de que eso de las fiestas de San Juan de la capital era poco más o menos como las orgías paganas en las que los sorianos y las sorianas cometían tantos excesos y desenfrenos que no había curas suficientes para confesarlos. Ante esta coyuntura se propuso terminar con ese desenfreno y acabó liando al Concejo de la ciudad, Caballeros y Regidores para que elaborasen unas Ordenanzas que evitaran esas y otras tropelías que, sospechamos, fueron añadidas por las autoridades sorianas a la lista del obispo. Una vez elaboradas las ordenanzas fueron ratificadas al año siguiente por la emperatriz Isabel, consorte del emperador Carlos V y Señora de Soria, y tal día como hoy por el obispo.

        Máximo Diago Hernando recuerda que una de las quejas principales de aquel obispo era que los mayordomos obligaban a todos los vecinos -clérigos y legos, pobres y ricos- a abonar los pagos por la organización de las fiestas, por lo que pretendió que esas derramas de dinero fuesen voluntarias. Aquellas reformas además trataron de controlar a las cuadrillas en su faceta festiva por parte del concejo, formado por regidores que eran caballeros de los linajes, y quisieron privar a las cuadrillas de su única fuente regular de ingresos, es decir, las rentas de los tajones de Valonsadero que en adelante se dispuso que fuesen cobradas por el Ayuntamiento para que las destinara al gasto de las fiestas según su criterio. Asimismo, sería esta entidad la encargada de organizar la fiesta y de comprar dos, tres novillos o los que fuese menester para disponer de la suficiente cantidad de carne cocida en la celebración de la comida de caridad del Domingo. En caso de que con esas rentas el Ayuntamiento no tuviese suficiente dinero, el resto se cubriría con cargo de los fondos de bienes de propios del Concejo de Ciudad y Tierra.
        En cuanto a los desenfrenos cometidos, el obispo prohibió los bailes en las calles así como los actos deshonestos dentro de las iglesias en la noche del Sábado al Domingo, momento en el que al parecer, con la excusa de ir a velar la imagen del santo titular, los sorianos y forasteros bailaban y cantaban dentro de las iglesias, además de otras cosas "que no son ni honestas ni decentes".
        Sobra decir que la ciudad, mejor aún el Común, se negó a aceptar esos cambios y prefirieron dejar de celebrar las fiestas antes que aceptar las ordenanzas del obispo, dando largas durante cuatro años y quedando al final todo en suspenso. Lo iremos viendo otros días.

        La única reflexión que se nos ocurre es que si ¿serían aquellas fiestas más divertidas que las actuales?

Imagen del regreso de la Saca hacia 1899.
Fotografía de José Alfonsetti en revista Sol y Sombra, colección Tomás Pérez Frías.


lunes, 27 de abril de 2020

27/04/1602: El retablo mayor de la iglesia de Omeñana.


En esa fecha el actual retablo mayor de la parroquia de Omeñaca fue trasladado del taller burgense de Francisco Rodríguez, que acababa de fallecer el 8 de abril, hasta su emplazamiento actual donde persiste.

        Francisco Rodríguez fue burgense que pasa por ser uno de los mejores y más prolíficos artistas sorianos de la segunda mitad del siglo XVI y que dedicó su carrera a la construcción de retablos, mobiliario para iglesias y talla de imágenes, una actividad artística prácticamente dedicada exclusivamente a la Iglesia que prácticamente eran los únicos que destinaban caudales para el arte y que documentaban todos sus gastos. Destacan sus trabajos en el coro de la catedral, en el retablo mayor de Calatañazor, en las parroquias de Cortos, Ólvega, Derroñadas, Hinojosa de la Sierra, Beratón y Valdeavellano de Ucero.
        Este retablo mayor de Omeñaca supone el culmen de su carrera en lo artístico y en lo real pues murió poco antes de entregarlo cuando ya estaría prácticamente finalizado. Arquitectónicamente el retablo está compuesto por banco, dos cuerpos con cinco calles y ático. El primer cuerpo guarda las imágenes de San Marcos y San Mateo, en el segundo a San Lucas y a San Juan con la Asunción en el centro, y Calvario en el ático.

Retablo mayor de la parroquia de Omeñaca. 
Imagen actual de Montserrat Cruz durante una de las visitas cursadas por la Asociación de Amigos del Museo Numantino.


domingo, 26 de abril de 2020

26/04/1937: Garray origen del bombardeo de Guernica.


Desde el comienzo del Alzamiento nacional, el bando de los sublevados contó con el apoyo incondicional de Hitler y Mussolini, y que pronto enviaron a sus socios españoles apoyo logístico, tropas y material bélico con los que conseguir sus objetivos.

        Hitler tenía un especial interés en esta cesión militar pues, además de los intereses políticos comunes que compartía con los golpistas españoles, su colaboración en el marco de la guerra española resultaba ser el mejor laboratorio para probar y experimentar armas y nuevas maniobras de los aviones de la Luftwaffe con los que esperaba entrenar a sus tropas en la gran guerra que ya sabía él estaba a punto de iniciar.
        De esta forma, con los apoyos de las fuerzas aéreas alemanas, italianas y de las de los sublevados españoles, se creó la Legión Cóndor que extendió sus bases por todo el territorio afín. En la provincia de Soria hubo cuatro aeródromos militares en: Almaluez, Utrilla, La Rasa y Garray, cuyos integrantes residieron en Soria capital en una casa al final de la calle Alfonso VIII, en cuyo jardín ondeó una esvástica. En mayor o menor medida, los cuatro aeródromos militares sirvieron como base para que los aparatos participaran en muchas operaciones de guerra.
        De todas ellas, no la más sangrienta pero quizá la más conocida, fue la nominada como Operación Rügen que tuvo lugar el 26 de abril de 1937. Aquella operación se inició en tierras sorianas cuando un bombardero Dornier Do 17 alemán y tres Savoia S-79 italianos despegaron del aeródromo garreño de los Negredos con destino a Guernica, una población vizcaína en la que vivían algo más de 5.000 personas y de interés estratégico militar, pues tenía tres fábricas de armas, pero de un innegable interés político por el valor simbólico del lugar para el nacionalismo vasco. En el pueblo no había armas antiaéreas y estaba habitado, sobre todo, por población civil.
        Eran poco más de las cuatro de la tarde cuando las alarmas antiaéreas de la villa vizcaína anunciaron la llegada de los bombarderos procedentes de Garray. Acertaron parcialmente en sus objetivos pero destruyeron un puente, la estación del ferrocarril y la iglesia parroquial, en la que se había cobijado mucha gente. Tras esta primera avanzadilla, siguió una cruenta ofensiva militar de cuatro horas que asoló parte de las fábricas de armas del pueblo y que se centró, sobre todo, en la población civil. Los pilotos de la Cóndor ensayaron y perfeccionaron maniobras como el bombardeo en alfombra, la combinación entre bombas explosivas e incendiarias, el ataque a las infraestructuras civiles, como el suministro de agua para impedir que extinguieran los incendios, o el efecto de las ametralladoras de los cazas en la guerra urbana. En total, aquel día fallecieron un mínimo de 126 personas, en su mayor parte civiles, aunque hay quien ha llegado a elevar la cantidad hasta las 300 víctimas, además de un gran número de heridos. Para las fuerzas fascistas la maniobra fue un éxito pues no tuvieron bajas y perfeccionaron algunas técnicas de ataque de las que, poco tiempo después, Europa será testigo.

