El 24 de septiembre de 1979 se fecha el expediente por el cual se incoó la declaración de la ermita de San Saturio como Monumento Histórico, una categoría hoy desaparecida y transformada en la de Bien de Interés Cultural (BIC) que hoy, más de cuarenta años después, sigue esperando al declaración definitiva, y aunque es cierto que a todos los efectos es como si ya lo fuera, ese pequeño detalle de seguir pendiente de declaración hace que los sorianos nos sintamos un tanto molestos y marginados por las autoridades de la Junta de Castilla y León.
A diferencia de otros casos semejantes hoy no comentaremos las virtudes y maravillas del inmueble en cuestión y nos fijaremos más en el contexto histórico en el que se produjo pues aquel expediente surgió como una paradójica respuesta de las autoridades nacionales del Ministerio de Cultura, a la intención de sus compañeros de gobierno en el Ministerio de Fomento de construir frente a la ermita la variante de Soria, todos pertenecientes a la UCD.
Hoy una discrepancia así sería impensable pero parecía algo normal en aquella incipiente democracia española de 1979 en pleno desarrollo que estaba sujeta a muchos riesgos y que carecía de muchos elementos que hoy nos parecen imprescindibles, pero que suplía con una espontaneidad y libertad que lamentablemente hoy hemos perdido.
Sólo así se explica que, en pleno derecho a la divergencia, algunas autoridades y organismos públicos dependientes del mismo gobierno discreparan y opinaran de forma contradictoria entre sí. Ese mismo día 24 de septiembre y a la par que Javier Tusell Gómez –director de la Dirección General de Patrimonio Artístico y Museos- firmaba la incoación de San Saturio como Monumento Nacional, el proyecto contra la Variante Sur contó con el apoyo unánime de la Comisión asesora de Monumentos, un organismo público dependiente del Ministerio de Cultura, presidido por el profesor Azcárate y formado por Chueca Goitia, Manzano Martos, Manzano Monis, Bonet Correa, Menéndez Pidal, García de Paredes y Navascués, todos ellos bajo la presidencia del profesor Azcárate, y radicalmente opuestos a la posibilidad de construcción de un puente sobre el Duero cerca de San Saturio, y en contra de la tesis mantenidas por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo.
Algún responsable de la UCD en Obras Públicas se dio cuenta de que aquella oposición era “fuego amigo” y acabaron imponiendo sus tesis mucho más pragmáticas y funcionales unos meses después cuando Adolfo Suárez nombró un nuevo ministro de Cultura, el historiador Ricardo de la Cierva, que en contra del criterio de sus técnicos y del sentido común, hizo todo lo posible para que la Variante Sur de Soria se construyese.
Vista nocturna del paseo de San Prudencio por donde discurriría la variante, desde la ermita de San Saturio. Autor Alberto Arribas. |
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