El 6 de septiembre fue nombrado corregidor de Soria don Diego de Cossío Bustamante que lo fue durante poco más de un año, un breve pero fructífero periodo pues aún hoy se le recuerde ya que por su devoción y generosidad pudo culminarse la construcción y decoración de la ermita de San Saturio, entonces en plena fase constructiva y escasa de recursos, pues ofreció importantes fondos para la obra y para la adquisición del retablo lateral de la ermita que representa el descendimiento de la Cruz.
A finales de 1703 marchó de Soria para ocupar puestos políticos de mayor responsabilidad pero lejos de olvidar sus compromisos, nombró representantes para que en su nombre inspeccionaran el desarrollo de la obra y fueran abonando lo acordado.
La ciudad no olvidó aquel favor del mecenas y el pintor Juan Zapata destacó su nombre entre los principales donantes del templo, y probablemente también representaría su rostro en alguno de los que perfectamente dibujados aparecen pintados en el fresco de la cúpula que representa a San Agustín dictando su regla.
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