Imagen aérea del aeródromo de Los Negredos en Garray el día de su inauguración el 2 de julio de 1937, archivo Ministerio de Defensa, Archivo Histórico del Ejército del Aire, tomada del libro de Tomás Pérez Frías “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


sábado, 25 de abril de 2020

25/04/1875: Nacimiento de Pelayo Artigas y Corominas (1875-1933).


Pese a haber nacido en El Escorial, tal día como hoy, y ser hijo de catalanes, este soriano pasó a la historia local por ser uno de los intelectuales que, entre el XIX y XX, mejor conoció y contó la historia de la ciudad y de la provincia, y que recogió en muchos trabajos de investigación que hoy seguimos empleando regularmente en esta sección.

        Doctor en Ciencia Físico-Matemáticas por la Universidad Central de Madrid (1899), se dedicó a la docencia y por oposición (1911) obtuvo la cátedra de Matemáticas del Instituto General y Técnico de Soria, del que llegaría a ser vicedirector y en el que ejerció el resto de su vida. Pero, pese a su formación académica en ciencias, fue un gran aficionado a la historia, dedicando su tiempo libre a la investigación de archivos y bibliotecas y que le sirvieron para publicar algunos trabajos. Fue nombrado cronista de Ayllón (Segovia); Hijo Adoptivo de San Esteban de Gormaz; correspondiente de las Reales Academias de la Historia y de Bellas Artes de San Fernando; vocal y vicepresidente de la Comisión Provincial de Monumentos de la Provincia de Soria; delegado regio de Primera Enseñanza (1922); y concejal del Ayuntamiento de Soria durante la II República, cargo que no pudo acabar de desempeñar pues le sorprendió la muerte en mayo de 1933.
        Entre sus iniciativas, las dos más recordadas fueron: la de promover el homenaje a Antonio Machado, que acabó brindándole el título de Hijo Adoptivo de Soria en 1932, y la segunda, mucho más controvertida, consistió en cambiar el nombre a la provincia de Soria por el de provincia de Numancia, un debate que acaparó el tema provincial del año durante 1922.

Retrato de Pelayo Artigas Corominas en torno a 1900.
Imagen de autor desconocido en XXXX.
 


viernes, 24 de abril de 2020

24/04/1649: La nueva ermita de San Saturio en San Polo.


A mediados del siglo XVII la ermita del santo patrón estaba en muy malas condiciones, peor que ahora, por lo que argumentando además la lejanía de la ermita y que el mal estado del camino impedía a muchos devotos acercarse a la cueva del santo, a algún iluminado se le ocurrió pensar que lo mejor era construir una nueva, pero en otros emplazamiento, concretamente en San Polo ya que estaba mucho más accesible y en un llano, nada de una roca a media ladera junto a un camino de cabras.

        Pues, dicho y hecho. Tal día como hoy de 1649 Francisco Rodríguez Morales mandaba desde Madrid la carta en la que comunicaba al concejo de la ciudad que había realizado los trámites y gestiones adecuados para que Fernando de la Vega y Acuña, propietario de San Polo, donase los terrenos de esa finca para construir la nueva ermita a cambio de disponer de una capellanía en la iglesia de San Sadornil, una parroquia medieval que acabo desapareciendo años después y que unos sitúan en la tapia del cementerio y otros hacia la calle Betetas.
        El obispo, el cabildo y el concejo, todos estaban a favor del proyecto y hasta constan algunos gastos que indican que se comenzaron las obras. Pero, o a alguien le entró el sentido común, o fue uno de los milagros del santo, ya que, por causas que no hemos podido determinar, finalmente el San Saturio de San Polo no se llevó a cabo, se acabó derribando el viejo templo y construyendo el actual en su emplazamiento original.

Huerta de San Polo (2018) en la que se pensó construir la nueva ermita de San Saturio.
Autor Alberto Arribas.


jueves, 23 de abril de 2020

23/04/1599: La ciudad de Soria se encomienda a San Roque.


Estos finales del siglo XVI fueron años muy duros para todos los sorianos pues a la escasez de trigo por las malas cosechas se unió la peste que desde hacía dos años se extendía por estas tierras, especialmente desde el año anterior cuando fue declarada como enfermedad epidémica.

        Entre las medidas habituales para prevenir la enfermedad estaban las habituales: cerrar las puertas de la muralla y de la cerca de la ciudad para impedir o controlar el paso de personas y mercancías; suspender temporalmente el lavado de lanas; expulsar a algunos vecinos; hacer grandes hogueras con maderas porque se creía en el efecto antiséptico del humo;... Pero, ante la desesperación de la ciudadanía que se moría de hambre o de peste, el corregidor de la ciudad decidió tal día como hoy celebrar un Voto a San Roque en el día de su fiesta. Es decir, las autoridades se comprometían y juraban que cada 16 de agosto la ciudad celebraría para siempre una procesión con misa en el Salvador, a la que acudirían en pleno nuestras autoridades, para agradecer al intercesión del santo protector de esta enfermedad.
        Consta que se celebró y que debió ser efectiva, pero no del todo (ahora sabemos que hasta principios del año siguiente no se consideró la epidemia desaparecida) pues se tomaron más medidas, como la de celebrar una novena al santo patrón. La fiesta de San Roque siguió celebrándose en la ciudad con misa a la que acudía la corporación municipal en pleno, algo que subsistió hasta finales del siglo XX cuando algún alcalde (sabemos que Fidel Carazo lo cumplió) decidió que era mejor irse de puente, y la fiesta, más bien costumbre, desapareció como tantas otras de nuestra provincia.
        En esta sociedad teóricamente aconfesional y laica, pero en la que nos enorgullecemos de mantener nuestras tradiciones ancestrales, ¿tendría sentido seguir celebrando esa costumbre?



miércoles, 22 de abril de 2020

22/04/1881: El nuevo órgano de San Pedro.


