En el día de hoy la epidemia de “Gripe española”
se dio oficialmente por finalizada y controlada en la provincia de Soria.
Pese a su nombre parece que surgió inicialmente durante el mes de marzo
en China de donde rápidamente se extendió por todo el mundo provocando unos veinte millones de
fallecimientos. Con la llegada del otoño y de los primeros fríos la epidemia
llegó a España provocando casi ciento cincuenta mil muertes, de ellos más de mil
en la provincia de Soria.
Las primeras noticias de la enfermedad en Soria serían a finales del
verano cuando el gobernador civil dispuso las primeras medidas preventivas
ordenando que aunque no habían surgido casos se esperaba una elevada incidencia
por lo que dispuso que en todos los municipios de la provincia se convocasen
Juntas Municipales de Sanidad para adoptar y supervisar la adopción de unas medidas
preventivas básicas como evitar la aglomeración de personas en lugares
cerrados, favorecer la ventilación e iluminación de viviendas, evitar los focos
de inmundicia, vigilar los lavaderos y controlar a los forasteros procedentes
de lugares infestados.
Algunas referencias en la prensa nacional nos hacen pensar que se vivió
una situación prácticamente apocalíptica, y no sería muy errado pensar que como
poco los ánimos estarían por los suelos pues el 7 de octubre el gobernador
firmó otra circular en la que intentaba tranquilizar a los sorianos diciendo
que la enfermedad no es tan mala, que sólo causa la muerte a los ancianos
enfermos, pero también ordenaba a los alcaldes que informasen a diario de la
evolución de la enfermedad.
En esos primeros días de octubre la epidemia ya estaba muy extendida por
la provincia y la Junta Provincial de Sanidad prohibió la celebración de
fiestas, mercados, ferias, asambleas públicas, bailes, romerías, y dispuso el
cierre de cines, teatros y en los pueblos con algún caso, de las escuelas.
También ordenó aislar a los enfermos y quemar sus ropas, objetos y fómites. Los
médicos no podían salir de los partidos médicos que tenían adscritos y se
ordenó la reincorporación a sus puestos de trabajo de aquellos que estuviesen
de permiso. La epidemia siguió extendiéndose y hasta se prohibió la visita a
los cementerios de la provincia durante los días de Todos los santos y de
Difuntos.
Finalmente el día 29 de noviembre y por medio de una circular oficial,
el gobernador civil de la provincia anunció que la epidemia ya había pasado. Se
calcula que afectó a unas veinte mil personas. Juan
Manuel Ruiz Liso en Amor, humor y dolor
en la Residencia (25 años después) (edita Excma. Diputación Provincial de
Soria, Soria, 2.005, página 34) dice que en Soria hubo 1.279 muertes, un 8,10
fallecidos por cada mil habitantes.
Vista de Soria desde el Castillo, 1918. Foto del gabinete de José Casado. |
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