martes, 31 de marzo de 2020

01/04/1707: La Guerra de Sucesión también se libró en Serón.

La Guerra de Sucesión es quizá una de las menos estudiadas en el ámbito geográfico soriano y, aunque es cierto que más que épicas batallas aquí hubo pequeños combates, muchas escaramuzas y un sinfín de maniobras políticas, también en Soria se libraron algunas refriegas que influyeron en el desarrollo general del conflicto.

En marzo de 1707, el caballero de la Orden de Santiago y capitán de Dragones, el irlandés Daniel O´Carrol, al frente de cien dragones de caballería irlandeses defensores de la causa borbónica, tomaron la villa y fortaleza de Serón de Nágima, considerada de gran interés estratégico por su situación fronteriza con las fuerzas del aspirante al trono, el archiduque Carlos de Anjou, y en su castillo establecieron su cuartel de operaciones.

            El 1 de abril el castillo fue atacado por más de mil enemigos seguidores del archiduque Carlos de Anjou, pero los de Serón resistieron el ataque que duró seis horas, lo repelieron y salieron tras el enemigo causándole veinticinco bajas y tomando seis prisioneros. O´Carrol pasó a ser alcaide de la fortaleza de Serón reforzando sus defensas y aprovisionándose de armas y pólvora ante otro eventual ataque que no llegó, pero con sesenta de sus dragones, desde esta base, en mayo partió hacia Monteagudo de las Vicarías sorprendiendo a sus enemigos que se había refugiado en su castillo y que prefirieron escapar a Ariza antes que plantar batalla, dejando allí gran cantidad de armas y víveres.

            No fue ésta la batalla final que dejó la fortaleza arruinada, pero quizá sí la última victoria. Un siglo después las tropas napoleónicas de Napoleón se encargarán de reducirlo a ruinas, y nuestra desidia, a lo que es hoy.

Castillo de Serón de Nágima hacia 1915.
Foto de José Antonio Mateo Martín.





31/03/1937: El papel de Soria en la estrategia militar durante la Guerra Civil.


El 31 de marzo de 1937, unos días antes que el más conocido bombardeo de Guernica, la Aviazzióne Legionaria italiana, con el beneplácito de los militares españoles sublevados, decidió experimentar algo inédito y que prácticamente no se había hecho nunca: lanzar un ataque aéreo contra una unidad urbana habitada por población civil. En esta fecha y con la impresión de que más que un bárbaro ataque lo que pretendían era ejercitar una maniobra militar, aviones italianos ametrallaron y lanzaron bombas sobre la villa vizcaína de Durango.
El plan consistió en que nueve bombarderos Savoia 21, cargados cada uno con veinte bombas de cincuenta kilos y cuatro bombas incendiarias de veinte kilos, lanzasen tres ataques: el primero por la mañana destruyó el casco urbano; el segundo a mediodía, un ferrocarril militar; y el tercero, poco después, volvió a atacar el casco urbano. La ofensiva resultó un “éxito” militar que destruyó buena parte del pueblo causando la muerte de unas trescientas personas, la mayor parte población civil, y dio inicio a un tipo de maniobras aéreas que desgraciadamente comenzaron a ser muy habituales en todo el mundo.
        Tras mucho silencio, en el que hasta se llegó a negar el ataque, en 2017 el ayuntamiento de la localidad vizcaína presentó el informe definitivo. Averiguó el nombre de aquellos pilotos, de los que dos aún vivían, y presentó una querella criminal por crímenes de lesa humanidad. También reveló que aquel escuadrón despegó a las siete de la mañana del aeródromo militar de Los Negredos junto a Garray.

Aeródromo de Los Negredos hacia 1936-39.
Fuente foto: JCYL AHPSo, colección Pascual Borque, autor desconocido.


lunes, 30 de marzo de 2020

30/03/1640: El despoblado de San Baudelio.


La ermita de San Baudelio es, pese a su sencillez y al expolio cometido, uno de los principales monumentos artísticos de la provincia, probablemente bien conocido por la mayor parte de los lectores de esta sección, pero de la que documentalmente conocemos muy pocos datos. Respecto a sus orígenes se han especulado varias posibilidades, algunas tan absurdas que ni las vamos a comentar, pero documentalmente se ha relacionado con la presencia antigua de un monasterio, y con mayor seguridad la existencia de un asentamiento de escasa población que se instaló en el entorno de la ermita hacia el siglo XII y que, con altibajos, se documenta hasta el XVII.
De aquel poblado, al que llamaremos San Baudelio, no han quedado restos visibles de sus viviendas, o corrales, y su existencia sólo puede demostrarse mediante el estudio y la investigación arqueológica del cementerio existente alrededor de la ermita y que sería iglesia parroquial al menos hasta el 30 de marzo de 1640 cuando se fecha la última partida de bautismo conocida en esta parroquia, la correspondiente a un niño llamado Juan Manuel, algo que conocemos gracias a las informaciones que nos ofrece Toribio Minguella y Arnedo en su Historia del Obispado de Sigüenza, diócesis a la que perteneció en su día esta parroquia de San Baudelio.

Necrópolis de San Baudelio (Casillas de Berlnaga Soria).
Imagen recogida en el blog enricvillanueva.wordpress.com


domingo, 29 de marzo de 2020

29/03/1840: La primera Escuela de Párvulos de la ciudad.


En función de lo establecido en una Real Orden de 8 de noviembre del año anterior, el entonces Jefe Político de la provincia, una figura asimilable a la del actual Subdelegado del Gobierno, inició los trámites para la inauguración en Soria de la que sería la primera escuela de párvulos de la ciudad, y con ese fin, previo permiso de sus superiores, destinó 1.331 reales procedentes del fondo de multas, cantidad que resultó insuficiente. Ante esta situación, dispuso una serie de acciones, a 20 reales, y rogó a las personas más acomodadas de la ciudad que al menos compraran una de ellas. Respondieron 58 vecinos y con ellos organizó una Junta General de Socios que se celebró en la sala de sesiones del Ayuntamiento de Soria, entonces en la Audiencia, el 20 de marzo de 1840.
Aquella primera asamblea de socios eligió una junta directiva formada por lo más destacado de la sociedad soriana de la época y presidida por Julián Blanco, acompañado de Francisco Javier Perales (será su primer vicepresidente), Manuel Ángel González (vicesecretario), Felipe Mateo Moreno (secretario), Felipe Ramón Oyardo (tesorero), Juan Núñez (contador), Julián Celorrio y Mateo Uzuriaga (inspectores), quienes se comprometieron a elaborador un reglamento de estatutos y reglamento interno del centro educativo, dirigido a que los niños y niñas de tres a cinco años de edad adquirieran sus primeras letras para "desarrollar la inteligencia, arraigar unos principios religiosos y morales, y ejercitar las fuerzas físicas". Tenía carácter gratuito para los recomendados y para los niños "verdaderamente pobres", estando el resto obligados al pago de dos cuartos semanales.
        Antes de que comenzase el curso ya había 111 inscritos. Se disponía de un local, "la habitación principal, corredor y corral de la casa-hospicio que fue de Carmelitas-Descalzos de esta ciudad, situada en un paraje que sin ser escéntrico, es sumamente a propósito para escuela de párvulos". En aquel edificio, que llevaba abandonado muchos años, se "hizo habilitar el cuarto de la maestra, corredor y patio; pintar la sala para los alumnos, cuya operación espontánea y gratuitamente ejecutaron los socios aficionados: D. Agapito Isla y D. Hilarión Perlado, que también costearon los colores; y preparó todos los útiles necesarios", nombraron maestras a doña Cristina Puche y a su hija doña Juana Pastor, hasta entonces encargadas del cuidado de la enseñanza de niñas de Berlanga, y a finales de abril comenzó aquel primer curso escolar de la escuela de párvulos de Soria.