La entonces colegiata de San Pedro de Soria era, más que ahora, la principal iglesia de Soria con su cabildo, cantores infantiles y capilla de música que acompañaba las celebraciones religiosas con el sonido de un órgano del que sólo sabemos que era antiguo, de estilo barroco y que, probablemente, no sonase muy bien. Por esto, en la correspondiente visita pastoral del año anterior, el obispo les había recomendado la conveniencia de componer el viejo órgano de la iglesia o, mejor aún, sustituirlo, recomendando ya de paso (¿tendría comisión?) al maestro organero Manuel Roqués. La retirada del viejo órgano del que se aprovecharon algunos tubos, así como las cajas o teclados que se vendieron a la iglesia de Almenar, y la colocación del nuevo obligaron a desplazar el coro de su lugar habitual en el centro de la nave hasta su ubicación actual a los pies del templo. Por fin el nuevo órgano comenzó a montarse el 22 de abril de 1881, decidiendo también contratar como organista y maestro de música de los niños del coro al organista seglar Damián Balsa.

        Aquel órgano, que nunca llegó a sonar bien, especialmente los tubos nuevos, acabó quedando sin uso y relegado por un sencillo armonio ya que su compra había dejado al cabildo sin recursos, y aún tardó en ser sustituido por el actual, bien entrada la década de los sesenta del siglo XX. No sabemos qué ocurrió con el mecanismo del órgano de Roqués pero sus tubos languidecieron durante años almacenados en espuertas dentro de alguna dependencia de los claustros, sin más uso que entretener a los monaguillos pues, como silbatos, sí sonaban bien, y tras sacarles punta en cualquier piedra románica, para jugar al hinque en el jardín del claustro, mejor.

Antiguo órgano de San Pedro ubicado en el centro de la nave.
Imagen de Juan Cabré recogida en su obra inédita XXX.


martes, 21 de abril de 2020

21/04/ 1559: De cómo Santo Tomé paso a ser Santo Domingo.


En la jornada de hoy de 1559, y tras unas duras y tensas negociaciones que se alargaron años, el sacerdote Francisco Beltrán Coronel –canónigo y maestre escuela en Osma, pero también nieto del célebre judeoconverso Nicolás Beltrán- firmó un acuerdo con los frailes dominicos.

Los dominicos de la orden de Santo Domingo de Guzmán para que estos últimos establecieran un convento nuevo en un terreno donado por el soriano, junto a la iglesia parroquial de Santo Tomé, lo que además acompañó con la cantidad de mil ducados y doscientas fanegas de trigo anuales para el desarrollo de las obras y manutención de los frailes. En principio, en el lote no entraba la iglesia parroquial de Santo Tomé, separada sólo por una calle del futuro monasterio, y además había intenciones de construir un templo propio. Pero, teniendo en cuenta la cercanía de la iglesia existente y el consiguiente ahorro de caudales, gracias a sus influencias, en 1573 acabó logrando que el papa cediese el templo soriano a la orden que, sin dejar de ser parroquia, también sería iglesia conventual al servicio de los dominicos, lo que hizo que con los años los sorianos acabaran cambiando el nombre de Santo Tomé por el de Santo Domingo que final se volvió el definitivo.
        Los frailes se trasladaron al nuevo convento en 1580 pero pronto se encontraron con un problema: que para acceder de sus instalaciones a la iglesia debían hacerlo saliendo al exterior y cruzando la calle. Por ello iniciaron un largo proceso de albañilería y en los despachos que acabó tapiando los accesos a la calle y uniendo los dos edificios, en la unidad que es hoy. Eso lo veremos otro día, así como el proceso que arruinó a Francisco Beltrán y el que convirtió aquel convento femenino de frailes en el actual convento femenino de monjas clarisas.

Postal fechada en torno a 1965 de la iglesia de Santo Domingo con el edificio anexo que fue calle y ahora comunica con el convento.
Autor desconocido, Ediciones García Garrabella, archivo Fe Hernández.


lunes, 20 de abril de 2020

20/04/1920: Llegada de Gerardo Diego a Soria.


Tras superar la correspondiente oposición para catedráticos de Literatura y obtener el segundo puesto, lo que le impidió acceder a la plaza de Salamanca que era su primera opción, el profesor Gerardo Diego Cendoya llegó a Soria y, hoy, hace justo cien años, tomó posesión de su plaza como catedrático en el Instituto de Soria, hospedándose en la pensión del Collado “Las Isidras”, donde coincidió con Gervasio Manrique o Santiago Gómez Santacruz.

        Los sorianos le recuerdan entonces vestido luto riguroso por la reciente muerte de su madre, y sus alumnos por su gran capacidad de trabajo, su alto nivel de exigencia y su gran preparación, pero también por su mal genio y su intolerancia llegando a dejar en evidencia a un alumno que no empleaba bien las rimas.
        Soria fue su primer destino y pronto se asoció al Casino formando parte de la vida cultural de la capital y en donde establecerá amistad con José Tudela, Mariano Granados, Bernabé Herrero,... Allí disfrutaba tocando el piano, participando en las conferencias del Ateneo e, incluso, llegando a formar parte de un grupo de teatro cásico con el que ofreció varias representaciones hasta su marcha a Gijón en 1922, si bien regresó con frecuencia a visitar a sus amigos y durante algún tiempo continuó siendo colaborador en “La Voz de Soria”.
        Como otros antes y después que él, el paisaje soriano le impactó e inspiró buena parte de su poemario, destacando en su obra el titulado “Soria Sucedida”.

