En función de lo establecido en una Real
Orden de 8 de noviembre del año anterior, el entonces Jefe Político de la
provincia, una figura asimilable a la del actual Subdelegado del Gobierno,
inició los trámites para la inauguración en Soria de la que sería la primera
escuela de párvulos de la ciudad, y con ese fin, previo permiso de sus
superiores, destinó 1.331 reales procedentes del fondo de multas, cantidad que
resultó insuficiente. Ante esta situación, dispuso una serie de acciones, a 20
reales, y rogó a las personas más acomodadas de la ciudad que al menos
compraran una de ellas. Respondieron 58 vecinos y con ellos organizó una Junta
General de Socios que se celebró en la sala de sesiones del Ayuntamiento de
Soria, entonces en la Audiencia, el 20 de marzo de 1840.
Aquella primera asamblea de socios eligió una
junta directiva formada por lo más destacado de la sociedad soriana de la época
y presidida por Julián Blanco, acompañado de Francisco Javier Perales (será su
primer vicepresidente), Manuel Ángel González (vicesecretario), Felipe Mateo
Moreno (secretario), Felipe Ramón Oyardo (tesorero), Juan Núñez (contador),
Julián Celorrio y Mateo Uzuriaga (inspectores), quienes se comprometieron a
elaborador un reglamento de estatutos y reglamento interno del centro educativo,
dirigido a que los niños y niñas de tres a cinco años de edad adquirieran sus
primeras letras para "desarrollar la inteligencia, arraigar unos
principios religiosos y morales, y ejercitar las fuerzas físicas". Tenía
carácter gratuito para los recomendados y para los niños "verdaderamente
pobres", estando el resto obligados al pago de dos cuartos semanales.
Antes
de que comenzase el curso ya había 111 inscritos. Se disponía de un local,
"la habitación principal, corredor y corral de la casa-hospicio que fue de
Carmelitas-Descalzos de esta ciudad, situada en un paraje que sin ser
escéntrico, es sumamente a propósito para escuela de párvulos". En aquel
edificio, que llevaba abandonado muchos años, se "hizo habilitar el cuarto
de la maestra, corredor y patio; pintar la sala para los alumnos, cuya
operación espontánea y gratuitamente ejecutaron los socios aficionados: D.
Agapito Isla y D. Hilarión Perlado, que también costearon los colores; y preparó
todos los útiles necesarios", nombraron maestras a doña Cristina Puche y a
su hija doña Juana Pastor, hasta entonces encargadas del cuidado de la
enseñanza de niñas de Berlanga, y a finales de abril comenzó aquel primer curso
escolar de la escuela de párvulos de Soria.
Entrada a la primera escuela de párvulos de Soria. Foto en el programa de fiestas de San Saturio de 1947, autor desconocido. |
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