Entrada a la primera escuela de párvulos de Soria.
Foto en el programa de fiestas de San Saturio de 1947, autor desconocido.


sábado, 28 de marzo de 2020

28/03/1962: El refugio de Piqueras


Hoy, hace cincuenta y ocho años que el pleno de la Diputación Provincial de Soria acordó la construcción de un albergue de montaña en Piqueras que pudiera ofrecer unos servicios básicos a los aficionados a los deportes de invierno, que cada vez resultaban ser más numerosos, aunque según ha escrito Joaquín Alcalde Rodríguez en su blog, fue sobre todo una iniciativa del Centro ExcursionistaSoriano que logró convencer de las ventajas de este proyecto turístico al presidente de la Diputación, Juan Sala de Pablo.
El edificio promovido por la Diputación se construyó con fondos de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, según proyecto del arquitecto Rafael Menéndez de la Vega, y realizado por la empresa constructora de Vicente Valero. Tuvo un coste de algo más de cinco millones de pesetas (unos 30.000 euros) y fue inaugurado en noviembre de 1966 por el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, que venía de inaugurar el Parador de Turismo de Soria. El centro disponía de ocho habitaciones con cuatro plazas en literas cada una, salón con chimenea, bar y restaurante para unos sesenta comensales, todo distribuido en un edificio de dos plantas y sótano construido en piedra y techo de pizarra. Al principio el refugio tuvo gran éxito pero, poco a poco, surgieron otras pistas de esquí con mejores instalaciones, dejó de nevar tanto y, cuando lo hacía en gran cantidad, el puerto se hacía intransitable. Esto hizo que el proyecto fuese económicamente inviable y se cerrase definitivamente en 1975.
        Hoy, todavía podemos contemplar el edificio un poco antes de llegar a la cumbre del puerto de Piqueras, al pie del Cabezo y a unos 1.700 metros de altitud. Tras el abandono, la instalación fue sometida a un saqueo sistemático que le privó de cualquier elemento utilizable y de actos vandálicos que destrozaron lo poco que quedaba. Pero la estructura y el exterior del edificio han resistido impecablemente el paso del tiempo y el saqueo. En 2018, la Diputación provincial tomó el acuerdo de acogerse a una línea de ayudas europeas y ofertar un plan de formación y empleo para jóvenes menores de 30 años, de oficios relacionados con la construcción, y restaurar el edificio para convertirlo en un mirador turístico de la zona.

Albergue de Piqueras (Soria) en 1968.
Fotografía de Salvador Vives Soriano en la Revista de Soria nº 1, primera época.


viernes, 27 de marzo de 2020

27/03/1945: Inauguración del nuevo Gobierno Civil de Soria.


Las oficinas, dependencias y residencia del Gobierno Civil de Soria estaban entonces en un caserón de la plaza de los Condes de Lérida, frente a la iglesia de Santo Domingo, pero, además de antiguo, aquel edificio no tenía suficiente espacio por lo que a principios de la década de 1930 se comenzó a buscar otro emplazamiento. En 1934, el Ayuntamiento de la ciudad compró un solar de 3.500 metros cuadrados entre las calles Nicolás Rabal y Alfonso VIII donde había unas pistas de tenis. En principio la finalidad era construir allí la nueva Escuela Normal de Maestros, pero enseguida reconocieron que no había suficiente espacio, y acabó cediendo parte de la parcela al Estado para que se construyera un edificio de nueva planta destinado a Gobierno Civil de la provincia.
El ofrecimiento fue aceptado y las obras, dirigidas por Javier Fernández Golfín, arquitecto del Ministerio de la Gobernación, y presupuestadas en 824.091 pesetas (algo más de cuatrocientos mil euros), comenzaron de inmediato pero avanzando muy lentamente, deteniéndose del todo con el estallido de la Guerra Civil.
        Después de la guerra, la obra estuvo parada algún tiempo y fue retomada hacia 1942, terminando e inaugurándose formalmente el 27 de marzo de 1945, siendo entonces gobernador civil don Alberto Martín Gamero. Además de la residencia y oficinas, en el nuevo edificio se instaló el cuartel de la Policía Armada y la Comisaría de Policía, y, en los bajos, la Delegación Provincial de Abastecimientos y Transportes. Más tarde, al ser creada, también se instaló allí la Jefatura Provincial de Tráfico, el economato de la policía y alguna otra dependencia paraestatal de carácter asistencial y benéfico.

Edificio de Gobierno Civil de Soria hacia 1960.
Imagen de autor desconocido, JCYL AHPSo nº 14828.


jueves, 26 de marzo de 2020

26/03/1558: ¿Segregación racial o segregación económica?


A lo largo del siglo XVI fueron frecuentes las denuncias y problemas de convivencia ocasionados entre los cristianos viejos con los conversos judíos o sus descendientes que sufrían insultos o eran marginados por las creencias de sus antepasados, incluso varias generaciones después, por lo que sorprende al trato favorable y hasta distinguido que se usó con determinados conversos.
La familia soriana de los Beltrán, judíos apellidados Bienveniste a fines del siglo XV, se habían convertido en una de las familias más ricas y poderosas de Soria, quienes tras su conversión y bautismo destacaron por sus obras caritativas y la financiación de obras, capillas y monasterios, dejando así muy claro que eran más católicos que los cristianos viejos. Además de poseer una fortuna importante, los miembros de este apellido ocuparon cargos relevantes en la administración eclesiástica y civil, y uno de ellos, Antonio Beltrán de Rivera, hijo de converso, compró al rey y presentó al concejo, tal día como hoy de 1558, su cargo de regidor de la ciudad, un oficio cuya imposición por parte del rey solían causar malestar entre los caballeros de los Linajes que no veían con buenos ojos estas injerencias reales, sobre todo si el interesado era hijo de un judío. Sin embargo, sorprende que en este caso no consten protestas, lo que nos sugiere que de alguna forma el nuevo regidor favorecería o compensaría al resto de caballeros sorianos para que le tuvieran en buena consideración, aunque a nadie se le escaparían sus orígenes sefardíes.
        Esta situación demuestra que el racismo y el antisemitismo, tan común y del que hablábamos al principio, afectaba sólo a las clases más humildes, y que, al menos públicamente, los poderosos nunca fueron insultados ni marginados por su condición racial o religiosa; una situación no tan distinta a la actual en la que algunos siguen siendo más o menos tolerantes con nuestros vecinos extranjeros en función de si se trata de un futbolista de primera división o de un humilde trabajador del servicio de limpiezas.

Capilla de los Beltrán en la actual iglesia parroquial de San Francisco (Soria), fundada por el primero de la saga, el converso Nicolás Beltrán, Vicén Bienveniste antes de su bautismo.
Fotografía Alberto Arribas.

miércoles, 25 de marzo de 2020

25/03/1560: Pedro Álvarez Acosta, obispo mecenas y filántropo.


