No cabe duda de que todo lo templario está de moda y que, con independencia de sus principios religiosos, el voto de pobreza o el celibato, resulta muy seductora esa estética tan particular de mantos blancos y cruces rojas, sus valores, el honor, la nobleza, y si eso lo mezclamos con una buena dosis de intrigas, conspiraciones, conocimientos arcanos y tesoros ocultos, se llega a un producto tan fantástico como probablemente irreal, eso sí, muy atrayente como producto literario o hasta turístico, pero tan poco real como una moneda de tres euros. ¿Recuerdan aquel eslogan de los años setenta “Soria Mágica y Templaria”? ¿Qué tiene de real? Pues desgraciadamente menos de lo que parece pues, aunque a las leyendas hay que darles la credibilidad justa, los documentos son escasos y además, tanto para avalarla o desacreditarla, quizá no reflejen del todo la realidad.
Ángel Almazán de Gracia, en su libro
Templarios, Sanjuanistas y Calatravos en Soria (Sotabur 2.005, página 18),
recuerda que, en 1310, dos años antes de la disolución de la orden, el papa
ordenó a seis prelados que recabasen información de las posesiones templarias
en sus diócesis, y que el obispo de Osma recibió esa comunicación tal día como
hoy de 1310, desconociéndose el contenido de la copia que se ha extraviado. Sí
conocemos la respuesta dada por el obispo de Sigüenza, de quien entonces
dependía buena parte de la mitad sur de la provincia, que afirmó que en toda su
jurisdicción no había encomiendas ni posesiones templarias, una respuesta que
el investigador considera falsa, y cree que mintió para que el rey de Castilla
pudiera quedarse con ellas, que por otra parte nos lo haría suponer ya que el
proceso de confiscación de sus bienes ya se estaba planeando.
En
cuanto a la existencia real de sus conventos o posesiones, si nos fiamos
únicamente en la documentación objetiva conocida, tenemos que decir que
prácticamente no hubo templarios en Soria. Si confiamos en las crónicas o los
viejos mapas, ahora sí aparecen algunas encomiendas más o menos mitológicas
como las de Ágreda, Aguilera, Aliud, Alcozar… Si por el contrario le damos
credibilidad y valor documental a los mitos y leyendas, tendríamos templarios
en casi todos los pueblos de la provincia, incluso en los que no existían en el
siglo XIV.
¿Conoceremos algún día la realidad?
Grupo de recreación histórica Oria Dauria en un “combate” templario celebrado a la entrada de San Juan de Duero en 2017. Imagen Autor Alberto Arribas. |
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