En el marco de la revuelta de las Comunidades, a finales de 1520 las
tropas realistas tomaron por la fuerza la plaza de Tordesillas (Valladolid) e
hicieron prisioneros a muchos comuneros sorianos que allí se habían refugiado
para defender sus ideales frente al Emperador.
Unos de los apresados fue el mariscal y señor de
Ciria y Borobia don Carlos de Arellano que aunque de noble cuna también
participaba en la revuelta no se sabe defendiendo exactamente qué principios o
intereses, si los comunes a los comuneros o los propios. Lo cierto es que
aunque en cuanto fue hecho prisionero abjuró de sus ideas comuneras, al igual
que el resto de apresados fue condenado a muerte.
Unos meses después el
emperador recibió del Conde de Aguilar, uno de sus más firmes apoyos, una carta
en la que le informaba que su tío el mariscal Carlos de Arellano había sido
hecho prisionero en la toma de Tordesillas y que había sido condenado a muerte
pero que en realidad todo había sido un lamentable malentendido pues don Carlos
era favorable como el que más a la causa realista por lo que rogaba el indulto
para su tío.
Con esta carta el conde mentía clara y deliberadamente al emperador en
un lógico intento por salvar la vida de su tío, y aunque el destinatario de la
carta y sus consejeros no se dejaron engañar es más que posible que esta intervención
del sobrino salvara la vida del tío puesto que fue indultado a cambio de una
fuerte sanción económica y finalmente absuelto
el 4 de noviembre de 1523 tras tres años de prisión.
Decapitación de los capitanes comuneros Padilla, Bravo y Maldonado en Villalar de los Comunderos (Valladolid) el 24 de abril de 1521. Óleo sobre lienzo. Obra del pintor Antonio Gisbert, año 1860. |
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