viernes, 31 de enero de 2020

31/01/1961: Dos cuadros monumentales prácticamente inéditos.

Dos años antes las sobrinas y herederas del legado artístico del pintor vinculado a Soria, Ricardo de Villodas y de la Torre, habían ofrecido al Ayuntamiento de Soria la posibilidad de adquirir, en unas condiciones económicas ventajosas, dos de las obras más destacadas de este pintor, los enormes cuadros (6,5 x 3,5 metros aproximadamente) titulados “La muerte de César” y “La Naumaquia”. El Ayuntamiento de Soria aceptó encantado pues tenía intención de colgarlos en el Palacio de los Condes de Gómara que en esos momentos se acababa de comprar para instalarse allí. Tras el correspondiente regateo, el pleno municipal de 31 de enero de 1961 aprobó su compra por 150.000 pesetas (900 euros) además de otras 50.000 pesetas (300 euros) para una ligera restauración y el transporte, tarea que encomendó al pintor Enrique García Carrilero.
Tras diversos avatares, los cuadros llegaron a Soria en noviembre de ese año y llegaron a colgarse de los muros de los condes de Gómara, pero finalmente el traslado municipal no se produjo, el palacio de los condes se cedió al Ministerio de Justicia y los cuadros que no había donde colgarlos fueron retirados, enrollados y guardados en dependencias municipales donde siguen languideciendo esperando ser expuestos con dignidad.
¿Se os ocurre alguna sugerencia para exponerlos?

Autorretrato de Ricardo Villodas y de la Torre.Fuente imagen: museodelprado.es

jueves, 30 de enero de 2020

30/01/1995: El "crandonmocho"

El 30 de enero el alcalde de Soria firmó el acuerdo por el que el Ayuntamiento cedía a una empresa particular las instalaciones municipales en el antiguo cuartel de Santa Clara (hoy Instituto de Estudios de Ciencias de la Salud de Castilla y León) para que se allí se instalase la universidad privada Crandom College, una institución privada dependiente de la Staffordshire University que pretendía instalarse en la capital, avalada por la fundación DEYNA, para impartir estudios de licenciatura de Ciencias Medioambientales, Márketing y Gestión Empresarial, y Ciencias Empresariales.
El Crandom sólo cobraría ochocientas mil pesetas de matrícula, algo menos de cinco mil euros, a sus alumnos sorianos siempre y cuando se asegurase un número mínimo de matriculados o el Ayuntamiento les abonase la cantidad mínima correspondiente a ochenta y cinco matrículas durante los cuatro primeros años. Finalmente, y pese a que el Ayuntamiento ofreció becas y ayudas, no hubo suficientes alumnos interesados y el Crandom no llegó a instalarse en Soria, aunque de acuerdo con el contrato firmado, el Ayuntamiento tuvo abonarle una importante indemnización de treinta millones de peseta, 180.303,631 euros. Muy elocuentemente el entonces concejal socialista del consistorio Luis Pascual bautizó aquella gestión como el crandonmocho.
Fueron aquellos años muy intensos en cuanto a los estudios universitarios, y entre el Campus de las Camaretas, el de los Royales o el asunto Crandom, la capacidad de asombro de los sorianos no tenía límites. Vale la pena tener memoria pues de vez en cuando vienen a ofrecernos proyectos parecidos que aunque cambien de forma siguen teniendo el mismo fondo.

Caserón del cuartel de Santa Clara, antiguo dormitorio de ropa, en el que se pretendía instalar el Crandom College, hoy sede del Instituto de Estudios de Ciencias de la Salud de Castilla y León.
Fotografía de Ana Isla en prensa local hacia 1995.


miércoles, 29 de enero de 2020

29/01/1913: Nacimiento de Juan Antonio Gaya Nuño (1914-1976).

El 29 de enero de 1914 nació en Tardelcuende Juan Antonio Gaya Nuño, hijo del médico del pueblo Juan Antonio Gaya Tovar y de su esposa Gregoria Nuño.
Quizás sea uno de los personajes cuya biografía cueste más sintetizar en unas pocas líneas pero hay que destacar que, sobre todo, fue historiador, crítico de arte y escritor, y que las circunstancias que acompañaron su vida fueron tan difíciles que podría haber sido lo que se propusiera.
Tras licenciarse, en 1931, en Filosofía y Letras por la Universidad Central de Madrid, regresó a su domicilio familiar de Soria donde se dedicó a estudiar y analizar el arte románico en la provincia con el fin de preparar su tesis doctoral. A la par impartía clases de Geografía e Historia en el Instituto y ejercía como archivero interino de la Diputación.
En 1936, se casó con Concha Gutiérrez de Marco, de quien hablamos hace poco, y a los dos días se produjo el golpe de estado militar. Juan Antonio, republicano convencido, se alistó en el Ejército luchando contra los sublevados mientras su padre era fusilado en Soria y su domicilio familiar saqueado. Finalmente fue detenido y juzgado, librándose de la pena de muerte por la intervención de personajes como el abad Santiago Gómez Santacruz que le avaló como una buena persona, pero no pudo librarle de la pena de veinte años y un día. No completó su condena y sólo estuvo preso cuatro años en campos y prisiones de toda España, incluido el Valle de los Caídos.
Tras la cárcel tuvo que enfrentarse a la amargura social que despreciaba a los vencidos impidiéndole ejercer oficios de carácter formativo y para los que estaba sobradamente preparado. Pero la publicación, en 1946, de su tesis doctoral “El románico en la provincia de Soria” comenzó a abrirle puertas. Ese mismo año y hasta 1952, dirigió las Galerías Layetanas de Barcelona. De regreso a Madrid, comenzó una fecunda vida como crítico artístico e historiador de arte, tareas que compaginó con la de novelista. A su inigualable bagaje como historiador, crítico o divulgador artístico, en Soria es conocido, sobre todo, por su obra más famosa, la novela titulada “El Santero de San Saturio”, tan imprescindible que debemos recomendar a quien no la haya leído que deje de perder el tiempo leyendo esto y corra buscarla.
En Soria, al que más o al que menos, sus apellidos pueden sonarle pues ese es el nombre de una avenida y sobre todo del centro cultural de la plaza de San Esteban, un lugar donde gracias a la generosidad de su esposa Concha, a las negociaciones de José María Martínez Laseca y a la buen disposición de la Caja de Ahorros de Soria, quedaron depositados su colecciones artísticas, su fondo documental, fotografías y biblioteca, un conjunto que Concha donó para que otros pudieran continuar los estudios de su esposo y para que todos los sorianos disfrutáramos. Para hacernos una idea del valor económico de este fondo, la Fundación Paul Getty ofreció en su día 200.000 dólares, sólo por los fondos bibliográficos, siendo los artísticos mucho más importantes.

Juan Antonio Gaya Nuño, teniente del Ejército de la República hacia 1936.
Fotografía de José Ángel Zapatero, tomada de http://foroscastilla.org/foros/index.php?topic=12634.0

martes, 28 de enero de 2020

28/01/1743: Los Doce Linajes encargan su escudo.