Hacia 1560 las arcas públicas exigieron a los vecinos pecheros de El Burgo de Osma y de Valdenebro el abono de la cantidad de 42.000 maravedíes en concepto de impuestos so pena de destierro. La cantidad, importantísima para los pecheros pero apenas unas migajas para el rey Felipe II que derrochaba dinero a espuertas en los fastos que se alargaron varios meses para celebrar su boda con Isabel de Valois, era inasumible para los vecinos. Pero Dios escuchó sus oraciones y les envió al obispo Pedro Álvarez Acosta (1539-1563), que tal día como hoy de 1560 y sin condiciones, se ofreció a pagar de su bolsillo esa cantidad. Bueno, una sí puso, que ese dinero estuviera destinado únicamente a ese fin o que si no lo entregasen a las rentas del Colegio de Santa Catalina.
Los agraciados por esta especie de lotería se comprometieron a que en señal de agradecimiento, celebrarían todos los años en el día de la santa una misa y procesión que acabaría en la propia Universidad con asistencia de todos los vecinos o, al menos, uno por cada casa de los dos pueblos, y quisieron dejar constancia de su agradecimiento colocando en la calle mayor de El Burgo una placa que recordase la donación.
        Pero la memoria es flaca y, aunque aquellos vecinos quedaran eternamente agradecidos al obispo Acosta, sus hijos y nietos ya no lo estaban tanto, y poco a poco la celebración fue decayendo hasta desaparecer.

Vista de Valdenebro (Soria).
Foto der Gemma Moreno Jiménez, administradora del grupo de facebook de Valdenebro.





martes, 24 de marzo de 2020

24/03/1250: Los orígenes de Duruelo de la Sierra.


Aunque la arqueología ha demostrado que el entorno de Duruelo de la Sierra estuvo más o menos habitado desde tiempos muy remotos y algunos documentos no del todo precisos, como los Votos de San Millán, documentan su existencia hacia el año 934, parece que algunos pobladores cristianos se establecerían en esa zona tras la conquista de Toledo a manos cristianas (1085). También sabemos con seguridad que, en el 1095, el conde Gonzalo Núñez de Lara y su esposa doña Godo donaron al monasterio de San Millán de la Cogolla, las aldeas de Covaleda, Duruelo y la iglesia de San Millán en Velilla, hoy un despoblado cercano a Covaleda, y que en 1145 Alfonso VIII concedió Duruelo al monasterio burgalés de San Salvador de Oña, correspondiendo probablemente a esa etapa la necrópolis excavada en la roca que puede verse en el entorno de la parroquia de Duruelo, fechada entre los siglos IX al XIII.
Sin embargo algo tuvo que ocurrir ya que la zona quedó despoblada, lo que sabemos gracias a que el archivo municipal de Duruelo se conserva un documento firmado tal día como hoy de 1250 llamado “Carta Puebla” por el cual, y entre otras medidas, el concejo soriano favorecía el asentamiento de familias procedentes de Soria y que disfrutarían allí los mismos privilegios.
        No sabemos si aquella repoblación fue definitiva y cabe suponerlo pues hay constancia de que en 1255 algunos durolenses marcharon a repoblar tierras en Ávila y Segovia. Pero también resulta extraño que, en 1270 y con objeto de realizar el famoso censo de población de las parroquias de la Tierra de Soria, no se encuentre entre ellas la de Duruelo, un lugar que después sí formará parte de esta comunidad como integrante del Sexmo de Frentes.

Carta Puebla de Duruelo de la Sierra (Soria).
Reproducción tomada de la web


lunes, 23 de marzo de 2020

23/03/1905: El origen de la placa homenaje a Cervantes sobre la fachada de nuestro Ayuntamiento.


Igual que este año llegaremos a hastiarnos de los Bécquer, 1905 fue el año de Cervantes pues se celebró por todo lo alto el tercer centenario de la publicación del Quijote, una efeméride conmemorada con actos literarios, artísticos, reparto de limosnas a los pobres y presos, así como misas por su alma y homenajes de todo tipo para honrar la memoria del escritor.
Uno de los que se organizaron en nuestra ciudad fue el de cambiar el nombre al parque de la Dehesa que a partir de entonces pasó a llamarse oficialmente “Alameda de Cervantes”, un rimbombante nombre que, salvo a efectos administrativos, sólo la llaman así los forasteros pues ningún soriano de pro lo utiliza y todos seguimos llamándole la Dehesa, pese a lo que diga la inscripción. Como todo homenaje que se precie, aquella celebración se haría descubriendo la correspondiente placa conmemorativa. Pero, había un problema. La entrada al parque era entonces un sencilla portada de tres accesos siendo el principal poco más que dos pilares de piedra unidos por un arco de hierro y que no podría sostener un placa de suficiente empaque, por lo que tal día como hoy de 1905, y en vista de las dificultades técnicas que había para colocarla allí, nuestros concejales decidieron poner en la entrada al parque un simple cartel informativo con el nuevo nombre y colocar la placa honorífica "en la fachada de la Casa Consistorial y sobre el arco central de la misma", donde persiste más de un siglo después.
        Aquella sencilla portada del parque con su humilde cartel permaneció hasta que fue sustituida por la actual a finales de 1946 y, aunque habría sido el momento de reubicar la lápida conmemorativa, las autoridades municipales de la época decidieron que con mantener el nombre del parque sobre la puerta de acceso ya se daba suficiente continuidad al homenaje.

Puerta de la Dehesa con el letrero citado en 1914.
Postal de Florentino Martín recogida en el libro de Tomás Pérez Frías “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


domingo, 22 de marzo de 2020

22/03/1553: Sobre la propiedad de la ermita de San Saturio.


Aunque la administración religiosa de los templos religiosos corresponda a la Iglesia y la titularidad en la mayor parte de los casos también, existen muchas pequeñas capillitas o ermitas cuya devoción está tan extendida que, sobre todo, pertenece a los fieles y devotos que a lo largo de los siglos las han construido y mantenido con sus limosnas o su esfuerzo personal. Algo así ocurre con la propiedad de la ermita de San Saturio, un templo construido y mantenido desde siempre con donaciones de los sorianos, cuya propiedad legal sin duda está en manos del obispado con toda la documentación pertinente, pero que los sorianos consideran, desde siempre, como un bien comunal, por lo que la entidad que los representa civilmente, el Ayuntamiento de Soria, ha tratado de desarrollar ese derecho de los vecinos, y sin la intención de reclamar ese dudoso derecho legal, el concejo ha sido y sigue siendo una parte imprescindible para que la ermita siga subsistiendo.
A mediados del siglo XVI, y probablemente desde mucho antes, ya existía en Soria, junto al Duero, una ermita bajo la advocación de San Miguel de la Peña. Su estado era entonces ruinoso, razón por la que el concejo de Soria, como representante del poder civil, y el cabildo de San Pedro, como representante del religioso, decidieron construir a medias una nueva ermita en el lugar en el que la tradición aseguraba que se encontraba el cuerpo de un santo llamado Saturio, algo que sabemos con seguridad a través del acta municipal de 22 de marzo de 1553, libro IV, fol. 228, que dice: "Por cuanto la iglesia y ermita del señor San Miguel de la Peña de esta Ciudad es ermita muy devota y de mucha antigüedad y hay en ella un Cuerpo Santo que dicen de San Saturio... y ahora se quiere caer y hundir y sería en mucho daño... Mandaban y mandaron que para el reparo de la dicha ermita y edificio de ella, de la madera y clavazón que hay de las casas de esta Ciudad ha comprado para la salida de la puente de la dicha Ciudad dé y tome lo que fuere menester; y en la costa que los oficiales que la hicieron, que esta dicha Ciudad pague la mitad y la otra mitad pague la Iglesia de San Pedro, que es cabeza de dicha ermita, por estar como está dicha Iglesia de San Pedro tan pobre. Miguel Múxica, Corregidor. Juan de Vinuesa, Regidor».
        Desde entonces la titularidad del conjunto ha estado doblemente ostentada por las dos partes que a través de diferentes formas jurídicas se han responsabilizado de su mantenimiento sin importar la titularidad real, algo que cambió, hace casi veinte años, cuando unilateralmente el Cabildo se la adjudicó a su nombre en el Registro de la Propiedad, reservando desde entonces el papel municipal al de mero colaborador, sin apenas capacidad decisoria en su gestión, y limitando su capacidad inversora para mantener el templo en las mejores condiciones posibles.

