sábado, 19 de septiembre de 2020

19/09/1420: Fallece el Cardenal Frías.

Ya hemos comentado en alguna ocasión las peculiaridades del callejero soriano que honra igual a grandes personajes como a otros muchos que apenas hicieron nada significativo pero que en su día y a ojos de la correspondiente corporación municipal merecieron ese honor sin haber hecho algún hecho nada fundamental en la ciudad, y aunque hay que dejar claro que no se pretende abrir el debate de la conveniencia de cambiar nombres, hay que reconocer que en muchos casos no se conocen los méritos para tener calle en Soria capital, aunque como veremos, en el caso de hoy sí podría merecerlo en Guijosa o Espeja de San Marcelino.

Uno de esos personajes históricos que a todos nos suenan por dar nombre a una calle es el Cardenal Frías, un sacerdote burgalés llamado Pedro Fernández Frías que nació a mediados del siglo XIV en Frías (Burgos) o Medina del Campo (Valladolid) y que según sus biógrafos fue un raro ejemplo de alguien que habiendo nacido en la clase baja del pueblo, gracias a su ingenio y a los favores recibidos del arzobispo de Toledo Pedro Tenorio, logró llegar a lo más alto de la sociedad de su época pues fue arcediano en Burgos y Treviño (1379), obispo en Osma (1379), consejero del rey Juan I (1386) y cardenal de la Iglesia Católica (1394) en la época del Cisma de Occidente, pero hay que reconocer que otros biógrafos que no niegan esa cualidad le añaden otras mucho menos favorecedoras como al de ser un intrigante en la Corte de Castilla y en la papal después, un tipo soberbio, astuto y taimado sin escrúpulos que se sirvió de la mentira, la violencia o la traición para trepar y conseguir sus objetivos personales.

Lo cierto es que tuvo la suerte de ser el perejil de todas las salsas y ya fuese por sabiduría, odio, respeto o temor, fue testigo y protagonista de excepción de algunos de los acontecimientos más importantes de su época pues fue consejero del rey de Castilla Juan I, diplomático, obispo y cardenal, lo que le permitió participar activamente en las intrigas palaciegas, cónclaves y concilios más controvertidos de la Iglesia.

Murió en Florencia tal día como hoy, siendo trasladado y enterrado en la catedral de Burgos pero en cuanto a los motivos para tener calle en Soria, los únicos que conocemos son que autorizó la instalación en la ciudad de los frailes mercedarios, y en la provincia que fue mecenas y fundador en 1402 del monasterio jerónimo de Espeja de San Marcelino al que colmó de donaciones, riquezas y bulas papales, incluso sus monjes fueron los beneficiarios de su testamento, lo que llevó a negociar con el rey Juan II algunas cuentas pendientes que tenía con el finado.

No es que fundar un monasterio sea poca cosa, pero no parece que sea suficiente motivo para dedicarle calle.

Calle Cardenal Frías en su confluencia con la plaza de las Eras, Soria.



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