En uno de los salones nobles del palacio de la Diputación Provincial de Soria se guarda la rueda de los Doce Linajes, una pieza dorada, pintada y estofada que probablemente presidiera el lugar de honor de su sala de juntas de su anterior palacio, hoy sede del Ayuntamiento de Soria.
Por estilo y forma, esa rueda de los Linajes debe ser la misma que se ordenó hacer tal día como hoy de 1743 y cuyo acuerdo fue recogido en el documento que cita José Ignacio Esteban Jáuregui.
“El 28 de Enero de 1.743, reunidos los señores Salvador de Caravantes y Morales (Don Vela), Carlos Ventura de la Peña (Morales Blancos), Manuel de Torres y la Cerda conde de Lérida (Salvadores Hondoneros), Joaquín de Barnuevo (Barnuevo), Francisco Plácido de Herrera y Cardeña (Chancilleres), Juan de San Clemente y Gaitán (Chancilleres), Fernando de Guzmán (Salvadores Someros), y Gaspar Ruiz de Morales (Morales Negros), dieron comisión a dicho señor don Francisco de Herrera para que dé disposición de mandar se haga un escudo en que se comprendan todos los doce linajes de esta Diputación y en medio el Rey Don Alonso para que se ponga en el dosel y sala de esta Diputación.
En las cuentas correspondientes a los años 1743 y 1744; (sin fecha; anotadas antes de las cuentas tomadas el 25-10-1747) consta: Primeramente se le reciben en data ochocientos cuarenta y seis reales que lo han importado hacer el escudo de armas de los doce Linajes que está puesto en la Sala de la Diputación en tabla redonda dorado estofado y plateado con las cintas cordones de seda como consta por libramiento del señor don Francisco Plácido de Herrera y recibo de los maestros”.

Con la desaparición de la Diputación de los Linajes muchas de sus propiedades físicas pasaron a la Diputación Provincial de Soria que continuó desarrollando algunas actividades como la beneficencia que antes desarrollaban los caballeros, pero también pasó su poder algunos elementos muebles como esta rueda.

Detalle del motivo central de la pieza antes de la restauración de 1985.
Fotografía del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Instituto del Patrimonio Cultural de España.


lunes, 27 de enero de 2020

27/01/1867: El proceso de beatificación de la Venerable arranca de nuevo.

A mediados del siglo XIX el proceso de beatificación de la madre sor María de Jesús de Ágreda estaba paralizado desde tiempos del papa Clemente XIV, y, con tanto tiempo transcurrido, hacía pensar que su causa estaba retenida para siempre. Sólo un milagro podía volver a activar el proceso y, nunca mejor dicho, eso es lo que pasó.
En enero de este año, sor María Colette, una religiosa concepcionista belga del convento de Nivelles, padecía una enfermedad incurable, una inflamación de la médula espinal, que la mantenía encamada en estado muy grave al borde de la muerte por lo que, en esta jornada de 1867, sus compañeras del convento comenzaron a rezar una novena rogando la intercesión divina a través de la Venerable sor María de Jesús de Ágreda. El mismo día que terminaba la novena, el día 7 de febrero, sor Colette, de 32 años de edad, sanó milagrosamente de su enfermedad.
La hermana fue entrevistada por el médico que la atendía y por el capellán del convento que fueron los primeros en dar a conocer que la curación había sido de carácter milagroso. El eco del suceso se extendió y volvió a reabrir el debate de la canonización de la monja. Y, sobre todo, cuando la noticia se conoció en la villa de Ágreda. Su ayuntamiento elevó al papa Pío IX una súplica para que reabriese el proceso y, unos meses más tarde, el Postulador General de las Causas de Beatificación y Canonización de la Orden Franciscana, el R. Fr. Bernardino de Grotte di Castro, acudió a Pío IX portando una petición firmada por treinta y ocho obispos españoles y algunos extranjeros solicitando al Vaticano el mismo ruego.

Imagen de la Venerable sor María de Jesús en la parte delantera de su convento agredeño.
Fotografía: A. Arribas.


domingo, 26 de enero de 2020

26/01/1880: Los animalistas quieren alterar el desarrollo de las fiestas de San Juan.

Durante siglos y hasta bien entrado el siglo XX, el sacrificio de los novillos de las fiestas de San Juan no se hacía mediante la tradicional lidia a estoque sino corriéndolos por las calles de la cuadrilla atados a una maroma y siendo apuntillados delante de la casa del jurado. Aquella festividad era en realidad un bárbaro espectáculo en el que los animales solían morir por agotamiento o sufriendo con sus astas arrancadas. Y, hoy, aunque siga habiendo lugares donde aún se corran los toros enmaromados, el toro enmaromado en Soria sería algo inconcebible.
Pero este espectáculo también debía ser poco edificante a finales del siglo XIX. En esta jornada de 1880, una serie de vecinos agrupados en una Sociedad Protectora de Animales y Plantas de la provincia de Soria, y representados en la figura de su presidente don Rafael Trillo Figueroa y Sevilla, antiguo alcalde de la ciudad y gobernador civil de la provincia, remitieron un escrito al Ayuntamiento de Soria quejándose del maltrato que recibían los animales, solicitando la supresión de este festejo y su modificación de forma que se celebrase dentro de la plaza de toros. El escrito, que recogieron en su boletín social, se quejaba además de lo peligroso de correr los toros enmaromados por las calles y de la molestia que esa acción suponía a los vecinos en horario de reposo, pero, sobre todo, se quejaba de «el mal trato que se dá à las reses á pesar de los prevenido en el art.10 del Apéndice núm. 3 de las Ordenanzas Municipales, y del celo de los Jurados de las cuadrillas por evitarlo; la M. I. Corporación comprenderá, nada favorable dice de la cultura que distingue á la generalidad de estos sensatos habitantes por más que se escude en la tradicional costumbre legada por nuestros antepasados…». La nota del boletín de la Sociedad Animalista no tiene desperdicio para conocer el desarrollo de las fiestas y nos dice, por ejemplo, que se habían acometido ciertas reformas «para quitar lo que repugnaba al progreso», refiriéndose al parecer a los bailes de la madrugada del Sábado Agés delante del santo titular en las casas de los jurados.
Dos días después, el 28 de enero, el alcalde contestó que no podía acceder a lo solicitado pero que reforzaría la vigilancia para el estricto cumplimiento de las Ordenanzas y que el toro no sufriera, si bien reconocía cierta flexibilidad al aplicar la norma para no ponerse en pugna con la sociedad soriana. En el escrito de contestación se ofrecen comentarios interesantes como que los bailes de la madrugada del sábado se habían suspendido de unos años a esta parte para evitar «cierto género de abusos á que se daba pábulo, limitando también la referida corrida de toros hasta la siete de la mañana, hora en que se generaliza el movimiento de población».

