El 19 de agosto de 1625, el maestro cantero Sancho de la Riva firmó el contrato para realizar la obra de cantería de la iglesia parroquial de Olmedillos, hoy un despoblado ubicado junto a la granja del mismo nombre ubicada en término de Velilla de la Sierra.
“Olmediello”, en singular, fue
una de las aldeas de la Tierra de Soria que aparece en el censo de Alfonso X de
1270, y que debió despoblarse a finales del siglo XV. Como muchos otros
términos, fue ocupado ilegalmente por algunos caballeros sorianos que trataron
de apropiarse de sus recursos, algo que correspondía a todos los vecinos de la
Tierra de Soria. Sin embargo los “okupas” resultaban ser lo más granado de la
sociedad de la época con responsabilidades jurídicas y políticas, por lo que,
aunque la justicia les obligaba a abandonar aquellos territorios, en la
práctica nadie les obligaba al cumplimiento de la sentencia y, en una gran
mayoría, este y otro muchos términos acabaron pasando a manos de los poderosos
que aprovecharon su terreno para la explotación agrícola y ganadera,
construyendo como en este caso un importante granja que llegó a estar poblada
por hasta 27 personas.
Sin embargo, y aunque no puede
generalizarse a todos los casos, a menudo los usurpadores permitían el uso de
los antiguos templos parroquiales que adquirieron la condición de ermita,
celebrándose procesiones, rogativas y concordias en las que participaban los
vecinos de los pueblos de alrededor.
Ese aparece que fue el caso de la
antigua parroquia de los Olmedillos que acabó siendo una sencilla ermita bajo
la advocación del Santo Cristo de los Olmedillos, una construcción de
mampostería y sillar, de una sola nave dividida en tres tramos por fajones de
medio punto sobre pilastras, y cubierta por lunetos y arista. Se accede a la
capilla mayor a través de un arco triunfal de medio punto y se cubre con cúpula
sobre pechinas. En el lado del Evangelio, junto a la capilla mayor, se abre un
recinto cubierto por lunetos, y en el lado contrario se abre la portada formando
un cuerpo saliente de sillar con arco de medio punto y gran óculo, por el que
se accede a un ingreso situado a los pies de la iglesia con puerta igualmente
de sencillo arco de medio punto moldurado entre escudos cuartelados en cruz con
árbol, bandas, lises y veros. Espadaña a los pies de sillar, tres cuerpos y
tres vanos.
Contiene destacados retablos
barrocos, aunque las imágenes y elementos artísticos de valor han sido
trasladados para evitar hurtos, y alberga también otros tesoros de interés más antropológico
que artístico pues se guardan piernas y brazos de cera, coletas, trenzas o
muletas,… exvotos que nos hablan de otra forma distinta de entender la fe y la
devoción.
Vista de la capilla mayor desde el coro, autor Alberto Arribas. |
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