Como recordábamos ayer, este año la Asociación de Amigos del Museo Numantino de Soria cumple 40 años y con ese motivo, nos gusta echar la vista atrás y comprobar, con orgullo y un poco de nostalgia, que algunas de nuestras iniciativas han servido para algo.
Al final de los años ochenta de siglo XX,
el Ayuntamiento de Soria, con Virgilio Velasco a su cabeza, comenzó a idear la
posibilidad de construir un aparcamiento subterráneo en el centro de la ciudad
para ofrecer un lugar donde dejar el coche a los conductores que se desplazaban
desde la periferia al centro y, ya de paso, peatonalizar algún espacio céntrico
de la ciudad, por lo que, con su mayoría y negociando con la posición, sacó
adelante el proyecto de construir el primer aparcamiento subterráneo de Soria
en las plazas del Olivo y San Esteban.
La ciudadanía, en general, se mostró
indiferente al proyecto y, aunque no lo apoyó, tampoco se manifestó
especialmente beligerante contra él, hasta que la asociación de Amigos del
Museo Numantino, ASDEN, la de Vecinos de la Barriada, SAAS/2 y alguna más,
comenzaron a concienciar a la población de que el proyecto del aparcamiento,
además de arrancar el arbolado, destruiría un lugar tan céntrico y querido como
las plazas del Olivo y San Esteban. Aunque en el fondo, la principal queja se
debía a que ese debate no debería haberse quedado en las comisiones municipales
y debería abrirse a la ciudadanía.
Ante la presión popular, manifestaciones
incluidas, que detuvo el proyecto, el alcalde Velasco organizó una especie de
referéndum solicitando la opinión de los vecinos, y para ello situó unas urnas
a la entrada del Ayuntamiento en la que cada vecino, voluntariamente y sin
identificarse, depositaba una papeleta en la que habían marcado su opción y en
la que, eso sí, debían poner su nombre y número del DNI. El escrutinio se hizo
el 7 de mayo y al abrirse aparecieron varias papeletas con el mismo nombre y
número de carnet, sobre todo del alcalde Velasco y del primer teniente de
alcalde Agustín Latorre, en las que algún ciudadano había puesto NO. Sobra
decir que fue anulado y que no se tuvo en consideración, y aunque el resultado
fue lo de menos, lo ganaron los que estaban en contra.
Resumiendo mucho, un tenso proyecto en el
que hubo de todo. Al final la salomónica solución fue la de dividir el proyecto
y construir el aparcamiento únicamente en la plaza del Olivo.
Plaza de San Esteban hacia 1975, autor desconocido, JCYL AHPSo 12042. |
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