Dibujo de José Casado en una tira cómica recogida en la revista ilustrada “Fiestas de San Juan” (1897).


sábado, 25 de enero de 2020

25/01/1599: Se decide la construcción del túnel del palacio de los Condes de Gómara.

Francisco López de Río y Salcedo acababa de fallecer y sus propiedades, entre otras el palacio hoy llamado de los Condes de Gómara, pasó a manos de su hija Juana de Río y Bravo que con su esposo Antonio López de Río habitaban entonces en la casa de los Torres, también llamada Palacio antiguo de los Condes de Gómara o del Balcón Redondo, una casona que había en el edificio de la plaza del Rosel donde ahora hay una librería.
Como propietarios de ambos palacios y como con uno sólo no tenían bastante, decidieron unir ambas residencias, entonces separadas por una calle, y construir una especie de pasarela sobre la calle que los separaba, para lo cual incluyeron en el proyecto la construcción de un túnel que facilitara el tránsito de vecinos y que es el que sigue permitiendo el acceso desde la actual calle Condes de Gómara a la plaza de Bernardo Robles.
Finalmente, el Concejo de la ciudad, con la ausencia del interesado pues formaba parte de él, aprobó dicho proyecto, el 25 de enero de 1599, si bien antes de hacerse definitivo tuvo que pasar el visto bueno del Común que propuso algunas alternativas para mejorar el paso.


Arco de los Condes de Gómara en 2015.
Fotografía de A. Arribas.


viernes, 24 de enero de 2020

24/01/1903: Nace don Jesús Calvo Melendro.

El 24 de enero de 1903 nació en Villovieco (Palencia) Jesús Calvo Melendro, un personaje de esos que demuestra que ser soriano no depende de dónde naces sino de donde paces. Don Jesús, cuesta hablar de él sin ponerle el protocolario “don” de respeto, estudió Medicina en la Universidad de Valladolid donde se licenció en 1926. Al año siguiente aprobó las oposiciones del Hospital Provincial de Soria del que fue director, ejerciendo la Medicina práctica hasta su jubilación, en 1973, pero que, de forma teórica o como investigador, desarrolló toda su vida, probablemente hasta que la muerte le sorprendió en Soria el 4 de octubre de 1998.
Don Jesús fue, junto con otro puñado de médicos como Aniceto Hinojar, al que sustituyó Mariano Íñiguez o Juan Sala de Pablo, uno de los padres de la Medicina moderna en Soria y que se atrevió a aplicar tratamientos tan comunes hoy como la insulina. A él se debe también: una consulta médica gratuita para pobres; estudios e investigaciones sobre gerontología que dieron fruto en la construcción de la primera residencia de ancianos de España según el concepto actual, la Residencia de ancianos El Parque (1970); describió el Síndrome de Diógenes; creó las Aulas de la Tercera Edad; descubrió la enfermedad de Calvo Melendro o Meningitis Multirrecurrente Idiopática benigna, que él encontró en un soldado del cuartel de Soria, … Fue Presidente de Honor de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, Soriano de Año 1984 por la Casa de Soria en Madrid, se le otorgó la Cruz de la Orden Civil de Alfonso X, concedida en 1980 por el rey a propuesta del Ministerio de Educación y Ciencia y, algo prácticamente inédito, fue uno de los pocos personajes públicos a los que el Ayuntamiento de Soria dedicó en vida una calle.
En lo personal don Jesús se casó tres veces, enviudó dos y tuvo seis hijos. De ellos y sus descendientes tendremos que hablar en otra ocasión pues algunos también han hecho méritos para aparecer en esta sección.

Don Jesús Calvo Melendro en su despacho del hospital San Francisco hacia 1930.
JCyL AHPSo nº 741, archivo Carrascosa, atribuible a Tiburcio Crespo Palomar.


jueves, 23 de enero de 2020

23/01/1970: Francisco Coullaut Varela coloca ocho esculturas en la fachada de la Diputación.

Unos meses antes el ayuntamiento de Almazán se había puesto en contacto con el reconocido escultor Federico Coullaut-Valera con el fin de encargarle una estatua de tamaño natural de Diego Laynez para ser colocada en la plaza Mayor de la villa, entonces plaza del General Franco. Aunque los honorarios del artista eran muy elevados, finalmente y gracias a la colaboración económica de la Diputación Provincial de Soria, pudieron pagarse las 495.000 pesetas (2.975 euros) que costó la obra que fue inaugurada en septiembre de 1971.
El trabajo de Coullaut Varela debió gustar a las autoridades provinciales ya que, en la sesión de 23 de enero de 1970, se aprobó encomendar al escultor la tarea de ejecutar las ocho esculturas que ahora hay en la fachada del palacio provincial, por un presupuesto de 1.950.000 pesetas (11.719 euros). Constituyen una serie de ocho imágenes en bronce, de tamaño natural, sobre pedestal de granito, que representan a sorianos o personas vinculadas con Soria, de especial relevancia: Francisco López de Gómara, el Juglar del Cid, Santa Cristina de Osma, Alfonso VIII, a un lateral de la fachada; y al otro lado: Pedro de Osma, sor María de Jesús de Ágreda, Diego Laynez y san Martín de Finojosa.
Que, ni son todos los que están, está claro, ni están todos lo que son. Pero la provincia está llena de plazas y lugares emblemáticos donde poder honrar a todos lo que se consideren ausentes. ¿Creéis que sobra o falta alguien?

Obra de Francisco Coullaut Varela en la fachada principal de la Diputación Provincial de Soria.
Fotografía: A. Arribas (2014).


miércoles, 22 de enero de 2020

22/01/1965: El Museo Numantino bajo la espada de Damocles.


A finales de 1964, el director de los museos Numantino y Celtibérico don Ricardo Apraiz y Buesa tuvo conocimiento extraoficial de ciertos rumores fundados que aseguraban que el Ayuntamiento de Soria había decidido trasladar ambos museos a otros emplazamientos como el palacio de los Condes de Gómara, oficialmente para que ambos estuvieran juntos y hubiera más espacio, algo que entonces y ahora sigue siendo prioridad, pero a nadie se le escondían las especulaciones urbanísticas que convertían el solar del Numantino en el mejor emplazamiento de la ciudad para construir, por ejemplo, viviendas de lujo.
En un régimen dictatorial, la oposición a un proyecto oficial que contaba con todos los parabienes del sistema era algo impensable, y de la mano de un funcionario de alto nivel implicaba jugarse su carrera. Pero Apraiz no pudo quedarse de brazos cruzados y, a primeros de este 1965, escribió a su amigo, el intelectual Juan Antonio Gaya Nuño, para que moviese sus contactos e influencias y se detuviera el proyecto.
Gaya, excombatiente republicano y represaliado duramente en su día, tenía buenos contactos y cierta amistad con el entonces ministro de Información y Turismo Sr. Manuel Fraga Iribarne, y consiguió también que la Asociación Española de Críticos de Arte publicase una nota en el ABC para mostrar su oposición al proyecto, una noticia que dio carácter público a la amenaza, ya que ni la prensa ni la radio local se hacían eco de este tema y no informaban del asunto. Además, cuando lo hicieron (Soria, Hogar y Pueblo 20/01/1965), fue para tomar una postura claramente a favor del traslado.
Un desesperado Apraiz habló con Gaya quien, de nuevo, volvió a trasladar el problema a Fraga que personalmente intervino redactando una carta, tal día como hoy de 1965, en la que le contestó que esa cuestión no es competencia directa de su ministerio, pero que realizaría las gestiones correspondientes para conseguir que “permanezca intacto ese famoso Museo Numantino, símbolo de la cultura y civilización de todo un pueblo…”, algo que leyendo entre líneas y traducido al lenguaje de la época significaba que no podía desautorizar a las autoridades sorianas, pero que el Museo no se tocaba. La prueba de su intercesión es que hoy el Museo Numantino ha cumplido cien años y goza de buena salud, urbanísticamente hablando, también.