Ermita de San Saturio desde el paseo de San Prudencio (Soria),
foto cedida.


21/03/1739: La construcción de la torre de la catedral.


Aunque la catedral burgense sea uno de los elementos más característicos de la villa es, sin duda, su monumental torre campanario, la “Giralda de Castilla” la llamó algún escritor, el elemento más reconocible de la villa, algo que no ha sido siempre así pues, pese a que la catedral sea muy antigua, su torre es relativamente reciente, del siglo XVIII.
Anteriormente la catedral también tenía su torre encima de la capilla del Rosario y, hacia 1729, estaba en tan mal estado que se decidió construir una nueva. Pero había un problema, el de siempre, que no había recursos para una nueva por lo que el cabildo de la catedral ideó varias propuestas y proyectos que siempre resultaban inasumibles y, ante esto, no tuvieron más remedio que destinar los escasos fondos disponibles para reparar y parchear la vieja torre.
        Algunos obispos habían prometido costear las obras con su propio bolsillo pero, ante la envergadura del proyecto que pretendía el cabildo, las cuentas no salían y se retiraban, logrando en algunos casos enfrentamientos con los canónigos. Y llegó el momento en el que aquella torre antigua no admitía más reparaciones y acabó desmoronándose. Era entonces obispo don José Pedro Yáñez de Barnuevo quien se negó a cooperar con el Cabildo para construir una nueva torre ya que prefería destinar ese dinero a paliar la gran hambruna que había entonces en el obispado.
        El obispo Yáñez de Barnuevo falleció y fue sustituido por Pedro Agustín de la Cuadra y Achiga (ascendiente del conocido periodista recientemente fallecido Miguel de la Cuadra y Salcedo) quien, ajeno a los problemas anteriores y desconociendo la situación del obispado, entendió que toda catedral que se precie no podía carecer de torre campanario por lo que, tras analizar los recursos disponibles, entendió que si quería torre tendría que pagarla él. Esta decisión la trasladó a los canónigos del Cabildo, tal día como hoy de 1739, iniciándose las obras pocos meses después, siguiendo los planos que ya había presentados anteriormente el arquitecto José de la Calle.
        La obra duró muchos años, sobre todo debido a que se acabaron los reales, pero con la ayuda del propio Pedro Agustín, incluso cuando fue promovido y abandonó El Burgo, y de sus sucesores, las obras pudieron proseguir, quedando inauguradas en 1767, y dotada de reloj en 1783.

Torre de la catedral de El Burgo de Osma (Soria).
Imagen de Kurt Hielscher publicada en revista “La Esfera” 08/03/1924,
de la colección de Tomás Pérez Frías.


viernes, 20 de marzo de 2020

20/03/1913: Los orígenes del Museo Numantino.


Desde algunos años antes de la construcción del museo, las excavaciones arqueológicas de Numancia habían permitido sacar a la luz gran cantidad de piezas antiguas de gran valor lo que originó un importante problema de espacio y aunque desde el principio se habló de construir un “Museo de Numancia” en el mismo yacimiento, las valiosísimas piezas desenterradas se almacenaban en unas condiciones que hoy provocarían que nos echáramos las manos a la cabeza.
En 1908 se decidió inaugurar, en unas salas de la Diputación, un primer “Museo Numantino” que más que un museo era una exposición, casi un almacén repleto de estanterías con objetos dispuestos a la contemplación del público, y que, ya antes de inaugurarse, se quedó pequeño por lo que el senador Ramón Benito Aceña se planteó la construcción de un nuevo edificio. Pero, conociendo como él conocía el problema de los fondos públicos, particularmente para la cultura, parece que, en 1911, decidió que si quería ese museo para Soria tendría que pagarlo de su bolsillo.
        Tras estudiar las diferentes posibilidades y emplazamientos, como el de construirlo en Garray, finalmente decidió hacerlo en la capital, y con planos, memoria y proyecto bajo el brazo, tal día como hoy de 1913, don Ramón presentó su proyecto al Ayuntamiento de Soria en el que ofrecía construir a sus expensas un Museo Numantino, siempre y cuando que el consistorio local cediese una parcela de 3.480 metros cuadrados en paseo del Espolón.
        En un tiempo récord, ¡al día siguiente!, los miembros del Ayuntamiento de Soria aceptaron verbalmente el ofrecimiento y, aunque los concejales comenzaron a poner pegas sobre si era mejor aquí o allá, en esta ocasión reconocieron la importancia del plan y le dieron el correspondiente trámite, que oficialmente se aceptó un mes después, iniciándose los trabajos de replanteo del terreno en junio de ese mismo año.

Recorte, correspondiente al paseo del Espolón (Soria), de la imagen aérea de José Ortiz Echagüe tomada desde un globo cautivo el 20 de noviembre de 1910.
Imagen de la colección del Centro Cartográfico y Fotográfico del Ejército del Aire y recogida por Tomás Pérez Frías en su publicación “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


jueves, 19 de marzo de 2020

19/03/1944: Raoul Otlet Linden, un soriano de Bélgica.


