06/05/1945:
El 6 de mayo de este año se nombró nuevo obispo de Osma al sacerdote riojano
Saturnino Rubio Montiel quien lo será hasta su dimisión por problemas de salud
en 1969.
No
vamos a entrar a comentar su faceta pastoral pues no es éste el foro adecuado
pero sí queremos fijarnos en el aspecto histórico de su periodo pues fue el encargado
de transformar el obispado de Osma en el de Osma-Soria. Pero sobre todo queremos
fijarnos en su faceta de responsable de la conservación del patrimonio
eclesiástico ya que el obispo Rubio no fue precisamente un ejemplo de mecenazgo
de la cultura y el arte y adoptó decisiones que, como poco, hoy nos parecen
cuestionables.
A
partir de la segunda década del siglo XX y sobre todo a partir de la década de
1960, el patrimonio histórico cultural de nuestros pueblos sufrió el mayor de
los peligros, la indiferencia, la falta de valoración, la idea de que lo viejo
ya no sirve y que hay tirarlo. Bajo ese punto de vista generalizado de toda la
población y de una forma más o menos consentida, autorizada u ordenada por
Rubio Montiel, muchas parroquias sorianas vendieron parte de su patrimonio
histórico y quemaron en muchos casos viejos retablos, tallas o cuadros, probablemente
de escaso valor económico o devocional pero también parte de nuestro patrimonio.
Y no sólo lo hizo con bienes muebles. Algunos edificios como la ermita de San
Miguel de Papescuez de Aldehuela de Calatañazor (quizá de factura prerrománica)
fue vendida, desmontada y trasladada piedra a piedra hasta un emplazamiento
desconocido.
Y
esto no sólo ocurrió en la provincia. En la capital y en base a unos intereses meramente
funcionales, ordenó derribar la antigua iglesia del Salvador, una de las pocas
iglesias de románico rural que quedaban en la capital junto con la de San
Clemente que en base a otros intereses muchos más mundanos, los económicos, fue
derribada y su solar vendido a la Compañía Telefónica para que instalara allí
su central provincial.
No
vamos a tratar de justificarle pero tampoco podemos ser demasiado estrictos
pues si hoy en día nuestra sociedad no está plenamente concienciada de la perentoria
necesidad de conservar nuestro patrimonio histórico cultural, no podemos
extrañarnos de que ese sentimiento ni siquiera existiese hace cincuenta años;
pues si el obispo cometió lo que nos parece un atentado, el gobernador civil o
el alcalde de la época lo autorizaron y cometieron otros igual de sangrantes
como la destrucción de la calle Real y de todo aquello que “oliera a viejo o a
rancio”.
Los
Amigos del Museo Numantino a eso nos dedicamos lo mejor que podemos o sabemos, a
concienciarnos y a hacer lo que podemos para conservar nuestro patrimonio pero
seguimos necesitando ser más. Así que si te interesa ya sabes, te esperamos.
Actual calle del Obispo Rubio Montiel hacia mediados del siglo XX.
Fuente
foto: JCyL AHPSo 14753, colección Rafael Romera.
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