Postal del paseo del Espolón a finales de la década de 1960. Col. particular.


martes, 21 de enero de 2020

21/01/1918: Nacimiento de Marcelino Camacho, un hombre íntegro.


Tal día como hoy y en la soriana localidad de La Rasa, donde su padre trabajaba como guardagujas del ferrocarril, nacía Marcelino Camacho Abad  (1918-2010), líder sindical, político y sobre todo, un hombre íntegro y consecuente.
Con doce años dejó la escuela para ponerse a trabajar de aprendiz ferroviario. En 1934, se afilió a la sección local del PCE junto a varios vecinos de La Rasa y después a la UGT. Estando en La Rasa le sorprendió el golpe de estado y allí comenzó a demostrar su compromiso antifascista dedicándose con su padre y otros compañeros a boicotear las vías del tren para impedir que un contingente de soldados sublevados viajase hasta Ariza (Zaragoza). Tras estas acciones se unió a la tropas republicanas para luchar, pero poco antes de que terminase la guerra fue detenido y, aunque logró escapar, fue otra vez apresado, apaleado y condenado a trabajos forzados en un campo de concentración español en Marruecos. De allí también pudo escapar hasta Argelia donde conoció a su compañera, Josefina Samper, con la que se casó en 1948.
Indultado, regresó a España como obrero metalúrgico en la fábrica de Perkins Hispania, y allí, durante los momentos más duros de la dictadura, Marcelino y un grupo de compañeros fundó las Comisiones Obreras, un sindicato ilegal que introduciéndose en las estructuras del sindicalismo vertical, el único que entonces existía, llevó a cabo una tarea sindical que le costó la detención y nueve años de cárcel en Carabanchel, los cuales no cumplió íntegramente por indulto en 1973.
Tras la muerte del dictador, Comisiones Obreras se constituyó en sindicato legal y Marcelino fue elegido su secretario general hasta 1987, cargo que compaginó durante algunos años con el de diputado por Madrid, y del que dimitió cuando su compromiso sindical estuvo condicionado por su carrera política.
Hombre honesto y consecuente con sus ideas, fue un republicano convencido que no escondía sus ideas ni ante el rey Juan Carlos con el que mantuvo una relación cordial. Fue elegido Soriano del Año 1987, por la Casa de Soria en Madrid, pero también condecorado con la Medalla al Mérito Constitucional, nombrado doctor honoris causa por las universidades de Valencia y la de Cádiz, autor de dos libros, Gran Cruz del Mérito Civil, Orden del Mérito Constitucional, Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo,... un currículum envidiable que no le hizo cambiar de actitud ante la vida y le llevó a residir, hasta su muerte, en humildes viviendas obreras de barrios de Madrid, domicilios que compaginó con la vieja casa ferroviaria de La Rasa a la que acudía con frecuencia.

Josefina Samper y Marcelino Camacho en su casa de Carabanchel.
Fotografía tomada de Karabanchel.com


lunes, 20 de enero de 2020

20/01/1704: Recordando a un mecenas.


La de hoy es una efeméride doble y relacionada con el mismo personaje. Y es que, en este día de 1704 y en la misma jornada en la que cumplía 84 años, falleció en El Burgo de Osma el obispo Sebastián Arévalo y Torres, uno de los prelados más queridos entre sus vecinos por sus obras de misericordia.
Nacido en la localidad segoviana de Nava de Coca en 1620, ingresó en el convento franciscano de Segovia para iniciar la carrera eclesiástica y que culminó dirigiendo el obispado de Osma, aunque ya antes había ocupado ese cargo, durante dos años, en Mondoñedo (Lugo).
Tras su nombramiento, llegó a Osma, en 1682, donde desarrolló sus labores pastorales de forma tan encomiable que en la villa burgense se le sigue recordando con cariño después de más de tres siglos. El Obispo Sebastián empleó sus influencias y recursos en mejorar las necesidades de sus administrados para lo cual ofreció muchas donaciones al pósito local pero, sobre todo, porque mandó construir el hospital de San Agustín de la villa para la atención de los muchos pobres enfermos que por aquel entonces había.

El hospital de San Agustín funcionó como centro asistencial de la comarca hasta la mitad del siglo XX. Después se trasformó en escuela y, ahora, como centro cultural de la villa. El obispo fue enterrado en la capilla mayor de la catedral donde sigue esperando la resurrección entre el recuerdo y el afecto de su pueblo adoptivo.

Hospital de San Agustín en la plaza Mayor burgense.
Fotografía de Otto 
Wunderlich fechada hacia 1920, fondos de la Fototeca de Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.


domingo, 19 de enero de 2020

19/01/1885: El proyecto de ley del ferrocarril Soria-Torralba se hace realidad.


El proyecto del ferrocarril de Soria-Torralba venía fraguándose desde hacía muchos años. En 1872 el diputado soriano Basilio de la Orden ya había iniciado los trámites ante el Gobierno presentado una proposición de ley pero, como tantos asuntos que incumben a los sorianos, el proyecto avanzaba muy despacio o, como en este caso, estaba totalmente detenido por falta de financiación pública pero, más si cabe, por la falta de interés de los gobernantes.
Ante esta situación el diputado conservador por Soria don Ramón Benito Aceña decidió que, como ya estaba bien de tanta tomadura de pelo, tomárselo como algo personal y volvió a presentar en el Congreso una proposición de Ley del Ferrocarril de Torralba a Soria por Almazán. Al mismo tiempo, lejos de limitarse a hacer la gestión como habían hecho tantos otros, don Ramón inició sus propias negociaciones en los pasillos extracamerales y tanto dio la lata que finalmente consiguió la palabra del presidente del Gobierno y de su partido, Antonio Cánovas del Castillo, de que el proyecto contaría con una subvención de 10 millones de pesetas (60.000 euros).
La propuesta de ley fue tratada en el Congreso de los Diputados el 19 de enero de 1885, una sesión en la que don Ramón transmitió una vez más a sus señorías la gran desigualdad que sufrían los sorianos por no contar con éste u otros proyectos imprescindibles para el desarrollo de la provincia, un discurso que podría volver a emplearse hoy más de cien años después. El proyecto de ley salió adelante con el beneplácito del Gobierno, lo que permitió la aprobación de la Real Orden, de 30 de mayo de 1885, por la que se permitía la concesión en pública subasta.
El proyecto del ferrocarril para Soria desde Torralba ya era una realidad, al menos documentalmente, aunque el siguiente paso, la subasta, aún tuvo que esperar dos años más, pero seguro que don Ramón durmió a pierna suelta con la conciencia bien tranquila.

