En esta jornada hablaremos de otro ilustre soriano cuyos méritos le hicieron merecedor de dar nombre a una calle en Soria pero cuyo recuerdo es para muchos bastante desconocido aunque llegó a ser una relevante figura entre la intelectualidad nacional de su época en la que brilló como publicista, humanista, poeta, periodista y sobre todo pedagogo, un maestro vocacional que según los que le conocieron, se dejó guiar por un modo de pensar regenerador condicionado por su profunda religiosidad católica de la que presumía con orgullo incluso cuando serlo no estaba bien visto.
Ezequiel
nació en 1863 en Villarijo, un despoblado de la zona de San Pedro Manrique al
que trece años antes Madoz había descrito como un pueblo de 32 vecinos, 130
habitantes y una “escuela de instrucción primaria frecuentada por doce alumnos
a cargo de un maestro dotado con 25 fanegas de trigo”. Allí estudiaría sus
primeras letras y pronto destacaría pues becado por la Diputación Provincial
marchó a continuar sus estudios en Soria capital donde con 16 años obtuvo el título de maestro
superior en la Escuela Normal de Maestros de Soria.
Destinado como maestro primero en Calatayud y después en
Zaragoza, allí comenzó a estudiar Filosofía y Letras, mientras dirigía la
revista “El Magisterio Aragonés”, y de donde se trasladó a Madrid
para proseguir sus estudios universitarios al tiempo que dirige la Escuela
número 1 de Madrid. Desde 1885 y junto con Victoriano Ascarza fue copropietario de la
revista “El Magisterio Español”, una publicación profesional para
maestros que dirigió hasta su muerte, y cuya editorial se dedicó a publicar
libros y material pedagógico entonces escaso en España.
En 1908 recibió una primera beca de
la Junta para Ampliación de Estudios (JAE) para estudiar la organización
pedagógica de las Escuelas primarias de Francia, Suiza y Bélgica con el
propósito de implantarlo y difundirlo por toda España, tarea que debó ser muy
satisfactoria pues volvió a ser becado en otras dos ocasiones.
Fue autor de 63 libros de contenido
pedagógico o aleccionador para el público infantil. Oficialmente jubilado en
1923, nunca dejó de trabajar hasta que la muerte le sorprendió tal día como hoy
de 1932, y aunque no sabemos si regresó alguna vez a Villarijo su pueblo le honró dando
su nombre a la plaza Mayor, lo que él correspondió regalándoles un reloj.
Aunque su nombre siempre ha sido
recordado por los especialistas, volvió a hablarse de él en la década de 1980
cuando sus nietos Luis y Javier Solana Madariaga, destacaron en el círculo
político de Felipe González, el primero como director de RTVE y el segundo como
ministro de Educación, Cultura y presidente de la OTAN, una escasísima
vinculación con Soria pero que le hizo ser la primera figura de alguno de los
mítines socialistas celebrados en Soria durante aquella época.
Retrato de Ezequiel Solana Ramírez en la revista Escuela Española nº 1172, 10/04/1963, página 3, con motivo del centenario de su nacimiento. |
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