La plaza de toros de Soria se había inaugurado casi un siglo antes pero, a mediados del siglo XX, quedaba claro que su aforo resultaba muy escaso, especialmente durante el desarrollo de los festejos de las fiestas de San Juan cuando acudían aficionados de toda la provincia, por lo que continuamente se estaban haciendo obras y ampliaciones.
Precisamente a finales de mayo de 1954 se
estaban realizando unas obras y en estado muy avanzado, cuando Manuel Cruz
Manrique presentó el proyecto de construir una nueva plaza de toros con una
capacidad de quince mil localidades (la ciudad entonces no tendría más de
diecisiete mil) con un coste de unos diez millones de pesetas (sesenta mil
euros), y no habría que derribar la de San Benito pues la nueva se construiría
en el paraje “Los Colmenares”, entre el Mirón y el Hospicio. La Peña Taurina
Soriana, que se acaba de crear, estuvo de acuerdo y también el Ayuntamiento de
Soria que llegó a encargar el proyecto a los arquitectos Guillermo Cabrerizo y
Juan Fernández-Yáñez y Ozores, a quienes pagó 44.694 pesetas (casi trescientos
euros), y otras 10.000 (sesenta euros) por una maqueta que se expuso en un
céntrico comercio de la capital.
De aquello nunca más se volvió a hablar y,
como tantos proyectos aprobados de nuestra ciudad, sigue durmiendo eternamente
el sueño de los justos esperando, o más bien no, que alguien lo resucite. ¿Os
imagináis una Saca por la carretera de Logroño? Nuestros padres y abuelos sí.
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