Antigua locomotora de la línea Soria-Torralba bautizada como “Ramón Benito Aceña” en homenaje al interés del personaje.
Fotografía atribuible a Agapito Casado, publicada en Recuerdo de Soria 1892, nº 3, segunda época.

sábado, 18 de enero de 2020

18/01/1980: El paseo de San Saturio estuvo a punto de desaparecer hacer cuarenta años.


En aquellos últimos años de la década de 1970, y entre la inestabilidad, el paro y el terrorismo, uno de los temas políticos de carácter nacional que aparecía con frecuencia en la primera plana de los periódicos españoles fue la construcción de una central nuclear en Lubia y el de una carretera en Soria. ¿Una exageración? Ya veremos cómo no. Y es que, en este año 2020, hará más o menos cuarenta años que los sorianos de a pie, y al margen de siglas políticas o ideologías, supimos organizarnos en un movimiento ciudadano que consiguió detener la Nuclear de Soria y la Variante Sur, dos proyectos fallidos por decisión del pueblo soberano y sobre los que cuarenta años después merece la pena reflexionar, no para añorar aquel valor perdido sino para recuperarlo.
La conveniencia de que la ciudad dispusiera de una carretera de circunvalación que evitara el tráfico rodado por el centro era una de esas aspiraciones imprescindibles de la que se hablaba como si fuera un mito, algo así como el túnel de Piqueras, pero realmente era imprescindible por seguridad, ruido y conservación del patrimonio. Finalmente el proyecto de la variante llegó en 1978, y lo que iba a ser una bendición pronto se convirtió en una pesadilla. Ese rodeo conectaría la carretera de Zaragoza con la de Madrid pasando junto al puente de hierro del ferrocarril y por el paseo de San Prudencio, destruyendo así uno de los paisajes más carismáticos de la ciudad.
Parecía que era la única solución posible y no se admitían otras opciones. Tal era el caso que la población soriana, que veía cada día los riesgos del tráfico pesado pasando por el centro de la ciudad, no se opuso al proyecto, y el Ayuntamiento, todos los partidos que lo formaban, los sindicatos, los empresarios,... todas las fuerzas vivas lo secundaron. Bueno, todos no. Unos cuantos, lo iremos viendo a lo largo de esta sección poco a poco, no se conformaron y con la ayuda de algunos intelectuales de la época lograron convencernos de que otra solución sí era posible.
El asunto adquirió interés nacional y pronto comenzaron a rodar cabezas políticas. La primera, en este día de 1980, correspondió al ministro de Cultura don Manuel Clavero Arévalo que, está claro que no fue el único motivo, era contrario al proyecto defendido por su gobierno de la UCD al entender la barbaridad que se pretendía. Lo malo fue que su sustituto fue un hombre incondicional del partido, el inefable Ricardo de la Cierva y Hoces, un controvertido historiador, catedrático y editor, amigo íntimo de Juan Ignacio Sáenz Diez de la Gándara, entonces diputado y concejal de UCD en el Ayuntamiento de Soria, que pronto fue nombrado asesor personal del ministro.
El nuevo ministro no tuvo dudas y defendió sin duda alguna la postura oficial del Gobierno a favor de la Variante Sur y, aunque llegó a actuar y tomar decisiones contra el patrimonio soriano, finalmente pudimos pararle los pies. Ya lo veremos, ya. Mientras tanto, seguid disfrutando del paseo de San Saturio imaginado lo que sería con semejante carretera.

Paseo de San Saturio en 2006. Fotografía A. Arribas.


viernes, 17 de enero de 2020

17/01/2018: El escudo de armas de Morón de Almazán se hace oficial.


La de hoy es una efeméride reciente, de hace un par de años, aunque ratifique una costumbre mucho más antigua. Y es que, en el día de hoy de 2.018, el Boletín Oficial de la Provincia de Soria publicó el acuerdo del pleno del Ayuntamiento de Morón de Almazán por el que se elegía como escudo de armas de la villa el mismo logotipo que aparecía en el sello municipal empleado al menos desde 1.876, y que consta de un castillo almenado de plata sobre campo de azur, mazonado de sable (dibuja la sillería del castillo en negro), aclarado de gules (puerta y ventanas en rojo), que recuerda el desaparecido castillo que hubo en esta villa en el cerro homónimo, todo timbrado por la corona real española. El diseño del escudo de armas se basaba en aquel sello del siglo XIX pero fue realizado conforme a lo dictado por el Cronista de Armas de Castilla y León.


Postal con el escudo de la villa, cortesía de José Luis Peña Egido.

jueves, 16 de enero de 2020

16/01/1270: El primer censo conocido y accesible es de Soria y cumple 750 años.


Tras la repoblación de Soria por parte de Alfonso I El Batallador en 1109, el territorio se organizó en forma de Comunidad de Villa y Tierra de forma que la villa de Soria, organizada internamente en 35 parroquias o colaciones, quedase como capital o centro administrativo de un gran territorio conocido como la Tierra de Soria y formado por los pueblos que hoy más o menos conforman la Mancomunidad de los 150 pueblos y que grosso modo, podemos decir que se corresponde con el sector central de la actual provincia.
En esa organización la célula principal era la parroquia entendida en un sentido demográfico mucho más amplio que el puramente religioso, pero a cuyo párroco debían los sorianos pagar el inexcusable impuesto religioso conocido como diezmo, generándose así el problema de que, mientras los clérigos de la villa se enriquecían por momentos, los clérigos de los pueblos prácticamente vivían en la indigencia pues sus parroquianos acudían a sus misas en la aldea pero pagaban sus diezmos en Soria. Ante esa situación los párrocos de los pueblos se organizaron casi sindicalmente y plantearon un pleito contra sus compañeros de la villa de Soria reclamando que en la villa pagasen los sorianos y en sus pueblos los aldeanos.

