30/05/1863: Uno de los temas recurrentes en la historia de la
ciudad de Soria ha sido el de la propiedad y responsabilidad de la ermita del
patrón San Saturio. Y es que, si la propiedad física de un templo está
legalmente en manos de un cabildo u obispado, no es menos cierto que la
propiedad moral está en todo un pueblo –representado en este caso por el
Ayuntamiento de Soria como su representante civil– que siente ese templo como
algo propio y cuya financiación ha sido obtenida en buena parte por su dinero y
por el de sus antepasados. Esta doble dependencia ha causado desde siempre
muchos problemas e inconvenientes que por desgracia siguen repitiéndose en el
siglo XXI.
Uno de estos problemas surgió en 1861 al detectarse falta de
mantenimiento en la escalera de acceso exterior al templo además de una gotera
en la capilla que afectaba a las pinturas de la cúpula. En este caso fue el
gobernador civil quien se dirigió al Ayuntamiento para que lo solucionase. El
concejo de la ciudad estaba en esos años enfrentado con el gobernador civil por
un problema de titularidad del Castillo de la ciudad y por las intromisiones de
ese organismo en la organización de las fiestas de San Juan. Pero, además, tenía
otros problemas como las frecuentes epidemias de cólera, el teatro de la ciudad
que les daba muchos quebraderos de cabeza, demandas pendientes de los Linajes,
la falta de sede propia… No es de extrañar que ignorase ese asunto menor que no
consideraba de su incumbencia o no le hiciese mucho caso.
El gobernador, cuya relación institucional con el ayuntamiento no era
precisamente buena, volvió a remitir otro escrito que fue tratado en la
correspondiente sesión del ayuntamiento de fecha 30 de mayo de 1863. En el
escrito urgía al arreglo de esos desperfectos a cargo de las arcas municipales
pues consideraba que no era competencia de su dueño, el Cabildo, ya que éste no
tenía recursos suficientes.
El Ayuntamiento se dirigió al Cabildo que argumentó lo ya sabido: no
podía hacer frente a la obra. Con lo que al ayuntamiento no le quedó más
remedio que hacer frente al gasto y aunque se acordó también nombrar una
comisión para averiguar las competencias de ambas instituciones en el
patronato, más de ciento cincuenta años después el problema sigue sin
resolverse con lo que la integridad del templo, el lugar de mayor devoción y
atracción turística de la ciudad, sigue estando en precario.
Restos del último derrumbe de la capilla de San Saturio, Soria, en marzo de 2014. |
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