En esta fecha falleció Raoul Otlet Linden quien pese a sus orígenes podía presumir de ser más soriano que el mismísimo San Saturio.
Raoul fue hijo del empresario belga Édouard Otlet Dupont, una especie de magnate de los ferrocarriles europeos de finales del XIX y principios del XX, que se interesó por la explotación de los ferrocarriles sorianos y que en esos momentos se contemplaban como un servicio público prometedor y una rentable empresa. La familia al completo se afincó en Soria y, aunque la abandonaron al cabo de unos años (entre ellos Paul, una especie de visionario de las telecomunicaciones que ya ideó en el primer tercio del siglo XX lo que hoy es internet), Raoul (Ingeniero Civil por la Universidad de Lovaina, especialista en Mecánica del Suelo, radiestesia y recursos hídricos) no quiso regresar a Francia y Bélgica donde su familia poseía palacios, e incluso una isla privada en el mediterráneo junto a Saint Tropez, y prefirió quedarse en estas duras tierras cambiando las playas mediterráneas por las del Soto Playa. Y esto no es algo metafórico pues fue uno de los principales impulsores del proyecto de transformar en un lugar de ocio junto al río lo que antes había sido viveros.
        Plenamente integrado en la vida social de la ciudad, fue el autor de la fotografía de la “Cara del Santo” (1916) que adornaba una de las salas de la ermita de San Saturio hasta hace unos años; vicepresidente del comité organizador del primer concurso de belleza de la Mujer soriana (1921); fundador y vicepresidente del Stade Soriano (1923); asesor de Industria del Consejo de Industria y Comercio de Soria; promotor de diversos sondeos mineralógicos en la provincia de Soria que le permitieron descubrir yacimientos de piedra para la elaboración de cementos, minas de asfalto en Fuentetoba y Cidones; autor del estudio publicado Nuevas Industrias que pueden implantarse en la provincia de Soria (Imp. Las Heras); promotor y organizador de ferias agrarias; vocal del Consejo Provincial de Turismo; promotor, actuando él mismo como radioestesista hidrólogo, de varias prospecciones hidrológicas que permitieron a muchos pueblos de la provincia tener captaciones de agua corriente.
        Precisamente cursando uno de estos trabajos en Serón de Nágima, fue cuando, a los 67 años de edad, se vio afectado por una congestión cerebral (hemorragia cerebral) que le causó la muerte el 19 de marzo. Trasladado su cadáver a Soria, recibió velatorio en el Ayuntamiento con todos los honores y enterrado en el cementerio de El Espino con presencia de las autoridades provinciales y numeroso público que acompañó al finado y a su hermano. Tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial, sus restos fueron exhumados y trasladados al panteón familiar de Blanquefort, en la Gironda francesa.
        Raoul fue, en definitiva, uno de esos sorianos que demuestran que no se es de donde se nace sino de donde se pace, alguien que dejó muy buen recuerdo como hombre simpático y amable dispuesto a echar una mano a cualquiera.
Certificado de defunción de Raoul Otlet Linden.
Imagen tomada del artículo de Carles Escalada: «Bosquejo biográfico del “zahorí” Raoul Otlet Linden» en Revista de Soria 2ª época nº 96 2017.



miércoles, 18 de marzo de 2020

18/03/1371: Privilegios del clero agredeño.


El celibato sacerdotal en la Iglesia Católica no es un dogma de fe, más bien es una norma interna impuesta a quienes voluntariamente quieren ser sacerdotes y dedicarse plenamente al servicio de su comunidad. Originalmente a los primeros sacerdotes no se les exigía renunciar al matrimonio, pero pronto comenzó a ser una situación más que impuesta, aconsejable, hasta que en los concilios de Letrán, siglo XII, se impuso pero con poco rigor. Así, en el medievo castellano y particularmente en la historia propia de la provincia de Soria, abundan las normativas, privilegios o prerrogativas que permitían a los clérigos legitimar a sus descendientes legítimos o que nos insinúan que muchos llevaban esa norma muy relajadamente.
        Uno de estos casos lo comentaremos en el día de hoy. Estando en Sevilla el rey de Castilla Enrique II, el 18 de marzo de 1371, (un tipo que, por mucho rey que fuera, se solidarizaría con los afectados ya que él mismo era bastardo), allí confirmó uno de los privilegios otorgados por su hermano Pedro I unos años antes en el que se contemplaba el derecho de los clérigos agredeños a reconocer como legítimos, con todos los efectos legales, a los hijos que hubieran tenido con mujeres solteras. El matiz del estado civil de la madres es importante pues algunas normas algo posteriores, como los acuerdos tomados en las Cortes de Soria de 1380, sugieren que aunque se consintiera el hecho de que muchos clérigos sin casarse tuvieran hijos, se consideraba escandaloso que los tuvieran con mujeres casadas o prostitutas, prohibiéndose, en estos casos ilegítimos, que pudieran heredar.
        Este problema trató de solucionarse en el Concilio de Trento, a mediados del siglo XVI, imponiendo el celibato obligatorio de los sacerdotes aunque es bien conocido que el problema, más que arreglarse, sólo se ocultó, casi siempre con muy poco éxito. Y es que, por muchos siglos de existencia que llevamos a nuestra espalda, en el fondo el ser humano apenas ha cambiado y sus necesidades siguen siendo las mismas hoy que hace mil años.

Plaza Mayor de Ágreda en 1920.
Foto José Casado, archivo de la familia Arijita, cedida a Tomás Pérez Frías y recogida en su publicación “Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)”, Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.


martes, 17 de marzo de 2020

17/03/1979: El nuevo estadio deportivo de la Junta de los Ríos.


A falta de unas instalaciones adecuadas en la capital, desde 1974 el Club Deportivo Numancia celebraba sus encuentros deportivos en el campo de San Juan en Garray. Pero los aficionados se quejaban de que el equipo local debía jugar sus partidos en Soria capital, no en la provincia, algo que también secundaban las autoridades y los sectores empresariales de la ciudad.
Para solucionar el asunto, el entonces alcalde, Domingo Hergueta, tomó uno de sus últimos acuerdos y, el 17 de marzo de 1979, ofreció al Consejo Provincial de Deportes unos terrenos municipales junto al cruce de la carretera de Fuentetoba con la de Burgos, en el emplazamiento donde después estuvo el Centro de Investigaciones Forestales de Valonsadero. La opinión pública soriana no acababa de ver con buenos ojos un estadio tan cerca de Valonsadero y, finalmente, se decantó por otro emplazamiento en la zona de la Junta de los Ríos, donde se proyectó y presupuestó la construcción de un campo deportivo de veinticuatro hectáreas de extensión que costaría 120 millones de pesetas (unos 720.000 euros) y que pagarían la Federación Española de Fútbol y la Diputación de Soria en un porcentaje de 40/60% respectivamente, accesos a parte, y que correspondería pagar al ICONA o a la Diputación.
        A falta de aprobar los flecos de última hora, el consistorio cambio de signo y el equipo de José Luis Liso propuso un nuevo emplazamiento en terrenos privados, en la zona entonces deshabitada de Los Pajaritos, que también era llamado “El Barranco de la Muerte”, proyecto que no sin problemas salió adelante, y fue inaugurado en 1989.

Rincón de la Junta de los Ríos (Soria). Autor Alberto Arribas.


lunes, 16 de marzo de 2020

16/03/1922: Homenaje a don Antonio Zozaya.


Antonio Zozaya y Zou (1859–1940) fue un famoso abogado, escritor, periodista y poeta madrileño muy reconocido en los círculos literarios y periodísticos nacionales de su época que pasó parte de su infancia y adolescencia en Soria. Aquellos años parece que le causaron una grata impresión pues, desde que comenzó a escribir en la prensa nacional casi a la par que el siglo XX, rara era la columna, artículo o escrito en el que no se deshiciera en elogios hacia las tierras soriana y sus habitantes.
El pleno municipal del Ayuntamiento de Soria, de 16 de marzo de 1922, adoptó, entre otros, el acuerdo propuesto por los directores de Noticiero de Soria, Avisador Numantino, Porvenir Castellano y La Voz de Soria, de mostrar oficialmente su cariño y gratitud a don Antonio Zozaya "por el interés y la simpatía con que ha tratado en la prensa española los asuntos de esta ciudad y rindiendo un tributo de justicia a su preclaro ingenio, por unanimidad acordó nombrarle hijo adoptivo de esta capital", e incluso llego a proponerse cambiarle el nombre de la calle Zapatería y darle el del periodista, algo que finalmente no prosperó. El homenajeado aceptó gustoso el homenaje y que finalmente se celebró el día de San Saturio de 1924. Pero ese honor aún daría mucho que hablar.
        Hombre comprometido y valiente, Zozaya fue un firme defensor de la Segunda República y no escondió sus críticas a los sublevados durante el golpe de estado de 1936 por lo que, en septiembre de 1937, el Ayuntamiento pro franquista de Soria le retiró el título honorífico en base a "la campaña periodística que viene realizando en favor de los rojos", algo que, muchos años después del fallecimiento del interesado, fue subsanado cuando, el 26 de noviembre de 2015, la corporación soriana adoptó el acuerdo de restituirle el título de Hijo Adoptivo.
        Se puede afirmar que en la década de los años veinte, sobre todo, Zozaya era uno de los columnistas más leídos de las revistas españolas (La Esfera, Mundo Gráfico,…) y que, salvando las distancias, su caso podría ser algo parecido a los de Julián Marías o Fernando Sánchez Dragó. Zozaya no dudó en mojarse para salvaguardar la dignidad de Soria, como cuando, a consecuencia de la muerte accidental del torero Nacional II, la prensa en general calificó a los sorianos de bárbaros homicidas. Zozaya fue prácticamente el único que salió a defender públicamente a los sorianos a los que consideraba un pueblo culto y afable.