Tal día como hoy de 1270, el obispo oxomense don Agustín trató de dirimir el asunto y convocó las partes para que negociasen una solución. Y para saber exactamente de qué y de cuánto estamos hablando, el obispo pidió al rey castellano Alfonso X que mandase redactar un censo de Soria y su Tierra, que se ha convertido en el primer censo español accesible, apenas un librito escrito en pergamino con letra gótica y guardado en la Real Academia de Historia, pero que incluye una valiosísima información sobre los vecinos de la Tierra de Soria, sus nombres, sus oficios y sus lugares de residencia, algunos despoblados casi desde entonces.
El problema de los clérigos no se solucionó fácilmente, lo veremos, pero sirvió para que se elaborase ese documento que hoy se guarda en la Real Academia de la Historia en lo que no deja de ser un hurto, y de lo que también hablaremos un día. Ha sido estudiado en varias ocasiones por historiadores como Esther Jimeno, Enrique Díez o Máximo Diago, entre otros. Pero, ahora, llamamos la atención para que alguna institución pública dedique un escaso importe económico (menos de lo que cuesta una verbena o poco más que una comisión) y becar a algún investigador que lo analice, estudie y haga accesible al ciudadano toda la información que atesora.

Página 13 del Censo de Soria de 1270


miércoles, 15 de enero de 2020

15/01/1849: Hoy celebramos el cumpleaños de la Biblioteca Pública de Soria.


Aunque la provincia de Soria tenga muchas carencias y nos sintamos olvidados por las instituciones públicas, hay que reconocer que algunas instalaciones y servicios públicos son, como poco excelentes, y entre ellos uno de los que más destaca es la Biblioteca Pública de Soria, un centro de sabiduría que lejos de ser un almacén de libros como otras bibliotecas que nos ha tocado usar, es un centro cultural de entretenimiento, ocio, cultura y estudio, atendido por una plantilla de empleados públicos de cuya profesionalidad todos hemos usado y casi hasta abusado.
Pero, aunque esta fantástica biblioteca es hoy lo que es, su evolución, catálogo y emplazamientos han sido varios desde que, a mediados del mes de enero de 1849, dio sus primeros pasos cuando abrió sus puertas la primera, y durante mucho tiempo única, “Biblioteca Provincial de Soria”, una dependencia ubicada en el Instituto de Segunda Enseñanza constituida como biblioteca consultiva pero probablemente más como “almacén de libros” donde guardar los libros incautados de la antigua Universidad de Santa Catalina, del propio convento de jesuitas, y de los conventos desamortizados, por lo que en su mayor parte predominaban los libros de carácter religioso, filosófico o teológico y en la que sería más fácil consultar una Biblia del siglo XII que una novela de aventuras. Aquella primitiva biblioteca pública de Soria abría sus puertas de 10 a 12 de la mañana y de 15 a 16,30 de la tarde. Fue su primer bibliotecario el catedrático de Lengua Francesa del Instituto, don Jaime Vicente González Peñafiel.
Allí permaneció durante 87 años, y la memoria de los mayores recuerda que era más bien un sombrío nido de ratones de biblioteca que se refugiaban allí del frío ya que, según su criterio, no disponía de demasiados libros interesantes. Esta situación cambió radicalmente, en 1935, cuando una nueva biblioteca pública más funcional y accesible abrió sus puertas en la Plaza Mayor. Pero, esta historia mejor la dejamos para otro día.

Instituto Antonio Machado, sede de la primera Biblioteca Provincial de la provincia de Soria.
Fotografía A. Arribas.


martes, 14 de enero de 2020

14/01/1860: Homenaje a las clarisas.


Veintiséis años antes las monjas clarisas del soriano monasterio de Santa Clara se vieron obligadas a abandonar sus instalaciones cuando iglesia y convento les fueron incautados para convertirlos en fuerte militar. Tras un peregrinar de varios años a través de varios palacios y casonas que les cedían temporalmente, aquellas monjas se empeñaron en seguir en su ciudad y consiguieron que les cedieran el que había sido monasterio masculino de frailes dominicos junto a la ermita de Santo Tomé o de Santo Domingo y que estaba abandonado, pero este edificio estaba en muy mal estado y las monjas habían perdido la mayor parte de aquellos privilegios y prerrogativas económicas que habían disfrutado durante siglos por deseos de reyes y nobles.
Pero, aquellas testaduras monjas, dirigidas por la abadesa doña Manuela Gutiérrez, se resistieron a marcharse de la ciudad y, con grandes dificultades, consiguieron dinero para comenzar unas pequeñas obras que, culminadas y abonadas finalmente tal día como hoy de 1860, les permitieron solventar las reparaciones más urgentes. Fue el primer paso que evitó la más que probable desaparición de aquel antiguo convento dominico hasta convertirlo hoy en una moderna instalación conventual dotada de dependencias monásticas, jardines y una pequeña industria repostera que hace las delicias de sorianos y forasteros, y que han convertido al convento soriano en uno de los cenobios que más vocaciones sigue atrayendo en todo el país.

Puerta principal del actual convento de monjas clarisa. Fotografía A. Arribas.


lunes, 13 de enero de 2020

13/01/1976: Soria Nuclear No.


Aunque los orígenes de este proyecto surgieron en el gobierno de la dictadura, las primeras noticias sobre la nuclear de Lubia se conocieron a partir de hoy. Un plan que al principio se vendió como una oportunidad de desarrollo sin precedentes para la provincia de Soria y que no podíamos dejar escapar.
El periódico de tirada nacional ABC, de 13 de enero de 1976, informó que el nuevo centro de investigación nuclear que pretendía construir la Junta de Energía Nuclear (JEN) entre Soria y Almazán preveía invertir en una primera fase 573 millones de pesetas (unos tres millones y medio de euros) de los que 193 correspondían a infraestructuras y 300 millones a instalaciones de laboratorios, plantas-piloto y reactores, si bien en una segunda fase, que se estimaba a partir de 1979, se invertirían 4.293 millones de pesetas, casi 25 millones de euros.
Sobre su ubicación en Soria informaba que se debía a la conveniencia de emplazarlo en una zona poco desarrollada pues así contribuiría a su desarrollo ya que se estimaba que la construcción daría trabajo de 500 a 1.000 personas y que a pleno funcionamiento daría trabajo a 600 personas de carácter técnico y mucho más personal auxiliar, lo que se incrementaría a partir de la segunda fase. Además, estimaban que en el Colegio Universitario de Soria se impartirían nuevos estudios universitarios y relacionados con la energía nuclear.

Como es bien conocido, aquel proyecto lo paró el pueblo soriano que se opuso radicalmente a ese chantaje y, aunque otros proyectos recientes nos han puesto en una situación no tan peligrosa pero con cierto parecido, queremos hacernos una reflexión: hoy, en plena democracia, ¿sería posible un movimiento ciudadano de oposición a un proyecto similar?

        Recorte de prensa no referenciado, probablemente de Soria Semanal, de una manifestación antinuclear en 1977.


domingo, 12 de enero de 2020

12/01/1990: Concha de Marco, en sangre y verso.


