viernes, 15 de mayo de 2020

15/05/1814: Sobre la conveniencia del cambio de nombres de las calles y plazas.

En 1812 los sorianos habían celebrado por todo lo alto la retirada de los franceses de la ciudad y se habían adherido a la famosa Constitución conocida como “La Pepa”, lo que fue motivo de alegría, celebraciones y actos de homenaje como la decisión de bautizar a la plaza Mayor de la ciudad con el nombre de plaza de la Constitución.


     En este 1814 los españoles vencieron definitivamente a Napoleón y con gran alegría y alborozo, recibieron con los brazos abiertos al rey Fernando VII “el Deseado”, ignorantes de que había sido tanto o más culpable de traición que su propio padre, y esperaban una época de bonanza y libertades de la mano de su regio monarca. Pero el rey pronto dio muestras de que pretendía seguir manejando el país como su propio cortijo, mandó abolir la Constitución de 1812, disolver las instituciones de gobierno constitucionales y restableció de nuevo el absolutismo.
     Una de las consecuencias menores de esos cambios promovidos por el rey, a quien ya comenzó a cambiársele el apodo por el de “Felón”, fue la decisión adoptada hoy de volver a cambiarle el nombre oficial a la Plaza de la Constitución que volvió a llamarse Plaza Mayor. Unos años después otra Constitución, la de 1836, hizo que la plaza recuperase ese nombre, momento en el que se colocó la placa que persiste en la Audiencia bajo el reloj, pero eso lo dejaremos para otro día.
     Vale la pena leer el acuerdo municipal tomado tal día como hoy de 1814, cuando el concejo de Soria leyó el Real Decreto dado unos días antes por Fernando VII por el que, además de justificarse, declaraba nula la Constitución de 1812 y todas las instituciones surgidas de ellas como los ayuntamientos y diputaciones, disponiendo además que «En este feliz momento en que el Ayuntamiento tuvo la dicha de oír la suave voz del más amado de los soberanos, en su debido obedecimiento y cumplimiento, como a decreto y carta de su legítimo Rey y Señor [SIC] … Que se borre y tilde completamente la inscripción que contienen las cuatro lápidas de la Plaza Mayor en que dice Plaza de la Constitución, y se coloque en ellas y al comedio de la fachada de las salas consistoriales otra que en letras más grandes diga: Plaza Real».
Ni aquel cambio, ni el anterior, ni los siguientes se tuvieron en consideración por parte de los sorianos que siguieron llamando Mayor a su plaza mayor de toda la vida, como tampoco prosperaron otros intentos de cambiar los nombres tradicionales del callejero soriano, véase el caso de la plaza de Ramón Benito Aceña. Todo esto nos lleva a reflexionar si es conveniente que las calles, las plazas o los hospitales deben llevar nombres relacionados con la política, la familia real o con movimientos sociales, pero más que eso, nos lleva a pensar si es conveniente cambiar un nombre tradicional de toda la vida como el de la plaza de San Esteban, por otro como el de plaza de las Mujeres, un homenaje sin duda merecidísimo pero que debería haberse puesto en una plaza nueva.

Plaza Mayor de Soria en 2019. Imagen de Carlos Arlegui en Revista de Soria nº 105 (2020). 

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