26/06/1948: Uno de los elementos festivos más controvertidos de
las fiestas de San Juan ha sido el de los toros enmaromados. Una costumbre que
consistía en sacar el toro cuadrillero, ensogarlo por los cuernos y recorrer
con él las calles del barrio para que arremetiese lo justo pues quedaba
prácticamente inerme ya que enseguida se tiraba de las maromas. Tras un tiempo
indeterminado el agotado novillo quedaba sin fuerzas, siendo apuntillado para
ser descuartizado, repartido y subastado en Los Agés.
De tanto haberlo oído y
asociado a nuestras fiestas parece que hemos desdramatizado el recuerdo colectivo
de lo que aquella forma de sacrificar al animal significaba. A pesar de ello,
cuesta poco imaginar el tremendo sufrimiento del animal cuando decenas de
personas tiraban de cada lado de su cornamenta por lo que ya en el siglo XIX
muchos sorianos criticaban abiertamente esta costumbre abogando por la
supresión o al menos la sustitución del toro enmaromado por una lidia al uso en
el albero. La fiesta, generalizada en muchos pueblos y ciudades de España, fue
erradicándose a partir de los inicios del siglo XX por decisión legislativa;
siendo en 1907 cuando se celebró por última vez en Soria.
Con todo, en 1948, las
autoridades sorianas decidieron recuperar aquella costumbre que recordarían de
su niñez.
En un ambiente social y
festivo muy diferente, la madrugada del Sábado Agés 22 de junio de ese año y
fuera del programa oficial de fiestas -pues se celebraba al margen de la normativa legal-, los
sorianos volvieron a celebrarlo. A juicio de la versión oficial y de las notas
en prensa, parece que el festejo fue un éxito de participación y que gustó, e
incluso se le compuso una sanjuanera por lo que al año siguiente se volvió a
celebrar. Sin embargo, la versión oficial parece que distaba mucho de la
realidad, ya que los testigos recordaban que fue un desastre y una brutalidad.
Se corrieron dos toros por el centro que causaron no pocos heridos. Los de
mayor consideración fueron los propios animales que sufrieron lo indecible y
que sangraban por la nariz, boca y oídos
antes de morir bruscamente. Nunca más se ha vuelto a celebrar y ya ni siquiera
se plantea su recuperación en Soria.
Toro enmaromado en 1949 delante del Casino (Soria).
Fotografía de Luis Romera “Gorrión” en el blog de Joaquín Alcalde.
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