Gerardo Diego en el Instituto, casi cuarenta años después, el 6 de octubre de 1959, inaugurando el aula “Antonio Machado”. Imagen de autor desconocido tomada de un artículo de Alberto Llorente Sanz del libro de Jesús Bozal Alfaro “Antonio Machado en el corazón de Soria”, 2007.


domingo, 19 de abril de 2020

19/04/1573: Cosme Muñoz Pérez (1573-1636), impulsor de la educación de la mujer.


El de hoy viene a ser un ejemplo más de que los sorianos suelen alcanzar mayores triunfos fuera de la tierra que les vio nacer, lo que inevitablemente, y nos lleva a fantasear con la ucronía de lo que sería de Soria, si no dejásemos escapar todo ese talento, y de lo que acabaremos siendo si nuestros hijos se tienen que marchar fuera por obligación.

        Cosme Muñoz Pérez nació en Villar del Río y fue bautizado en su parroquia el 19 de abril de 1573, hijo de una familia noble con padre procedente de Pinilla de Caradueña y madre de Villar del Río, donde recibió la primera instrucción.
        Con 16 años, abandonó Villar y marchó a Málaga como soldado y escribiente, aunque acabó ganándose la vida mediante el alquiler de su espada. Desarrollando este oficio, según unos, o por enfermedad, según otros, fue herido de muerte, se encomendó a la patrona de Málaga, la Virgen de la Victoria, y se curó. Esto le llevó al cambio del rumbo de su vida. Se ordenó sacerdote hacia 1606 o 1607 y marchó a vivir a Córdoba donde fue un ejemplo de caridad y austeridad que movió a otros a la conversión.
        Allí el obispo Mardones le encomendó que reflotase el convento de niñas huérfanas de Nuestra Señora de la Piedad que había sido destruido. Cosme consiguió restaurar el edificio y convertirlo en un lugar donde se educaba, cuidaba y mantenía a las huérfanas, sacándoles de la calle para evitarles un incierto futuro y ofreciéndoles una formación con la que se pudieran valer en la vida, algo casi inédito en una época en la que la educación de la mujer era una rareza, que fue modelo para la educación femenina y el germen de lo que a la larga se constituiría en la orden de las Hijas del Patrocinio de María.
        Cosme murió en 1636 pero su labor trascendió en el tiempo. En 2007, al celebrarse el cuarto centenario de la llegada de Cosme a Córdoba, en la capital andaluza se celebraron actos de homenaje en su recuerdo, pero también en Villar del Río donde se le dedicó una calle. Su modelo de educación femenino se extendió por toda España y llegó a muchos países latinoamericanos y africanos donde hoy muchas mujeres sin recursos siguen recordándole con cariño.

sábado, 18 de abril de 2020

18/04/1937: Prisioneros de guerra explotados en Soria durante la Guerra Civil.


La situación de la provincia de Soria en la retaguardia del frente durante los primeros meses de la Guerra Civil motivó que aquí se asentaran algunos campos de concentración de hombres y mujeres, en algunos casos venían con sus hijos, formada por personas detenidas por su ideología o bien soldados vencidos y capturados en la batalla.

        Según el investigador Juan Antonio Gómez-Barrera en dos recomendables artículos indispensables para conocer este periodo y titulados “Campo de Concentración de prisioneros de Soria” (Heraldo-Diario de Soria 22/04/2019) y “Prisioneros, camas de paja y trabajos municipales” (HDS 06/05/2019), estas personas fueron retenidas en varias dependencias de la ciudad como la plaza de toros, el cuartel de Santa Clara, el hospitalillo del Salvador, la ermita de Santa Bárbara, la cárcel de la Audiencia, el Instituto, el fielato de la avenida de Valladolid, … , y con el visto bueno de las autoridades sublevadas, desde el 18 de abril de 1937 al 24 de febrero de 1940, estos prisioneros fueron empleados como mano de obra barata para la realización de varias obras públicas de carácter municipal como el camino que desde la carretera de Burgos va hacia Valonsadero, la terminación de la calle de Santa Clara, el Campo de Deportes de San Andrés, el camino de subida a Castillo y movimientos de tierras en el corral del Matadero.
        Gómez-Barrera analiza en su estudio la documentación que obra en el Archivo Municipal de Soria con la que demuestra que el Ayuntamiento capitalino, que sólo puso las herramientas y materiales, empleó a un total de 757 prisioneros, de los que se conoce nombre y apellidos, que trabajaron durante 119 semanas desarrollando un total de 11.347 jornadas o peonadas. A cambio se les adjudicó un salario de 1,50 pesetas diarias, lo que costaba su manutención al Estado, cuando el propio de los peones civiles que limpiaban los refugios o reparaban las calles de la ciudad era entonces de 5,50 ptas., lo que invita a pensar en una cantidad de 45.388 ptas. que se ahorró el Ayuntamiento de Soria o que ganó, a costa de aquellos infelices, el Nuevo Estado.
        Sobra decir que este fenómeno de la explotación de seres humanos durante un conflicto bélico ha sido, es y será algo generalizado, y que también ocurrió en el otro bando donde las condiciones fueron parecidas, y aunque la derrota no les permitiría desarrollar esta esclavitud a ese mismo nivel, todos estamos hechos de la misma pasta.

Prisioneros de guerra en el cuartel de Santa Clara delante de la actual Escuela Regional de Salud Pública. Imagen de autor desconocido de la colección de Carmelo Pérez Fernández de Velasco y recogida en su Crónica del siglo XX en Soria.


viernes, 17 de abril de 2020

17/04/975: La batalla de Gormaz.


En ese último cuarto del siglo X la frontera entre el territorio musulmán y el cristiano era una imprecisa línea que atravesaba la provincia de Soria auque la situación era de relativa calma ya que ambos bandos había firmado una tregua algunos años antes.