Retrato de Antonio Zozaya de autor desconocido en la revista ilustrada
“Mundo Gráfico” marzo de 1912.


domingo, 15 de marzo de 2020

15/03/1232: Fundación de la ermita de Nuestra Señora de Olmacedo en Ólvega.


Una tradición repetida a lo largo de los siglos, pero que no hemos podido constatar documentalmente, afirma que, en 1657 y durante unas obras de rehabilitación realizadas en la ermita de la Virgen de Olmacedo, se encontró un documento que fechaba la bendición de la ermita el 15 de marzo de la Era 1270 (1232), si bien Juan Antonio Gaya Nuño, en su estudio sobre el “Románico en la provincia de Soria”, opinaba que las características constructivas del templo podrían fecharse antes, por lo que quizá la ermita aprovechó los restos de una construcción anterior. Otra posibilidad que se ha apuntado es que la ermita fuese la antigua parroquia de un despoblado de tradición oral llamado Olmacedo.
Como toda imagen de la Virgen, sus orígenes se explican en forma de leyenda, en este caso con dos variantes. Una de ellas dice que la imagen de la Virgen se apareció milagrosamente a dos pastorcillos, llamados Juanico y Pedro, sobre un olmo en el lugar donde luego se construyó la ermita, aunque otra leyenda afirma que la ermita, que también fue originalmente un pequeño convento de los monjes cistercienses de Fitero, quisieron llevársela allí, pero tras el viaje la imagen desapareció y reapareció milagrosamente en las ramas de un olmo, por lo que desde entonces se le llamó la Virgen de Olmacedo.
        Actualmente la ermita se encuentra a unos dos kilómetros de Ólvega, en dirección a Noviercas, emplazada en un privilegiado lugar en el que, hasta hace poco, crecían abundantes olmos, lo que debió de ser así en la antigüedad y la razón por la que se dio nombre al lugar. Se trata de una ermita del románico rural, construida en piedra de mampostería con una nave cubierta por cañón apuntado, dividida en cinco tramos por arcos fajones, con dos capillas laterales, a modo de crucero, cubiertas con bóveda de cañón apuntado en eje paralelo al de la nave, y una capilla formada por tramo presbiteral cuadrangular cubierta con cañón apuntado y ábside semicircular con bóveda de horno que lleva un retablo mayor barroco de finales del XVI o principios del XVII. Este contiene la imagen de la Virgen titular en el camarín, rodeada de cinco pinturas que representan escenas de la vida de Cristo y de San Bernardo.

Capilla mayor de la ermita.
Foto de autor desconocido, tomada de olvega.es


sábado, 14 de marzo de 2020

14/03/1908: Configuración del actual desarrollo de las fiestas de San Juan.


Un mes antes y por orden gubernativa, se había prohibido en todo el territorio nacional correr "toros y vaquillas ensogados o en libertad por las calles y plazas de las poblaciones", lo que en Soria significaba que ya no se podía sacrificar el toro cuadrillero de las fiestas de San Juan como era habitual, es decir, ensogándolo y corriéndolo muy temprano en la mañana del Sábado Agés por las calles de la cuadrilla, antes de ser sacrificado finalmente delante de la casa del jurado.
Ante esta tesitura y a falta de una asociación o colectivo que pudiera intervenir como interlocutor, siendo alcalde de la ciudad don Ramón de la Orden, el Ayuntamiento de la ciudad decidió crear una especie de comité de sabios formado por: el alcalde, algunos concejales, los dieciséis jurados de cuadrilla, presidentes del Casino Numancia, Círculo de la Amistad y Círculo Mercantil, los de la Cámara de Comercio, de la de Labradores, Ganaderos y Obreros y los directores de los principales periódicos locales.
        Aquel comité o consejo de expertos se reunió tal día como hoy, hace ciento doce años, y decidió acatar la orden gubernativa (no todos los municipios españoles lo hicieron ni el acuerdo local fue unánime) pues por tradición oral familiar y leyendo entre líneas la prensa de la época, la celebración del festejo del toro enmaromado resultaba, ya entonces, bastante controvertida entre algunos sanjuaneros que entendían que, tirar de la maroma, era un espectáculo lamentable, una barbaridad propia del pasado, que en el mejor de los casos agotaba al novillo hasta la muerte, y en el peor se le arrancaban los cuernos de tanto tirar.
        Tras unos, suponemos, tensos debates, se decidió sustituir ese sacrificio por una novillada sin picadores, y, aprovechando la necesidad de alterar el desarrollo de las fiestas, se decidió reducir el número de cuadrillas a ocho para que el viernes de las fiestas se lidiaran cuatro novillos por la mañana y cuatro por la tarde. El sábado por la mañana se cursaría romería a la ermita de San Saturio con misa campestre y la subasta de despojos por la tarde.
        Las reformas fueron sometidas al criterio de los vecinos que, con una escasa participación, debatieron y acabaron aceptando algunas de esas reformas que como podemos comprobar por su desarrollo actual, fueron aceptadas parcialmente y dieron lugar a unas fiestas más o menos parecidas a las actuales pero con doce cuadrillas que sacrificaban sus animales en una novillada el Viernes por la mañana y otra por la tarde. Pero aquel proceso no fue tan fácil como parece pues, como ahora, algunos integristas se oponían radicalmente a cualquier cambio bajo el conocido argumento de "os vais a cargar las fiestas", lo que, como veremos, costó algunos disgustos al señor Ramón de la Orden.

Toro enmaromado en Marqués del Vadillo (Soria).
Imagen de autor desconocido publicada en la revista ilustrada "Fiestas de San Juan" año III nº 1 (1905).



viernes, 13 de marzo de 2020

13/03/1691: La fundación del convento de padres carmelitas.


