A falta de unas instalaciones adecuadas en la
capital, desde 1974 el Club Deportivo Numancia celebraba sus encuentros
deportivos en el campo de San Juan en Garray. Pero los aficionados se quejaban
de que el equipo local debía jugar sus partidos en Soria capital, no en la
provincia, algo que también secundaban las autoridades y los sectores
empresariales de la ciudad.
Para solucionar el asunto, el entonces
alcalde, Domingo Hergueta, tomó uno de sus últimos acuerdos y, el 17 de marzo
de 1979, ofreció al Consejo Provincial de Deportes unos terrenos municipales
junto al cruce de la carretera de Fuentetoba con la de Burgos, en el
emplazamiento donde después estuvo el Centro de Investigaciones Forestales de
Valonsadero. La opinión pública soriana no acababa de ver con buenos ojos un
estadio tan cerca de Valonsadero y, finalmente, se decantó por otro
emplazamiento en la zona de la Junta de los Ríos, donde se proyectó y
presupuestó la construcción de un campo deportivo de veinticuatro hectáreas de
extensión que costaría 120 millones de pesetas (unos 720.000 euros) y que
pagarían la Federación Española de Fútbol y la Diputación de Soria en un
porcentaje de 40/60% respectivamente, accesos a parte, y que correspondería
pagar al ICONA o a la Diputación.
A
falta de aprobar los flecos de última hora, el consistorio cambio de signo y el
equipo de José Luis Liso propuso un nuevo emplazamiento en terrenos privados,
en la zona entonces deshabitada de Los Pajaritos, que también era llamado “El
Barranco de la Muerte”, proyecto que no sin problemas salió adelante, y fue
inaugurado en 1989.
Rincón de la Junta de los Ríos (Soria). Autor Alberto Arribas. |
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