        En el año 974, el califa cordobés Al-Hakam II mandó la flor y nata de sus huestes militares al norte de África para luchar contra los enemigos que allí tenía y, siendo los monarcas cristianos conscientes de esta debilidad, trataron de engañarle mandando a unos embajadores a renovar las treguas mientras que al mismo tiempo ellos atacaban y ocupaban algunas plazas musulmanas como la de Deza, intentándolo también con Almenar, causando muchas bajas a los musulmanes, y dirigiéndose a tomar Gormaz, pues la plaza de Medinaceli les pareció inexpugnable.
        Cuando se enteró Al-Hakam, dispuso el regreso inmediato de sus fuerzas militares a la península con el general Galib al mando, y mientras los cristianos se desplegaron por la frontera, actual provincia de Soria, llegando a sitiar la inexpugnable fortaleza islámica de Gormaz tal día como hoy del año 975.
        Los cronistas árabes dicen que fueron sesenta mil soldados cristianos de los reinos de León y Navarra, además del Conde de Castilla y los señores de Álava y Peñafiel, los que participaron en el sitio de Gormaz durante tres meses, concretamente hasta que el general Galib, con sus tropas acuarteladas en el castillo de Baraona, marchó hasta Gormaz. Allí, la acción conjunta de las tropas sitiadas, unidas a los refuerzos de Galib, causaron, la que posiblemente fue, la mayor matanza producida en esta fortaleza, derrotó a los cristianos que tuvieron que abandonar el cerco y huir en desbandada hasta Langa de Duero donde Galib les alcanzó acabando con gran número de ellos.

Imagen actual del arco califal de la fortaleza de Gormaz, por Alberto Arribas.

jueves, 16 de abril de 2020

16/04/1931: Constitución del nuevo consistorio soriano.


En la jornada anterior el Comité Republicano Provincia de Soria había convocado un pleno extraordinario en el Ayuntamiento de la ciudad para elegir al nuevo alcalde de Soria, y el día 16, a las 8:30 de la mañana, se constituyó el acto presidido por Juan Antonio Gaya Tovar que, tras unas palabras, cedió inmediatamente la presidencia de la mesa al concejal electo Aurelio de Marco García, por ser el que más votos había obtenido, y se celebró la elección del alcalde resultando elegido el republicano Juan Pacheco con once votos frente a cinco en blanco. Tras lo cual fue impuesto con las insignias de su cargo y juró cumplir fielmente sus obligaciones como alcalde de Soria. El acto continuó con la elección y jura del resto de cargos electos.

        Aquel primer consistorio republicano en Soria quedó de la siguiente forma: alcalde, José Antón Pacheco, que lo sería hasta su dimisión poco antes de morir, el 4 de junio de 1932. Le acompañaban, Antonio Royo Arana, primer teniente alcalde; Manuel Ruiz de Pablo, segundo teniente alcalde; Claudio Lorente Esteban, tercer teniente alcalde; Joaquín Arjona y García Alhambra, primer procurador síndico; Aurelio de Marco García, primer regidor; Bienvenido Calvo Hernández, segundo regidor; Pelayo Artigas Corominas, tercer regidor; Silvino Paniagua Nevares, cuarto regidor; Julio Pérez Rioja, quinto regidor; Pablo Pérez Sevilla, sexto regidor; Rafael Sainz de Robles, séptimo regidor; Donato Hergueta Mozas, octavo regidor; José Domínguez Gómez, noveno regidor; Ricardo Vallejo Ramos, décimo regidor; y Urbano Valera, undécimo regidor.
        Dos días después el nuevo Ayuntamiento se puso a trabajar en sesión y a analizar los problemas de la ciudad entre los cuales destacó la escasez de recursos económicos de la corporación y el elevado paro obrero que afectaba a más de cien trabajadores, que esperaban recibir las atenciones que no habían recibido apenas una semana antes. Por ello, decidieron comenzar de inmediato una serie de obras necesarias para la ciudad que sobre todo que dieran trabajo y paliaran el elevado paro de los obreros sorianos, más de cien hombres en esa situación.
        También, unos días después, acordaron otras medidas como las de retirar del callejero todos los nombres de calles que honrasen la memoria de los que habían sido destacado como afines a la monarquía, cambiando el nombre a la plaza del Vizconde de Eza por la de Plaza de la República (Plaza de San Esteban, hoy de las Mujeres), y la Calle Primo de Rivera por la Avenida del 14 de Abril (actual Calle Ferial), denominaciones que ni antes, ni entonces, ni después calaron en el corazón de los sorianos y que, entonces y ahora , llamamos a las calles por su nombre tradicional sin importar a quien se quiera homenajear.

Acta de constitución del Ayuntamiento de Soria el 16 de abril de 1931.
Imagen tomada del artículo Proclamación de la II República en Soria
.




miércoles, 15 de abril de 2020

15/04/1931: Primeros pasos en Soria para oficializar la República.


A raíz de los nuevos cambios políticos impuestos tras la celebración de las elecciones municipales del día 12, la izada de la bandera tricolor en el Ayuntamiento no dejaba de ser un acto simbólico por lo que resultaba fundamental legitimar todo el proceso de una manera más formal.

        Las autoridades nacionales, agrupadas en un Comité Central Revolucionario, encomendaron a un grupo de ciudadanos notables y/o afines al nuevo régimen en cada provincia la constitución de unos comités republicanos provinciales. En Soria, en los salones del Ayuntamiento de la capital, se reunieron a las nueve y media de la noche del 15 de abril un grupo de intelectuales formado por José Tudela de la Orden, Mariano Granados Aguirre, Juan Antonio Gaya Tovar y Matías Gracia López, además de contar con la presencia del alcalde de la ciudad, Simón Sainz Sarnago, asistidos por el depositario municipal y el secretario de la corporación.
        En cumplimiento de las instrucciones recibidas, solicitaron al responsable que les entregara la alcaldía y mando de la ciudad, algo que el Sr. Sainz ofreció sin problemas y se emplazaron para el día siguiente y elegir una nueva corporación municipal, con lo que cesó Saínz Sarnago, el alcalde que lo había sido durante tres días.

        La tradición oral que nos ha sido transmitida recuerda que en esa jornada, quizá ya en la anterior, mientras seguía el jolgorio por las calles, algunos templos celebraron actos religiosos, misas y oraciones masivas para que, ante todo, reinase la tranquilidad en el país y no hubiera incidentes, dándose la circunstancia de que no fueron pocos los que tras asistir a esos actos religiosos marcharon a participar en la fiesta espontánea que continuaba celebrándose en la calle.

Acta del Comité Provincial Republicano celebrado en el Ayuntamiento de Soria, tomada del artículo Proclamación de la II República en Soria


martes, 14 de abril de 2020

14/04/1931: España despierta republicana, Soria también.


