Antonio Zozaya y Zou (1859–1940) fue un
famoso abogado, escritor, periodista y poeta madrileño muy reconocido en los
círculos literarios y periodísticos nacionales de su época que pasó parte de su
infancia y adolescencia en Soria. Aquellos años parece que le causaron una
grata impresión pues, desde que comenzó a escribir en la prensa nacional casi a
la par que el siglo XX, rara era la columna, artículo o escrito en el que no se
deshiciera en elogios hacia las tierras soriana y sus habitantes.
El pleno municipal del Ayuntamiento de Soria,
de 16 de marzo de 1922, adoptó, entre otros, el acuerdo propuesto por los
directores de Noticiero de Soria, Avisador Numantino, Porvenir Castellano y La
Voz de Soria, de mostrar oficialmente su cariño y gratitud a don Antonio Zozaya
"por el interés y la simpatía con que ha tratado en la prensa española los
asuntos de esta ciudad y rindiendo un tributo de justicia a su preclaro
ingenio, por unanimidad acordó nombrarle hijo adoptivo de esta capital", e
incluso llego a proponerse cambiarle el nombre de la calle Zapatería y darle el
del periodista, algo que finalmente no prosperó. El homenajeado aceptó gustoso
el homenaje y que finalmente se celebró el día de San Saturio de 1924. Pero ese
honor aún daría mucho que hablar.
Hombre
comprometido y valiente, Zozaya fue un firme defensor de la Segunda República y
no escondió sus críticas a los sublevados durante el golpe de estado de 1936
por lo que, en septiembre de 1937, el Ayuntamiento pro franquista de Soria le
retiró el título honorífico en base a "la campaña periodística que viene realizando
en favor de los rojos", algo que, muchos años después del fallecimiento
del interesado, fue subsanado cuando, el 26 de noviembre de 2015, la
corporación soriana adoptó el acuerdo de restituirle el título de Hijo
Adoptivo.
Se
puede afirmar que en la década de los años veinte, sobre todo, Zozaya era uno
de los columnistas más leídos de las revistas españolas (La Esfera, Mundo Gráfico,…)
y que, salvando las distancias, su caso podría ser algo parecido a los de
Julián Marías o Fernando Sánchez Dragó. Zozaya no dudó en mojarse para
salvaguardar la dignidad de Soria, como cuando, a consecuencia de la muerte
accidental del torero Nacional II, la prensa en general calificó a los sorianos
de bárbaros homicidas. Zozaya fue prácticamente el único que salió a defender
públicamente a los sorianos a los que consideraba un pueblo culto y afable.
Retrato de Antonio Zozaya de autor desconocido en la revista ilustrada “Mundo Gráfico” marzo de 1912. |
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