Ayer evocamos el recuerdo de un gran hombre y hoy lo haremos de una gran mujer que quizá quedó ensombrecida por la enorme figura de su esposo. Tal día como hoy de 1990 las cenizas de la poetisa soriana Concha de Marco, esposa de Juan Antonio Gaya Nuño y fallecida unos meses antes, fueron depositadas en el cementerio de El Espino de la capital.
María de la Concepción Gutiérrez de Marco, que era su nombre real, nació en Soria en 1916. Hija de un inspector de policía pronto marchó a Madrid donde vivió y se licencio en Ciencias Naturales por la Universidad Central. Aunque si la conocemos es sobre todo por su faceta poética y, claro, por ser la esposa de Juan Antonio a quien conoció en 1935 y con quien se casó unos meses después, el 16 de julio de 1936. Sobra decir que apenas disfrutaron una luna de miel pues los tristes acontecimientos que padeció este país afectaron a su familia de una forma terrible. Su suegro fue fusilado y su esposo tuvo que incorporarse al Ejército republicano para defender el sistema legítimo, lo que casi le costó una pena de muerte que fue conmutada por una dura prisión. Tras la liberación de Juan Antonio, las cosas no fueron fáciles para los vencidos ni para sus familias y Concha tuvo que dedicarse a traducir al español libros del francés y del inglés, tarea que compaginaba con la de escribir libros infantiles y ensayos como el que dedico a “La mujer española en el romanticismo”, aunque destacaría sobre todo con sus poemarios: “Hora 0´5”, “Diario de la mañana”, “Acta de identificación”, “Congreso en Maldoror”, “Tarot”... Pero, sin duda, su mayor logro y motivo de reconocimiento fue ceder a los sorianos su legado familiar, los archivos, pinturas, obras de arte, fotografías y su biblioteca. Un legado cultural incalculable custodiado en su día por Caja Duero y que, tras algún tiempo cerrado, parece que vamos a poder seguir disfrutando, esta vez tutelado por FUNDOS.
Para terminar una recomendación, no dejéis de leer el libro de José María Martínez Laseca: “Concha de Marco en carne y verso (Soria, 1916 - Madrid, 1989)", editado por el Ayuntamiento de Soria en 2018, donde comprobaremos que, pese a crecer a la sombra de su esposo, Concha tiene motivos de sobra para tener su propio espacio en esta sección o incluso para tener una calle con su nombre.


Juan Antonio Gaya Nuño y Concha de Marco hacia 1936 delante de la muralla de Ávila. 
Imagen incluida en un artículo de José María Martínez Laseca en Revista de Soria nº 84.



sábado, 11 de enero de 2020

11/01/1906: El sencillo homenaje de un pueblo a su sabio.


Un día como hoy de hace 114 años los vecinos de Torrearévalo dedicaron a uno de sus hijos, Julián Sanz del Río, el título de Hijo Predilecto.
Julián Sanz del Río es, admitámoslo, uno de esos sabios reconocido y alabado en las enciclopedias pero al que en Soria apenas se conoce, si acaso por dar nombre a una calle, y los más preparados recordarán haber leído que fue el introductor del krausismo en España. Pero más que eso, Sanz del Río fue un personaje clave en la cultura y el pensamiento moderno español considerado uno de los promotores intelectuales de la revolución de 1868, de la Institución Libre de Enseñanza, de la modernización de la universidad española y del pensamiento laicista, liberal y racional. Esther Vallejo dijo de él que ha sido «el filósofo español que más ha influido en la vida social y política de España en la segunda mitad del siglo XIX y primer tercio del siglo XX». Sus estudios pedagógicos y filosóficos permitieron romper el anquilosado pensamiento español de la época e introdujeron nuevas ideas en generaciones posteriores que renovaron la educación, la cultura que debía ser tolerante, libre y accesible para todos los ciudadanos, revolucionando de esta forma la sociedad de España. Algunos de sus discípulos como Francisco Giner de los Ríos, cofundó la Institución Libre de Enseñanza en la que aplicó los conocimientos adquiridos de su maestro y formó, entre otros, a Joaquín Costa, Leopoldo Alas “Clarín”, Julián Besteiro, Manuel y Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, José Ortega y Gasset y Américo Castro.
Sanz del Río recibió algunos reconocimientos en vida y muchos más tras su fallecimiento. Pero quizá el humilde nombramiento de los que fueron sus vecinos le hiciera más ilusión, y no tanto por venir de los suyos sino porque no dejaba de ser una muestra de que sus ideas, su forma de entender la vida, la cultura y la educación, también se le valoraban con ese sencillo acto en el pequeño pueblo donde nació.

Retrato de Julián Sanz del Río. Autor desconocido.
Nota:  Imagen recogida en el libro de Tomás Pérez Frías "Fotógrafos y fotografías (Soria 1860-1936)", Soria 2013, ediciones de la Excma. Diputación Provincial.

viernes, 10 de enero de 2020

10/01/1594: La Dehesa surge como parque.


La Dehesa de Soria es uno de esos privilegios que podemos disfrutar cada día, apenas sin salir de casa, un fantástico parque de casi diez hectáreas de extensión en el corazón de la ciudad al que podemos considerar un auténtico jardín botánico pues alberga más de setenta especies arbóreas, medio centenar de tipos de arbustos y donde anidan un buen número de aves. Pero es, sobre todo, un lugar de paseo, juego y esparcimiento donde el que más o el que menos habrá robado algún beso o bailado alguna sanjuanera bajo las ramas del Árbol de la Música. Sin embargo, nuestra Dehesa no siempre ha sido un parque. Originalmente fue lo que su nombre indica: una zona boscosa rica en pastos, arbustos así como algún arroyo o manantial en cuyo entorno habría zarzas y chopos aunque predominasen sobre todo especies autóctonas como olmos, fresnos y robles. Con el tiempo y la necesidad de combustible para calentarse, el arbolado desaparecería y la tierra se dedicaría al cultivo pero sobre todo a pastizal.
Algunas noticias nos sugieren que en el siglo XVI, coincidiendo con el traslado del centro de la ciudad de la zona de San Pedro al entorno de la plaza Mayor y el Collado, comenzó a surgir un incipiente urbanismo del que antes no tenemos noticias. Se preocupó ya no tanto por construir edificios sino por hacerlo además embelleciendo la ciudad. Se la dotó de puertas monumentales como la del Postigo, o de zonas de paseo y esparcimiento para los ciudadanos y, como no podía ser de otra forma, el área de expansión natural, por ser más llana y amena, era la zona de la dehesa de San Andrés que poco a poco fue alternando su uso ganadero con el del paseo.
Tal día como hoy de 1594, el concejo de la ciudad acordó dividir la dehesa en dos partes, más o menos a la altura de la ermita de la Soledad, dedicando la superior a usos ganaderos y la inferior al paseo y esparcimiento de los ciudadanos. El concejo dispuso la plantación de álamos, olmos, sauces «y otros que convenga».

Parque de la Dehesa en postal de F. de las Heras hacia 1908, autor desconocido. Col. particular.


jueves, 9 de enero de 2020

09/01/1981: Declaración de Monumento Nacional de la iglesia de San Martín.