La noticia del exilio voluntario de la familia real, con el consiguiente efecto de la conversión del reino de España en una república, se extendió como la pólvora y ya en la madrugada del día 14 muchas poblaciones comenzaron a izar la bandera tricolor y proclamar espontáneamente en sus municipios la II República Española.

        Centrándonos en el caso de Soria recurriremos a la escasa prensa provincial entonces existente, pero también a la memoria de sorianos que vivieron y recordaron esos momentos de su niñez toda su vida. Nos han contado que el lunes 13 y la mañana del 14 fueron aparentemente normales pero de muchos nervios. Algo se notaba en el ambiente y en las conversaciones intranquilas de los adultos. Según el periódico Noticiero de Soria, nº 5.161 de 16/04/1931, la noticia de la instauración de la República no fue más o menos oficial hasta las cuatro de la tarde, y se celebró con el cierre del comercio y la industria por declararse fiesta nacional. La gente se echó a la calle surgiendo una manifestación encabezada por la banda de música y la bandera tricolor (la tradición oral cree recordar que era la bandera que guardaba en su casa Juan Antonio Gaya Tovar) que, al son de las notas de La Marsellesa y de fuegos artificiales, marchó por el centro, ofreciendo algún discurso, hasta el Ayuntamiento donde algunos individuos arrojaron por la ventana el retrato del Vizconde de Eza, símbolo en Soria del régimen anterior.
        El gobernador civil de la provincia, con buen criterio, no se opuso al movimiento ciudadano y permitió que un grupo de ciudadanos, no bien conocido pero en el que casi con toda seguridad se encontraba Benito Artigas Arpón, izara la bandera tricolor en los balcones del Ayuntamiento, momento captado para la Historia por el fotógrafo Tiburcio Crespo Palomar y que una familia soriana guardó durante muchos años hasta que se la cedió a nuestro amigo Tomás Pérez Frías para su publicación.
        Nuestras fuentes nos dicen que fue una jornada de nervios y alegría en la que además de la banda, los partidarios de la república salieron a la calle a celebrarlo con gaitas, guitarras o rascando con una cuchara la botella de anís, y que los niños, que nada entendían, se unieron a esas manifestaciones dando vivas a la república, lo que oían, o al rey, lo que habían oído, y que los monárquicos se encerraron nerviosos en sus casas, sin aparente temor a que sus ideas les causasen un disgusto.

Izado de la bandera tricolor en el balcón del Ayuntamiento de Soria, 14 de abril de 1931.
 Autor Tiburcio Crespo Palomar, de una colección particular, fue publicada por Tomás Pérez Frías en “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


lunes, 13 de abril de 2020

13/04/1931: El rey escapa.


Tras el resultado de las elecciones municipales en las que una gran parte del país dio su apoyo a los políticos antimonárquicos, el lunes 13 de abril el rey Alfonso XIII valoró sus apoyos y, siendo consciente de que no podía contar ni con el Ejército, prefirió escapar del país para evitar un derramamiento de sangre, la suya la primera, por lo que, sin abdicar, decidió exiliarse a París con su familia, remitiendo a la prensa días después un escrito en el que reconocía haber cometido errores y que prefería escapar para no desencadenar una fratricida guerra civil.

        A nivel local, el alcalde de Soria, Juan Brieva Ruiz, dimitió y fue sustituido por Simón Sainz Sarnago que apenas ocupó el cargo durante tres días, convirtiéndose en el alcalde de Soria más breve del que tengamos noticias.

El rey Alfonso XIII en Soria, doce años antes, con motivo de la inauguración del Museo Numantino. Fotografía de José Casado López.
Foto Archivo: Museo Numantino. Junta de Castilla y León, tomada del libro de Tomás Pérez Frías “Gabinete Casado” (Ed. Diputación Provincia de Soria, 2019).


domingo, 12 de abril de 2020

12/04/1931: Elecciones municipales, ¿o referéndum?


En esta jornada iniciamos un pequeño ciclo, que se alargará durante unos días, en el que queremos recordar los sucesos y acontecimientos que dieron lugar al establecimiento de la II República en España y sus repercusiones en Soria capital, pues de la provincia apenas hemos obtenido datos fiables.


        Tras siete años de dictadura, el rey Alfonso XIII dispuso la convocatoria de elecciones municipales -que no generales como parecería más lógico- para el domingo 12 de abril, día en el que, en un ambiente de buen tiempo, libertad y sin censura, los españoles acudieron a las urnas para elegir alcaldes y concejales, aunque probablemente ya eran conscientes que, lo que se jugaba en España, era algo más.
        A nivel nacional y sin entrar en detalles, podemos decir que los españoles votaron mayoritariamente a favor de las candidaturas republicanas y que obtuvieron la mayoría en la mayor parte de las capitales de provincia, incluida la conservadora Soria, en la que de los 17 concejales en juego resultaron elegidos ocho republicanos, seis monárquicos y tres independientes, por lo que la Conjunción Republicano Obrera se hizo con la mayoría.
        Lo que continuó, lo iremos viendo en estos días, fue un cambio de timón radical en la política nacional que también trascendió a la vida diaria de los sorianos. Sin embargo, entre tanto cambio, lo que entonces no se valoró suficientemente fue algo que dice mucho del escaso interés de los sorianos por la política y por los partidos, pues en la provincia, en general, hubo muy escaso interés por estas elecciones de forma que el 80%, de las 2.224 concejalías de la provincia, no tuvieron candidato lo que, de acuerdo con la legislación de esa época, sólo con que una lista se hubiera presentado (esto ocurrió en 242 de ellos) habría conseguido ser electo.
        Los acontecimientos derivados de esa jornada se extendieron todavía algún tiempo, casi cincuenta años en realidad, pero nos centraremos en la historia de Soria e iremos recordándolos.

Retrato de Benito Artigas Arpón en esa época,
autor desconocido colección particular.



sábado, 11 de abril de 2020

11/04/1970: La escultura de Diego Laynez de la plaza Mayor de Almazán.


