domingo, 8 de marzo de 2020

08/03/1792: Mujeres al poder.


Aunque la de hoy no sea propiamente una efeméride del día, hemos querido traer en esta jornada de reivindicación de derechos de la mujer un hecho que de no ser por su verdaderas causas sería un caso único de integración social de la mujer soriana en la sociedad de su época, un acontecimiento histórico en toda regla y es que en este año la cuadrilla de San Juan ofreció el cargo de mayordomo -lo que hoy entendemos por jurado- a una mujer.

Pero mucho nos tememos que nuestros antepasados no estuviesen tan avanzados, y más que un reconocimiento feminista al final del periodo ilustrado, aquel intento tuviera otras motivaciones. Recordemos que en esa época era costumbre cargar el trabajo y buen parte del gasto de la fiesta sanjuanera al último vecino empadronado en la cuadrilla, o al que tenía más posibilidades. En este caso (no sabemos si no había otros, o si ya habían desangrado a los demás) el mayordomo propuesto fue una mujer, concretamente la designación cayó en "la excelentísima señora Marquesa de Fuente el Sol, Marquesa de Cañete, Condesa de Fuerteventura", que recientemente se había avecindado en la cuadrilla. Evidente y como noble que era, la susodicha no participaría en el festejo ya que no estaba bien visto, aunque, oficialmente y según al acta de la asamblea vecinal celebrada entonces el Domingo de Novillos, 1 de julio de 1792, la susodicha rehusó el cargo por "…no ser costumbre el que ninguna señora sirviera a tal fiesta", pero aceptó el ofrecimiento concreto y aportó una importante cantidad de dinero para satisfacer el coste de un toro y unas hachas de cera. Y es que ser noble y ejercer de mayordomo participando en la fiesta era una rareza, pero ser mujer y ejercer ese oficio se consideraría aún mayor anomalía.
        Usualmente, el papel reservado a las mujeres en las fiestas de San Juan hasta hace poco más de treinta años era ejercer de esposa del jurado que, auxiliada por otras mujeres de la cuadrilla, se limitaba a cocinar para todos, cocer las tajadas, vestir al jurado y, en definitiva, ocuparse de toda la intendencia de la cuadrilla, una labor impagable que quiso compensarse con un “homenaje a la mujer soriana” que no dejaba de ser un acto en el que los discursos machistas y los comentarios en ese tono, se entenderían hoy casi como una ofensa.

Acto de homenaje a la mujer soriana en los salones de la Diputación en 1977.
Imagen de autor desconocido en la Revista de Soria nº 33.


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