Tal día como hoy de 1981, el BOE publicó la declaración de la iglesia de San Martín, en Rejas de San Esteban, como Monumento Artístico, una categoría patrimonial asimilable a lo que hoy es un Bien de Interés Cultural (BIC) y que, por lo que cuentan, salvó al valioso templo de una ruina segura. Gracias a esta protección al año siguiente la iglesia fue restaurada y reparada eliminándole algunos elementos que serían muy prácticos pero que desmejoraban el conjunto.
La villa, que fue declarada en su conjunto BIC algún tiempo después, es uno más de los muchos pueblos sorianos de lo que conocemos como “España vaciada” pero con más patrimonio histórico artístico per cápita que el que pueda haber en Nueva York con todos sus museos. Además de su rico pasado histórico, tiene dos templos románicos: San Ginés y San Martín, ermitas y bodegas que bien reclaman una visita ex profeso a esta población.
La iglesia de San Martín fue parroquia, después ermita, almacén y granero, y recuperó la condición parroquial tras su restauración. Se trata de un característico ejemplo del románico soriano del siglo XII formado por una nave en mampostería que termina en un arco triunfal apuntado, abierto al presbiterio de medio cañón apuntado, con su correspondiente ábside de cascarón, y sencilla portada abierta al lado sur con arcos y arquivoltas de medio punto que se protege por una galería porticada de siete arcos que llevan capiteles muy interesantes.
Guarda en su interior imágenes no menos atractivas, como la talla de Nuestra Señora de La Guía del siglo XII, actualmente retirada para evitar los expolios, y retablos barrocos o pinturas murales de finales del siglo XV.

Lo dicho, mejor que contarlo, la visita a Rejas de San Esteban debe considerarse imprescindible para todo aquel que quiere presumir de conocer el románico soriano.

Cabecera de la iglesia románica de San Martín hacia 1916.
Fotografía de Juan Cabré en su Catálogo inédito sobre la provincia de Soria.


miércoles, 8 de enero de 2020

08/01/1267: Certezas e incertidumbres sobre el Obispado de Soria.


Uno de los inconvenientes de escribir sobre la historia de Soria es que, a menudo, nos encontramos con sucesos mal narrados o directamente inventados, a saber con qué aviesas intenciones, fechas erróneas o contradictorias y que sucedieron cuando sus protagonistas ya habían muerto, o informaciones imposibles de documentar pero que se han repetido historiador a historiador y, muy a menudo, todo junto a la vez. Pero que pese a la dificultad no pierde interés pues dice mucho de los sentimientos de quienes lo escribieron.

Algo así puede pasar con los sucesos de los que hablaremos hoy y que para entenderlos, antes tenemos que introducirnos un poco en ese contexto de mediados del siglo XIII. Por aquel entonces, Soria era una villa importante y con aspiraciones dentro del obispado de Osma pero que crecía a la sombra de El Burgo donde estaba el obispo y su catedral. Aunque Soria era cabecera de una gran comunidad de villa y tierra, tenía muchos caballeros, ostentaba procuradores en Cortes y, quizás, más población que El Burgo. Le faltaba la catedral, el obispo y la categoría de ciudad, unos elementos que, para entendernos, hoy podríamos equiparar a que nos pusieran un Corte Inglés.

Así pues, en este contexto social de “pique” con los de El Burgo que se repetirá durante siglos, algunos historiadores clásicos de Soria nos dicen que estando en Viterbo el papa Clemente IV, tal día como hoy de 1267, allí mismo firmó la bula por la que elevó al grado de Catedral la entonces colegiata de San Pedro y la propia de villa de Soria a ciudad. Hecho que el papa rubricaría a instancias del rey Alfonso VIII que querría manifestar así su favor por los sorianos.
Los obispos de Osma no reconocieron jamás ese documento. Pero es que el texto al que hacen referencia esos historiadores no se conoce y probablemente se trate de un texto más falso que la partida de nacimiento de Retógenes. No se puede probar lo que no existió, pero sí podemos añadir que la documentación de la época seguirá hablando de la villa de Soria durante más de un siglo, aunque quizá la prueba definitiva es que cuando murió el rey Alfonso VIII, Clemente IV era poco más que un chaval que como mucho sería monaguillo.

Vista de la Soria vieja desde el monte de las Ánimas hacia 1988.
Fotografía de A. Arribas.



martes, 7 de enero de 2020

07/01/1684: La Soria del siglo XVII según Tutor y Malo.


El 7 de enero de 1684 y con el imprescindiblenihil obstat("nada se interpone en el camino") de dos eclesiásticos, el escribano de la cámara del rey, Antonio de Zupide y Aponte, autorizaba a Pedro Tutor y Malo -sacerdote soriano canónigo en Alcalá de Henares- a poder imprimir su libro en un plazo de diez años, una obra titulada Compendio historial de las dos Numancias,sus grandezas, y trofeos, reducidos a concordia. Y vida y muerte del ínclitoAnacoreta S. Saturio Patrón de la Segunda Numancia
No debían ser suficientes aprobaciones pues las virtudes de la obra también fueron certificadas por otras autoridades civiles y eclesiásticas que, finalmente, permitieron su publicación en 1690.

Todos estos hombres sabios elogiaron la obra del soriano como un ejemplo, lo que nos hace suponer que debemos estar ante una soberbia obra histórica de esas que no puede dejar de leer un soriano del siglo XXI y, aunque el largo título de la obra ya ofrece una idea del tostón de obra que escribió, hay que reconocer que nos quedamos cortos. Se trata de un libro de 543 páginas que, en prosa y con pocos versos, aparece dividido en dos partes. 
La primera narra algunos aspectos de la Historia de Soria remontándose a la época del Arca de Noé, los orígenes de España, de sus reyes, la Historia de Numancia y su caída entre otros temas. Pero destaca, sobre todo, por su defensa a ultranza de la ubicación de Numancia en Garray, algo que en aquella época era todavía una leyenda más que una certeza, pues se la seguían disputando otros lugares como Zamora o la propia ciudad de Soria. También nos habla de la historia de los Linajes, de los orígenes e historia de la ciudad de Soria, del fundamento de algunos de sus templos y ermitas, o de la de los Santos Mártires de Garray... No ofrece muchas novedades con respecto a obras previas como las de Martel o Mosquera, a veces se repite y hasta contradice. 
En la segunda parte ofrece una larguísima descripción sobre la implantación del cristianismo en España y tiene la novedad de ser la primera hagiografía del patrón San Saturio, algo que probablemente contribuyó para validar las tesis de los que querían volver a canonizar al santo en el siglo XVIII. Pero, pese a ser el motivo principal de su obra, en conjunto apenas ofrece datos y que cabrían en un par de páginas.

En definitiva, el texto de Tutor y Malo es poco interesante y aún menos fiable pues se deja influir mucho por las leyendas, los mitos y los falsos cronicones con los que elucubra anacrónicas hipótesis como: relacionar a San Saturio con los Santos Mártires de Ágreda, o suponer que el apóstol Santiago predicó en Soria.


Primera página del libro de Tutor y Malo guardado en la Biblioteca Pública de Soria.