Parece que fue ayer pero ya han pasado casi
cuarenta años desde que aquella sociedad soriana sacó su espíritu rebelde e
inconformista, una especie de gen numantino que debemos llevar latente en
nuestro ADN, y en unos momentos políticamente difíciles en los que la democracia
todavía estaba asentándose los sorianos se manifestaron sin miedo contra la
nuclear y la Variante Sur. La oposición a la nuclear sigue recordándose y se
han publicado libros pero el asunto de la oposición a la variante también
levantó en su tiempo ríos de tinta pero su recuerdo se va perdiendo en el
tiempo por lo que creemos que vale la pena evocarlo.
Desde hacía muchos años los sorianos venían pidiendo la construcción de
una carretera de circunvalación que rodease la ciudad pues el tráfico pesado la
atravesaba de cabo a rabo ocasionando inconvenientes, ruidos y accidentes de
tráfico graves. En 1978 el ministerio de Obras Públicas decidió construir esa
variante, lo malo es que la nueva carretera se había proyectado construir más o
menos desde San Polo, cruzando el río por un nuevo puente muy cercano al actual
de Hierro y discurriendo por lo que ahora es el paseo de San Prudencio hasta
enlazar con la carretera de Madrid.
El impacto ambiental en torno al paseo de San Saturio y el río Duero
era inaceptable y los sorianos se quejaron donde siempre, en las barras de los
bares aunque también hubo algunos periodistas y representantes políticos
provinciales que lo aceptaron como algo muy conveniente que exigía un
sacrificio inevitable, y es que es preciso recordar el momento político y que muchos
no estaban acostumbrados a poner en tela de juicio las decisiones de la
autoridad.
Pero a diferencia de otras situaciones, pronto comenzaron a surgir
voces que se oponían al proyecto y ofrecían otras alternativas como la llamada
Variante Norte, una variante que desde Cadosa rodease la ciudad por el norte hasta
el cruce con la carretera de Las Casas. Fácil ¿no?
La primera crítica surgió tal día como hoy de 1978 cuando el Centro de
Estudios Sorianos envió al ministro de Obras Públicas un escrito en el que
trasladaban su oposición al proyecto y el ofrecimiento para elaborar otras
propuestas. Sobra decir que el escrito acabó en la papelera, pero no fue el
único. Pronto otros colectivos como Hispania Nostra manifestaron su oposición y
además lo trasladaron a El País, entonces un periódico nuevo y trasgresor que
dio a conocer la "barbaridad sur". En
unos meses muchos intelectuales, artistas, políticos, ecologistas y ciudadanos
particulares se unieron para luchar contra lo que parecía inevitable.
No tenemos tiempo para detallar este proceso, uno de los más
interesantes del movimiento ciudadano nacional, pero gracias a aquellas
movilizaciones hoy podemos pasear tranquilamente por San Saturio. Para saber
más véase Manuel Núñez Encabo en La carretera de circunvalación de Soria Ministerio de Obras
Públicas y Urbanismo, 1.990).
Paseo de San Saturio (Soria). Una bucólica imagen que a punto estuvo de ser diferente. |
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