martes, 10 de marzo de 2020

10/03/1840: Nicolás Rabal y Diez (1840-1898).

Hace 180 años y en Cirujales del Río nació Nicolás Rabal y Diez, un personaje de esos que a todos nos suena, pues da nombre a una de las calles importantes de la ciudad, pero que seguro que los aficionados a esta sección reconocen por ser el autor de algunas obras históricas más importantes sobre la provincia de Soria.
Hijo del médico de Cirujales, con seis años de edad fue mandado a Soria a estudiar con su tío, cura párroco de la iglesia de El Espino. Completó sus estudios de bachillerato en El Burgo y allí cursó también los de Teología completándolos en Madrid y Valencia. Pero como los hábitos no le llamaban, a escondidas de su familia logró cursar también los de Filosofía y Letras, obteniendo, en 1865, el doctorado en esta disciplina y, al año siguiente y por oposición, la cátedra de Latín del Instituto de Tudela. De aquí se trasladó a Lorca y, meses después, consiguió la cátedra de Retórica y Poética del Instituto General y Técnico de Soria, donde llegó a ser director.
        En Soria fijó su residencia y, además de sus ocupaciones profesionales, desarrolló una amplia vida social como presidente del Casino entre 1880 y 1881, y en 1891. También fue presidente del Ateneo de Soria en 1884 y, aunque no se tenga la certeza absoluta, es probable que fuera el autor de las primeras fotografías conocidas de Soria capital. Discípulo en Madrid de Salmerón, Castelar, Canalejas o de su paisano Sanz del Río, algunos investigadores han apuntado la posibilidad de que fuese masón, algo tan difícil de demostrar como intrascendente pero que no sería raro en una personalidad como la suya a quien le tocó vivir en una época en la que ser masón era casi una condición social inherente a los intelectualmente mejor preparados.
        Pero el perfil que más nos interesa de Rabal es la faceta de escritor, y es que, además de algunas obras dramáticas como “Los Artesanos” o “El lacayo”, escribió alguna obra de teatro como “La ermita de San Saturio”, una breve comedia en un acto y verso estrenada en el Coliseo de Soria en 1893, año en la que fue publicada por El Noticiero de Soria, todas ellas obras prácticamente olvidadas que quedaron eclipsadas por su labor como historiador. A su pluma se deben algunos estudios como una “Memoria acerca de algunas antigüedades de la provincia de Soria”, sus “Informes sobre las ruinas de Termancia”, o sobre una inscripción romana en Chavaler que fueron publicadas en el Boletín de la Real Academia de la Historia, y sobre todo su obra “Soria”, una enciclopedia histórica, geográfica y descriptiva sobre la provincia de Soria publicada en 1889 por la editorial de Daniel Cortezo en sus serie “España: sus monumentos y arte. Su naturaleza e Historia” que, si bien ni fue la primera ni es la mejor publicación sobre la provincia, ha logrado encandilar a varias generaciones de lectores sorianos de los siglos XIX, XX y XXI, y que con este libro han aprendido a conocer y querer esta tierra que nos vio nacer.
        Fallecido en Soria a los 58 años de edad, el 28 de septiembre de 1898, su nombre está desde entonces incluido en ese imaginario pabellón de sorianos notables que tratamos de evocar en esta sección.

Retrato, atribuido a Isidro Gil, y firma de Nicolás Rabal en 1889 al comienzo de su obra referenciada de la editorial de Daniel Cortezo.

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