22/05/1761:
En esta jornada, el
rey Carlos III abonó a los Doce Linajes la cantidad acostumbrada en concepto de
“arneses”. Dinero que fue empleado para sanear su casa y su sala de armas. Pero
¿qué es eso de los arneses? Vamos a verlo.
El Diccionario de la Real Academia nos
ofrece varios significados y, entre otros, el que nos interesa es el que dice
que arnés es el conjunto de armas que se
acomodaban al cuerpo, asegurándolas con correas y hebillas, acepción que se
extiende también a las guarniciones propias y de las caballerías.
Es la definición que nos interesa puesto que eso es lo que
guardaban los linajes. Un conjunto de antiguas protecciones para que los sorianos
se equiparan en la guerra defendiendo al rey.
Este privilegio, atribuido supuestamente al rey Alfonso VIII pero
con toda seguridad a Sancho IV en 1293. Consistía en que cada nuevo monarca
castellano debía entregar durante su primer año de reinado cien equipos
completos de guerra tanto para montura como caballero. Constituye un extraño
privilegio que –dicen– no tiene igual en la Castilla medieval y cuya custodia
pudo ser uno de los motivos que hicieron surgir la institución de los Doce
Linajes. Los monarcas castellanos cumplieron con esta obligación hasta que los
Reyes Católicos decidieron alterar el contenido del privilegio que fue
sustituido por uno más práctico: dinero.
Concretamente trescientos cincuenta mil maravedíes. Eso sí, a cambio de que los
sorianos tuvieran siempre listos para el combate a cien caballeros.
Los arneses se mantuvieron durante
siglos en mejor o peor estado, de lo que hay abundantes noticias en las actas de
la Diputación de los Linajes. El decadente final de la institución hizo que
aquellos equipos de guerra que un día fueron la envidia de Castilla, terminaran
estropeándose hasta que sólo los quiso por cuatro perras un chamarilero que no
fue consciente de los kilos de Historia que portaba.
Foto: Postal con la rueda de los Doce
Linajes.
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