04/06/1880: A
finales del siglo XIX la atención sanitaria de calidad sólo estaba al alcance
de los ricos y las prestaciones sociales sonaban a fábula; pero poco a poco el
país se estaba llenado de cooperativas de trabajadores, mutuas obreras y
empresas de seguros de accidentes.
En la ciudad de Soria, fue a finales de abril de 1880
cuando un grupo de quince trabajadores se reunieron en el Círculo de la
Constancia para fundar una Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros de Soria. Una
organización obrera dedicada a la asistencia mutua de sus socios. Sin carácter
sindical, social ni reivindicativo y también carente del carácter religioso de
las cofradías gremiales de siglos anteriores.
Su objetivo principal era mejorar la situación moral y material
de los mutualistas que para ese fin, depositaban mensualmente una cantidad de
dinero que les aseguraba un subsidio ante una situación de enfermedad o una
indemnización a la familia de los mutualistas fallecido. Además, de ofrecerles
una adecuada atención sanitaria y farmacéutica o préstamos a un bajo interés.
Eso sí, dado el carácter eminentemente moral de la sociedad, los estatutos
establecían condiciones que hoy nos chocan como que si la enfermedad se había
producido como consecuencia de riñas o motivadas por "vicios y malas costumbres", el asociado no podía beneficiarse
de la indemnización de la sociedad.
El 4 de junio de 1880 se eligió la primera junta
directiva presidida por el hojalatero Vicente de Pablo como presidente y Santos
Sáez como secretario.
A finales de año, alcanza un número de ciento setenta y
ocho socios y poco a poco la Sociedad fue creciendo e incorporando otras
prestaciones como auxilio material y espiritual al moribundo, una pequeña
indemnización al nacer cada hijo del asegurado, asistencia integral e incluso
promovió la construcción de una barriada de viviendas.
La existencia de una sociedad obrera dirigida por
obreros, por muy políticamente imparcial que fuese, parecía llevar
inexorablemente al sindicalismo, al caos o la revolución. Razón por la que los
próceres sorianos de la época se introdujeran en ella como socios de base o
como socios cooperativistas sin derechos a las prestaciones; con el objetivo de
controlar los órganos de gobierno y manipularla para sus fines. Unos pretendían
asegurarse de que aquello no derivase en una sociedad socialista, comunista o
algo peor. Otros, demostraron que esa era precisamente su intención.
Una vez más se demuestra que una buena idea se echó a
perder al caer en manos de políticos ya sean de uno u otro lado. Esos y otros
motivos que no caben aquí hicieron que la Sociedad desapareciera en 1950.
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