El 10 de agosto de 1299, ochenta y un años después de la creación de la orden Mercedaria por San Pedro Nolasco, se documenta la existencia de mercedarios en Almazán y Soria, algo que sabemos gracias a una bula del papa Bonifacio VIII en esa fecha y que circunstancialmente recoge su existencia.
La orden mendicante de la Merced
nació en Barcelona, en 1218, con el compromiso de rescatar a los cristianos
apresados por los musulmanes y muy pronto se extendió por toda la península
ibérica. En Almazán sabemos que estuvieron asentados pero desconocemos con
seguridad si su emplazamiento original pudo ser el que existió en la calle de
la Merced, ya que, aunque las actuales ruinas disfrutan la condición de BIC
parecen corresponder a un edificio construido en los finales del siglo XVI o
comienzos del XVII. El monasterio, que alberga los restos mortales de fray
Gabriel Téllez “Tirso de Molina”, fue desamortizado, pasó a manos particulares
y hace pocos años pasó a ser propiedad municipal sin más uso que alguna
esporádica actividad cultural. De aquella obra apenas conserva su fachada
barroca con puerta adintelada y dobles columnas toscanas en los flancos, todo
ello coronado por frontón curvo, parte de los claustros y de la capilla mayor.
De la orden, en Soria capital,
apenas se conocen datos e incluso esta documentación de 1299 ha sido puesta en
duda, pero sí se sabe con seguridad de su asentamiento en 1387 y de sus
diversos emplazamientos en edificios religiosos que habían sido abandonados
como la ermita de San Andrés, las iglesias de Nuestra Señora de la Puente, el
monasterio del Sancti Spiritus, la propia colegiata de San Pedro cuando los
canónigos se trasladaron a San Gil, y finalmente la antigua parroquia de San
Martín de Canales que acabó siendo su emplazamiento definitivo hasta la
desamortización de 1835, cuando su monasterio quedó convertido en hospicio y
hoy es el Centro cultural “Tirso de Molina”, propiedad de la Diputación
provincial de Soria.
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