En la fecha de hoy Eduardo Saavedra, entonces un joven de veinticuatro años de edad pero ya con una destacada experiencia profesional, se ve obligado a abandonar la provincia de Soria para marchar a Madrid como profesor de la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, pero aunque sólo pasó dos años entre nosotros, sus contribuciones le hacen merecedor de que aun hoy sigamos recordándolo.
Nacido en Tarragona en 1828, cursó estudió de ingeniero de caminos, canales y puertos siendo su primer destino profesional el de la Jefatura provincial de Obras Públicas de Soria donde comenzó a trabajar estableciendo las primeras redes viarias de la provincia e interesándose por todo lo soriano, especialmente lo relacionado con la Historia y con su especialidad, las carreteras y sus antecesoras las vías romanas.
Por su faceta profesional Saavedra merece nuestros elogios por ser
quien trazó el esbozo general de la línea férrea Torralba-Soria con sus puentes
y vías además de las principales carreteras nacionales de la provincia, pero en
esta sección queremos destacar sobre todo su faceta de hombre ilustrado amante
del Arte y de la Historia y que quiso aplicar desinteresadamente sus
conocimientos para ayudar en la conservación de los Arcos de San Juan de Duero,
en el trazado inicial de los planos del Museo Numantino pero sobre todo para lo
que creemos fue su máxima aportación científica, el descubrimiento de Numancia.
Es posible que usar la palabra “descubridor” genere sorpresas pero fue
así. Hasta entonces el emplazamiento de Numancia se lo disputaban varios
lugares y más que un lugar Numancia era una leyenda, una ensoñación mitológica
como pueda serlo hoy la Atlántida, En Soria nadie tenía dudas en situarla en el
cerro de la Muela pero parte de la comunidad científica creía a pies juntillas
que Numancia estaba en Zamora o en otros emplazamientos muy dispares. Los
estudios e investigaciones de las fuentes clásicas permitieron a Eduardo
Saavedra identificar con seguridad una serie de ciudades antiguas situadas en
torno a la vía romana de Uxama a Augustóbriga, por lo que tras analizar su
recorrido y calcular las distancias, demostró científicamente y sin lugar a
dudas que el único emplazamiento posible de Numancia era, es donde esa vía
cruzaba el Duero era en el cerro de la Muela de Garray.
Este y otros estudios acrecentaron el prestigio de Eduardo Saavedra
como historiador y le hiciesen merecedor de ser nombrado miembro de la Real
Academia de Historia de la que llegó a ser presidente y uno de los primeros
excavadores en Numancia, aunque también hay que recoger una mácula y es que
siguiendo la execrable costumbre de otros historiadores como Loperráez (caso
del que hablaremos en otra ocasión) cada nuevo académico tenía por costumbre
donar a esa institución algún valioso documento que no era de su propiedad, y
para ello Saavedra eligió el Censo de vecinos de Soria de 1270 que hoy se
encuentra a disposición de los investigadores en Madrid.
Retrato de Eduardo Saavedra y Moragas, tomado de www3.uah.es |
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