El año anterior el arqueólogo alemán Schulten había iniciado su campaña de excavaciones en Numancia. Pero, la falta de acuerdo con los propietarios de las entonces fincas de labor que obligó a cubrir lo excavado, unido a cierto resentimiento chovinista contra el alemán y al hecho de que mandase a Alemania algunas piezas para su mejor estudio, hizo que el asunto de las excavaciones numantinas llegara al Gobierno que tuvo que intervenir para proteger el patrimonio y decidió crear la Comisión de excavaciones en Numancia con el fin de “dirigir los trabajos, estudios y excavaciones para el descubrimiento de las ruinas de la ciudad de Numancia, así como de la conservación de las ruinas y de los objetos que se encuentren”.
Aquella Comisión se constituyó tal día como
hoy de 1906 y estuvo formada Eduardo Saavedra Moragas, como presidente, y Juan
Catalina García, como vicepresidente, ambos miembros de la Real Academia de la
Historia; Manuel Aníbal Álvarez, como secretario, y Mariano Granados Campos,
como vicesecretario y representante de la Comisión de Monumentos de Soria.
Schulten regresó a Soria aquel verano y, aunque
devolvió algunos materiales que se había llevado para estudiar a Alemania, se
le prohibió volver a excavar en Numancia por lo que decidió continuar sus
investigaciones arqueológicas en los emplazamientos de los campamentos romanos
de Escipión. La Comisión se reservó la investigación arqueológica de Numancia y
se dedicó a extraer grandes cantidades de materiales que pronto colmataron la
caseta del yacimiento y que pasaron a guardarse en una habitación cedida en el
domicilio el alcalde de Garray, lo que constituyó el primitivo germen de un
futuro Museo Numantino de cuya conveniencia ya se empezaba a hablar.
Excavaciones de Numancia hacia 1920, fotografía de Wunderlich, col. particular. |
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