En estos conflictivos primeros años de la década de 1930, el anarcosindicalismo era la principal fuerza proletaria de defensa de los trabajadores en la provincia de Soria, principalmente de los obreros y peones no cualificados, un fenómeno social que como tantas cosas tardó en llegar a la provincia y que en este caso vino sobre todo de la mano de los trabajadores que acudieron de todas partes a La Muedra para trabajar en las obras de construcción del embalse y que trajeron con ellos sus ansias reivindicativas.
La CNT convocó una huelga obrera entre los
días 8 a 10 de mayo que apenas fue seguida en la provincia en general, pero sí
entre los trabajadores de la presa que paralizaron las obras. En la capital
estaba entonces construyéndose el nuevo viaducto del ferrocarril sobre el río
Golmayo que serviría para enlazar las líneas Soria-Torralba con la
Santander-Mediterráneo pero sus trabajadores apenas la secundaron por lo que,
presumiblemente, algunos elementos aislados vinculados a la CNT decidieron
castigar a la patronal y a sus compañeros, y el 12 de mayo colocaron una bomba
en esta obra.
Los daños se valoraron en unas 45.000
pesetas (270 euros) pero sobre todo obligó a dejar de trabajar a los más de 250
obreros que estaban allí colocados y que de momento dejaron de cobrar, lo que
causó algunos incidentes con los compañeros afiliados a la UGT y entre los
propios del sindicato cenetista, así como la detención de veintisiete afiliados
de éste y la suspensión de su órgano de expresión, el periódico Trabajo. Los
detenidos se declararon en huelga de hambre y se negaron a abandonar la cárcel
aunque fueran liberados, situación que se alargó durante varios días. Finalmente no pudo demostrarse la
implicación de ninguno de ellos en la explosión, fueron puestos en libertad sin
más incidentes y el asunto quedó archivado.
Obras de construcción del viaducto hacia 1932. Fotografía de Manuel Blanco Sampedro “Blanko”. JCyL AHPSo 7108 (Félix Alfredo Alonso). |
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