miércoles, 22 de junio de 2016

Sorianos judíos

22/06/1397: El 22 de junio de 1397 el rey castellano Enrique III otorgó a los judíos de la aljama de Soria, el privilegio de poder morar en el Castillo a cambio de velarlo y rondarlo. También les concedía el derecho a que, para su consumo, pudieran traer y pasar cada semana veinte cargas de vino de Aragón y Navarra. Cuestión que, como ya comentamos hace unos días, era un auténtico privilegio que ni los cristianos más ricos de la ciudad podían disfrutar.

No sabemos en qué momento histórico comenzó a haber personas de fe judía en Soria y aunque hay quien ha llegado a decir que estaban desde siempre, lo más probable es que su llegada coincidiese con las repoblaciones del 1101 a 1104. En aquel momento, los cristianos se repartieron en 35 colaciones ocupando lo que ahora correspondería al interior del perímetro amurallado pero los judíos prefirieron vivir dentro del perímetro del Castillo de Soria, lo que ha hecho pensar en la posibilidad de que quizá ya estaban antes de la repoblación.

Lo seguro es que en estos años comienzan a aparecer indicios documentales que aseguran aquí la presencia de una importante aljama judía que a lo largo de la historia supuso un porcentaje de población soriana que varió entre el 6 y el 25% del total. Los judíos sorianos fundaron una destacada Escuela de Iluminadores, dicen que tras la de Toledo la más importante de la península y desde Soria salieron al mundo gran cantidad de libros religiosos hebreos que todavía causan asombro. Probablemente relacionado con esta Escuela, de la aljama soriana salieron también ilustres pensadores, cabalistas y talmudistas cuyos conocimientos siguen siendo hoy en día objeto de estudio y meditación en la fe hebrea.

Motivos más que sobrados para tener estatua en la fachada de la Diputación, paseo, plaza o calle en la ciudad, pero una ignorancia inexcusable o peor aún un absurdo antisemitismo ha relegado al olvido a los que probablemente sean los intelectuales más destacados que ha dado esta tierra.

No hay nada más estúpido que lamentarse de lo que fue y lo que pudo ser, pero no podemos evitar reflexionar cómo sería nuestra Soria si no se hubieran expulsado a los judíos.

Placa epigráfica hebrea localizada en el Castillo de Soria y perteneciente a los fondos del Museo Numantino.
Fuente foto: hablarhebreo.blogspot.com.es 

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