El consistorio municipal de Almazán pretendía homenajear a Diego Laynez, el adnamantino más ilustre de la villa, colocando en la plaza Mayor una escultura que le representase. Probablemente a través del arquitecto municipal Enrique Martínez Tercero, discípulo de Chueca Goitia y relacionado como el escultor Federico Coullaut-Valera de Mendigutía, contactaron con el artista que les ofreció el boceto de una escultura en bronce de tamaño natural y con un presupuesto de 495.000 pesetas (2.975 euros).

        Al Ayuntamiento de Almazán aquella cantidad le parecía inasumible pero, puestos en contacto con la Diputación provincial de Soria, al final decidieron pagarla a medias y convocaron el correspondiente concurso público cuyo plazo de presentación de plicas culminó tal día como hoy de 1970.
        Sabiendo que todo el proceso ya estaba apalabrado, decir que el concurso estaba amañado es tan cierto como pensar que era innecesario, sobre todo si se tiene en cuenta que la única oferta presentada al concurso, que en esta fecha se dio por cerrado, fue la de Coullaut-Valera a quien le fue adjudicado el proyecto de la escultura. Se realizaron las obras de construcción de la cimentación de la escultura y del pedestal, y la inauguración oficial del conjunto tuvo lugar el 5 de septiembre de 1971, con la correspondiente bendición del obispo Teodoro Cardenal Fernández, en presencia del padre Provincial de Castilla de la Compañía de Jesús, autoridades locales y provinciales.
        Pese al precio, el trabajo de Coullaut Varela gustó a las autoridades provinciales tanto que, muy pronto, le encomendaron ejecutar las ocho esculturas que ahora lucen en la fachada del palacio provincial de Soria.

Plaza Mayor de Almazán en 1971 con la imagen de Diego Laynes en su primer emplazamiento. Autor desconocido publicada en la Revista de Soria nº 15, primera época.


viernes, 10 de abril de 2020

10/04/1959: Las ruinas de San Nicolás en la cuerda floja.


En la correspondiente sesión de la Real Academia de Historia celebrada en esta jornada y presidida por Leopoldo Torres Balbás, se procedió a iniciar los trámites para que las ruinas de San Nicolás de Soria obtuvieran la declaración de monumento histórico artístico, una figura de protección patrimonial asimilable a la actual de Bien de Interés Cultural (BIC) pues los académicos entendían que «El crecimiento de la ciudad amenaza la existencia de las ruinas de este templo, situadas en lugar céntrico, cuyo solar es susceptible de aprovechamiento para la construcción de viviendas. Su desaparición disminuiría la riqueza monumental de Soria y borraría una de las huellas más pintorescas que se conservan de su pasado. Si se declarase monumento histórico-artístico, con muy reducido presupuesto podrían consolidarse esas ruinas, animarlas con alguna vegetación, adquirir para su derribo las casuchas adheridas al exterior del ábside y dejar el solar de la iglesia como un grato rincón pequeña plazoleta en el centro dela ciudad».

        Sin embargo no parece que la idea de conservar las ruinas fuese generalizada, especialmente en Soria y, unos meses después, algunos académicos solicitaron un informe técnico a la Dirección General de Bellas Artes que vino a decir que aquello era ruina sin más valor que algunos capiteles de deberían retirarse. Afortunadamente aquel día los académicos estuvieron bien inspirados y lo rechazaron bajo un argumento que hoy sigue teniendo el mismo valor: «Es frecuente creer que el interés de los edificios antiguos reside sobre todo en su decoración. Pero la Academia no puede aceptar ese criterio simplista: la forma, la estructura de una construcción, tienen tanta importancia como los elementos que la adornan y enriquecen, y edificio y decoración forman un conjunto cuya separación es siempre dolorosa para todo el que sienta interés histórico y emoción artística… Si no se declaran monumento histórico artístico [las ruinas], según solicita la Academia, cualquier día serán derribadas y desaparecerá de Soria un monumento que puede y debe salvarse».

 Lo dicho, un razonamiento tan válido entonces como hoy.

Ruinas de la iglesia de San Nicolás en 1988.
Imagen de Alberto Arribas.


jueves, 9 de abril de 2020

09/04/1886: Creación de las Cámaras de Comercio e Industria.

El Real Decreto de 9 de abril de 1886 de la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio, instaba a la creación en cada provincia de una Cámara de Comercio, Industria y Navegación con el fin de asociar a los industriales y que entre ellos eligieran a representantes que pudieran dialogar o negociar con las autoridades.
En Soria, como casi todo, la aplicación de esta ley se demoró tres años pues no fue hasta marzo de 1889 cuando, en los salones que ocupó la antigua Sociedad de la Constancia, se reunieron una serie de comerciantes e industriales para fundar la Cámara de Comercio de Soria y así desarrollar el comercio y la industria en la provincia. La junta directiva que salió se aquella reunión fue la siguiente: presidente, don Epifanio Ridruejo Barrero (pastor de ovejas en su juventud y creador de una importante red comercial); vicepresidente, don Pascual Pérez-Rioja; tesorero, don Primo de Marco; contador, don Vicente Tejero; vocales, don Luis Sáenz, don Santiago las Heras, don Dionisio Peña Lucía, don Antonio Berzosa, don Vicente García Zarnosa y don Ángel Lacalle.

Acta fundacional de la primera Cámara de Comercio de Soria en 1889, imagen publicada en el periódico El Día de Soria 8 y 9/11/2019.


miércoles, 8 de abril de 2020

08/04/1465: Ágreda es concedida en Señorío a la Casa de la Cerda.


En estos difíciles años para Castilla y más para su monarca, la corte real solía viajar continuamente de un lado a otro del reino resolviendo problemas y conociendo la realidad del pueblo, por lo que constan varias visitas reales en la actual provincia de Soria.
En esta jornada el rey Enrique IV y su séquito, escaso de tropas y puesta en duda su credibilidad como hombre y monarca por parte de sus propios súbditos, se encontraba en Ágreda pasando un momento un tanto apurado y allí recibió al conde de Medinaceli Luis de la Cerda, cuya fidelidad le era indispensable. Y allí, para dar ejemplo, compensarle por los favores recibidos y agradecerle su apoyo, el rey le concedió en señorío la villa de Ágreda.
        El monarca sería consciente de que por esta misma razón los agredeños ya le habían dado algún disgusto a su abuelo, en 1395, cuando trató de convertirlos en vasallos de Juan Hurtado de Mendoza y los de Ágreda se rebelaron. Por lo que en este caso, Manuel Peña García (Historia y Arte de Ágreda... página 78) recuerda que el rey “intimó bajo severas penas a los vecinos la obediencia.”
        Esta vez parece que los orgullosos agredeños soportaron durante algún tiempo la decisión real, pero la actitud despótica del conde fue causa de quejas al rey, lo que a su vez ocasionará otros problemas que al final, con sangre y fuego, esta vez literal, acabaron pagando los de Ólvega. Pero esa será historia para otra ocasión.

