El 12 de septiembre de 1618 el cantero Martín de Solano firma el contrato por el cual se comprometía a construir el claustro del convento soriano de San Francisco.
El Martín de Solano artífice de esta obra fue el segundo de ese nombre pues su padre fue también maestro cantero, autor de parte de la iglesia de Suellacabras, de la torre de la iglesia de Gómara o del palacio de los Solier que parcialmente persiste en la calle Aduana Vieja, y que falleció en 1608. Martín de Solano hijo nacería a fínales del siglo XVI y se formaría con su padre y otros maestros de obras que les acompañaban en sus proyectos. A su mano se deben construcciones destacadas como la ermita de Nuestra Señora de la Bienvenida en Monteagudo de las Vicarías (1610), parte de la de la Soledad en Soria (1627), de la casa palacio de Aldealseñor (1627), el escudo de los Linajes con parte de la propia fachada de la actual sede del Ayuntamiento de Soria, o el claustro que hoy recordamos.
Aquella
obra, así como zonas de la iglesia y del monasterio, resultó afectada por
varias destrucciones debidas a incendios, desamortizaciones o consecuencias de
la Guerra de la Independencia, quedando hoy únicamente en pie la panda norte
formada por siete arcos de medio punto en buena piedra de sillería que
posteriormente quedó adoptada al uso parroquial actual como sacristía y
salones. El resto quedaría afectado por la destrucción y sus sillares
probablemente hayan sido reutilizados en otras obras posteriores allí
realizadas, si bien esperamos que el seguimiento arqueológico del proyecto de
construcción que actualmente se lleva a cabo nos aporte muchas sorpresas.
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