Nuestra efeméride de hoy se inició hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana,… Bueno, tanto no pero casi. Fue en el año 383 cuando los hunos avanzaban hacia el sur Europa matando, saqueando y reduciendo todo a cenizas allí por donde pasaban, y a su paso por la ciudad de Colonia atacaron la casa donde doce mujeres vírgenes al mando de una de ellas, llamada Úrsula, se habían consagrado a Jesucristo profesando su fe. Aquel primitivo monasterio fue saqueado y las mujeres asesinadas lo que motivó su canonización, y que aquella ciudad alemana eligiera a Úrsula como patrona de la ciudad y depositara los restos de las doce vírgenes en su famosa catedral, donde estuvieron durante siglos hasta que acabaron en Retortillo de Soria.
Pero
¿Cómo fue posible este traslado?
Recordemos que, desde que Lutero escribió su
famosa lista de tesis e inició la Reforma protestante, la corona española se
tomó aquel cisma como un asunto personal y se autotituló como la salvaguarda de
los intereses católicos del mundo, comenzando una guerra en la que cristianos
mataban a otros cristianos por un quítame allá esas pajas. Bueno, en realidad fue
más profundo, pero el caso es que los luteranos se convirtieron en iconoclastas
de su propio arte pues no consideraban adorar imágenes, y mucho menos de
reliquias de santos, por lo promovían su destrucción.
Para evitar la pérdida de todo este valioso
patrimonio de uñas, huesos, pellejos resecos y pelos, el rey Felipe II
encomendó a uno de sus cortesanos de confianza, el noble Luis de Peñaranda,
nacido en Retortillo de Soria en 1534, que recorriera Alemania y los Países
Bajos, recuperando cuantas reliquias de santos pudieran recoger con el fin de
que éstas no cayesen en manos de los herejes protestantes que sin duda las
profanarían o destruirían, y las levase a El Escorial
Por diversas circunstancias parte de estas
reliquias no llegaron al Escorial y tras el fallecimiento del rey, don Luis
decidió llevarlas a su pueblo natal, Retortillo, donde fueron recibidas con
gran alborozo de sus vecinos el 16 de mayo de 1599, y donde unos meses después
el noble mando colocarlas en un retablo relicario que mandó instalar en la
parroquia de su pueblo natal, donde siguen reposando las reliquias de Santa
Úrsula y las vírgenes, santa a la que se le dedican las fiestas patronales
junto con las de San Pedro.
Retablo relicario de Santa Úrsula. Fotografía de Alberto Arribas durante una visita en 2015 de la Asociación de Amigos del Museo Numantino. |
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