Un titular de la prensa general de la época abrió al día siguiente con el titular: “El día más feliz de España”, una hipérbole desde luego, pero puede que no tanto, si nos ceñimos a los límites provinciales, pues en esa jornada toda la provincia vibró a la vez, como no lo había hecho nunca.
Aquella tarde del 8
de agosto de 1992, en el marco de los Juegos Olímpicos de Barcelona, el
agredeño Fermín Cacho Ruiz, con 23 años de edad y llevando el dorsal 404, se
proclamó campeón olímpico en la prueba reina del medio fondo, los 1.500 metros.
No fue el primer oro de aquellas olimpiadas ni el ultimo para el deporte
nacional, pero el de Cacho supuso el momento más importante del atletismo
español, y abrió el camino de esa disciplina a nuevas generaciones de jóvenes.
Pero si para el
atletismo nacional la gesta de Cacho resultó un punto de inflexión, mucho más
lo fue para todos los sorianos pues, aficionados al atletismo o no, dentro de
la provincia o en el otro lado del mundo, todos nos estremecimos a la vez
durante esos interminables 3 minutos 40 segundos con doce décimas, y explotamos
a la vez, de una forma que no hemos vuelto a vivir, o quizá sí cuando aquel gol
de Barbarín cuatro años después.
Era verano. Algunos
lo vimos en el bar de la playa de Herreros, o en un bar de Benidorm; otros en
su casa o lo oyeron por la radio en la Laguna Negra ¿Dónde estabas tú cuando el
oro de Cacho?
Imagen de autor desconocido tomada de soriatletismo.com |
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