Aunque la administración religiosa de los
templos religiosos corresponda a la Iglesia y la titularidad en la mayor parte
de los casos también, existen muchas pequeñas capillitas o ermitas cuya
devoción está tan extendida que, sobre todo, pertenece a los fieles y devotos
que a lo largo de los siglos las han construido y mantenido con sus limosnas o
su esfuerzo personal. Algo así ocurre con la propiedad de la ermita de San
Saturio, un templo construido y mantenido desde siempre con donaciones de los
sorianos, cuya propiedad legal sin duda está en manos del obispado con toda la
documentación pertinente, pero que los sorianos consideran, desde siempre, como
un bien comunal, por lo que la entidad que los representa civilmente, el
Ayuntamiento de Soria, ha tratado de desarrollar ese derecho de los vecinos, y
sin la intención de reclamar ese dudoso derecho legal, el concejo ha sido y
sigue siendo una parte imprescindible para que la ermita siga subsistiendo.
A mediados del siglo XVI, y probablemente
desde mucho antes, ya existía en Soria, junto al Duero, una ermita bajo la
advocación de San Miguel de la Peña. Su estado era entonces ruinoso, razón por
la que el concejo de Soria, como representante del poder civil, y el cabildo de
San Pedro, como representante del religioso, decidieron construir a medias una
nueva ermita en el lugar en el que la tradición aseguraba que se encontraba el
cuerpo de un santo llamado Saturio, algo que sabemos con seguridad a través del
acta municipal de 22 de marzo de 1553, libro IV, fol. 228, que dice: "Por
cuanto la iglesia y ermita del señor San Miguel de la Peña de esta Ciudad es
ermita muy devota y de mucha antigüedad y hay en ella un Cuerpo Santo que dicen
de San Saturio... y ahora se quiere caer y hundir y sería en mucho daño...
Mandaban y mandaron que para el reparo de la dicha ermita y edificio de ella,
de la madera y clavazón que hay de las casas de esta Ciudad ha comprado para la
salida de la puente de la dicha Ciudad dé y tome lo que fuere menester; y en la
costa que los oficiales que la hicieron, que esta dicha Ciudad pague la mitad y
la otra mitad pague la Iglesia de San Pedro, que es cabeza de dicha ermita, por
estar como está dicha Iglesia de San Pedro tan pobre. Miguel Múxica,
Corregidor. Juan de Vinuesa, Regidor».
Desde
entonces la titularidad del conjunto ha estado doblemente ostentada por las dos
partes que a través de diferentes formas jurídicas se han responsabilizado de
su mantenimiento sin importar la titularidad real, algo que cambió, hace casi
veinte años, cuando unilateralmente el Cabildo se la adjudicó a su nombre en el
Registro de la Propiedad, reservando desde entonces el papel municipal al de
mero colaborador, sin apenas capacidad decisoria en su gestión, y limitando su
capacidad inversora para mantener el templo en las mejores condiciones
posibles.
Ermita de San Saturio desde el paseo de San Prudencio (Soria), foto cedida. |
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