Aunque El Burgo ha sido el lugar con más curas por metro cuadrado de la provincia, parece que en aquel entonces no eran suficientes o quizá es que sus vecinos pecaban demasiado pues, el 26 de agosto de 1589, el obispo Sebastián Pérez de Aguilar solicitó al Cabildo oxomense que diera el visto bueno a la fundación de un convento de Carmelitas Descalzos en la villa episcopal, ya que los canónigos no podían cumplir adecuadamente con la asistencia religiosa y espiritual de los burgenses, y se veían obligados a abandonar las tareas propias de su oficio.
Unos días después el Cabildo
aceptó el ofrecimiento y a primeros de septiembre se firmaron los
correspondientes acuerdos entre el obispo Pérez y el provincial de Castilla la
Vieja, fray Juan Bautista, que muy pronto dispuso la instalación de un pequeño
colegio o grupo de frailes carmelitas y que, mientras preparaban su casa
definitiva, habitaron una casa donada por el prior Fernando de Padilla.
Resumiendo en pocas palabras y muchos
años de obras, pero también de pleitos y enfrentamientos entre los carmelitas
con el obispo Pérez de Aguilar y sus herederos, en 1607 se produjo la fundación
de la iglesia conventual con el acto de traslación del Santísimo Sacramento y que
muy pronto se dotó de magníficas obras artísticas y de las imprescindibles
dependencias monacales.
La devoción de la Virgen del
Carmen pronto se extendió por El Burgo de Osma y constituyó una de las
principales prácticas piadosas, fundando su correspondiente cofradía, en 1613,
y convirtiendo la fiesta del día del Carmen en una de las más tradicionales de
la villa, lo que ha perdurado hasta la actualidad cuando la escasez de vocaciones
obligó a los últimos frailes a abandonar El Burgo.
Persiste abierta al culto la
iglesia con sus retablos barrocos y neoclásicos y, por decisión personal de
monseñor Abilio Martínez, desde el año pasado este templo es la parroquial de
la villa.
Postal de la iglesia del Carmen hacia 1927. Col. particular. |
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