Aquella Soria
decimonónica veía transcurrir la vida con monotonía, soñando con que alguna vez
ese ferrocarril que ya cruzaba por el sur de la provincia pudiera llegar hasta
la capital, pero más interesada por problemas del día a día como la escasez de
agua para beber, el pequeño tamaño del cementerio del Espino que se había
quedado pequeño o la escasa iluminación nocturna de la ciudad que el alcalde
don Hilarión no acababa de solucionar, o la decadencia de la que fue
notabilísima institución de los Linajes que agonizaba sus últimos momentos con
la mayor parte de sus antiguos componentes convertidos en anónimos ciudadanos
dedicados al trabajo manual.
La oferta de
ocio de la ciudad era muy exigua. Sabemos que al menos desde esa fecha ya
funcionaba el Trinquete de la calle Zapatería, que había un puñado de tabernas
y alguna cafetería en la que hasta vendían helados, pero los sorianos
(suponemos que exclusivamente los de género masculino) acostumbraban a pasar
sus ratos de ocio uniéndose en círculos y sociedades de recreo como el Círculo
de la Constancia, el Casino Numancia o el casino “Recreo de los Artistas” que
desapareció por causas desconocidas. Buena parte de sus antiguos socios
manifestaron interés en crear una nueva sociedad de recreo y fundaron el
Círculo de la Amistad cuya acta fundacional lleva fecha de 7 de octubre de este
año.
Su primer
presidente fue don José María Golmayo e instalaron su sede en el Collado, en la
planta baja del inmueble en el que desde 1849 estaba asentado el Casino
Numancia.
Ambas sociedades
fueron independientes durante mucho tiempo compartiendo ideario y unos muros que
han acogido a muchas generaciones de sorianos y han sido testigos de muchos
ratos de ocio, pero también de cultura, de formación, de negocios, de juegos
ilegales y, tal vez, de ceremonias masónicas.
En el siglo XX
ambas sociedades acabaron fusionándose en una que es la que sigue perdurando en
la actualidad como Círculo Amistad Numancia.
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