13/06/1957: La grandeza de algunos poetas
que ha dado o que han cantado nuestra tierra ha sido tanta que ha eclipsado el mérito
de otros poetas menos conocidos. Ni mejores ni peores, simplemente distintos.
Uno de ellos fue Bernabé Herrero Zardoya que murió exilado en Francia hoy hace
cincuenta y nueve años.
Bernabé nació en
Soria el 2 de abril de 1903. Fue amigo de Gerardo Diego, hermano de Cecilia
Herrero y, por lo tanto, cuñado de José Tudela de la Orden y tío Inés Tudela. Funcionario
de Correos, compaginó trabajo y estudios culminando en poco tiempo sus estudios
de Bachillerato, de Derecho y las oposiciones para juez que obtuvo en 1936
siendo destinado a Huelva donde le sorprendió el golpe de estado. Hombre de
ideas progresistas marchó a Madrid primero pero temiendo por la suerte de
cualquier funcionario público leal a la República huyó a Francia donde acabó
casándose y trabajando como profesor de español. Tras el fin de la guerra y al
no tener delitos de sangre se le permitió regresar pero la enfermedad y
probablemente la pena acabó precozmente con su vida. Dejó esposa, dos hijas, tres libros de poemas (Emociones campesinas, Tonadas de camino, Letrillas
castellanas), un puñado de poemas inéditos y un folleto con doce sonetos (Orillas), pero también le dio tiempo a
escribir un libro de Derecho, que había escrito en su juventud, y otro, en la
madurez, que era un ensayo sobre la música.
Su poesía es sencilla, honda y muy personal,
influida por los paisajes que conoció y por la lírica popular. Da la impresión
de que escribía sobre todo para él mismo, como una especie de terapia del alma
que buscaba la belleza entendida como un concepto tan personal que nadie más
que el propio Bernabé podría entender y sin importarle la opinión de los demás,
lo que hace que su obra sea a veces tan honesta para el autor como indefinida
para el lector que no lo conoció.
Retrato de Bernabé Herrero.
Fuente imagen: blog poetas siglo veintiuno
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