Postal de la plaza Mayor de Ágreda (Soria) y de la basílica de la Virgen de los Milagros un día de mercado. Hacia 1915. Autor desconocido, colección particular.


martes, 7 de abril de 2020

07/04/1777: Fundación de la Sociedad Económica Numantina de Soria.

En este último cuarto del siglo XVIII los aires de la Ilustración por fin llegaron a Soria cuando en muchas partes ya se evaporaban, y casi podríamos ponerles la fecha de hoy pues fue cuando, gracias al promotor soriano José Díaz, de quien ya hemos hablado, él organizó la primera asamblea de esta sociedad.
Lástima que no haya suficiente documentación para conocerlo mejor pero, suponemos con fundamento que, José Díaz fue un empresario que más que buscar el lucro personal trató de desarrollar iniciativas que repercutieran positivamente en la sociedad creando trabajo y generando riqueza, sobre todo para los demás. Con ese ideario convenció al intendente de la provincia, Francisco Moñino, para crear este proyecto y juntos constituyeron hoy la asamblea fundacional de la Sociedad Económica Numantina de Amigos del País de Soria y su Provincia, una iniciativa que ya existía en otras provincia y que aquí, como casi todo, tardó en llegar.

        La sociedad, avalada más moral que económicamente por el rey Carlos III y formada por socios que representaban a las clases nobles y poderosas de la provincia y que la apoyaron de una forma parecida, fue una entidad filantrópica sin ánimo de lucro y sin vinculación eclesiástica directa, que tenía como objeto el desarrollo económico de la provincia de Soria a través de diversas medidas que tratasen de mejorar la formación, la agricultura y la industria soriana, proporcionando un modo de vida a hombres y mujeres, pero despreciando en su ideario a los vagos que preferían vivir de las limosnas antes que trabajar, y adoptando el revelador lema «el ocioso para nadie es provechoso».
        Pese a su escasez de recursos, gracias a esta sociedad, se establecieron en Soria y algunos pueblos escuelas de formación profesional para hombres y mujeres donde se aprendía a manejar telares y máquinas textiles que elaboraban prendas con el material producido en la provincia, pero también promovieron o pagaron de sus fondos obras públicas de interés y que daban trabajo a los jornaleros, construyendo obras como la fuente de los Leones en la plaza de Teatinos, la pavimentación y plantación de arbolado en el paseo del Mirón, la construcción del puente de piedra sobre el río Golmayo,…
        La Económica logró un éxito relativo pero, por diversas circunstancias que culminaron con el caos de la Guerra de la Independencia, acabó fracasando en sus propósitos y, aunque hubo otros intentos posteriores para recuperarla, aquel primer intento de plan de desarrollo para la provincia de Soria terminó fracasando.

Logotipo de la Económica con el lema “El ocioso para nadie es provechoso”. Imagen de autor desconocido reproducida en un documento archivado en la Universidad de Valencia.


lunes, 6 de abril de 2020

06/02/1939: La rendición de Gaya Nuño.


Tras casi tres años de sufrimientos y penurias en el frente, vencido y derrotado, probablemente hasta humillado, el teniente del Ejército Republicano Juan Antonio Gaya Nuño regresó a Madrid al día siguiente de la caída de Madrid, refugiándose en el domicilio madrileño de su suegro donde le esperaba su esposa Concha de Marco.
Seguro que por la mente le pasó la idea de intentar esconderse o escapar, pero eran días de traiciones, venganzas y revanchas, y, además de la suya, ponía en riesgos la de su esposa y suegro por lo que al final tomó la decisión de rendirse. El 6 de abril de 1939 se entregó a la Guardia Civil, iniciándose entonces una dura represión que le llevó por varios campos de concentración y cárceles.

        Hubo consejo de guerra, o al menos un intento de legitimizar la condena, pues los vencedores querían mostrarse justos y magnánimos, y aunque no conocemos otros casos parecidos con tanto detalle para asegurarlo, no nos equivocaremos mucho sin pensamos que el final lógico de aquel proceso era el paredón.
        En su contra tenía los informes negativos del jefe de la Guardia Civil de Soria y del delegado de Falange que le acusaron de organizar el Batallón Numancia en la zona roja, de estar afiliado a las Juventudes Socialistas Unificadas y al Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de la UGT; pero en su favor dispuso de los informes cívicos favorables del alcalde de Soria, Gregorio Ramos Matute, de los informes morales del párroco del Espino, Celestino Zamora Ramos, y del abad de la colegiata Gómez Santacruz que le describió como un tipo amable, piadoso, entusiasta del arte y sin demasiado interés por la política
        Esta vez la providencia no le dio la espalda y, contra todo pronóstico, esto no deja de ser una opinión personal difícil de probar, Juan Antonio Gaya Nuño esquivó la condena a muerte y fue sentenciado a una pena de veinte años de prisión y la correspondiente inhabilitación.
        Juan Antonio fue llevado a la prisión de Valdenoceda (Burgos) y a otra de Las Palmas, en las Islas Canarias, hasta que a los cuatro años fue indultado.

Retrato de teniente del Ejército republicano Juan Antonio Gaya Nuño durante la Guerra Civil. Imagen de autor desconocido tomada del citado artículo de Martínez Laseca.
 Para más información sobre este proceso remitimos al lector a los artículos de José María Martínez Laseca: “Reivindicación de la memoria histórica del escritor soriano Juan Antonio Gaya Nuño, en el centenario de su nacimiento” (Revista de Soria nº 84, IIª época, primavera 2.014, páginas 95 y ss), y al de Josemi Lorenzo Arribas: “Juan Antonio Gaya Nuño, maestro sin discípulos, autor del primer manual de Historia del Arte español (1946)” que el autor ha colgado en internet.