Hace unos días hablábamos del proceso de instalación, expulsión y regreso de los frailes carmelitas en Soria, pero hoy nos extenderemos en las dificultades que experimentaron para materializar su primera residencia.
Las monjas carmelitas llevaban tiempo solicitando a sus superiores de la orden que fundase en Soria un sencillo hospicio, formado por algún sacerdote carmelita, con el fin de que atendiese sus necesidades espirituales, lo que fue aceptado en 1688 cuando se realizaron las primeras gestiones para fundar en Soria un monasterio masculino de esta orden. La ciudad, el cabildo de San Pedro y el de canónigos regulares dieron su visto bueno a esta nueva fundación, pero no así el resto de monasterios masculinos de la ciudad cuyos frailes se oponían, probablemente pensando que ya había mucho gallo para tan poco gallinero.
        Los carmelitas se habían dirigido al obispo de Osma fray Sebastián Arévalo, fraile franciscano y por lo tanto, cabe suponer que como sus hermanos, poco proclive a la instalación de más frailes en la ciudad, algo que, más que suponer, debemos deducir pues el prelado no decía ni que sí ni que no, pero ponía todas las trabas posibles. Ante su falta de contestación, los carmelitas tuvieron que solicitar la intervención de las autoridades civiles y la Ciudad trató de vender la resistencia del obispo solicitando al papa Inocencio XI su intercesión, que no contestó, y a la reina, que en esos momentos sería la Mariana de Neoburgo, segunda esposa de Carlos II, que enseguida se posicionó a favor de esta fundación carmelitana en Soria. Sin embargo el obispo seguía negándose argumentando que no era él quien ponía pegas, que las ponían el resto de frailes de la ciudad "por la penuria de los tiempos que podían ser mayores con el aumento de esta fundación", y seguía dando largas al proyecto.
        Tras varias gestiones de la reina representada por el consejero García de Bustamante, el 13 de marzo de este año, éste volvió a enviar otra carta al obispo Arévalo en la que se zanjaba el asunto informándole que la fundación carmelita tenía ya el beneplácito del resto de frailes de la ciudad y, sobre todo, de la reina madre por lo que rogaba al obispo favoreciese su instalación. Pero no será suficiente y, pese a todo, el obispo siguió dando largas pidiendo que fuera el propio rey el que lo autorizase, con lo que logró su objetivo de retrasar la fundación y tuvo que ser un sucesor suyo quien al final lo autorizara, ya en el siguiente siglo.

Hospicio de los frailes carmelitas desde la torre de los Condes de Gómara en diciembre de 2010. Autor Alberto Arribas.


jueves, 12 de marzo de 2020

12/03/1923: Dotación de los servicio de extinción de la capital.

El año 1922 fue catastrófico en cuanto a incendios en Soria. El fuego destruyó las oficinas de Hacienda, ubicadas en el viejo palacio de los Miranda, hoy colegio Sagrado Corazón. Pero más devastador fue la explosión y posterior incendio de la ferretería de Claudio Alcalde, entre la plaza de Herradores y Mariano Granados, que se cobró varias víctimas, heridos y muchas familias damnificadas por el fuego que se extendió a los edificios colindantes, sin que apenas se pudiera extinguir, hasta que desde Guadalajara llegó un contingente de ciento veinte soldados ingenieros que con modernas bombas de agua, que funcionaban con gasolina, lograron extinguir el incendio.
A partir de ese momento los sorianos, en general, y la prensa local, en particular, fueron muy críticos con el Ayuntamiento de Soria y sus escasos recursos humanos y materiales para hacer frente a estas contingencias. Nuestras autoridades decidieron de inmediato adquirir nuevos equipos y material de extinción, pero también comenzaron a trabajar en un nuevo reglamento que organizase el servicio, los recursos materiales y humanos. Este reglamento, con alguna adición posterior, quedó aprobado el 12 de marzo de 1923.
        La tradición oral recuerda que, hasta entonces, los bomberos de Soria no estaban de servicio permanente, ejerciendo tareas propias de peones de obras y servicios de la corporación, cuando no extinguían fuegos, y que ante una alarma, generalmente un toque de campana o un aviso verbal en sus propios domicilios que, eso sí, contaban con una placa identificativa, dejaban lo que estaban haciendo para acudir a recoger el carro de mano con el material antiincendios que tenían en los almacenes de la calle Pósito, y, con más buena voluntad que recursos, trataban de atajar los incendios.

Antiguo carro de material de extinción empleado por los bomberos de Soria a principios del siglo XX conocido desde siempre como «el carrito de los chinos». Autor Alberto Arribas.

miércoles, 11 de marzo de 2020

11/03/1983: Incoación del palacio de la Audiencia de Soria Monumento Histórico-Artístico.


El 11 de marzo de 1983 se fecha la resolución de la Dirección General de Bellas Artes y Archivos por la que se incoó el correspondiente expediente de declaración de monumento histórico-artístico, categoría asimilable a la actual de Bien de Interés Cultural, a favor del palacio de la antigua Audiencia Provincial de Soria, expediente que casi cuarenta años después sigue sin resolverse y en perenne fase de tramitación.
La antigua Audiencia es un notable edificio ubicado en la plaza Mayor de Soria construido originalmente en el último cuarto del siglo XVIII como sede del concejo, cárcel y sede de la Audiencia de Justicia, uso que mantuvo hasta finales del siglo XX cuando fue abandonado y transformado en el actual centro cultural que es hoy.
        Está construido en piedra de sillería y mampostería desarrollando un área rectangular y dos plantas. El piso inferior abre su fachada principal a la plaza a través de siete arcos de medio punto, cinco de ellos abiertos a la plaza sobre pilastras y dos a las calles laterales, formando un amplio portal, que lleva en las esquinas un refuerzo de contrafuertes circulares. El segundo piso presenta una balconada corrida con cuatro vanos adintelados bajo tímpanos triangulares y se remata en el centro con un gran reloj de época posterior, todo coronado por un conjunto metálico de forja que sostiene las campanas.
        Por el lado este, hacia la calle Pósito, la fachada se retranquea y prolonga extendiéndose hasta el antiguo pósito, hoy centro de la tercera edad, desarrollando también dos plantas. Por el lado norte la fachada, también de sillería, se abre hacia la calle Sorovega a través de varios balcones adintelados sencillos y ventanas con rejas que siguen evocando su pasado como prisión.
        Tras el traslado de la Audiencia Provincial a su sede actual, en el palacio de los Condes de Gómara, el edificio quedó abandonado durante algunos años hasta que, siendo alcalde de Soria Virgilio Velasco Bueno, se decidió, con la colaboración económica de la Junta de Castilla y León, derribar todo el interior del palacio y reconstruirlo como centro cultural de la ciudad. Se le dotó de teatro-auditorio, salas de exposiciones y conferencias. Fue inaugurado en 1991.


Audiencia y plaza Mayor de Soria hacia finales del siglo XIX.
Fuente foto: JCYL AHPSo nº 1148, archivo Carrascosa, autor desconocido.




martes, 10 de marzo de 2020

10/03/1840: Nicolás Rabal y Diez (1840-1898).

