jueves, 17 de septiembre de 2020

17/09/1948: Inauguración del Vía Crucis de San Saturio.

A finales del año anterior el abad Gómez Santa Cruz anunció que un soriano anónimo y devoto de San Saturio (muchos pensaron que se refería a él mismo), había ofrecido una limosa de cinco mil pesetas (30 euros) para que las emplease a su voluntad en lo que juzgue más conveniente para dar mayor culto a nuestro patrón San Saturio, y que había decidido «erigir un serio, devoto y, en lo posible artístico Vía Crucis, cuya primera Estación se colocaría en el camino de la ciudad a la ermita, en el punto donde empieza el murallón, pasada la presa de la fábrica de harinas, y la última al terminar la escalera de subida a la ermita, frente a la puerta alta de la misma».

Los Vía Crucis situados en el camino a una determinada ermita, generalmente un Humilladero, son algo relativamente frecuente en la provincia pero no en la ciudad que carecía de esa dotación devocional.

Pero como con 30 euros ni siquiera entonces podía hacerse gran cosa, el abad organizó una campaña de recogida de dinero que de no llevarse el proyecto a cabo se devolvería a los donantes. Él eligió el lugar que según su criterio sería el más adecuado, el camino que va a la ermita culminando las últimas estaciones en las escaleras de acceso, y con el criterio profesional del arquitecto Luis Jiménez Fernández, que no sólo no cobró por el proyecto sino que además fue un importante donante, se determinó el diseño de las estaciones que llevarían «cimentación de hormigón en masa, coronada, en su enrase con el terreno, con una base de piedra labrada de forma completamente geométrica, y sobre ella la sencilla Cruz de madera, pintada al óleo, de un color oscuro, resultando el número de la estación que iría en blanco»

La campaña de recogida de fondos obtuvo un gran éxito y pronto comenzaron las obras que culminaron el viernes 17 de septiembre de 1948 con la bendición del Vía Crucis en un acto al que no faltaron autoridades civiles, religiosas y muchos fieles.

Aquella cruces de madera duraron unos cuarenta años y fueron sustituidas por las de cemento o piedra actuales, mucho más resistentes a la intemperie, aunque a falta de nuevas donaciones específicas, es el Ayuntamiento el responsable de su mantenimiento.

Estaciones XI, XII y XIII en la plazoleta de entrada a San Saturio.
Imagen: Alberto Arribas.



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