Unos días antes, el 1
de noviembre, había fallecido el rey de España Carlos II, último descendiente
de la dinastía de los Austrias pues no había tenido hijos y en cumplimiento de
sus deseos expresados testamentariamente, tal día como hoy se nombró rey de
España a su sobrino nieto el francés Felipe de Borbón, primero de esta dinastía
francesa en la corona española en la que reinará como Felipe V y quien no
pisará la península hasta enero de 1701.
Sin embargo no todos
los españoles estaban a favor de este monarca y mucho menos el resto de países
europeos pues Austria, Alemania, Inglaterra, Dinamarca, Portugal y Holanda
veían peligrar sus propios intereses y tenían otro candidato mucho más afín, el
archiduque Carlos de Anjou. Estas discrepancias originaron un conflicto bélico
de carácter nacional e internacional que se extenderá durante catorce años.
Ya hemos apuntado que
tuvo repercusiones en toda Europa pero buena parte del desarrollo bélico tuvo
lugar en España y de una forma u otra afectó a todos los españoles. A la mayor
parte, estamos seguros, les daba igual que reinase uno u otro, y sólo unos
pocos tendrían conocimientos y juicios para apoyar a Felipe o a Carlos. Su
apoyo por uno u otro más bien estaría en función de los intereses personales
que esperaban obtener de uno u otro rey.
En cualquier caso la
guerra afectó inexorablemente al día a día de los españoles y también en Soria
donde es posible que no hubiese batallas épicas, pero sí hubo enfrentamientos, asaltos
de pueblos, reclutamientos forzosos, confiscaciones y sobre todo una ineludible
crisis económica que aumentó el caos, el hambre y la muerte, que sobre todo se
cebó en los de siempre, en los pobres a quienes les daba igual que reinase uno
que otro.
En general Soria capital y los pueblos más grandes apoyaron al Felipe V
pero conforme la guerra avanzaba y las peticiones de dinero, comida y hombres
jóvenes para luchar crecían, paralelamente ganaba el descontento por la causa
de Felipe que era el último responsable de que se les incautasen sus bienes, lo
que tampoco significaba que apoyasen al archiduque, solo quería decir que
estaban hartos de ser los paganos de algo que poco les afectaba. Esta situación
empeoró sobre todo en el otoño de 1706 cuando las tropas partidarias del
archiduque entraron en tierra de la actual provincia de Soria con intención de
cruzarla hasta objetivos estratégicos más importantes, pero su pasó dejó
asaltos, saqueos y violaciones en algunas poblaciones del sector oriental como
Noviercas, Almazul, Serón y Peñalcázar, y particularmente en Almazán y Almenar,
poblaciones que fueron tomadas por la fuerza. La ciudad de Soria incluso llegó
a mandar un grupo de cien soldados para que ayudasen en la defensa de Gómara,
pero fueron hechos prisioneros por las tropas del archiduque.
En este contexto es
razonable pensar que no había muchas ganas de fiesta y mientras duró la guerra se
suspendió la celebración de las de San Juan si bien se mantuvieron los actos
conmemorativos para celebrar victorias, los festejos dedicados a San Saturio o
felices acontecimientos de la familia real.
La Guerra acabó en
1715 y oficialmente ganó la causa de Felipe pero lo que es seguro es que quien
la perdió fue el pueblo, los muchachos obligados a participar en un conflicto
que no entendían, sus familias que no pudieron enterrarles y que se veían
obligados a dar sus bienes y morir de hambre para mantener un rey extranjero.
Retrato del rey Felipe V de Borbón hacia 1723, óleo sobre lienzo pintado por Jean Ranc, original en el Museo del Prado. |
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