Hace 180 años y en Cirujales del Río nació Nicolás Rabal y Diez, un personaje de esos que a todos nos suena, pues da nombre a una de las calles importantes de la ciudad, pero que seguro que los aficionados a esta sección reconocen por ser el autor de algunas obras históricas más importantes sobre la provincia de Soria.
Hijo del médico de Cirujales, con seis años de edad fue mandado a Soria a estudiar con su tío, cura párroco de la iglesia de El Espino. Completó sus estudios de bachillerato en El Burgo y allí cursó también los de Teología completándolos en Madrid y Valencia. Pero como los hábitos no le llamaban, a escondidas de su familia logró cursar también los de Filosofía y Letras, obteniendo, en 1865, el doctorado en esta disciplina y, al año siguiente y por oposición, la cátedra de Latín del Instituto de Tudela. De aquí se trasladó a Lorca y, meses después, consiguió la cátedra de Retórica y Poética del Instituto General y Técnico de Soria, donde llegó a ser director.
        En Soria fijó su residencia y, además de sus ocupaciones profesionales, desarrolló una amplia vida social como presidente del Casino entre 1880 y 1881, y en 1891. También fue presidente del Ateneo de Soria en 1884 y, aunque no se tenga la certeza absoluta, es probable que fuera el autor de las primeras fotografías conocidas de Soria capital. Discípulo en Madrid de Salmerón, Castelar, Canalejas o de su paisano Sanz del Río, algunos investigadores han apuntado la posibilidad de que fuese masón, algo tan difícil de demostrar como intrascendente pero que no sería raro en una personalidad como la suya a quien le tocó vivir en una época en la que ser masón era casi una condición social inherente a los intelectualmente mejor preparados.
        Pero el perfil que más nos interesa de Rabal es la faceta de escritor, y es que, además de algunas obras dramáticas como “Los Artesanos” o “El lacayo”, escribió alguna obra de teatro como “La ermita de San Saturio”, una breve comedia en un acto y verso estrenada en el Coliseo de Soria en 1893, año en la que fue publicada por El Noticiero de Soria, todas ellas obras prácticamente olvidadas que quedaron eclipsadas por su labor como historiador. A su pluma se deben algunos estudios como una “Memoria acerca de algunas antigüedades de la provincia de Soria”, sus “Informes sobre las ruinas de Termancia”, o sobre una inscripción romana en Chavaler que fueron publicadas en el Boletín de la Real Academia de la Historia, y sobre todo su obra “Soria”, una enciclopedia histórica, geográfica y descriptiva sobre la provincia de Soria publicada en 1889 por la editorial de Daniel Cortezo en sus serie “España: sus monumentos y arte. Su naturaleza e Historia” que, si bien ni fue la primera ni es la mejor publicación sobre la provincia, ha logrado encandilar a varias generaciones de lectores sorianos de los siglos XIX, XX y XXI, y que con este libro han aprendido a conocer y querer esta tierra que nos vio nacer.
        Fallecido en Soria a los 58 años de edad, el 28 de septiembre de 1898, su nombre está desde entonces incluido en ese imaginario pabellón de sorianos notables que tratamos de evocar en esta sección.

Retrato, atribuido a Isidro Gil, y firma de Nicolás Rabal en 1889 al comienzo de su obra referenciada de la editorial de Daniel Cortezo.

lunes, 9 de marzo de 2020

09/03/1538: La desaparición de la iglesia de Santa Cristina de Somport y de la ermita de Santiago en Soria.

Algunos antiguos historiadores de Soria como Miguel Martel o Diego Marrón refieren que, en el siglo XVI, hubo en la capital hasta veintitrés ermitas, una cifra elevada pero posible pues de la mayor parte hemos perdido la memoria y ni siquiera tenemos documentación de todas. Dos de ellas, ubicadas sin duda al otro lado del puente del Duero y de las que prácticamente se ha perdido todo recuerdo, eran la ermita de Santiago (no confundir con la parroquia del mismo nombre en las inmediaciones de la iglesia de El Espino), y otra la de Santa Cristina de Somport que en algún momento se ha identificado erróneamente con los restos que se han excavado recientemente junto a la carretera que sube al Castillo desde el Soto Playa.
En 1537 ambos templos debían haber perdido el culto y parece que se usaban para otros fines mucho menos místicos ya que el obispo de Osma Pedro González Manso se interesaba por "las deshonestidades, delitos e pecados que se cometían en otra iglesia e ermita de Santa Cristina". Si servían para esas deshonestas actividades cabe suponer que no estarían en tan mal estado pero, como lo que sobraban en Soria eran sitios para rezar, el obispo ordenó el derribo de los dos templos y atender la solicitud del concejo de la ciudad que quería reutilizar sus piedras para reparar el puente, aunque también había comprometido la piedra a los frailes de la Merced que querían emplearla para reformar su viejo convento. Pero, liquidado el asunto del derribo, el obispo se desentendió del problema creando un conflicto entre ambos peticionarios de la piedra de los templos.
Los mercedarios comenzaron a traer las piedras de sillería a su convento, hoy Aula Magna, y causaron alguna queja municipal que fue atendida por el capítulo de frailes tal día como hoy de 1538. Se resolvió finalmente la disputa con la cesión del "despojo de la ermita e piedra e suelo e sitio della…" al concejo de la ciudad que, por no acabar pleiteando con los frailes, acabó recibiendo "todo el derecho útil y directo, que tenían a la ermita, para que todos sea e quede por público e de dicha ciudad", y colaborando con los frailes prestándoles nueve ducados de oro para que los emplearan en sus reformas.

Emplazamiento aproximado del lugar donde estarían estos templos.
Fotografía aérea de autor desconocido, fechada hacia 2008 tomada de 
https://www.facebook.com/ayuntamientodesoria/ 


domingo, 8 de marzo de 2020

08/03/1792: Mujeres al poder.


Aunque la de hoy no sea propiamente una efeméride del día, hemos querido traer en esta jornada de reivindicación de derechos de la mujer un hecho que de no ser por su verdaderas causas sería un caso único de integración social de la mujer soriana en la sociedad de su época, un acontecimiento histórico en toda regla y es que en este año la cuadrilla de San Juan ofreció el cargo de mayordomo -lo que hoy entendemos por jurado- a una mujer.

Pero mucho nos tememos que nuestros antepasados no estuviesen tan avanzados, y más que un reconocimiento feminista al final del periodo ilustrado, aquel intento tuviera otras motivaciones. Recordemos que en esa época era costumbre cargar el trabajo y buen parte del gasto de la fiesta sanjuanera al último vecino empadronado en la cuadrilla, o al que tenía más posibilidades. En este caso (no sabemos si no había otros, o si ya habían desangrado a los demás) el mayordomo propuesto fue una mujer, concretamente la designación cayó en "la excelentísima señora Marquesa de Fuente el Sol, Marquesa de Cañete, Condesa de Fuerteventura", que recientemente se había avecindado en la cuadrilla. Evidente y como noble que era, la susodicha no participaría en el festejo ya que no estaba bien visto, aunque, oficialmente y según al acta de la asamblea vecinal celebrada entonces el Domingo de Novillos, 1 de julio de 1792, la susodicha rehusó el cargo por "…no ser costumbre el que ninguna señora sirviera a tal fiesta", pero aceptó el ofrecimiento concreto y aportó una importante cantidad de dinero para satisfacer el coste de un toro y unas hachas de cera. Y es que ser noble y ejercer de mayordomo participando en la fiesta era una rareza, pero ser mujer y ejercer ese oficio se consideraría aún mayor anomalía.
        Usualmente, el papel reservado a las mujeres en las fiestas de San Juan hasta hace poco más de treinta años era ejercer de esposa del jurado que, auxiliada por otras mujeres de la cuadrilla, se limitaba a cocinar para todos, cocer las tajadas, vestir al jurado y, en definitiva, ocuparse de toda la intendencia de la cuadrilla, una labor impagable que quiso compensarse con un “homenaje a la mujer soriana” que no dejaba de ser un acto en el que los discursos machistas y los comentarios en ese tono, se entenderían hoy casi como una ofensa.

Acto de homenaje a la mujer soriana en los salones de la Diputación en 1977.
Imagen de autor desconocido en la Revista de Soria nº 33.