En esta fecha falleció Raoul Otlet Linden
quien pese a sus orígenes podía presumir de ser más soriano que el mismísimo
San Saturio.
Raoul fue hijo del empresario belga Édouard
Otlet Dupont, una especie de magnate de los ferrocarriles europeos de finales
del XIX y principios del XX, que se interesó por la explotación de los
ferrocarriles sorianos y que en esos momentos se contemplaban como un servicio
público prometedor y una rentable empresa. La familia al completo se afincó en
Soria y, aunque la abandonaron al cabo de unos años (entre ellos Paul, una
especie de visionario de las telecomunicaciones que ya ideó en el primer tercio
del siglo XX lo que hoy es internet), Raoul (Ingeniero Civil por la Universidad
de Lovaina, especialista en Mecánica del Suelo, radiestesia y recursos
hídricos) no quiso regresar a Francia y Bélgica donde su familia poseía
palacios, e incluso una isla privada en el mediterráneo junto a Saint Tropez, y
prefirió quedarse en estas duras tierras cambiando las playas mediterráneas por
las del Soto Playa. Y esto no es algo metafórico pues fue uno de los
principales impulsores del proyecto de transformar en un lugar de ocio junto al
río lo que antes había sido viveros.
Plenamente
integrado en la vida social de la ciudad, fue el autor de la fotografía de la
“Cara del Santo” (1916) que adornaba una de las salas de la ermita de San
Saturio hasta hace unos años; vicepresidente del comité organizador del primer
concurso de belleza de la Mujer soriana (1921); fundador y vicepresidente del
Stade Soriano (1923); asesor de Industria del Consejo de Industria y Comercio
de Soria; promotor de diversos sondeos mineralógicos en la provincia de Soria
que le permitieron descubrir yacimientos de piedra para la elaboración de
cementos, minas de asfalto en Fuentetoba y Cidones; autor del estudio publicado
Nuevas Industrias que pueden implantarse en la provincia de Soria (Imp. Las
Heras); promotor y organizador de ferias agrarias; vocal del Consejo Provincial
de Turismo; promotor, actuando él mismo como radioestesista hidrólogo, de
varias prospecciones hidrológicas que permitieron a muchos pueblos de la
provincia tener captaciones de agua corriente.
Precisamente
cursando uno de estos trabajos en Serón de Nágima, fue cuando, a los 67 años de
edad, se vio afectado por una congestión cerebral (hemorragia cerebral) que le
causó la muerte el 19 de marzo. Trasladado su cadáver a Soria, recibió
velatorio en el Ayuntamiento con todos los honores y enterrado en el cementerio
de El Espino con presencia de las autoridades provinciales y numeroso público
que acompañó al finado y a su hermano. Tras la finalización de la Segunda
Guerra Mundial, sus restos fueron exhumados y trasladados al panteón familiar
de Blanquefort, en la Gironda francesa.
Raoul
fue, en definitiva, uno de esos sorianos que demuestran que no se es de donde
se nace sino de donde se pace, alguien que dejó muy buen recuerdo como hombre
simpático y amable dispuesto a echar una mano a cualquiera.
Certificado de defunción de Raoul Otlet Linden. Imagen tomada del artículo de Carles Escalada: «Bosquejo biográfico del “zahorí” Raoul Otlet Linden» en Revista de Soria 2ª época nº 96 2017. |
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